Samantha Jirón: “La autonomía universitaria murió con el cierre de la UCA”

Samantha Jirón: “La autonomía universitaria murió con el cierre de la UCA”

* El régimen de Ortega “eliminó totalmente” la educación universitaria crítica e independiente, afirmó Samantha Jirón, excarcelada política en entrevista con Expediente Público.

** Samantha Jirón, desterrada y desnacionalizada, es parte del Programa de Becas para la Democracia en Nicaragua que impulsa el centro de pensamiento Expediente Abierto.

*** Jirón indagará con su beca el aporte histórico de los universitarios en la lucha por la democracia y la libertad en Nicaragua.


Expediente Público

El régimen en Nicaragua acabó con más de 60 años de autonomía. Así afirma la excarcelada política, Samantha Jirón, una de los 222 nicaragüenses desterrados y desnacionalizados el 9 de febrero de 2023.

“La autonomía universitaria murió con el cierre de la Universidad Centroamericana (UCA)”, reiteró Jirón en entrevista con Expediente Público.

La UCA en Managua, era un centro de educación superior jesuita subsidiado por el Estado, a cambio de becar a una parte de sus estudiantes. Sin embargo, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo no sólo recortó su presupuesto público, sino, que la confiscó el 15 de agosto de 2023.

El cierre de la UCA no sólo afectó a sus estudiantes, profesores y personal administrativo, también dejó un vacío en la comunidad académica nacional e internacional.

“La UCA era la última universidad que podía quedar autónoma, independiente, con un pensamiento crítico y libre dentro de las aulas”, manifestó Jirón.

En la historia de Nicaragua, las universidades han desempeñado un papel crucial en la formación de líderes, en la promoción del pensamiento crítico, en la defensa de la libertad y las luchas sociales.

Durante las manifestaciones de 2018, los universitarios nicaragüenses lideraron las manifestaciones y sus centros de estudio se convirtieron en el epicentro de masivas protestas contra el régimen de Ortega y Murillo, primero, por las reformas a la Seguridad Social del país y después por la represión.

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Samantha Jirón, representante de los estudiantes

Samantha Jirón fue una de las activistas de esas protestas, convirtiéndose posteriormente en una de las portavoces políticas de estos movimientos.  Por lo cual, sufrió encarcelamiento y persecución política.

Estudió Comunicación en la American College y Paulo Freire. Jirón no concluyó sus estudios universitarios en Nicaragua.

“Estoy estancada en mis metas, en mis proyectos de vida para poder continuar mis estudios universitarios y eso ha sido lo más frustrante”, señaló la joven a Expediente Público.

Ahora vive la ciudad de San Francisco, en el estado de California, Estados Unidos, donde intenta reconstruir su vida tras el destierro y desnacionalización.

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“Me ha costado muchísimo poder sentirme parte de una sociedad a la que yo siento que no pertenezco. También, es una lucha por estar lejos de mi familia”, explica Jirón, que ahora tiene 24 años.

Exilio, secuestro, desaparición, cárcel y destierro

A su corta edad, Jirón es una de las víctimas más perseguidas del régimen y experimentado todo tipo de violaciones a sus derechos humanos.

Fue una de las más de 140 estudiantes que fueron expulsados de las universidades por su participación en las protestas antigubernamentales en el país centroamericano.

Debido a la persecución, Jirón estuvo exiliada en Costa Rica tras las manifestaciones contra el régimen de Ortega, pero volvió al país en 2020. El 9 de noviembre de 2021 fue secuestrada por civiles en la vía pública en Managua.

Después de varios meses desaparecida, uno de los momentos que marcó su vida en la prisión fue la primera vez que vio a su madre por el “dolor y el desgaste físico y emocional” que ella tenía al no saber de su paradero.

Estuvo en la prisión conocida como «La Esperanza», de máxima seguridad, compartiendo celda con presas comunes.

Samantha Jirón: “La autonomía universitaria murió con el cierre de la UCA”

“Poderla ver solo veinte minutos y la sorpresa de ella al verme en las condiciones en las que me encontraba totalmente baja de peso, demacrada, con ojeras. Creo que eso fue uno de los momentos más difíciles”, recordó Samantha Jirón.

El momento “más duro”, sin embargo, era cuando su madre se tenía que ir de la visita, afirmó.

En 2022, el régimen la condenó a 8 años de prisión por delitos considerados como traición a la patria hasta que el 9 de febrero de 2023 la desterraron y desnacionalizaron junto a otros 221 presos políticos.

Investigación con Expediente Abierto

En el marco de la Beca por la Democracia en Nicaragua Jirón investiga varias etapas en las que los universitarios pusieron en “jaque” a los gobiernos de turno para reivindicar luchas sociales.

“Un ejemplo es cuando se exigió la autonomía universitaria en el tiempo de Somoza, las protestas del 6% y el 2018 es otro momento”, explicó Jirón.

Samantha Jirón es una de las 20 personas becadas por el programa del centro de pensamiento Expediente Abierto.

La excarcelada política investigará particularmente el “aporte histórico de la UCA por medio de los movimientos estudiantiles nicaragüenses a la lucha por la democracia y la libertad en Nicaragua”.

Está convencida que las universidades son de “suma importancia en un proceso de democratización”.

Sin embargo, el régimen convirtió a la UCA en la Universidad Casimiro Sotelo, que funciona como un centro más de adoctrinamiento y control político, lo que deja implicaciones para el desarrollo estudiantil y del país mismo.

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“Es totalmente nefasto, eso sólo es una muestra fehaciente de lo que significa la dictadura de Nicaragua. Eso te demuestra el propósito y lo que han hecho con la UCA es lo que están haciendo con Nicaragua, es tener un sólo mensaje y lavarles el cerebro a los estudiantes”, señaló Jirón.

Confiscación a la prestigiosa UCA

La UCA, fundada en 1960 por la Compañía de Jesús, fue la primera universidad privada en Centroamérica y como institución educativa que confrontó la represión en el país desde 2018.

Samantha Jirón: “La autonomía universitaria murió con el cierre de la UCA”

Una semana antes del estallido de las masivas manifestaciones contra Ortega, la UCA fue escenario de un mitin de estudiantes que salieron a la calle para reclamar al régimen por no actuar frente a un incendio que consumía la reserva biológica Indio Maíz, ubicada al sureste del país centroamericano.

En 2018, esta universidad también abrió las puertas a los manifestantes para resguardar su seguridad y sus pasillos fueron escenarios de un sinnúmero de protestas.

“Ortega sabe muy bien la capacidad que tienen los estudiantes y los jóvenes de organizarse (…). La UCA siempre ha sido referencia de rebeldía y siempre fue referencia a libertad”, añadió Jirón.

La lucha por la autonomía universitaria

Otra reivindicación en la que los estudiantes tuvieron una activa participación ocurrió en la década de los cincuenta en lucha por la autonomía universitaria.

El catedrático Carlos Tünnermann Bernheim (1933 – 2024), en el libro “Breve Reseña de la Conquista de la Autonomía Universitaria en Nicaragua”, describió los diferentes procesos a lo largo de la lucha por la conquista de la autonomía universitaria, que perseguía separar del engranaje estatal la dirección y administración de las casas de estudios superiores.

“La autonomía universitaria por una patria mejor”. “Venimos los universitarios por la autonomía”. “Queremos la autonomía sin distingos políticos”. “La autonomía es una necesidad nacional”, se leía en los carteles que portaban los estudiantes cuando el 5 de octubre de 1955 se presentaron en el Congreso Nacional, en Managua, para exigir la aprobación de la Ley de Autonomía Universitaria, escribió Tünnermann Bernheim.

Los estudiantes de la época, el 25 de marzo de 1958, lograron la anhelada autonomía.

A través del decreto número 38, firmado por el entonces presidente Luis Somoza Debayle, se otorgó autonomía “docente, administrativa y económica” a la Universidad Nacional. Eso significó un logro en las luchas universitarias de esa época.

“Para la gente la esperanza está en los jóvenes (…). No sólo en Nicaragua, sino a nivel mundial, el movimiento estudiantil siempre ha sido clave para poder despertar” políticamente, señaló Jirón.

Confiscación de universidades

En Nicaragua, por el contrario, el régimen acusó a la UCA de ser un centro de terrorismo. El 15 de agosto de 2023 confiscó sus cuentas y el recinto ubicado en Managua.

Otras 29 universidades en Nicaragua fueron ilegalizadas y sus bienes confiscados entre diciembre de 2021 y agosto de 2023, según monitoreos de Expediente Público.

También es importante destacar el rol que en la década de los noventa tuvo la universidad jesuita en la lucha del 6% que constitucionalmente corresponde a los centros de estudios superiores.

A raíz de la crisis sociopolítica de 2018, el régimen a través del Consejo Nacional de Universidades (CNU) arrinconó a la UCA. Le redujo las transferencias presupuestarias que le correspondían como parte del 6%.

Samantha Jirón: “La autonomía universitaria murió con el cierre de la UCA”

Cada uno de estos momentos, donde los estudiantes universitarios tuvieron una activa participación, serán analizados por Jirón en el marco de la beca de Expediente Abierto.

“Quiero tomar los momentos más importantes o los hitos más importantes en la historia de Nicaragua, en donde la universidad ha estado presente y el 6% es parte de las protestas que también se dieron en torno a la UCA”, puntualizó.

La excarcelada política parte de que los movimientos estudiantiles sirven para “demostrarle a la gente de que el sistema (político, social o económico de un país) no está bien y de que hay que hacer algo” frente a las injusticias sociales.

A través de la beca de Expediente Abierto, Jirón afirma que ha tenido la oportunidad de entrevistar a personas de diferentes generaciones del movimiento estudiantil nicaragüense.

Enfrentarse al “monstruo” de Ortega

En 2018, durante las protestas, Jirón se sumó a una red de voluntarios para atender a los heridos en Masaya, su ciudad de origen.

“No sabíamos realmente el monstruo que era Ortega y al ser jóvenes, creemos que podemos comernos el mundo y que podemos resolver todo. Él (Ortega) sabe que los jóvenes, si creen en una causa, tristemente están dispuestos a sacrificarse por ella”, afirma Jirón.

Con la expulsión de estudiantes, el cierre y confiscación de los recintos universitarios, Ortega tenía como objetivo “neutralizar todo tipo de organización dentro de las universidades». Y cualquier espacio donde se promueva “la libertad y el pensamiento crítico”, dijo.