Palmerola, la base militar de EE. UU. que Xiomara Castro amenaza con cerrar

Palmerola, la base militar de EE. UU. que Xiomara Castro amenaza con cerrar

*** Honduras considera desmantelar la base aérea Soto Cano de Palmerola, un pilar para la cooperación contra el narcotráfico.  

** La presidenta Xiomara Castro amenaza con cerrar la base militar estadounidense en Honduras, un movimiento que podría transformar las dinámicas geopolíticas en Centroamérica e incrementar la influencia de potencias como China y Rusia en la región. 

* Cerrar Palmerola pondría en jaque décadas de cooperación con EE. UU. y abre la puerta a tensiones diplomáticas y sanciones económicas.


Yarely Madrid / Expediente Público

Para cerrar la base aérea estadounidense Palmerola en Honduras, el Gobierno de Xiomara Castro tendrá que cancelar el acuerdo de asistencia militar bilateral que se firmó con Estados Unidos en 1954. 

Para ponerle fin a la presencia de tropas estadounidenses en Honduras, lo único que debe hacer la presidenta Castro es enviar una nota escrita y comunicar al Gobierno de los Estados Unidos que se terminará el acuerdo y la decisión se efectuaría un año después. 

La base aérea José Enrique Soto Cano, mejor conocida como Palmerola, comenzó a funcionar 30 años después de suscrito el Convenio Militar de Ayuda Bilateral de 1954, cuando Estados Unidos, en plena guerra fría intentaba combatir el comunismo en Centroamérica en los 80. 

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Ahora, la base corre riesgo de ser desmantelada por el gobierno de Castro quien la utiliza como moneda de cambio para garantizar que el presidente Donald Trump no comience a deportar masivamente a migrantes hondureños. 

Expertos consideran que un cierre de la base militar puede tener consecuencias que van desde sanciones hasta la pérdida de financiamiento y un debilitamiento en combate del narcotráfico.  

Además, alertan que implicaría que Rusia y China extiendan con mayor facilidad su influencia en Centroamérica.  

La advertencia de quitar la base Soto Cano recuerda también la decisión del expresidente (2007-2017) en Ecuador, Rafael Correa, quien no renovó en 2009 el convenio con Estados Unidos para utilizar el puerto pesquero Manta como centro de operaciones lo que habría implicado el avance del crimen organizado.  

¿Cuál es la presencia de EE. UU. en Soto Cano? 

La base aérea en Soto Cano se encuentra cerca del aeropuerto Palmerola en el departamento de Comayagua, en el centro de Honduras a 97 kilómetros de Tegucigalpa. 

Fue constituida en 1982 y se nombró a la Fuerza de Tarea Conjunta Bravo (FTC-Bravo) del Comando Sur de los Estados Unidos, en una época de operaciones militares de la resistencia antisandinistas en Nicaragua, la guerrilla salvadoreña, más la guerra civil en Guatemala, todos compartiendo frontera con Honduras. 

Actualmente, según el sitio web de la base se encargan, sobre todo, de brindar apoyo en casos de desastres naturales y operaciones contra el crimen organizado. 

La base está valorada en 458 millones de dólares y tiene una elevación de 628 metros. En ella operan 500 militares estadounidenses y 500 civiles hondureños, según informes anuales del Departamento de Defensa de EE. UU.

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¿Qué pasa si desmantelan Palmerola? 

Ralph Espach, director de América Latina del Centro de Análisis Naval, explica a Expediente Público que “la capacidad de Soto Cano es bastante limitada” en cuanto a operaciones y sí se desmantela lo que sucedería es que la FTC-Bravo operaría desde otro lugar. 

“Esto podría afectar un poco la rapidez o las opciones para actuarse en la región por parte de los militares, pero muy poco”, sostuvo. 

«Pueden actuar a través de su marina, desde sus bases áreas en los Estados Unidos, pueden encontrar otros socios en la región que permitirían una base como la que está en Palmerola”, agregó. 

Honduras no es el único país en Latinoamérica que tiene una base aérea estadounidense, también se encuentra, por ejemplo, la de Guantánamo en Cuba que lleva vigente desde 1903, siendo la más antigua en el extranjero.  

En El Salvador existe la Estación Aeronaval de Comalapa donde aviones de Estados Unidos apoyan a misiones de lucha contra narcotráfico.  

El exagente de la Drug Enforcement Administration (DEA), Mike Vigil considera que la decisión puede acarrear consecuencias graves para Honduras. 

“Ya muchos congresistas y senadores aquí en los Estados Unidos están hablando de sanciones en contra y te garantizo que son capaces de cortar el apoyo económico para Honduras, pero yo creo que el gobierno actual no le importa”, reveló Vigil. 

Honduras perdería sin Palmerola

Graco Pérez, experto en asuntos internacionales, recuerda que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró en su toma de posesión que nombraría a todos los carteles como “terroristas” y algún grupo en Honduras puede entrar en esa lista si no hace nada por combatir el narcotráfico. 

“Estados Unidos puede sancionar a un país que considera que no está haciendo lo suficiente o no está luchando como debería contra el crimen organizado del terrorismo”, explica. 

Además, menciona que Honduras perdería su posición de ser considerado un país importante para Estados Unidos. 

“Honduras no está declarado un socio estratégico, pero geopolíticamente es un país muy importante, en un socio determinante para evitar que avancen otras potencias como Rusia, Irán y China”, manifestó. 

De hecho, en su primera visita internacional, el secretario de Estado, Marco Rubio decidió visitar Centroamérica a finales de enero, excluyendo a Honduras y Nicaragua. 

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Influencia ideológica de dictaduras 

La cercanía de la presidenta Castro con autocracias como Nicaragua, Venezuela y Cuba crea incertidumbre sobre sí su amenaza de quitar la base sería una medida de afinidad ideológica, no obstante, Espach considera que no es el caso. 

“Los gobiernos de izquierda o de antiamericanismo dirían: ‘que bien’, van a responder con felicitaciones a Honduras por dejar de ser un socio para Estados Unidos, pero en términos prácticos yo no veo ningún beneficio para ellos”, manifestó. 

Por su parte, Vigil critica la cercanía de la presidenta hondureña con estos países que incluso están acusados de tener nexos con carteles como el de los Soles. 

“Se me hace muy curioso que siga apoyando a Nicolás Maduro que es líder del Cartel de los Soles y anualmente está mandando toneladas de cocaína a Honduras, que luego pasa a Guatemala, México y a los Estados Unidos”, señaló. 

Narcotráfico, ¿beneficiado? 

«Esta pequeña fuerza norteamericana ha estado en Palmerola durante décadas. Sin embargo, incluso cuando el narcotráfico era más activo en Honduras, su presencia no influyó en la dinámica del tráfico ni en las operaciones del país contra el narcotráfico», indicó Espach a Expediente Público

Espach citó como ejemplo el caso del expresidente Juan Orlando Hernández, quien gobernó Honduras durante dos períodos consecutivos (2014-2021) y mantuvo vínculos notables con el narcotráfico, «a pesar de la presencia de una base militar estadounidense en el país.» 

“La Fuerza Bravo trabaja siempre bajo el permiso del gobierno hondureño, así que si ellos quieren hacer una operación que va a afectar a las relaciones políticas y diplomáticas con Honduras, ellos por lo general evitan esta posibilidad”, aclaró Espach. 

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Una oportunidad para China y Rusia 

Evans Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, dijo a Expediente Público que el verdadero problema de quitar Soto Cano de Honduras es la aceleración de la penetración de autores extrarregionales como China y Rusia. 

“Este partido Libre de Xiomara Castro, tiene intereses a largo plazo estratégicos en expulsar a los Estados Unidos de Soto Cano. Sí esto ocurre, esto complementaría los intereses anunciados que tiene Honduras y China”, anunció Ellis.

De acuerdo con Ellis uno de los intereses de China sería lograr tener el control del tren interoceánico, un megaproyecto prometido por el gobierno de Castro que uniría el océano Pacífico y el Atlántico, además, de los tres puertos más importantes de Honduras.   

También, “complementa otras expansiones chinas en cuanto a comercio y otros lazos de expansión que abarcan diversos sectores como proyectos de comunicación y de transmisión de energía”, reiteró Ellis. 

Tensiones  

La relación entre el gobierno de la presidenta Castro y Estados Unidos es sumamente tensa desde que la mandataria dio fin al acuerdo de extradición en agosto de 2024. 

Castro afirmó que fue una decisión que se debió a las críticas a la embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu, por una reunión entre funcionarios de Defensa hondureños y el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, acusado de liderar el Cartel de Los Soles. 

Sin embargo, la sanción de dicho acuerdo de extradición se interpretó más como un mecanismo de protección a su cuñado, Carlos Zelaya, señalado de tener relaciones con narcotraficantes para financiar la campaña electoral de su partido en 2013. 

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El caso de Ecuador 

Después de la elección de Rafael Correa como presidente de Ecuador en 2006, no se renovó el contrato de arrendamiento de la base militar estadounidense en Manta que se encuentra en la costa del Pacífico. 

Correa alegó preocupaciones sobre la soberanía y los intereses nacionales y las fuerzas estadounidenses dieron retirada de Ecuador. 

Como esta era una base que combatía el narcotráfico en Ecuador, al desmantelarse se abrió un camino para el crecimiento de bandas y el enardecimiento de la lucha por ese mercado ilícito. Al menos es lo que asegura el presidente de ese país, Daniel Noboa. 

“Quisieron decir que así recuperaríamos la soberanía de Ecuador y lo que hicieron fue entregarlo al narcotráfico. Ese fue el primer pacto con el crimen trasnacional y en esta lucha por recuperar el país es el pacto que tenemos que revertir y quebrar”, señaló Noboa en septiembre del 2024. 

Una posible salida de la base estadounidense en Honduras también eliminaría las operaciones contra el narcotráfico que desde ahí se operan y existe la posibilidad que el narcotráfico prolifere.