*Han pasado de ser esposas, hijas o madres de migrantes a ser protagonistas de la migración, dicen especialistas.
**La pandemia de covid 19 agravó la situación de violencia, crisis económica y pobreza que sufrían las mujeres. Al migrar, muchas terminan siendo víctimas de redes de trata de personas o de explotación sexual.
Expediente Público
La violencia, la falta de oportunidades económicas, los desastres naturales y la pandemia han acelerado la migración de mujeres desde el Triángulo Norte hacia Estados Unidos, coincidieron especialistas en el tema durante un foro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés) realizado este miércoles 4 de mayo.
“Las mujeres migran en busca de nuevas oportunidades sociales y económicas, mejorar su calidad de vida personal y familiar y representan básicamente el 52,83 por ciento del total de migrantes de la región”, explicó Ana Leticia Aguilar Theissen, titular de la Secretaría Presidencial de la Mujer de Guatemala durante el foro “Respuestas a los desafíos que enfrentan las mujeres migrantes en el Triángulo Norte”.
Aguilar sostuvo que “la pandemia de covid vino a sumarse” a los factores históricos de la región debido a que trajo consigo el colapso de los sistemas de salud.
Según la funcionaria guatemalteca, “la migración es un fenómeno de índole multicausal, que requiere una mirada y solución integral” y que se deriva de “la necesidad de escapar de las formas de violencia en todas sus manifestaciones y escapar de la pobreza”.
“Las condiciones socioeconómicas y la violencia generalizada de los tres países contribuyen a la migración, especialmente de las mujeres, niños y niñas”, subrayó.
Aguilar destacó también las diferencias de los índices de desempleo entre hombres y mujeres en su país, las condiciones laborales precarias para mujeres con labores domésticas, como otros factores que alientan la migración.
La directora regional de CARE para Latinoamérica y el Caribe, Diane Carazas, quien también participó en el foro coincide con Aguilar de que “el nivel de pobreza y violencia es ciertamente un factor que impulsa a estas mujeres” a migrar.
“Este es un problema humano que afecta a todo el hemisferio. Tenemos que unirnos y trabajar de manera coordinada para crear el impacto positivo para las vidas de chicas jóvenes, de madres y familias para ser productivas y saludables”, indicó Carazas.
La directora de CARE reveló estadísticas que indican que el 20 % de las mujeres migrantes son niñas entre 12 y 15 años, mientras que el 75% tienen de 16 años en adelante. El resto son menores de 12.
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Violencia de género
Otro tema por el que las mujeres deciden migrar es la violencia de género, que se vio profundizada como efecto de la pandemia y del confinamiento, según Aguilar. Agregó que el fenómeno “tuvo un impacto particular en embarazos adolescentes porque las niñas estaban encerradas junto a sus agresores”
“Vimos crecer de manera dramática esta problemática”, indicó Aguilar.
La funcionaria guatemalteca recordó que los países del Triángulo Norte tienen elevadas tasas de feminicidios y citó que en El Salvador la tasa es de 6.8 por cada 100 mil mujeres, mientras que Honduras tiene una tasa de 5.1 y Guatemala 2.0.
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Un tema de preocupación es el caso de las mujeres migrantes intrarregionales en tránsito, que según Aguilar sufren de “particular vulnerabilidad”.
“Son mujeres indocumentadas con contextos ya señalados que buscan migrar a Estados Unidos y las situaciones que viven en sus trayectorias las obliga a quedarse estacionadas en Guatemala y México, sin acceso a servicios de protección ni trabajo formal digno”, explicó.
Muchas de esas mujeres terminan siendo víctimas de redes de trata de personas o de explotación sexual, advirtió la funcionaria.
“Guatemala se convierte en país de destino no solo de tránsito, generando dificultades y desafíos”, agregó.
La mujer como migrante
Según Aguilar, con la llegada de la pandemia hubo un incremento tanto de hombres como de mujeres migrantes “y hubo un cambio de rol en las dinámicas migratorias. Las mujeres pasaron de ser esposas, hijas y hermanas de migrantes para convertirse en sujetas activas y principal sostén de sus hogares en los tres países”.
Aguilar sostiene que el tema de la seguridad alimentaria impactó severamente y las mujeres del ciclo de edad reproductiva vieron disminuida la posibilidad de sobrevivir en la región.
“No conocemos la magnitud de la afectación de la pandemia, pero sabemos que están en condición de vulnerabilidad de sus hijos, sometidas a redes de trata para explotación laboral y sexual”, señala con preocupación Aguilar.
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La funcionaria advirtió su preocupación por “las mujeres pobres, indígenas y afrodescendientes, de zonas rurales y urbanomarginales porque son las que principalmente tienen menos acceso a servicios de salud y con la pandemia, el problema se profundizó”.
“El acceso a servicios como agua potable, disponibilidad de desechos, también es un tema que complejizó el saneamiento y las condiciones frente a la pandemia”, añadió.
Pobreza, discriminación y situación política
Rachel Schmidtke, de la organización Refugees International, hizo un recuento durante el foro, de los contextos de cada uno de los países del Triángulo Norte.
“Cada país y cada contexto es distinto, pero escucho muchas historias de estas mujeres valientes. La mayoría de estas historias tienen que ver con la violencia, la falta de trabajo, salarios bajos y cómo el covid incrementó estos problemas financieros”, explicó Schmidtke.
Para la activista, la falta de trabajos formales y dignos, la inseguridad y una estructura social donde predomina el machismo son otros factores para el aumento de la migración de mujeres.
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Schmidtke mencionó la situación en Honduras y recordó que anteriormente las mujeres migraban por falta de oportunidades económicas y el alto índice de pobreza. Ahora ve “falta de esperanza” y la necesidad de escapar de la violencia y la devastación provocada por los huracanes.
En el caso de Guatemala, Schmidtke señala que el fenómeno migratorio es especialmente grave en las mujeres indígenas que enfrentan barreras de discriminación y racismo. Además, tienen dificultades de acceso a idioma y educación.
Schmidtke ve con dificultad también en El Salvador, por la situación política, que definió como “compleja e impredecible”.
Refugees International atiende mujeres que han huido de sus países hacia Estados Unidos y que según Schmidtke, “han sufrido una travesía física y psicológica para llegar” a ese país.
Durante el foro también participó Timothy T.Y. Hsiang, secretario general del Fondo de Desarrollo y Cooperación Internacional de Taiwán, quien hizo un recuento de los programas de apoyo a mujeres en Guatemala y Honduras, que incluye formación laboral y créditos para emprendedoras.