*Mujeres organizadas en comunidades rurales del país centroamericano exponen la desprotección en que las dejó el régimen sandinista con el cierre de ONG.
**Albergues de ancianos y niñez asistidos por religiosas, corren peligro de ser anulados por completo.
**El régimen ha arremetido en contra de las Asociaciones. Entre diciembre de 2018 y julio de 2022, un total de 1,237 organismos sin fines de lucro han sido canceladas.
Expediente Público
¨No, uno no es solo para parir, uno tiene derecho a decidir por su cuerpo, no es lo que vos decís, no es lo que los hombres dicen¨, le contradijo con autoridad Luz a su marido. Ella quería dejar de tener hijos porque eran una familia grande y de escasos recursos.
¨Yo nunca planifiqué, porque los maridos dicen, por ejemplo, el mío: Mi mama tuvo tantos hijos y ahí está todavía, si para eso son las mujeres, para que tengan hijos¨.
Eso, pasó un día de 1999, en una comunidad llamada Ojo de Agua, en la ciudad de Matagalpa, a 137 kilómetros de la capital de Nicaragua, país catalogado por el Civicus Monitor como un Estado cívico ¨cerrado¨ por la represión del régimen de Daniel Ortega, intensificada en los últimos años contra la sociedad civil.
Por temor a represalias a sus vidas y familias, las fuentes han decidido compartir sus testimonios en anonimato para este reportaje. Por ello usamos otros nombres para contar sus historias.
Luz en ese entonces tenía 35 años. Estaba embarazada por duodécima vez y jamás había planificado ni tenido un control prenatal. Desconocía sus derechos como mujer, y sus piernas ya lucían con várices.
Sin embargo, ese desconocimiento no le impidió aceptar la invitación que le hizo una partera de la zona para asistir a las charlas y recibir atención del Colectivo de Mujeres de Matagalpa (CMM) en Jucuapa, a una hora de camino desde Ojo de Agua.
El CMM es una de las 1,237 organizaciones de sociedad civil a quienes el régimen de Daniel Ortega retiró su personería jurídica entre 2018 y 2022.
Los beneficios en las comunidades
¨Entonces yo fui a Jucuapa a la primera charla, ahí me hicieron control y me dieron unas medias para las várices, y a mí me gustó cómo me atendieron ahí. Les conté a más mujeres del Bijagüe, y de aquí del Ojo de Agua, nos íbamos (caminando) porque nos gustaba que la compañera del Colectivo nos atendiera con cariño¨, enfatizó Luz al recordar cómo cambió su vida desde entonces y cómo por primera vez pudo saber el sexo de su bebé antes del alumbramiento y aprendió a cuidar de su salud.
Con el apoyo y coordinación del CMM pudieron construir y acondicionar “La Casona” en su comunidad. Hoy funciona como biblioteca para niños, además de realizarse encuentros, talleres y obras de teatro. En un área anexa funcionan una venta social, un molino, y otros proyectos que han logrado mantener durante 23 años, pero que ahora amenazan con desaparecer. Incluso en otras comunidades los locales gestionados con el apoyo del CMM han sido confiscados por las autoridades para usarse como centros de Salud.
Venta social es el nombre que recibió el proyecto de comprar, al por mayor, alimentos básicos como arroz y azúcar, además de otros productos de primera necesidad, como ropa y medicamentos, para vender dentro de la comunidad ya que está retirada de la ciudad. A diferencia de otros negocios, los precios son más favorables, aseguran las entrevistadas.
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El temor ante el desamparo oficial
En entrevista con Expediente Público, una de las integrantes de la junta directiva del CMM, alertó que los organismos sin fines de lucro están en un panorama de incertidumbre e inseguridad, donde el objetivo es ¨silenciar todas las voces críticas que denuncian, demandan y cuestionan¨ las políticas que el régimen no atiende.
Reconoce que, a raíz de la cancelación de la personalidad jurídica, ha disminuido la asistencia a las actividades que organizan en las comunidades. ¨En las rurales (casonas) hay una baja en la participación, porque la gente siente que no hay estabilidad, hay inseguridad, incluso miedo y también algunas han vivido amenazas¨, aseguró.
Otras consecuencias es que se han cerrado los espacios de atención y de información, donde las personas encontraban un refugio y acompañamiento ante situaciones de violencia. “El Colectivo también significaba asistencia técnica y financiamiento para la producción¨.
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Mujeres aprenden a liderar proyectos
¨Aquí había en la comunidad mucha necesidad, no teníamos una venta de productos, había que ir hasta la ciudad para comprar las cosas. Entonces propusimos a las compañeras del Colectivo, que siempre estaban a la orden, que necesitábamos una venta social, que fue la que iniciamos primero¨ agregó Celeste, otra de las habitantes de la comunidad.
En Ojo de Agua las mujeres no cuentan con un salario fijo, a excepción de algunas que son docentes u otras que viajan a las ciudades para trabajar como domésticas. Las demás, siembran, salen a vender ropa, o hacen nacatamales (plato típico a base de maíz) para vender.
Las actividades de esas microempresas son gracias a los programas de financiamiento como el microcrédito y el fondo revolvente como parte del desarrollo comunitario en 14 cabeceras comunitarias y 50 comunidades, de la que forman parte 1,800 mujeres con perfiles de liderazgo, parteras, promotoras de salud, veterinarias, alfabetizadoras y bibliotecarias, además de las responsables de las ventas sociales.
A veces quisiera tener ese poder, esa fuerza e ir donde aquella persona que nos hizo esto (declarar ilegal a la organización) y decirle que lo que nos hizo fue un gran daño a todas las mujeres de las comunidades, porque somos mujeres sin prepararnos y que nada más luchamos desde aquí con lo poquito que logramos tener día a día y que casi es nada¨, lamentó Celeste.
La nueva Jucuapa
Rosa tenía 16 años cuando el Colectivo llegó a su comunidad, en Jucuapa Centro (a 137 kilómetros de Managua), para apoyar a las familias en la reconstrucción de sus casas luego del paso del Huracán Mitch en 1998. Posteriormente se integró a los talleres de teatro y presentaban obras sobre problemáticas sociales, derechos humanos, empoderamiento y temas de salud.
Para ella, formar parte del Colectivo le ha servido para ser una mujer preparada en beneficio de su familia y la comunidad con conocimientos en veterinaria.
¨Sé cuidar mis animales, puedo inyectar vacas, inyectar los cerdos, yo sé qué tratamiento le puedo poner a los animales¨, dijo con orgullo Rosa, quien ahora tiene 40 años y como resultado de su participación en capacitaciones, continúa apoyando en el cuidado de los animales de sus vecinos.
Josefa, de la misma zona, expresó que la ¨Jucuapa Centro de hace 25 años, no es la misma de ahora, hemos crecido muchísimo¨. Sin embargo, lamentó que ya no puedan continuarse proyectos como la costura rápida o el fondo semilla de frijol para época de siembra.
¨Ya son fondos que han quedado en la comunidad, que vinieron por esta organización de mujeres, que los hemos mantenido porque nos hemos sabido administrar. Pero, ya no nos van a inyectar fondos. Estamos trabajando con lo que tenemos”, argumentó.
Hasta el Mined se beneficiaba
Explicó cómo el Ministerio de Educación (Mined), también usa las instalaciones de La Casona y la biblioteca.
¨Aquí vienen a leer cuentos los niños, los jóvenes que vienen a hacer sus investigaciones, y además de eso, esta casa es utilizada para aula de clases. El Mined la utiliza para aula de clases los sábados¨, reiteró.
Jóvenes bibliotecarios, de entre 14 y 20 años, fueron entrevistados por Expediente Público. En su niñez asistían a la biblioteca, y en la actualidad desean servir. Ese es el caso de Valeria, a quien llamaremos así por su seguridad.
Valeria, de 20 años, es una de las cinco bibliotecarias que atienden a diario a alrededor de 60 niñas y niños, quienes son orientados al momento de realizar sus tareas, disfrutan del montaje de obras de teatro espontáneo, y trabajan con material reciclado.
Según datos del Colectivo de Mujeres de Matagalpa, han sido beneficiados más de 600 jóvenes con becas escolares desde su fundación en 1990.
Hasta julio del 2020, se mantiene el apoyo a entre 35 y 40 jóvenes con 800 córdobas mensuales y la donación de útiles escolares para impulsar sus carreras en las universidades. Sin embargo, este es uno de los fondos en peligro desde que fue cerrada la organización feminista.
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Comunidades pobres quedan en indefensión
Ortega está cerca de alcanzar su meta de sepultar asociaciones que no promuevan sus intereses, aunque podría superar la cifra que se propuso, como lo señaló a mediados de julio el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, de Estados Unidos, Brian A. Nichols.
¨El régimen Ortega-Murillo en Nicaragua dijo que planea cerrar 1,797 organizaciones sin fines de lucro, pero el número real podría ser mucho más alto. El régimen se preocupa más por permanecer en el poder que por el bienestar de su pueblo¨, aseguró el diplomático.
La activista Ana Quirós, exiliada en Costa Rica, y a quien en 2018 quitaron la personería jurídica del Centro de Información y Asesoría en Salud (CISAS), expresó a Expediente Público el impacto e indefensión en las comunidades cuando el régimen no da respuesta a necesidades de salud y educación.
¨Vemos que las comunidades empobrecidas especialmente, tanto urbanas como rurales, están quedando en la indefensión, sobre todo si tomamos en cuenta que el Gobierno no da respuesta a las necesidades de estas comunidades, de salud, educación, de protección social, de protección frente a los desastres, ni de formación técnica y profesional¨, dijo Quirós.
Para ella, esto tendrá un impacto enorme en la población nicaragüense y en el futuro como nación, ya que una buena parte del desarrollo y la sobrevivencia de estas comunidades, se daba gracias al apoyo de las Oenegés y de la cooperación internacional.
CISAS hacía incidencia en el derecho a la salud, salud comunitaria, agua y saneamiento, biodiversidad, reducción de pobreza; transparencia, presupuestos y políticas públicas.
Uso indebido de leyes antiterroristas
Expertos de la Organización de las Naciones Unidas, también se pronunciaron contra la clausura a organismos con el ¨uso indebido de leyes antiterroristas y antilavado de dinero¨, para restringir ¨desproporcionalmente¨ las actividades de la sociedad civil.
“Esta situación tendrá consecuencias aún más devastadoras sobre personas y grupos en situación de marginalización que dependen de estos servicios para su supervivencia. Por ejemplo, comunidades rurales e indígenas, niños/as y jóvenes, mujeres y solicitantes de asilo,” dijeron los expertos citados por la ONU.
El cierre de ONG se realiza por decretos aprobados por la Asamblea Nacional, dominada por el partido Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN.
El comunicado alertó que se trata de organismos que proveen ayuda humanitaria y servicios médicos, instituciones educativas, culturales, artísticas, y fundaciones religiosas.
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Ancianos sin familias
En el Hogar San Antonio en la ciudad de Masaya (a 26 kilómetros de Managua), a cargo de las Hermanas Josefinas, están albergados 45 ancianos, de los que únicamente 15 tienen familiares. Este es conocido también como ¨Hospital Viejo¨, y fue reconstruido para convertirlo en un albergue a partir de 2003.
Nicaragua fue el primer país de Latinoamérica al que llegó esta fundación religiosa, luego de ser fundada en México, en 1872. Durante la dictadura de Somoza, las hermanas ayudaban en los hospitales. Luego, el antiguo hospital les fue entregado en reconocimiento por el trabajo realizado en la ciudad de Masaya.
En Hogar los ancianos encuentran un ambiente apropiado para vivir. Además de recibir alimentos y cuidados de salud, se les acompaña de modo que sientan el aprecio de las hermanas y de otros residentes. Algunos participan voluntariamente en las actividades religiosas, como misas y rezos, y en la celebración de santos. También de actividades recreativas con marimba, bailes y piñatas.
Sor Norma Portillo, misionera salvadoreña, narró a Expediente Público cómo durante todos estos años las donaciones de alimentos, ropa y medicamentos al Hogar no han cesado.
¨Yo he visto palpable la divina providencia porque así empezamos. Pero ahorita, sin necesidad de que nosotros le digamos a las personas que necesitamos, vienen, porque esta obra le pertenece a Dios¨.
El temor a donar a las ONG
Sin embargo, la afluencia de las donaciones por parte de empresas y las personas ha mermado en los últimos meses por el nuevo procedimiento respecto a la gestión de donaciones y la información solicitada por el Ministerio de Gobernación, ligada a la Ley 1115, Ley General de Regulación y Control de Organismos Sin Fines de Lucro, aprobada el 31 de marzo de 2022.
¨Tenemos que enviar un formato con los datos personales, si es persona natural o empresa. Ahora tenemos que avisar al menos una semana antes del donativo que nos va a llegar, y tenemos que esperar respuesta, si nos permiten o no nos permiten (aceptar)¨ afirmó.
Por otro lado, Portillo lamentó el cierre de otros albergues, como el de Sor María Romero, cancelado el pasado 12 de abril o el de las Misioneras de la Caridad, el 29 de junio, que asistían a ancianos y niñas y niños en orfandad o víctimas de abuso sexual.
¨Realmente es lamentable, por el bien que le hacen a la sociedad (las misioneras). Nosotras podemos ir a otro país fácilmente, […] vamos y servimos igual en otro lado. El problema es la gente que se queda, los pobres, los ancianitos que tienen familias o los niños. En el caso de los hogares de niños van con sus familias; pero los que no tienen a nadie, quedan a la deriva, o sea, quedan al aire (desamparados)¨, reiteró.
Sor Norma expresó que tratan de alinearse a las reglas para que luego no tengan nada que ¨deber o temer¨ y que como congregación ponen en manos de Dios todas sus obras. Ella personalmente ha hecho una oración de entrega en caso de que el Hogar deba cerrarse.
¨Yo le digo a Dios: tú eres un Dios justo, tú eres el que pesa las acciones, tú sabrás si nos vamos o nos quedamos, porque Él es el que tiene la última palabra”, finalizó la religiosa.