*En la mayoría de los países de América Latina y el Caribe solo la mitad de los pobladores apoyan el sistema democrático, reveló el más reciente Barómetro de las Américas.
**La corrupción y la pobreza son aprovechadas por figuras populistas autoritarias, apoyadas por el aparataje mediático y diplomático de otros actores represivos como Rusia y China, dicen especialistas.
Expediente Público
El apoyo a la democracia es el más bajo en la región de América Latina y el Caribe (LAC) hoy en día que hace dos décadas, concluye la encuesta Barómetro de las Américas: Pulso de la Democracia 2023, publicado cada dos años por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) y acogido por la Universidad de Vanderbilt.
Aunque a nivel general existe un 59% de los ciudadanos que apoya la democracia en el continente solo 41% está satisfecha con ella. Incluso en 10 países el apoyo es menor al 53%.
El respaldo a la democracia es más alto en países con instituciones sólidas como Uruguay, Costa Rica y Chile, con rangos entre 70 u 75%. Pero es más bajo en Honduras, Surinam y Guatemala, con porcentajes de 48 y 49%.
Sin embargo, las disminuciones en el apoyo a la democracia han sido más severas en Argentina, Colombia, Jamaica y Surinam.
“La confianza en las instituciones democráticas es un predictivo poderoso de las orientaciones democráticas”, dice el estudio publicado el 29 de noviembre de 2023 y presentado en Washington DC, en la sede de la fundación Diálogo Interamericano.
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Democracia en riesgo
El apoyo a la democracia es mayor entre individuos más educados, más ricos y de mayor edad. Aunque los perfiles de opinión consistentes con una democracia en riesgo han aumentado.
“Los perfiles de actitud propicios para una democracia estable, es decir, la combinación de un alto apoyo al sistema y una alta tolerancia política, también son más bajos en la región en estos días que hace una década”, dice el estudio.
¿Por qué hay menos apoyo a la democracia?
Noam Lupu, subdirector de LAPOP y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Vanderbilt, explicó durante la presentación de la encuesta que el apoyo en la democracia y la confianza en las instituciones dependen de una buena gobernanza.
Las autoridades no cumplen con las expectativas que los ciudadanos tienen de sus gobiernos. Además, la población está tomando el camino del populismo con líderes “salvadores”.
Un ejemplo de ambos casos son Costa Rica y Uruguay, donde dos tercios de los ciudadanos en esos países dicen que tienen un alto nivel de confianza en sus instituciones.
En la otra acera están El Salvador y México, donde las instituciones se han erosionado en cierto sentido, pero aún hay confianza pública en las elecciones.
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Populismo gana terrero
Deborah Ullmer, directora del programa para América Latina y el Caribe de Instituto Nacional Demócrata (NDI) explicó, durante la presentación, que el declive del apoyo a la democracia está relacionado con el aumento del autoritarismo.
Existe una preferencia creciente por líderes populistas que desmantelan instituciones democráticas, esfuerzos por deslegitimar los resultados electorales por parte de gobiernos corruptos.
Además, está el abuso de poder para beneficio propio y el uso creciente de militares y estados de emergencia para lidiar con pandillas y crimen organizado, como la prevalencia de información falsa e influencias iliberales como China y Rusia.
Otro aspecto, es el uso de sistemas judiciales contra críticos del gobierno y la migración debido a la criminalidad, la pobreza, el cambio climático y otras vulnerabilidades, lo que ha resultado en crisis humanitarias en la región, concluyó Ullmer.
Populismo sí preocupa a ciudadanos
“Esta es una de las indicaciones de que hay un costo real con el camino populista: genera apoyo para la democracia, pero también genera muchas preocupaciones entre los críticos del gobierno”, dijo Lupu.
Los niveles más altos de preocupación por la libertad de expresión entre los críticos del gobierno están en Nicaragua y El Salvador, dos países considerados con gobiernos autoritarios.
Mientras que, en Argentina y Chile, sus ciudadanos tienen niveles mucho más bajos de preocupación por la libertad para expresar sus opiniones críticas sobre el gobierno.
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¿Qué pasa con la juventud?
Por otra parte, hay una narrativa sobre los jóvenes en la región y, en general, sobre el compromiso con la democracia.
“En general, pensamos que los jóvenes están menos comprometidos con la democracia, y esto se presenta como alarmante para el futuro de la democracia en la región”, precisó.
Sin embargo, Lupu cree que a medida que las personas envejecen se vuelven más partidarias de la democracia.
La insatisfacción y fatiga por problemas de larga data como el crimen, la corrupción y la desigualdad económica, así como la retórica polarizante contra el statu quo político, han contribuido al surgimiento de líderes políticos populistas, precisó Ullmer.
El Salvador en una encrucijada
Según la encuesta, El Salvador se encuentra en una encrucijada, con una parte considerable de la población comprometida con la democracia, pero también hay un fuerte apoyo público a las políticas de Nayib Bukele para combatir el crimen.
El Barómetro de las Américas confirma la popularidad de Bukele entre los salvadoreños.
Pero la directora del NDI señala que las medidas de Bukele, que incluyen arrestos masivos y encarcelamientos sumarios a expensas del Estado de derecho, los derechos humanos, los controles y equilibrios legales, han resultado populares para imitar por otros políticos populistas.
¿Qué se puede mejorar?
“Para resolver esta crisis, simultáneamente al apoyo a los países en el camino hacia el bienestar económico, los responsables políticos deben fortalecer las instituciones democráticas cuyos líderes actúan con integridad y, a su vez, ganan la confianza pública”, indica el estudio.
Por su parte, Manuel Orozco, director del programa Migración, Remesas y Desarrollo de la fundación Diálogo Interamericano, enfatizó, durante la presentación del Barómetro de las Américas, el tema migratorio.
“Al mirar el caso de Nicaragua, la intención de migrar puede ser del 50%, también efectivamente, uno de cada diez nicaragüenses dejó Nicaragua este año”, refirió.
Orozco señaló que al observarse a los países donde hay un alto porcentaje de ciudadanos con la mayor intención de migrar y los números de migrantes que han llegado a la frontera de Estados Unidos como son El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Cuba, Haití, Venezuela, Ecuador y Honduras, tienen mucho en común. “Son países políticamente difíciles o problemáticos”, indicó.
“Tenemos acuerdos que estos países han incumplido, acuerdos que tienen que ver con la Carta Democrática, la Convención de Derechos Humanos, el Tratado de Libre Comercio de América Central con Estados Unidos, y aún no estamos utilizando esas herramientas para hacer que estos países cumplan con esos elementos y reduzcan la intención de migrar”, dijo.
“Hay un problema fundamental e importante que plantea el tema de las sanciones, la presión material y una mayor movilización diplomática para devolver la democracia a las Américas”, precisó.
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Migración y gobernanza
Orozco sostuvo que la recuperación de América Latina después de la recesión global de 2009 tomó tres años, encontrándose con instituciones débiles y con una capacidad rezagada para mejorar las condiciones económicas de las personas.
La migración no solo se da por razones económicas, también es querer vivir en una sociedad moderna, indicó.
Entre agosto de 2008 y octubre de 2023, 99 millones de personas se han presentado en la frontera de Estados Unidos. Solo este año son 3 millones de personas.
El Barómetro de las Américas no solo identifica el deseo de migrar, sino, las acciones para hacerlo como tener ahorros.
“Hay una dimensión políticamente fundamental para los problemas con la intención de migrar y la migración real. Venezuela tuvo la migración del 10% de su población este año; 750,000 personas se fueron, según mis estimaciones”, sostuvo Orozco.
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Los expulsa el miedo
México, El Salvador, Nicaragua, Honduras y Cuba, los últimos cuatro años han tenido la tasa de migración más alta en 30 años.
Sobre la popularidad de Nayib Bukele, en El Salvador, el hecho es que cuando analizamos los datos entre las preocupaciones sobre la concentración de poder y la intención de migrar, hay una correlación positiva.