Monseñor Juan Abelardo Mata Guevara, obispo de la diócesis de Estelí desde 1990, y actual secretario general de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, fue una figura clave en la pacificación del norte, tras la desmovilización de la Contra.
En agosto de 2020 concedió una entrevista a Expediente Público, conmocionado por el atentado en la catedral de Managua del 31 de julio. El obispo habló de los ataques a la iglesia católica, el intento de acercamiento del sandinismo y la ruptura definitiva que se vivió en el primer diálogo que pesa hasta hoy con el acoso hacia el clero y su servicio social.
¿Cómo están actualmente las relaciones entre el Gobierno de Nicaragua y la iglesia católica? Antes de 2018 parecían buenas o al menos sin tensiones.
Por parte del Estado sentimos un rechazo y acoso, una desconfianza radical contra nuestra posición como líderes dentro de este pueblo que se supone que el gobierno está llamado a servir. Esto ha sido siempre así, pero ahora ha agarrado una dimensión mucho más acuciante, más aguda. A raíz de los acontecimientos del 2018.
¿Usted sabe por qué razón la iglesia ha sido como un plato codiciado para estas personas que conquistan el poder con una canción de fraternidad, de cristianismo, de solidaridad? ¿Recuerda la campaña de Daniel Ortega de poco hablar, de aparecer con camisas de cuellos chinos, un discurso poco agresivo y la música un poco melcochosa? Esto llevó a muchos nicaragüenses a decir «ha cambiado», máxime cuando lo ven comulgando y el cardenal (Miguel) Obando cerca de ellos, siendo que Obando fue una piedra de tropiezo grande para ellos en los ochenta, al decir ellos me refiero al Frente Sandinista como partido, no estrictamente a la personalidad de Ortega, porque detrás hay todo un equipo de trabajo. Vuelven con una nueva forma de acercarse al pueblo ya no desde la Teología de la Liberación radical, de matar a un opresor porque no lo había. Doña Violeta (Barrios) no lo fue, (Arnoldo) Alemán tampoco, por el contrario ellos (los sandinistas) gobernaron desde abajo. Ni mucho menos fue don Enrique Bolaños.
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Tocaron una fibra muy sensible del pueblo como es su piedad. Un pueblo eminentemente religioso digo en forma general, no digo católico ni cristiano, manosean recurriendo a la simbología e imaginación propia del catolicismo, su expresión cultural, música y los actos religiosos públicos, fiestas patronales, queriendo posesionarse de ellas y manipularlas para un fin político para buscar membresías a su partido como también en el mundo protestante, como también con el vudú o el animismo, hasta el congreso de brujos que se organiza en Nicaragua que lleva su connotación mistérica de tocar el mundo que está más allá y al que puede acceder a través de ritos y magia. Todo esto hace un sincretismo que lo aprovecha muy bien para poder mantener adormecido al pueblo y llevar adelante sus planes y programas. En el fondo nuevas variedades de ese enfoque comunista marxista que es unidad de partido, unidad de gobierno y unida de armas del ejército, que son las 3 patas para mantener el poder.
El gobierno tiene un discurso muy religioso, ¿por qué actuar contra la iglesia católica?
Llama la atención, y eso lo hace también por gente de izquierda pensante, el cómo asumen con fuerza y con entereza la lucha contra el aborto. Y esto fue lo que convenció a muchos católicos creyentes de que podía ser un buen gobierno cuando ellos se manifiesta en contra del aborto y han mantenido entre comillas esta posición, aunque en diversas revisiones del Código de la Familia van creándose fisuras al que no se admiten ninguna figura jurídica que propicie el aborto en el país. Esto no es propio de los grupos de izquierda, sin embargo ¿ellos son de izquierda, no son de izquierda? Pienso que aquí no estamos ante una ideología sino un grupo de hombres que tomó el poder y que está decidido a luchar por el poder a toda costa.
Un obstáculo enorme que han tenido ha sido la iglesia como institución por su magisterio y el sentir de un pueblo católico que escucha la voz de sus líderes de sus obispos y sacerdotes. Han querido comprar sacerdotes han querido denigrar sacerdotes también se siguen con lupa la vida de sacerdotes y algunos que le tienen cogido en algunos malos pasos han logrado dominarlos y callarlos y su molestia es cuando no logran conseguir los planes que ellos quieren con respecto a la religión por esto mismo nos ven como mucho rechazó desde el comienzo, aunque han manejado un lenguaje de buen vecino con respecto a la iglesia católica y eso sería lo primero que no se agota en estos momentos, esto viene de muchísimo más atrás el calificar a sacerdotes de buenos y malos, denigrar, acosar, esto no es nuevo, es muy viejo, se sintieron perdidos ante una reacción popular por los desmanes para sofocar la rebeldía que jamás esperaron de los muchachos en universidades, que hasta la gente de sus bases se les volteara y recurren desesperadamente a nosotros para poder establecer un diálogo que no era voluntad de dar solución al problema sino una estrategia para ganar tiempo y reorganizarse tal como hicieron y después de algunos refuerzos cuando sintieron ya ellos orillados a fijar fechas y poner un programa de cambios en la república lo que hicieron fue acusarnos a nosotros de golpista. Hay una persecución no declarada pero sí está presente.
¿Por qué hay ataques tan fuertes en estos momentos a la iglesia, como la bomba en la catedral?
Rabia que no han logrado lo que quieren. Viene Semana Santa y vemos que el Covid-19 entró a Nueva York y está causando destrozos en Miami, en California, sobre todo donde hay nicaragüenses y hay mucho movimiento entre Nicaragua y Estados Unidos, me voy donde el presidente de la conferencia para provocar una reunión y repensar si suspendemos las reuniones masivas que se dan en Semana Santa porque corremos el riesgo de contagio, sabemos que en ese tiempo viene mucha gente de Costa Rica o Estados Unidos, Optamos en la Conferencia por suspender las ceremonias masivas y reducirlas a grupos pequeños y alcanzar por los medios a la gente. El gobierno qué hace, pues arma sus propios conglomerados, fiestas, procesiones a su modo y concursos, ahí tenemos las consecuencias, y no se ha cesado de hacer lo mismo, se quiere manejar que nosotros los nicaragüenses somos de lata o una raza especial y que el Covid-19 no nos penetra, por eso se rebajan las estadísticas para decir que en Centroamérica andan mal y aquí vamos bien, porque son menores lo casos. No hay peor ciego que quien no quiere ver o el avestruz que mete la cabeza en el hoyo para decir que no pasa nada, ¿dónde están los test, qué cantidad se hace a pesar de los beneficios que se han recibido como nación? Si quiero un test debo pagar 150 dólares para gozar de un beneficio al que yo como ciudadano tengo derechos, basta recordar lo que ha pasado en la frontera, más de cuatrocientos aguantando más de tres días, aguantando sol y agua sin comer ni lugar donde defecar dignamente, este es un gobierno tan duro, tan nefasto. Al fin, fueron los ticos quienes salieron al paso o los panameños ayudando desde Chiriquí, en Paso Canoas, falta de humanidad. ¿Por qué la bomba? Vienen las fiestas agostinas, oportunidad preciosa para alimentar y politizar el folclor, de hecho, las procesiones ellos han querido tratarlas como elementos folclóricos y las danzas, la bailada del santo y las borracheras. Como nosotros hemos decidido que no se hacen, viene la molestia. No solo pasó en Managua, en mi diócesis en tres puntos atacaron directamente al Santísimo, en su rabia atacan un símbolo para la feligresía nicaragüense, no solo para Managua. Al día siguiente quisieron robarse la imagen de Santo Domingo. Es un afán de decir nosotros mandamos aquí, decidimos aún sobre las fiestas religiosas, nosotros tenemos que decir lo que se va a hacer o no, pero tienen el obstáculo de la autoridad eclesiástica, entonces ataquemos, denigremos, amenacemos, hasta inventaron que mi persona y otros dos obispos nos reunimos secretamente con el embajador (de Estados Unidos Kevin) Sullivan para armar otra vez el golpe de Estado y hasta matar sacerdotes para echarle la culpa a ellos, son unas irracionalidades, esos son obras satánicas, porque donde están las mentiras no puede estar Dios, aunque usemos su precioso nombre.
En un momento que la pandemia es prioridad, ¿la bomba en Catedral es un acto que tiene sentido?
Es irracional, totalmente. Aquí por mis pistolas se va a hacer lo que yo quiero y si no se hace aténganse.
¿No tienen miedo los obispos y sacerdotes?
Sí, no lo niego, hay presbíteros que tienen miedo, les digo que no se muevan solos, trabajen en equipo, sean prudentes, atiendan a la gente, no dejen pasar a sus áreas privadas a cualquiera. Tomen los medios que el mismo código de derecho canónigo pide al sacerdote para que pueda respirar los aires de Dios y volverse un sociólogo o promotor social.
¿Tienen un registro de este tipo de actos?
Hay muchas cosas que por nuestra mística de entrega uno no anda con el pito y el tambor, yo sé de mis mismos sacerdotes cosas hasta la vuelta del tiempo no en el momento, a uno me lo persiguieron por varios kilómetros volando bala, porque no se detuvo en un retén de gente armada que no llevaba uniforme de policía, eran paramilitares, pensando que era un asalto no se detuvo y lo persiguieron. Lo supe una semana más tarde por boca de familiares, lo saqué porque andaba muy alterado, lo mandamos a estudiar. Sabemos de los casos más notorios, ataques a sacerdotes y obispos, pero hay más, en mi territorio secuestraron a un sacerdote 24 horas cuando regresaba a su parroquia al atardecer, lo interrogaron toda la noche, parte del día, por la tarde reapareció por Ocotal y ya había puesto la búsqueda del sacerdote por todos lados y una semana después habló conmigo. Dijo que no era por falta de confianza que no habló conmigo, sino, por las amenazas que si llegaba a hablar lo mataban, pero fue el campesinado el que se movió y me notificaron de forma inmediata.
No queremos centrarnos en ataques, sino, en cómo alcanzar el corazón del hombre que ataca, orando, pidiendo su conversión y llamando a conversión a un pueblo. Esa es nuestra función.
Con la figura del cardenal Obando, muy cercana a la pareja presidencial, parecía haber una distensión entre el sandinismo y los obispos.
En el 2014 ante el magma de inconformidad que percibíamos dentro del pueblo, le tiramos un proyecto, una carta de revisión al partido de su quehacer como gobernantes y no fue por querer un golpe de Estado, sino, llamando al gobierno que tuviera éxito en su gestión y que fuera fiel a promesas que había hecho al pueblo, el gobierno no recibió mandato de cambio de cómo debe ser una república, esto es una república democrática. No es una monarquía, mucho menos una monarquía hereditaria.
Venimos de una situación con Somoza que venía creando eso, y se viene gestando otra vez lo mismo. A eso se debió justamente -y sobre todo los problemas del canal con el campesinado, las golpizas, matanzas en las montañas, la violencia en ciertos barrios marginados y el encarecimiento de la vida- esa carta, que fue recibida y simplemente se dijo: “estamos aquí enjuiciados y ante este juicio ¿a quién vamos a apelar, a la corte de los ángeles?”, ridiculizando y minimizando lo que se le presentaba por el bien de la nación y el éxito del mismo gobierno, porque esa ha sido nuestra posición, no ha sido un golpe de Estado.
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Se criticó a los obispos por no ser tan beligerantes ante las señales.
Beligerantes en el sentido de tomar una posición de pegar fuego, no. Ha habido sacerdotes que han querido que se caminase por ahí, pero nuestra posición no es esa. El cardenal Obando, algunos critican por qué motivo si era beligerante en los 80, algunos critican qué pasó con él después, yo fui su obispo auxiliar (1988-1990), estuve con él y platicábamos mucho de cómo no podíamos mantener una actitud radical simplemente porque aquella gente era marxista, en el fondo, eran ciudadanos nicaragüenses, hijos de católicos y teníamos que alcanzarlos de alguna manera. Procurar mezclarnos en sus estructuras, no para cantar la canción de ellos, sino, para empujar el cambio desde adentro, a eso se debe el acercamiento del cardenal al mundo de los sandinistas una vez terminada la guerra.
Y le rindo el sombrero a esta gente, son astutos, no hacen las cosas al azar, ellos van planificando sus pasos, si ceden uno avanzan dos o tres, llevan adelante sus programas, por desgracia, el equipo que formábamos en ese periodo con el cardenal Obando se deshizo, a mí me mandaron a Estelí, después a monseñor Bosco (Vivas) a León y a Leopoldo (Brenes) a Matagalpa y no le pusieron ningún auxiliar a Obando, terminó solo y estas cosas se combaten en equipo.
Si algunos dicen que faltó beligerancia, es porque procuramos acercarnos a la persona humana con sus condicionamientos para tocarles la conciencia y de ahí traerlos al corazón de Dios que es el objetivo de nuestra existencia como iglesia en esta nación y en el mundo.
¿Qué pasó realmente con el segundo llamado al diálogo, por qué la iglesia decidió no acudir?
Porque no vimos buena voluntad, vimos que se amañaba, si ya se había llegado a acuerdos firmados por los mismos delegados del gobierno y que después se desconoce radicalmente y por el contrario se empieza a encarcelar y perseguir a la gente, qué confianza podía dar sentarse a un diálogo, ¿podemos dialogar teniendo la pistola en la sien? Ahí no hay diálogo, ahí simplemente (se dice) sí señor, lo que usted diga, para quitarse la pistola, no queríamos que nos utilizaran, servimos, organizamos, tratamos justamente de empujar la reapertura de ese diálogo.
Recuerdo que a principio de junio 2018 o finales de mayo, hicimos una reunión del camino hecho en el diálogo, la primera fase, pedimos una reunión con el presidente, nos reunimos en la Casa de los Pueblos y le presentamos que sería bueno retomarlo po, ¿qué nos dijo en ese momento?, agradeció nuestro interés por el bien de la nación, “Nicaragua ha cambiado, no es la misma desde antes de 2018, ya gobernar aquí no es fácil, vamos a llamar a elecciones anticipadas, vamos a repensarlo, a verlo”.
Sabíamos que con la Organización de Estados Americanos (OEA) se venía realizando un diálogo aparte de reforma a la ley electoral, de reforma del Consejo Supremo Electoral (CSE) para preparar las elecciones que se suponen serán el próximo año, sabíamos que existía eso, y cuando nos dicen que van a tener que reajustar la propuesta que ha surgido en la mesa del diálogo, pensábamos que los puntos de referencia eran los diálogos con la OEA, que después dejaron también a un lado.
No hay voluntad de diálogo, para un diálogo se requiere voluntad, primero, y segundo, que a sea a y b sea b, dos individuos o dos partes y que sean bien definidas y no claroscuros, hay que buscar puntos comunes, si no, hay dominio de uno y sumisión de otro, eso no es diálogo, se llama conquista.
¿Se sintieron engañados o manipulados?
Usados. Había obispos dispuestos a seguir lanzando la moneda, a dar el beneficio de la duda, pero la mayor parte dijimos: “No, se acabó, ese beneficio no lo podemos dar”. Fue cuando dijimos que los laicos tomen las riendas, los líderes de los partidos políticos, si es que son líderes, si son gente definida y no son zancudos y tiene visión de nación y no simplemente qué parte del pastel voy a tomarme yo para subsistir. Si hemos llegado a esta situación en Nicaragua es porque hay gente inepta que no ha sabido manejar el arte de la política en la república.