* Claudia Ortiz, fue la única diputada opositora reelecta en El Salvador, en una Asamblea Legislativa que está bajo el control absoluto del partido oficialista Nuevas Ideas (NI).
** La abogada, que pertenece al partido Vamos, encabezó las votaciones legislativas en la capital de El Salvador.
Eric Lemus / Expediente Público
La abogada Claudia Ortiz, que pertenece al partido de VAMOS, logró ser reelecta por tres años más en la Asamblea Legislativa en El Salvador en una donde Nayib Bukele aumentó el control de los espacios políticos de este país centroamericano.
Ortiz dijo a Expediente Público que durante esta legislatura su agenda es la reducción del costo de la canasta básica familiar, la precarización laboral, y los derechos de las minorías.
Sin embargo, el margen de maniobra es mínimo después de los resultados en los comicios legislativos del 4 de febrero de 2024. Ella deberá coexistir con los 54 diputados bukelistas, de un total de 60 de una asamblea unicameral.
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Por otra parte, los salvadoreños también votaron por dos diputados de Alianza Republicana Nacionalista (Arena), dos del Partido de Conciliación Nacional (PCN, que fue fundado por militares en los años 60), y uno del Partido Demócrata Cristiano.
El PCN y el PDC son aliados del oficialismo, que los incluyó en la junta directiva parlamentaria para el periodo 2024-2027. A Ortiz, en cambio, le han llegado a apagar el micrófono.
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Ortiz fue la candidata más votada en la capital, San Salvador, a pesar de la maquinaria publicitaria de Nuevas Ideas (NI), la organización oficialista.
Claudia Ortiz y el oficialismo
La diputada es considerada como la voz de ambientalistas, minorías y defensores de derechos humanos. En conversación con Expediente Público habló sobre sus expectativas en la nueva Asamblea Legislativa.
¿Qué implica ser el rostro de una oposición que se reduce a cuatro partidos, donde dos de ellos son aliados del señor Nayib Bukele?
Hay una confirmación de un mandato dado por la ciudadanía y que tuvimos, además, que enfrentar un reto muy grande al ir a elecciones con las reglas que el oficialismo había puesto, con las cuales evidentemente quería dejar por fuera a la mayor cantidad de voces disidentes o alternativas.
Sin embargo, en nuestro caso nos mantuvimos con esa representación con mayor apoyo electoral y con las reglas de ellos, es decir, con la cancha inclinada a su favor.
La reforma constitucional
¿Qué opina de la decisión de la legislatura saliente de cambiar un artículo pétreo de la Constitución en el último momento y que allana el camino para una reforma a la Carta Magna?
Lo complejo de este momento es que se abren las posibilidades numerosas de poder cambiar tantas cosas que son fundamentales en un Estado.
Por ejemplo, los derechos fundamentales de las personas, la forma de gobierno, el régimen económico, la forma de acceder al poder mediante elecciones o cualquier otra modalidad (…). Pero no es un momento para rendirse, bajar los brazos y desanimarse.
A lo único que no tenemos derecho los salvadoreños es a rendirnos, a desanimarnos, a dejarles en bandeja todo lo que lo que ellos han tomado por la fuerza.
Durante los últimos tres años usted fue blanco del oficialismo y sus diputados. ¿Cómo sobrelleva eso a nivel personal más allá de su condición de diputada?
El centro de nuestra labor no está aquí en el pleno de la Asamblea Legislativa, con los debates estériles que genera esta bancada.
El centro está afuera con la ciudadanía de ese proyecto de país que les permita tener garantizados sus derechos y construir un país de prosperidad, un país de desarrollo, un país donde exista real igualdad ante la ley, donde la ley se aplique sin importar de quién se trate y proteja al más vulnerable realmente. No al que está abusando de los derechos de los demás.
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Agenda con pocas posibilidades
¿Qué visualiza en esos tres años de legislatura por venir, primero como diputada y luego como como como miembro del partido Vamos?
El partido Vamos tiene cuatro pilares fundamentales en su marco ideológico: la dignidad de la persona humana, la búsqueda del bien común, la solidaridad y la justicia social.
El 70 % de la población está en la economía informal, es decir, no tiene acceso a prestaciones sociales, a una protección social en los momentos más vulnerables de su vida.
Frente a esto, nuestro gran eje de trabajo es la economía de los salvadoreños con una visión de justicia social, la protección medioambiental -que implica garantizar el acceso al agua y la soberanía alimentaria de nuestro pueblo- y, al mismo tiempo, la lucha contra la corrupción y la defensa de los derechos civiles.
Lucha contra la política «vieja»
Cuando vemos el escenario ideológico en esta realidad posmodernista ¿es posible seguir pensando entre izquierda o derecha?
La división izquierda-derecha es cada vez menos relevante en la discusión pública, ¿verdad? No digo que no sea relevante a nivel académico o a nivel de decisión de política pública, pues son marco de referencia, pero no lo es todo, ciertamente.
En los últimos años lo que hemos podido ver en materia política a nivel global es que el clivaje va más allá de ser derecha o izquierda. Ya no es esa la lucha política, sino lo nuevo contra lo viejo.
Nosotros nos posicionamos en lo nuevo, porque buscamos formas nuevas y más innovadoras, más cercanas, innovadoras en el sentido de estar cercanos a la gente y también que dejen atrás malas prácticas que han sido la norma en la historia política de nuestro país (…)
Es un momento para que vean El Salvador más allá de que si es izquierda o derecha, sino que es donde abogamos por el bienestar y la dignidad de los seres humanos y los derechos fundamentales. Entonces, es un llamado también a la solidaridad internacional para ver qué tanto nos puede brindar su mano.
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Redes sociales
Usted como diputada y política tiene que enfrentar una maquinaria que es muy elaborada y sofisticada que se apoya en el manejo hegemónico del discurso en redes sociales. ¿No cree que en cierto sentido está en desventaja?
Obviamente no tenemos los recursos del Estado, ni nos corresponde remediar esas situaciones que les corresponde a las instituciones, pero estamos ahí con la gente y en comunicación.
En última instancia, la comunicación no pasa a través de máquinas. Es un proceso humano, estar con la gente y vivir su realidad y conocerla y empatizar y buscar soluciones y construir esas soluciones juntos.
Eso nos hace poder ir sobrellevando esto y mantener y aumentar nuestros apoyos políticos, porque no estamos en función de acumular poder, sino de usar esa representación que se nos ha delegado para ayudar a la gente a mejorar su calidad de vida.
La memoria histórica de El Salvador
Después de 1992, el sistema educativo incluyó en el plan escolar la historia de la guerra civil. El Salvador fue a la guerra, pero también fue a la paz. ¿Qué opina de ese borrón del pasado que realizan las autoridades en turno en el país?
La historia humana siempre es cíclica y así como hay olas antidemocráticas, hay olas democráticas y creo que siempre van a ser necesarios los polos. Creo que asistimos a un momento de la historia de la humanidad y de la historia política de la civilización occidental, en la cual hay algo viejo que no termina de morir y hay algo nuevo que no termina de surgir.
Las crisis profundas que vivimos son cuando surgen quienes se aprovechan de esa falta de esa necesidad de seguridad en todos los aspectos.
Nuestro rol como líderes no solo es seguir la corriente, sino también poner el ejemplo de cómo, a pesar de la tecnología, podemos tener a un lado las crisis que podemos vivir a nivel climático, a nivel político.
Hablo de ese sentido de empatía con el otro, de solidaridad y de conexión y que podemos aspirar a aumentar una visión de vida en comunidad. Esos ideales los queremos levantar como bandera y hacer de eso una lucha política.