* El atraco de los barcos de guerra rusos en Cuba incluye un submarino de propulsión nuclear, lo cual tensiona la geopolítica luego que Washington aumentó el apoyo a Ucrania.
** La fragata Almirante Gorshkov es la más avanzada de la Marina rusa, con capacidad de transportar misiles de última generación, atracará en La Habana del 12 al 17 de junio antes de seguir hacia Venezuela.
*** La decisión del Kremlin es vista como parte del principio de reciprocidad que aplica a EE. UU., por su apoyo a Ucrania, en opinión de estrategas en geopolítica.
Eric Lemus / Expediente Público
La movilización de una flotilla de guerra rusa en el Caribe es la respuesta que Vladimir Putin envió a su homólogo Joe Biden luego que Washington accedió a que Ucrania ataque territorio ruso con municiones estadounidenses, según expertos consultados por Expediente Público.
La estadía en La Habana de la flotilla está prevista a partir de este 12 hasta el 17 de junio. Es encabezada por la emblemática fragata de guerra Almirante Gorshkov, el buque más importante de la Marina de Guerra Rusa.
Un día antes de llegar a Cuba, el submarino de propulsión nuclear de Rusia practicó el uso de armas de alta precisión en el océano Atlántico.
La fragata atraca escoltada por un submarino de propulsión nuclear, pero sin armas atómicas, según anunció el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
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Rusia amenaza
El submarino Kazan es uno de los más avanzados de la flota rusa, con capacidad de transportar misiles crucero y con tecnología furtiva para dificultar su detección.
Moscú también envió el buque petrolero Pashin y el remolcador de salvamento Nikolai Chiker, que son barcos con capacidad para operar en aguas distantes. La flotilla partirá a Venezuela, después de visitar Cuba.
Entre el armamento utilizable por el Kazan como el Gorshkov están misiles antibuque, misiles antiaéreos de alcance medio, cohetes hipersónicos de crucero, entre otros artefactos de defensa.
Provocación en el vecindario
“La política rusa hacia América Latina se basa en una lógica de reciprocidad. En primer lugar, de reciprocidad simbólica con Estados Unidos”, dice a Expediente Público el director del Laboratorio de Política y Relaciones Internacionales de la Instituto Colombiano de Estudios Superiores de Incolda (Icesi) Vladimir Rouvinski.
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En opinión del catedrático universitario, “los rusos consideran a América Latina como ‘el exterior cercano’ de Estados Unidos”.
“Rusia no quiere invertir demasiados recursos tangibles en mantener las alianzas en América Latina (…), pero lo que efectivamente va a hacer Putin es llamar la atención a sus capacidades potenciales”, opina Rouvinski.
Rusia “quiere mostrar su molestia”
El investigador de Estudios Latinoamericanos del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU., Evan Ellis, es del criterio que el despliegue de buques de guerra rusos se puede entender en diferentes niveles, desde sus intenciones hasta lo táctico.
“Hay un patrón donde no es nada inusual que Rusia (actúe) cuando algo está ocurriendo y quiere mostrar su molestia. Se notan algunos detalles en este contexto: número uno es el hecho de que esto es un ejercicio formal, aunque no grande, sí indica una intención rusa diferente al pasado de mostrar un nivel de amenaza más grande en nuestra región”, detalla Ellis a Expediente Público.
“Número dos, esto ocurre en el contexto de la aprobación (del presidente Joe) Biden del uso de Ucrania de armas contra fuerzas rusas que están cruzando la frontera, porque quieren invadir Karkiv (la segunda ciudad de importancia ucraniana). Entonces en mi opinión, Rusia quiere mostrar su molestia en represalia y respuesta a esto”, analiza.
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“Y en cuanto a lo táctico yo no creo que esta fuerza limitada representa una amenaza seria; sin embargo, en el momento en el que un país adversario a EE. UU. envía fuerzas también capaces de llevar armas nucleares, (aunque) este rival esté en un proceso de librar una guerra sangrienta contra un rival democrático como es Ucrania, entonces sí hay que tomar nota de este despliegue”, destaca el académico.
“Pero tengo mucha confianza que está siendo seguido (el despliegue) muy de cerca por el Comando Sur”, agrega.
Una ironía ante la amenaza
Sin embargo, el politólogo del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de EE. UU. resalta una situación paradójica que implica el desplazamiento naval.
“Es interesante ver que Rusia no sólo lleva un buque con combustible, sino también uno de remolque. Eso destaca cuan vieja está la flota y su preocupación de que podría tener un problema tan grave que necesite un buque remolcador para rescatar su fragata”, advierte Ellis.
“No es tan usual, pero es una muestra de la condición de esta flota que está cruzando el Atlántico”, dice a Expediente Público.
Además, el experto castrense norteamericano agrega un elemento convertido en ventaja ante la movilización naval rusa.
“Aunque las fuerzas navales siempre están observando las misiones y comportamientos de otras fuerzas yo creo que es una ayuda que Rusia nos hace el favor de traer uno de sus submarinos muy cerca a EE. UU. para hacer más fácil que las fuerzas armadas estadounidenses puedan observar su misión, su comportamiento, su capacidad de coordinación”, resalta Ellis.
Acto de desesperación de Putin
El analista y experto en seguridad de IBI Consultants, Douglas Farah, comparte con Expediente Público otra mirada ante las maniobras ordenada por Putin en un momento de empantanamiento en el conflicto ucraniano.
“Mi impresión es que la ventaja que trae este movimiento de parte de los rusos es que le pone cerca una flota al patio trasero de EE. UU. como una muestra que pueden llegar igual, como EE. UU. y la OTAN han llegado en Ucrania a unas regiones muy importantes para Rusia”, analiza Farah.
Enviar la flota armada a Cuba y Venezuela «es una demostración de que Rusia podrían alcanzar a estar en este hemisferio también si fuera necesario”, dice.
Además, el analista geopolítico destaca que también “es una muestra de las alianzas de los grupos más autoritarios, de grupo de dictadores entre Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Vladimir Putin. Hay una gran similitud y es que todos son dictadores, todos, ninguno de los tres respeta los derechos humanos, sumado a Cuba”.
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“Es una alianza autoritaria muy a fondo ante Estados Unidos queriendo sacar la influencia de EE. UU. de la región de América Latina, donde siempre la ha tenido. Pero yo creo que los rusos están buscando demostrar que sí pueden hacerlo aún debilitados”.
“En términos reales, no demuestra mucho. No es una cosa que ningún otro país no podría hacer. China también podría hacerlo”, evalúa el director de IBI Consultants.
“Pero el hecho de que Rusia quiera hacerlo en este momento para demostrar su fuerza me parece un acto de desesperación. Putin siempre tiene la necesidad de demostrar que no está tan débil como como es percibido a nivel internacional en este momento”, remata Farah.