*Guillermo Belt, exasesor de la OEA, recordó que quedó impune la confiscación de la sede del organismo en Managua.
**El exrector de la UAM-Managua y desterrado Ernesto Medina afirma que la OEA no fue capaz de actuar “con seriedad” en el caso de Nicaragua.
*Mientras el régimen Ortega-Murillo se aleja del principal foro continental, estrecha lazos al otro lado del mundo: Rusia, China, Irán
Sharon Ardon / Expediente Público
La salida de Nicaragua de la Organización de Estados Americanos (OEA) se hace efectiva este domingo 19 de noviembre del 2023 entre el descontento de sus ciudadanos que han sido víctimas de represión y persecución y en su defecto, del exilio.
Los embajadores de la OEA múltiples veces declararon la desacertada decisión del régimen de Daniel Ortega de dejar a la organización internacional.
Expertos entrevistados por Expediente Público, consideran que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo quiere desvincularse de la región donde hay un compromiso democrático, para estrechar más los lazos con regímenes de su calibre, como Rusia, Corea del Norte, Irán y China.
Expediente Público, a través del departamento de Prensa de la OEA se consultó cuáles serían los pasos concretos en el caso de Nicaragua tras su salida, pero no hubo respuestas.
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Teoría sobre la OEA “absurda”
El exvicecanciller nicaragüense José Pallais, argumentó a Expediente Público que Ortega mantiene una perspectiva anclada en el pasado antiimperialista, debido a que su postura refleja que continúa pensando que los Estados Unidos controla e instrumentaliza a la OEA, lo cual, a su parecer “es absurdo”.
Pallais es uno de los más de 300 opositores expresos políticos, desterrados y desnacionalizados por el régimen Ortega Murillo.
El exdiplomático considera que esa percepción no se ajusta a la realidad actual, porque a su criterio, la influencia estadounidense en el organismo internacional “está bastante reducida por no decir que el poder que tuvieron en años anteriores ya no existe”
Sostuvo que la salida de Nicaragua de la OEA se enmarca en la estrategia de Ortega de confrontar a los Estados Unidos y, por otro lado, de acercarse más a regímenes totalitarios como Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela.
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Nicaragua, una amenaza para la región
De igual manera coincide el exrector de la Universidad Americana (UAM) de Nicaragua, Ernesto Medina, en que el caso de Nicaragua se convierte en una prueba para la comunidad internacional, y que esta podría determinar su compromiso con la democracia y su capacidad para hacer frente a amenazas regionales.
Medina integra la lista de desterrados, desnacionalizados y confiscados por Ortega y Murillo.
Para el académico, el régimen de Ortega está consolidando una dictadura totalitaria con un desprecio total a las normas mínimas de la convivencia de una sociedad democrática y libre.
Está creando el precedente que se puede hacer renunciando a la OEA y sus principios.
Medina analizó el peligro de que Nicaragua se alinee más estrechamente con regímenes como los de Rusia, Bielorrusia e Irán, que son vistos como amenazas para la paz mundial.
“El continente americano tiene que responder ante eso y hacer uso de los mecanismos para hacerlo, pero hasta ahora no ha tenido el coraje y el valor para usarlos”, sostuvo.
Incapacidad de la OEA
Sobre el papel de la Organización de Estados Americanos, Medina valoró “que mostró incapacidad para abordar con seriedad el problema Nicaragua y tratar de contribuir a una solución”, expresó a Expediente Público.
Medina señaló que, tanto en el Consejo Permanente como en la Asamblea General, algunos países no asumieron su responsabilidad hacia Nicaragua y la región, pese a los compromisos suscritos para promover y defender la democracia.
“Se supone que todos los países de América firmaron un compromiso para promover y defender la democracia y lo que estaba pasando en Nicaragua era todo lo contrario”, lamentó
Lo que imperaba “era la negación del compromiso con la democracia. La OEA fue incapaz de actuar con firmeza y seriedad frente a Nicaragua”.
Llamó a la OEA y los demás estados miembros de exigir el cumplimiento de los compromisos internacionales de Nicaragua en materia de derechos humanos.
“Creo que hay mecanismos tanto dentro de la OEA como en la justicia internacional que se pueden aplicar perfectamente en el caso de Nicaragua, lo que ha faltado es voluntad”, puntualizó.
Así fue la salida de Nicaragua de la OEA
El 19 de noviembre de 2021, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo dio por terminado su “vínculo” con la Organización de Estados Americanos, por las “reiteradas acciones injerencistas”. Con la denuncia de la Carta de la OEA, conforme al artículo 143, se dio inicio al retiro definitivo de Nicaragua en esta organización. Es decir, la “indeclinable decisión” del régimen Ortega-Murillo, pone fin al vínculo entre el Estado y la organización internacional de ámbito continental.
El régimen acusó a la OEA de estar al servicio de Estados Unidos “como instrumento de injerencia e intervención”. Aunque sus acciones más que todo, como quedó demostrado, se limitan al debate político y seguimiento a las normas interamericanas.
La denuncia de la Carta de la OEA se dio dos semanas después de las polémicas elecciones en las que Ortega y Murillo se reeligieron por un quinto y segundo periodo consecutivo, respectivamente, y con al menos siete precandidatos presidenciales en la cárcel.
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Expropiación de la sede de la OEA en Nicaragua
El 24 de abril de 2023, la residencia que albergaba la oficina de la OEA en Managua, capital de Nicaragua fue declarada de utilidad pública según un decreto de la Procuraduría General de la República de Nicaragua.
La OEA, mediante un comunicado calificó la acción como “una violación de las más elementales normas internacionales”.
Para el exasesor de la OEA, Guillermo Belt, la ocupación policial de la sede de la OEA en Managua es “absolutamente arbitraria y una violación de los acuerdos previos firmados por el Estado de Nicaragua para el funcionamiento de la sede”.
Belt dijo a Expediente Público que esta confiscación es comparable a otras acciones “coercitivas de la dictadura, como, por ejemplo, la ocupación de la Universidad Centroamericana (UCA) y propiedades de la Iglesia católica, de ancianos, etc.”
Aunque la ocupación de la sede de la OEA podría considerarse menos significativa en comparación con otras arbitrariedades cometidas por Ortega y Murillo, desde el punto de vista jurídico “es tan monstruosa como cualquier otra”.
En ese sentido, resaltó “la caótica situación en Nicaragua”, donde el régimen viola constantemente leyes nacionales e internacionales, incluso aquellas que ellos mismos han promulgado.
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Resoluciones de la OEA
El Consejo Permanente de la OEA emitió el 8 de noviembre de 2023, su última resolución sobre Nicaragua.
Por consenso, el Consejo subrayó que la denuncia de la Carta por parte de Nicaragua no exime al país de sus otras obligaciones legales derivadas de la ratificación de convenciones interamericanas, especialmente aquellas relacionadas con la promoción y protección de los derechos humanos.
Además, reafirmó que Nicaragua permanece obligada a respetar todos los derechos humanos reflejados en normas consuetudinarias y en las convenciones multilaterales de derechos humanos de las que es parte.
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Reiteró el mantener una atención especial en la situación de Nicaragua, destacando la importancia continua de supervisar y abordar las cuestiones relacionadas con los derechos humanos en el país.