Entre cuatro paredes pintadas de azul y blanco, bajo dibujos en cartulinas que cuelgan del techo, un grupo de niños cantan en coro “Pin pon es un muñeco, muy guapo y de cartón, se lava la carita con agua y con jabón”, su maestra los motiva con una sonrisa en el rostro. Por medio de un cartel pegado a la pizarra se da la bienvenida a las niñas y niños que asisten al preescolar comunitario en la comarca Amatitán en la Paz Centro, en el departamento de León, a 62 km de la capital Managua.
Aunque este es un buen ejemplo de cómo Nicaragua ha mejorado en los últimos años en acceso a la educación preescolar sobre todo en zonas rurales como Amatitán, en comparación con el resto de Centroamérica el país está rezagado. Costa Rica invierte en un estudiante de preescolar casi veinte veces más que Nicaragua, mientras Guatemala y El Salvador superaban a Nicaragua en este rubro cuatro veces, revelan datos de la UNESCO entre 2012 y 2016.
Además, Nicaragua destina para la educación preescolar el menor porcentaje de su presupuesto para educación, en relación al resto de Centroamérica. Según datos del estudio “Situación de la educación Preescolar en Nicaragua Mejoramiento y lecciones en el período 2012-2017” realizado por Expediente Abierto. Nicaragua solo dedica el 3.5%, del presupuesto en educación a sector preescolar, mientras que Guatemala en el período de esos cuatro años dedicó el 13.7%. El reporte, describe las deficiencias en el desarrollo de la educación preescolar en Nicaragua y las oportunidades que podrían alcanzarse, por medio de la educación inicial, si se prestara mayor atención a lo que los especialistas en educación señalan como la etapa más importante del desarrollo del cerebro humano.
Las estadísticas del informe de liquidación del Presupuesto General de la República de Nicaragua demuestran que entre 2012 y 2018 la matricula en preescolar se incrementó en un 17% pasando de 241,169 estudiantes a 283,102; mientras la inversión del gobierno central para este nivel escolar tuvo un incremento presupuestario del 505%. Mientras en el 2012 fue presupuestado 104.5 millones de córdobas (4.44 millones de dólares), para el 2018 ese presupuesto fue de a 652 millones de córdobas (20.66 millones de dólares).
En Nicaragua 1) el preescolar público formal o regular es asistido por un docente contratado por el Ministerio de Educación para atender en las escuelas del Estado; 2) el preescolar no formal, también conocido como preescolar comunitario está a cargo de “educadoras comunitarias voluntarias” que son remuneradas económicamente por parte del Estado, bajo el rubro denominado “ayudas económicas”, y 3) también se atiende a niñas y niños de III nivel de preescolar en aulas de escuelas multigrados en comunidades rurales alejadas.
El Ministerio de Educación (MINED), dice que la educación preescolar “constituye el primer nivel de la Educación Básica”. En esta etapa se atiende a niños y niñas de 3 a 5 años de edad en las modalidades regular, comunitaria y en escuelas multigrado. El gobierno también dice que el propósito de esa “educación inicial” es potenciar el desarrollo integral y armónico de los niños, “lo que le permitirá alcanzar habilidades, hábitos, valores, autonomía, creatividad y actitudes necesarias para su vida personal y social, interactuando en contexto familiar y comunitario”.
Según la doctora en Ciencias de la Educación, Josefina Vijil, “es importante que para los niños haya experiencia educativa en esta etapa para que logren entrar en contacto con situaciones y problemas que tienen que resolver, para que tengan relación con otras personas que les obligue a usar el cerebro y a generar conexiones neuronales”.
Limitada preparación de docentes para educación preescolar
En el 2018 el gobierno central dedicó a la Formación y Desarrollo Profesional Docente el 1.25% del gasto en sector educación, equivalente a 78,424.7 córdobas de inversión por cada estudiante de las escuelas normales, donde se educan a los futuros maestros, según datos del PGR.
A diferencia de la formación de los maestros de enseñanza primaria y preescolar regular, la preparación de las educadoras comunitarias es prácticamente nula, porque se trata, por lo general, de jóvenes voluntarias de las mismas poblaciones, sin formación pedagógica formal, e incluso sin educación secundaria, tal y como se describe en el siguiente gráfico de la investigación realizada por Expediente Abierto.
El MINED ha desarrollado algunas acciones de formación continua a los docentes públicos, tales como: diplomados, seminarios y especializaciones, pero estas requieren como mínimo el título de maestra de educación primaria certificado por una escuela normal que acredita también a una docente de educación preescolar, según lo dice la Ley de Carrera Docente, en su artículo 17.
De 39 maestras consultadas en la investigación de Expediente Abierto, la mayoría que imparte preescolar comunitario no posee un título que respalde sus cualificaciones como educadora, solo 4 de ellas tiene el título de maestra de primaria, ninguna tiene título de maestra de preescolar, 2 poseen diploma de especialización en preescolar y una de ellas es Licenciada en pedagogía, por lo que no todas tienen la oportunidad de participar en los programas de formación que ofrece el MINED.
Lea: La educación preescolar pública de Nicargua: un problema de calidad
El estudio “Situación de la educación Preescolar en Nicaragua Mejoramiento y lecciones en el período 2012-2017” , argumenta que la mayoría de la niñez que vive en áreas rurales del país asiste a los preescolares comunitarios, muchos de los cuales están instalados en iglesias, fincas, patios o casas comunes, donde las condiciones del aprendizaje tienden a ser de menor calidad que en las escuelas públicas porque no cuentan con el mobiliario básico. Se trata de entornos en que prevalece dramáticamente la existencia minima o nula de sillas y mesas, material didáctico como pizarras acrílicas, libros de cuentos, juguetes, entre otros equipamientos.
Yakile Mora, responsable de educación popular, explica que las docentes en las comunidades rurales del país “que no cuentan con la preparación necesaria, hace que los niños no desarrollen las competencias que se necesitan en la educación preescolar”, refieriéndose a las habilidades cognitivas de nivel superior, tales como: la comprensión lectora, el pensamiento inferencial, la actitud resolutiva y la lógica que son predictores de éxito escolar de los estudiantes en la siguiente etapa de educación primaria.
En este entorno de casi nula capacidad instalada para hospedar a los pequeños estudiantes y de poca o nada atención a la mejoría de las habilidades educativas de las prefesoras empíricas es que el gobierno aduce que la habilidad cognitiva, es una de las cuatro dimensiones de desarrollo infantil en las que se centra el modelo educativo (público) denominado Modelo de Educación Inicial para el Desarrollo Infantil (MEIDI). Se trataría de un modelo implementado a partir del 2018 que tendría como base un proceso de capacitación a educadores y maestras de preescolar, además de las dimensiones social, física y emocional.
Cobertura y acceso a preescolares aumenta, pero no la calidad
En los últimos años, el Gobierno de Nicaragua ha implementado varias estrategias educativas y a pesar de que la prioridad no ha sido consecutivamente la educación preescolar, sí ha tenido efecto la implementación de programas sociales en educación y a juicio de las docentes consultadas en el estudio, esto ha permitido que sus aulas sostengan e incrementen la matrícula.
El incremento de la matrícula en preescolar se ha mantenido hacia el alza significativamente desde el año 2009 hasta el 2018. Mientras en el 2009 la matrícula era de, 213,224, para el 2018 había alcanzado los 283,102 representando un aumento del 32.7%. De esta manera se ha logrado ampliar la cobertura y asistencia en los preescolares; sin embargo, se desconoce la eficiencia e impacto en la calidad que ha tenido la escolarización de los estudiantes, porque no se conoce al menos públicamente, sobre algún proceso de monitoreo y evaluación por parte del Gobierno. No obstante esto, desde el gobierno se argumenta que a partir del plan de Educación 2017-2021 impulsado por el Gobierno de Nicaragua, la merienda escolar se ha distribuido en el 99% de las escuelas públicas, al igual que el paquete escolar solidario que alcanza el 100% de estudiantes en el país de preescolar, primaria multigrado, educación especial, primaria acelerada en el campo, y otras modalidades alternativas que surgieron a partir de 2010.
Desde el año 2011, el Gobierno de Nicaragua ha venido impulsando la Política Nacional de Primera Infancia (PNPI) “Amor para los más chiquitos y chiquitas”, impulsada sobre la base de la articulación de todos los programas y acciones hacia los niños y niñas, dirigidos por las instituciones del Sistema Nacional de Bienestar Social, tales como el Ministerio de la Familia Adolescencia y Niñez (MIFAN), Ministerio de Salud (MINSA), el Ministerio de Educación y las organizaciones sociales y comunitarias y las alcaldías municipales de todo el país.
Según el Informe, este programa ha sido un paso importante “porque ha favorecido la construcción de sinergias importantes entre insituciones de Estado para garantizar condiciones fundamentales que contribuyen al desarrollo infantil de forma significativa”.
Inversión sin resultados de calidad en la educación preescolar pública de Nicaragua