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Verificamos: OMS desnudó el manejo fraudulento de las cifras de la pandemia en Nicaragua

*Cifra de muertes por la pandemia del COVID-19 estimadas por investigadores internacionales de la Organización Mundial de la Salud contrasta en abismal diferencia con datos oficialistas.

**Expediente Público verifica que el Ministerio de Salud ocultó o disfrazó cifras de muertes para cantar victoria en lucha contra la pandemia.


Expediente Público

Un estudio internacional sobre la mortalidad global del COVID-19, realizado por especialistas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dejó al desnudo el manejo secretista de las cifras de la pandemia, implementado desde el inicio de la crisis sanitaria y hasta la fecha por el régimen sandinista.

El documento se titula “Exceso global de muertes asociadas con covid-19. Estimaciones modeladas” y concluyó el 5 de mayo de 2022.

Fue publicado ese día en el sitio web de la Organización Mundial de la Salud y su autoría corresponde al Grupo Técnico Asesor sobre Evaluación de Mortalidad por covid-19, integrado por especialistas de la organización mundial.

“El exceso de mortalidad incluye las muertes asociadas a la covid-19 de forma directa (debido a la enfermedad) o indirecta (debido al impacto de la pandemia en los sistemas de salud y la sociedad)”, dice la nota de prensa de la OMS.

Ahí se establece la metodología que usaron para calcular la mortalidad: la diferencia entre el número de muertes que se han producido por países y el número que se esperaba en ausencia de la pandemia, según los datos reportados anualmente por cada nación.

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Letalidad elevada en Nicaragua

“Las muertes vinculadas indirectamente a la COVID-19 son atribuibles a otras condiciones de salud para las cuales las personas no pudieron acceder a la prevención y el tratamiento porque los sistemas de salud estaban sobrecargados por la pandemia”, se lee en el reporte.

“El número estimado de muertes en exceso también puede verse influido por las muertes evitadas durante la pandemia debido a los menores riesgos de ciertos eventos, como accidentes automovilísticos o lesiones laborales”, explica el documento, que estima la cifra global de muertes en 14.9 millones de personas, con 2.7 millones de muertes más que las reportadas por los sistemas de salud de los países afectados.

El documento estima que en Nicaragua murieron aproximadamente 11,165 personas de marzo a diciembre del 2020 y otras 5,352 de enero a diciembre del 2021.

El acumulado de muertes, según el documento, es de 16,517 personas fallecidas atribuibles a la pandemia entre 2020 y 2021 en Nicaragua.

En contraste, en ese período el régimen sostiene que únicamente murieron 218 personas por COVID-19. Es decir, 16,299 muertes menos que las estimadas por la OMS.

Los datos falsos del Minsa

Dos días antes de la publicación de este estudio, el día 3 de mayo, el Ministerio de Salud (Minsa) había reportado a través de los medios de comunicación bajo control del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que la cifra acumulada de contagios, en la semana del 26 de abril al 2 de mayo, ascendía a 14,422, con una persona fallecida esa semana.

Ese deceso sumaba un total de 235 personas fallecidas por COVID-19 desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, al 3 de mayo de 2022.

El más reciente reporte del Minsa, del día 10 de mayo, suma un deceso más a la reducida lista y cierra con 236 muertes y 14,447 contagios.

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Para el doctor Álvaro Ramírez, epidemiólogo, los datos del Minsa pueden considerarse falsos a raíz de la comparación con este informe de la OMS. 

“El éxito de la dictadura o Gobierno de Nicaragua es que pudieron ganar la batalla y esconder los datos, obligar a todo el personal de salud y obligar a toda la sociedad nacional a mantenerse a ciegas basados en el reporte oficial”, señaló a Expediente Público.

“Todas las agencias internacionales, incluyendo la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, el Banco Mundial, el Banco Centroamericano de Integración Económica y las diferentes organizaciones reportan que el manejo de la pandemia en Nicaragua fue deficiente. No se cumplió con el reglamento sanitario internacional, no se notificó cada 24 horas de eventos y progresos de la pandemia, como lo hicieron el resto de países de Centroamérica”, precisó Ramírez.

“Sin evidencias científicas y datos ocultos, nadie puede refutar la realidad, excepto los datos del Observatorio Ciudadano COVID-19 Nicaragua y algunas otras fuentes que pudieron haber recogido durante la pandemia y las estimaciones reales de acuerdo a las experiencias en otros países”, explicó Ramírez.

Para el epidemiólogo, las bajas cifras del Minsa “son el resultado de un manejo fraudulento del sistema de salud durante la pandemia de COVID-19 en Nicaragua”.

Una funcionaria despistada

Desde octubre de 2020, Nicaragua únicamente ha reportado una muerte por semana atribuible al COVID-19.

Al contrario de las recomendaciones de la OMS y la OPS, que pedían medidas de contención eficaz de la pandemia, el régimen asumió una política pública de promoción de eventos de concentración social masiva y normalización de actividades comerciales, turísticas, deportivas y otras.

A la vez, bloqueó el acceso a los datos públicos, ocultó el número de pacientes, negó la cifra de personas contagiadas, alteró los informes forenses de muertes, mantuvo en secreto las pruebas aplicadas para detectar el COVID-19, persiguió a médicos que reportaban los casos y amenazó a periodistas que cubrían la pandemia.

A pesar de ello, el 21 de abril del 2021 la representante de la OMS/OPS en Nicaragua, Ana Treasure, felicitó al personal del Minsa “por su esfuerzo en la prevención de enfermedades prevenibles por vacuna, incluyendo la COVID-19, que con su ardua labor demuestran el gran compromiso por la salud de la población nicaragüense”.

La aseveración de la funcionaria puede ser considerada falsa en relación al reporte más reciente de su organización sobre Nicaragua, según el doctor Álvaro Ramírez.

El reconocimiento de la funcionaria del organismo internacional fue en saludo al inicio de la Jornada Nacional de Vacunación, que se ejecutó del 19 de abril al 8 de mayo.

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Cifras sin credibilidad

El reconocimiento de Treasure al Minsa, observa el médico, contrasta con los reportes de su propia organización, que apenas hace un mes, el 9 de marzo, reiteraba que las autoridades del país no habían entregado información suficiente para realizar “una valoración exhaustiva” al manejo de la pandemia por parte del régimen sandinista.

“La información que hemos recibido ha sido sucinta y casi exclusivamente a través de los canales del Reglamento Sanitario Internacional”, señaló en conferencia de prensa internacional el doctor Ciro Ugarte, director de Emergencias en Salud de la OPS.

De acuerdo a las cifras oficiales del Minsa, Nicaragua ha logrado completar la cobertura de vacunación contra el COVID-19 en un 70 por ciento.

Para el analista social y economista Enrique Sáenz, tal anuncio del régimen puede ser considerado “falso” por la ausencia de evidencias o datos científicos verificables y auditables.

Sáenz comentó a Expediente Público que en relación a los datos oficiales del COVID-19 en Nicaragua “no hay certeza mínima de su veracidad” y se tratan de “un embuste siniestro” para revestir al régimen Ortega-Murillo de una exitosa e inexistente eficacia en su sistema de salud y políticas sanitarias.

“Con el afán de alentar este éxito, entre comillas, Ortega alentó públicamente aglomeraciones masivas, festividades, actividades políticas, actividades recreativas y no le importó que se aglomeraran miles de personas. Prácticamente llamó a la muerte a miles de nicaragüenses y luego negó sus muertes en las cifras oficiales”, criticó.

“Si Ortega no tuvo escrúpulos en ocultar la muerte de más de 12,000 nicaragüenses víctimas del COVID-19 y de sus políticas de aglomeración ¿Tendrá escrúpulos Ortega para decir la verdad sobre la vacunación?”, dijo Sáenz a Expediente Público.