**En el 2021, el Instituto Nacional Tecnológico (Inatec) está funcionando con US$ 3.5 millones, mientras la sancionada Policía recibió US$ 108.3 millones.
***Expertos en temas de educación señalan que a pesar de que la población nicaragüense mayoritariamente es joven, la inversión en este sector de enseñanza técnica no responde a las demandas de calidad lo que dificulta la inserción y captación de los mismos en el mercado laboral.
Expediente Público
La enseñanza técnica ocupa el cuarto lugar a la hora de las asignaciones del presupuesto de educación en Nicaragua, e incluso sus fondos están por debajo del programa de formación de la Policía Nacional. Para este año, al Instituto Nacional Tecnológico (INATEC) se le destinó un presupuesto de C$122.9 millones, equivalentes a U$3.5 millones. Mientras la sancionada institución policial tiene 3,760.6 millones de córdobas de presupuesto (US$108.3 millones). Esa gran diferencia de recursos asignados a la Policía muestra que en las prioridades del gobierno de Daniel Ortega, primero está la entidad señalada de ser violadora de los derechos humanos.
En 2020 al Inatec se le destinó un presupuesto de C$130.4 millones en comparación con lo asignado en 2021 representa un recorte de C$7.5 millones.
El dinero para el INATEC va dirigido a la capacitación laboral, formación técnica y promoción a la cultura. El gasto en este sector en el último quinquenio ha experimentado bajas, repunte y bajas. De 2016 a 2019, la partida presupuestaria disminuyó en promedio un 19%, sin embargo, en 2020 aumentó 72%.
A criterio del especialista e investigador en temas de educación, Alex Bonilla, entender por qué el presupuesto destinado a este sector experimenta cambios repentinos, le es difícil de reconocer, debido a que el INATEC tiene una particularidad que no la tiene ningún otro ente autónomo: una gran captación de recursos por el aporte del 2% que pagan las empresas privadas en Nicaragua.
«De eso realmente no sé está claro ni cómo se invierte. Es relativo explicar si realmente ha habido un descenso en el gasto o ha habido un incremento porque no sabemos respecto al nivel de recaudación del 2%, si eso es así o no, qué tanto afecta que incremente o se reduzca el presupuesto porque siempre está por un lado el análisis que impacta la recaudación del 2% y cómo eso después se utiliza en el presupuesto de la institución», explicó Bonilla.
La doctora en educación y especialista en política educativa, Melba Castillo, añade que la principal fuente del presupuesto de INATEC es el aporte del 2%. «Eso es lo que constituye el grueso del presupuesto del INATEC porque el aporte gubernamental es mínimo, es pequeño con respecto al aporte que hacen los empresarios, por eso es el reclamo de los empresarios porque esos aportes deberían de ser bien empleados», sostiene Castillo.
Castillo refiere que en el país centroamericano «no se hace lo suficiente para mejorar la calidad de la educación técnica», aún cuando alrededor de 1.27 millones de la población nicaragüense es joven, entre las edades de 15 y 25 años, de eso solo el 16% tiene acceso a la educación universitaria y el restante no, citando al Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep).
«Una población joven y sin acceso a educación universitaria, hace imprescindible priorizar la educación técnica como una opción para los jóvenes que están laborando y que no han logrado estudiar una carrera universitaria, así como para los que no logran todavía insertarse en el mundo laboral», apunta el Cosep en un apartado editorial.
La exfuncionaria del Banco Central de Nicaragua (BCN) y doctora en economía y en temas de pobreza, Ligia Gómez, señala que es necesario razonar cómo se están usando los recursos y hay que «priorizar así como la educación primaria y secundaria, la técnica, porque sabemos que en nuestro país hay unas grandes brechas y vacíos muy serios, estamos sacando técnicos profesionales que no están siendo captados en el mercado laboral porque no responden a las necesidades» de las empresas.
Por otro lado, el investigador Bonilla analiza que la disminución que experimentó el presupuesto entre 2016 y 2019, el incremento del año pasado y la ligera caída este año, sugiere que «el repunte del 2020 se debe a que el INATEC ha estado recibiendo fondos de cooperación de países como Taiwán, y se incluye a los otros recursos, por ejemplo, los programas que tienen con COSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación) y con la Unión Europea, el de este año no es una gran disminución, porque probablemente esos C$7 millones de reducción son por algún programa o proyecto de cooperación técnica que cerró o finalizó».
Castillo por su parte opina que el problema en Nicaragua no es si el presupuesto es mucho o poco, sino su inversión. «Va más allá de que si es suficiente o no, el problema aquí es la organización de los cursos, aquí son de comercio y servicios como peluquería, barbería, belleza, uñas, son cosas que no son realmente para la producción. El problema es en qué se está gastando ese dinero», insiste.
De hecho la doctora en educación, Josefina Vijil, respalda lo mencionado por Castillo y expone que en el país se ha hecho poco o nada en medio de la etapa del bono demográfico, que en Nicaragua termina en el 2030, es a lo que se conoce como el período en el que la población en edad de dependencia es menor que la población que trabaja, pero a pesar de este período potenciador Nicaragua no hizo nada por mejorarla.
«Nicaragua casi está terminando su etapa de bono demográfico y no ha hecho inversiones serias en Educación Técnica, la calidad de la educación sigue estando por los suelos, eso si el país hubiera invertido recursos importantes en calidad educativa hubiéramos podido dar un salto de calidad en los empleos de las personas con mayor remuneración, más estables con cotizaciones al seguro social que permitieran que el país se desarrollaran, pero se ha desperdiciado el bono demográfico nos quedan menos de 10 años y la población de Nicaragua va a comenzar a envejecer sin haber mejorado la calidad, los empleos, de tal manera de que nos encontramos en una bomba de tiempo», precisó Vijil.
Lea además: La inversión pública no es prioridad en Nicaragua, dañando la recuperación económica
Escuelas técnicas como cuotas políticas
Precisamente el estudio «Educación técnica y desarrollo local: La visión de los jóvenes en tres municipios de Nicaragua«, realizado por Expediente Público, revela que dentro de las demandas de desarrollo a nivel nacional y local se urge en la inversión de la formación y promoción de jóvenes con capacidades y competencias que se acoplen con la modernización tecnológica, así como los retos económicos y productivos del país.
El especialista Bonilla, desglosa en tres puntos las razones hipotéticas por lo que el presupuesto pudo haber registrado un repunte significativo el año pasado, incluso cuando el presupuesto a este sector venía arrastrando disminuciones consecutivas.
«Primero puede obedecer a la estrategia de interés que tiene el gobierno sobre la juventud en año preelectoral y electoral, y en segundo que a partir del año 2020, se ha venido promoviendo más la educación, se ha captado más jóvenes hacia la educación técnica a través de la estrategia de llevar la educación al barrio, por ejemplo, tenés en el barrio Ariel Darce, en Managua, una escuela con ese nombre, esa escuela te permite recibir a jóvenes que precisamente no tienen que llegar hasta los centros de INATEC y sino que en los mismos barrios se quedan estudiando y en tercero, hay una intención política porque ya sabemos que el INATEC al igual que el MINED han sido politizados partidariamente y esto puede ser parte de la estrategia política-partidaria del partido del gobierno, por integrar, registrar adeptos que se vuelvan potencialmente a favor del partido del gobierno», enumeró el especialista.
De hecho el estudio señala que en ciertas cabeceras departamentales, las escuelas técnicas se han convertido en un tipo de cuota política para los miembros de la Juventud Sandinistas (JS) quienes tienen la prioridad en el sistema de becas.
En el país se dispone de 300 centros tecnológicos, pero sólo 45 de estos son públicos y ofrecen Bachillerato Técnico, Técnico General y Técnico Especialista para el 2% de la población nicaragüense que opta por continuar sus estudios en esta modalidad y que corresponden a tres grandes sectores: Industria y Construcción, Comercio y Servicios, y Agropecuario y Forestal. Algunas de las 60 carreras en la oferta educativa técnica de Nicaragua son Electricidad, Finanzas, Turismo y Hotelería, Automotores, Pesca, Metal Mecánica, Forestal y Veterinaria.
Según, las autoridades del INATEC este año la matrícula a nivel nacional alcanzó los 36,717 estudiantes de primer ingreso y de continuidad en 61 carreras técnicas, de los cuales 17,022 son mujeres y 19,695 son hombres. En cuanto a los estudiantes por sector, sostiene que 20,939 son en carreras del sector comercio y servicio; 9,787 en sector industria y construcción y 5,991 en sector agropecuario y forestal. La matrícula correspondiente a este año es menos que la alcanzada en 2020, que fue 37,620 estudiantes.
Solamente 1,000 estudiantes optaron por ocho carreras técnicas bajo la modalidad virtual. A nivel latinoamericano, Nicaragua ocupó el último lugar junto a Costa Rica en el 2011 con 9% de participación de la educación técnica profesional en la matrícula total de educación superior, siendo superado entre el 2010-2015 por países como Chile (45%), Colombia (37%), Perú (32%) entre otros, según datos oficiales del año 2017 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (Cepal).
Lo del 6% a las universidades
Aunque el presupuesto de C$5,300.89 millones, equivalente a US$ 151.45 millones, destinado al sector universidades y centros de educación técnica superior representa un leve aumento al posicionarse como el segundo sector al que se le destina más recursos, la realidad es otra.
Sin embargo, el denominado 6% a las universidades le corresponde un total de C$4,891.7 millones, es decir US$139.76 millones que es repartido con mayor porción a las universidades públicas que mantienen la política del gobierno actual.
Las transferencias del denominado 6% a las universidades, es dividido entre 10 instituciones y la Secretaría del Consejo Nacional de Universidades (CNU).
Y aunque a este sector se le dio un leve aumento, un análisis de Expediente Público al gasto transferido a las universidades como parte del 6%, señala que desde el 2019, el gobierno central como medida de contención del gasto debido a la crisis económica redujo casi el 7% de los ingresos totales al 6.06 %, lo que conllevó a una reducción nominal de la transferencia a las universidades del 1.5%.
Entre las universidades más beneficiadas están la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua y León), la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), y la Universidad Nacional Agraria (UNA) que reciben conjuntamente el 76.4 % de asignación.
Estas universidades han sido señaladas por perder su autonomía universitaria y convertirse en un brazo represor del gobierno de turno, expulsando, impidiendo el ingreso y eliminando expedientes de jóvenes estudiantes que participaron de las protestas pacíficas desde abril 2018.
Puede interesarle: ¿Logrará Nicaragua la reactivación de la economía, luego de 3 años de recesión?
UCA con más del 60% de reducción
Y entre las que reciben menos transferencia del denominado 6% están la Universidad Centroamericana (UCA); Escuela Internacional de Agricultura y Ganadería y la Universidad Católica del Trópico Seco (UCATSE). Las primera recibe solo el 2.98%, la segunda 1.23% y la última 0.63%.
La UCA presenta disminuciones en su presupuesto, en el año 2019 sufrió una disminución de -26.74% respecto al 2018 y -21.67% en el 2020 en relación al 2019. Las autoridades de esta universidad, el 21 de diciembre de 2020, denunciaron públicamente la drástica reducción que ha sufrido su asignación del presupuesto estatal anual.
De acuerdo a la información presentada por la UCA, la reducción a la fecha sobrepasa el 60% con relación a la asignación que recibía antes de 2018. Las consecuencias de las reducciones de presupuesto ha llevado a que la universidad desde el estallido de la crisis a la actualidad, no ha implicado que la universidad ha dejado de otorgar hasta 3,000 nuevas becas de 2018 a la fecha.
En este caso específico, la investigadora Vijil apunta que la reducción y el castigo a las universidades tiene que ver con asuntos políticos, desencadenados desde abril 2018.
«El problema de la educación superior es que aquí es la autonomía universitaria, tenemos una universidad (UNAN) que no es autónoma, que reprime con la expulsión de estudiantes, con las desapariciones de expedientes, impedir la matrícula y acceso, mientras la universidades públicas de este país en su mayoría sea un brazo político, creo que dar más presupuesto no va a resolver el gran problema, a quién le reducen es a universidades como la UCA, que ha estado defendiendo los derechos humanos», señaló.
Lea también: La educación técnica: otro cero a la izquierda del régimen Ortega-Murillo
«Castigo»: solo C$10 millones para UCATSE
La Universidad Católica del Trópico Seco (UCATSE), ubicada en Estelí, es la única que recibe por debajo de la UCA la menor transferencia del denominado 6%. Monseñor Juan Abelardo Mata, obispo de la diócesis de Estelí, y presidente del Consejo Superior de UCATSE comentó a Expediente Público que en 2020 con el recorte drástico apenas recibieron el 0.6% de transferencia.
«Nosotros hemos sido de los mayormente castigados desde hace unos cuatro años, hasta llegar al colmo de que este año, de que lo que nos correspondía, según ellos C$30 millones, nos quitaron C$20 millones, dejándonos con C$10 millones (unos $285 mil) para con costo pagar la planilla en el año, porque lo otro era para invertir en infraestructura, becas, alimentación, mantenimiento”, dijo el obispo.
Enseguida, aseguró que UCATSE cuenta con tres programas en campo agroalimentario y medicina, por el cual acostumbraban a ayudar a los estudiantes de escasos recursos, con el otorgamiento de becas a más de 1,300 alumnos, pero con el recorte también fueron afectados.
“Los de las becas A, eran becados 100%, se les pagaba cuarto, transporte, comida diariamente; mientras los de categoría B solo comida y transporte y en la beca C, solo el transporte. También habían becas de aranceles que hemos tenido que recortar porque a duras penas recogemos para mantener los programas de mantenimiento y servicios, el pago del cuerpo docente”, describió.
La reducción de la transferencia del 6% también ha obligado a esta universidad a elevar las cuotas de aranceles para aquellos que no cuentan con becas y tienen la posibilidad de pagar.
“La cuota máxima que pagaban hasta diciembre pasado era de $150 nos vimos obligados a subir a $180 para mantener la planilla”, señaló monseñor Mata quien refiere que la saña contra UCATSE es una pasada de cuenta.
«Hemos tratado de evitar politizar el servicio universitario y tener una actitud crítica ante decisiones que se tomen en el CNU, ese ha sido un poco la molestia contra la universidad, porque es lo que hacemos. Naturalmente si el gobierno tiene visión de nación debe priorizar la formación de los muchachos, sino el gobierno está manoseando el futuro de su pueblo», concluyó el religioso.