*La nueva embajadora de Estados Unidos en Honduras, Laura Dogu, tiene más de treinta años en el servicio exterior de Estados Unidos y dirigió la Embajada en Nicaragua entre 2015 y 2018.
***En el 2018 Dogu fue objetivo de un plan de atentado mientras todavía era embajadora en Managua.
Expediente público
Honduras es la tercera estación diplomática centroamericana de la embajadora de Estados Unidos Laura F. Dogu, quien dirigió la embajada en Managua de 2015 a 2018, pero inició su carrera en el servicio exterior como oficial consular en El Salvador (1991-1994).
El 10 de marzo del 2022 el Senado estadounidense confirmó a Dogu como la nueva embajadora en Honduras.
Desde el 2017 Estados Unidos no tiene embajador. Ese año el país centroamericano celebró elecciones generales en las que se reeligió como presidente Juan Orlando Hernández. Las diferencias políticas, pero sobre todo, las investigaciones y acusaciones por supuesto vínculos con el narcotráfico del ahora exmandatario Hernández fracturó las relaciones con Washington.
¿Quién es esta diplomática?
Según el certificado de competencia del Departamento de Estado por su nominación como embajadora, Dogu llega a Honduras después de ser consejera de relaciones internacionales del Estado Mayor del Ejército. Previamente fue subdirectora de la Célula Fusión de Recuperación de Rehenes del FBI, una agencia intergubernamental que coordina la recuperación de rehenes estadounidenses en el extranjero, por ejemplo, por parte de grupos terroristas.
“Siempre he tratado de hablar con franqueza y claridad”, dijo en su discurso de despedida como embajadora en Nicaragua el 29 de octubre de 2018, ante los empresarios de ese país que habían pactado con el presidente Daniel Ortega.
“En marzo, di un discurso sobre el “Camino al 2030″ en el que dije que el futuro de Nicaragua es incierto debido a la falta de un estado de derecho, la falta de democracia, y la elección de ciertos socios internacionales. Antes de abril, cuando hablaba de estos temas, la comunidad empresarial me decía con frecuencia que podían sacrificar algunos de estos derechos fundamentales porque Nicaragua no estaba en guerra, ni sufría la violencia de los países del triángulo norte”, señaló.
“La comunidad empresarial valoraba más la estabilidad que la sostenibilidad. Creían que el crecimiento económico traería oportunidades. Pero cuando viajé por Nicaragua y me reuní con pequeños agricultores, jóvenes empresarios, estudiantes, mujeres líderes, comunidades indígenas y tantos otros, escuché algo diferente”, criticó.
Puede leer: Doble apuesta del régimen de Daniel Ortega en elección hondureña
La diplomática texana también ha estado en misiones diplomáticas en Turquía, Egipto y México, pero en Nicaragua, donde tuvo su primera misión como embajadora, es recordada por reconocer el peligroso camino del autoritarismo del Gobierno de Daniel Ortega.
El exprecandidato presidencial y exjefe de la Resistencia Nicaragüense, Luis Fley, afirmó a Expediente Público que “había otros funcionarios y el anterior embajador, que tenían la percepción que Nicaragua era un paraíso, ella llegó y comenzó a escuchar a la población que íbamos en el rumbo equivocado”.
“Antes de irse comenzó a cuestionar al Gobierno por su rumbo incorrecto, ella lo hizo cuando no podían expulsarla”, expuso.
También el defensor de derechos humanos del colectivo Nicaragua Nunca Más, Gonzalo Carrión, cree que “basta observar su último discurso o mensaje en Nicaragua para dimensionar la preocupación por el presente y futuro del país, sobre todo su conocimiento de las casusas de la destrucción institucional”.
Misión en Honduras
El 11 de marzo de 2022 ante su nominación como embajadora en Honduras, planteó al comité del Senado una amplia agenda más allá de la reactivación económica, como son la lucha postpandemia, el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción, democratización, gobernanza y por supuesto, abordar las causas de la migración.
“Trabajaré con el Congreso de los Estados Unidos e interagencial, con el Gobierno hondureño, los socios internacionales, la sociedad civil y el sector privado para promover una Honduras democrática con instituciones transparentes que luchen contra la corrupción, el narcotráfico y el crimen organizado para mejorar la seguridad y abordar las causas fundamentales de la migración, incluso a través de la promoción de los derechos humanos, dijo Dogu en el Senado, previo a su confirmación.
El 27 de enero de 2022 asumió la presidenta Xiomara Castro, de ideología izquierdista, en un escenario de crimen organizado, narcotráfico, corrupción y migración masiva de hondureños hacia Estados Unidos.
Los senadores se mostraron interesados en que la embajadora respalde la continuidad de las relaciones de Honduras con Taiwán, que junto con Guatemala son los únicos centroamericanos que no se han visto seducidos por China. Además, manifestaron su preocupación por el alineamiento posible de su gobierno con regímenes autoritarios.
En particular, el senador Marco Rubio manifestó que espera que la nueva presidenta “no siga el ejemplo enviado por su esposo (Manuel Zelaya) cuando fue presidente y se acercó a Chávez en Venezuela y Raúl Castro en Cuba”.
Seis años de relaciones frías
El último embajador estadounidense en Honduras fue James Nealon, quien concluyó su gestión de tres años el 11 de junio de 2017. Ese año, el país centroamericano celebró elecciones generales en las que se reeligió como presidente Juan Orlando Hernández.
En esos momentos, Estados Unidos brindó un amplio apoyo a la Misión de Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), y en particular, y el trabajo del embajador Nealon fue de “un funcionario espectacular” y “muy convencido del trabajo positivo” del ente, como dijo en una entrevista a Expediente Público su exdirector Juan Jiménez Mayor.
Lea: Juan Jiménez Mayor: «No tengo duda» que OEA facilitó desmontaje de la MACCIH
Tras la salida de Nealon, la embajada de Estados Unidos estuvo al mando de la encargada de Negocios Heide Fulton, quien reconoció los resultados del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en los comicios de 2017 que daban como ganador a Hernández, pese a las denuncias de fraude y protestas callejeras. Ella cesó en el cargo en julio de 2019. En su lugar quedó Lawrence J. Gumbiner hasta que asumió en agosto de ese mismo año, Colleen A. Hoey.
Actualmente, el expresidente Hernández está en prisión mientras un magistrado de la Corte Suprema de ese país decide sobre una solicitud de extradición de Estados Unidos por delitos ligados al narcotráfico.
Sus antecedentes en Nicaragua
En 2015, ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Dogu identificó algunas pautas de la política exterior de Estados Unidos para Nicaragua cuando fue nominada para este país: crecimiento e integración económica, gobernabilidad y seguridad.
Fley explicó que su papel fue excelente en Nicaragua porque “desnudó a los empresarios, les dijo claramente que pusieron primero los intereses económicos que la institucionalidad, fue clara siempre, que los empresarios sacrificaban las libertades a cambio de hacer dinero”.
“Es la mejor embajadora que ha llegado, ha sido directa y puso en juego su prestigio, pero habló a favor del pueblo nicaragüense”, consideró Fley, presidente de Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN).
Puede interesarle: Honduras: EEUU fija su agenda con próximo gobierno de Xiomara Castro
Dogu llegó a Nicaragua el 28 de septiembre de 2015 y dio en el parqueo del aeropuerto su primera declaración a los medios: “Para mí es un honor ser la representante del presidente Barack Obama en la República de Nicaragua. Espero trabajar con el pueblo y el Gobierno de Nicaragua en los próximos meses para continuar fortaleciendo la relación entre nuestros países sobre la base del respeto mutuo”.
Aunque también se le cuestionó porque la política de Estados Unidos hacia Nicaragua evitó constantemente la confrontación, particularmente el Gobierno de Obama, cuyo vicepresidente era precisamente Joe Biden. Sin embargo, a nivel privado, Dogu mostraba algunas preocupaciones por el cierre de los espacios democráticos.
El plan de atentado en 2018
El 10 de enero de 2017, siguiendo el protocolo diplomático, Dogu asistió a la tercera toma consecutiva de posesión de Ortega, pero cuando el mandatario comenzó a descalificar a Estados Unidos, se levantó y se retiró del acto. Así lo confirmó la embajada a medios nicaragüenses.
Del mismo modo, la política exterior de Estados Unidos tomó un giro con la llegada al poder de Donald Trump en 2017.
Las relaciones fueron, a pesar de eso, cordiales, particularmente por la colaboración de los empresarios, quienes llegaron a invitar a Ortega a la conferencia anual de la Asociación de Cámaras de Comercio Americanas de América Latina y el Caribe (Aaccla, por sus siglas en inglés), que se realizó en Managua en junio de 2017.
En esa ocasión Dogu valoró que Ortega se dirigiera a los empresarios para mostrar la apertura a los inversionistas, pero agregó que ellos no solo necesitan seguridad física, sino, jurídica por medio de un Estado de Derecho.
En 2017 se comenzó a hablar de la Nica Act, una legislación que golpearía al régimen de Ortega para presionar por reformas democráticas y en diciembre de ese año, fue sancionado bajo la Ley Global Magnitsky, el entonces presidente del Consejo Supremo Electoral Roberto Rivas, quien falleció hace pocos días luego de varios meses internado en el hospital por COVID-19. La Nica Act finalmente fue aprobada en diciembre de 2018.
Un mes antes de las protestas de abril de 2018, Dogu pronunció su discurso El camino hacia el 2030 comienza hoy, en el que mencionó directamente las preocupaciones del gigante del norte por la falta de reformas electorales.
Dogu vivió gran parte del estallido social de 2018 en Nicaragua, incluyendo la operación limpieza entre junio y julio. Un año después confirmó durante una conferencia con estudiantes universitarios que fue objetivo de un plan de atentado mientras aún era embajadora.