*Postura de El Salvador en foros internacionales acerca al presidente salvadoreño Nayib Bukele a un “derrumbe de la política exterior”.
**Al no condenar en Naciones Unidas los ataques de Rusia a Ucrania o la situación de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA), el mandatario está en una “deriva democrática”, afirma Napoléon Campos, especialista salvadoreño en Relaciones Internacionales.
*** Tiziano Breda, del International Crisis Group, consideró que la postura del mandatario salvadoreño es síntoma de «cierta inconformidad”.
Expediente Público
El creciente autoritarismo del presidente salvadoreño Nayib Bukele y la más reciente postura política presentada ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde se ausentaron en la votación que condenó la anexión ilegal de cuatro territorios ucranianos a Rusia, envía un triste mensaje al mundo de que está “divorciándose de los principios y valores democráticos que sostienen el sistema internacional” y muestra la “deriva autoritaria” en la que está sumergiéndose el mandatario salvadoreño, afirma Napoléon Campos, especialista salvadoreño en Relaciones Internacionales.
Naciones Unidas ha aprobado cuatro resoluciones que condenan los ataques de Rusia contra Ucrania, ninguna apoyada por El Salvador. En las primeras tres resoluciones presentadas entre marzo y julio, la representación de Bukele en la ONU se abstuvo de respaldar los documentos.
En la más reciente resolución “Integridad territorial de Ucrania: defensa de los principios de la Carta de las Naciones Unidas” aprobada el pasado 12 de octubre, que contó con el apoyo de 143 países, El Salvador quedó como ausente en la votación al igual que Venezuela.
“Yo me encuentro sumamente preocupado por esta conducta reiterada de no sumarnos al mundo democrático frente a los abominables hechos violatorios del derecho internacional por parte de Rusia, de no sumarnos a condenar estas flagrantes violaciones a la soberanía territorial de Ucrania, a los crímenes de guerra, este cobarde ataque de Rusia a Ucrania (…) nos hemos sustraído del mundo democrático, de los grandes consensos democráticos”, señaló Campos.
El Salvador se aleja de los principios democráticos
Desde el 24 de febrero, cuando comenzó la invasión rusa a Ucrania, hasta el 11 de septiembre de 2022, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) registró 5,827 muertos y 8,421 heridos.
“Yo me encuentro perplejo de cómo la conducta del señor Nayib Bukele va divorciándose de los principios y valores democráticos que sostienen el sistema internacional (…) Yo no puedo concebir cómo es que en estos momentos cuando debiéramos ser parte de ese mundo democrático no lo somos”, dijo Campos en entrevista con Expediente Público.
En un vídeo difundido en el del 77° período de sesiones de la ONU, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que Rusia debe recibir «un castigo justo» por la invasión de Ucrania.
“Ya no solo el presidente Bukele ordena abstenerse, sino que ahora ordena no presentarnos para votar, no dar la cara, esto implica prácticamente el derrumbe de la política exterior de El Salvador”, agregó Campos.
Bukele reedita la historia con Nicaragua en la OEA
El político y empresario salvadoreño, actual presidente de la República de El Salvador por la Gran Alianza por la Unidad Nacional desde el 1 de junio de 2019, también tuvo cambios drásticos en su política exterior con respecto a la situación de Nicaragua en el foro hemisférico de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En los últimos dos años, el representante permanente de El Salvador en la OEA pasó de dar un voto a favor al momento de aprobar resoluciones que condenan la situación de Nicaragua, que vive una grave crisis de derechos humanos, a mantenerse al margen votando en abstención.
Tiziano Breda, analista para Centroamérica del International Crisis Group, consideró que las posiciones internacionales de Bukele sobre estas dos situaciones, Rusia y Nicaragua, son utilizadas para señalar “cierta inconformidad con algunos temas considerados primordiales para occidente” y para Estados Unidos en particular.
«Claramente hay un interés económico, un vínculo económico entre países y entre algunos funcionarios de los dos gobiernos que hace que la posición neutral pueda estar finalizada a mantener esos vínculos y a evitar que se creen tensiones”, añadió Breda.
La OEA, con sede en Washington, D.C., que reúne 35 Estados de las Américas, basa sus pilares en la democracia, los derechos humanos, la seguridad y el desarrollo.
Bukele ataca a la OEA
Desde 2021, sin embargo, Bukele se ha distanciado de este foro hemisférico. Y aunque sí se ha presentado a dar encendidos discursos que hablan de independencia, en su cuenta de Twitter, más recientemente, señaló que la OEA no tiene ya «ninguna razón de ser».
“A raíz de las tensiones que hay entre El Salvador y Washington se expresa esta inconformidad y se desafía, prácticamente, a Estados Unidos y sus aliados principales manteniendo estas posiciones de neutralidad”, explicó Breda a Expediente Público.
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Según Campos, El Salvador puede estar a la puerta de “sanciones comerciales y financieras por parte de Estados Unidos”, incluso “pudiera verse en peligro” la renovación del Estatus de Protección Temporal (TPS).
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) extendió el TPS para El Salvador hasta el 31 de diciembre de 2022, mismo que debe continuar hasta que haya una decisión judicial final.
“Está muy poco de ser revalidado y depende de una acción ejecutiva, pero eso podría formar parte eventualmente de una canasta de sanciones que pudieran generarse desde Washington hacia El Salvador”, dijo Campos.
¿Cuida Bukele intereses económicos?
Durante el debate general del 77° período de sesiones de la ONU, Bukele lanzó una serie de críticas contra los países con economías más sólidas que cuestionan su administración en la región centroamericana.
En esa ocasión, Bukele demandó respeto a la “soberanía y autodeterminación” de cada país.
“No es respetada por países que tienen muchísimo más territorio, muchísimo más dinero, muchísimo más poder y que piensan correctamente que son los dueños de su país; pero que piensan incorrectamente que también son los dueños del nuestro”, criticó el mandatario salvadoreño.
En el caso de Rusia, según Breda, la neutralidad asumida por Bukele busca “evitar crear conflictos con lo que podría ser un socio, un apoyo de un actor relevante políticamente, pero no económicamente en El Salvador».
“Podría ser un apoyo necesario en el caso que siguieran estas tensiones con Estados Unidos, con los europeos y viendo un poco el caso de Nicaragua, donde el apoyo de Rusia y China es fundamental», dijo Breda.
Rusia y su acercamiento con El Salvador
En 2021, Rusia ofreció a El Salvador aumentar la cooperación en áreas como la económico-comercial, tecnología, salud, educación, cultura y seguridad.
No obstante, el mismo vicepresidente salvadoreño Félix Ulloa, tras un encuentro ese mismo año con una delegación rusa, reconoció que la balanza comercial entre ambos países era “muy desfavorable”. En 2021, El Salvador importó US$16 millones y cerró el año sin exportaciones a Rusia.
Para Campos, en coherencia con el desmantelamiento democrático e institucional de El Salvador la posición asumida explica que “es incapaz el gobierno del señor Bukele de proyectar una política exterior que nos siga alineando con el mundo democrático, porque simplemente ya no hay democracia en el país”.
«El Salvador dejó de ser una democracia y esa falta de democracia esa deriva autoritaria (…) Nos lleva igual a estar fuera de estos grandes consensos democráticos”, agregó Campos.
Bukele tras los pasos de Ortega
Aunque la Constitución salvadoreña prohíbe la reelección al cargo de presidente, el mandatario anunció en septiembre pasado que será candidato a la presidencia en las elecciones de 2024.
“El Salvador está evitando denunciar y criticar hoy, lo que le puede ser criticado y denunciado mañana en su contra”, insistió Breda.
Lo anterior sumado a otras decisiones como la compra de más de 100 millones de dólares de la criptomoneda Bitcoin, que en los últimos meses ha perdido más del 40 por ciento de su valor y su decisión de declararla como moneda de curso legal y los todos los señalamientos que se están haciendo bajo el régimen de excepción actual hacen de El Salvador un país que “no genera confianza y donde su gobernante no genera confianza a nivel internacional”, puntualizó Campos.