* Los salvadoreños recuerdan a Nayib Bukele su pasado de izquierda progresista en contraste con su actual discurso anti Agenda 2030, derechos sexuales y reproductivos.
** La presentación de una pieza teatral interpretada por un reparto Drag Queen sirvió para cesar a más de 400 profesionales que trabajaban en diversos campos artísticos.
Eric Lemus / Expediente Público
La estética millenial del presidente salvadoreño Nayib Bukele, quien fue considerado un político disruptivo, fue reemplazada por un estilo fulminantemente castrense.
El 1 de junio de este 2024, Bukele, rodeado de oficiales ataviados con capotes prusianos semejantes a los utilizados por el ejército chileno bajo la dictadura de Augusto Pinochet, inició su segundo mandato distante del joven que inició en la política alentando a los miembros de la comunidad LGTBIQ+ a reivindicar sus derechos en una sociedad conservadora.
Semanas después, el despido de más de 400 empleados del arte y la cultura bajo el argumento de contradecir el pensamiento oficial del Gobierno se convirtió en la decisión que sellaba su giro ultraconservador, aunque de paso, le sirvió para seguir aplicando recortes en la administración pública.
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“Creo que la lucha de los derechos civiles de nuestro tiempo es (la lucha de) la comunidad LGTBI”, sostuvo el entonces alcalde de Nuevo Cuscatlán en noviembre de 2014 durante un encuentro con miembros de la comunidad de la diversidad en El Salvador.
En aquella cita también estuvo presente su primo, Xavier Zablah, el actual secretario del partido oficialista Nuevas Ideas (NI).
Nayib Bukele y una pieza teatral censurada
El monólogo “Inmoral”, que fue producido por el proyecto LGTBIQ+ Inari, estuvo en la cartelera de la Gran Sala del Teatro Nacional de San Salvador los 15 y 16 de junio, pero la segunda fecha fue cancelada a raíz de la denuncia de grupos religiosos que afirmaban que iba contra los valores de la familia.
La pieza teatral era interpretada por la actriz drag Alexa Evangelista, quien ya había presentado en abril de 2024 otra obra en el mismo espacio con la autorización del Ministerio de Cultura.
Sin embargo, el presidente Nayib Bukele anunció el nombramiento del diputado de Nuevas Ideas, Raúl Castillo, como nuevo ministro del ramo. De inmediato le ordenó despedir a más de 300 funcionarios porque “promueven agendas que no son compatibles con la visión de este Gobierno”, escribió en su cuenta personal de X.
La institución ya estaba salpicada unas semanas antes por una acusación contra el exviceministro de Cultura, Erick López Doradea, por utilizar la Biblioteca Nacional, que edificó el Gobierno de China, para tener relaciones sexuales.
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El secretario del Sindicato de Trabajadores de la Cultura (Sicultura), Basilio Ayala, rechaza la acusación de Nayib Bukele porque, reitera a Expediente Público, “la obra de teatro es un pretexto porque los despedidos ni son homosexuales o lesbianas o llevan agenda”.
“En la institución el personal siempre fue profesional y obedecía a líneas jerárquicas cuyas órdenes venían desde la titular a sus directores y así sucesivamente”, dice Ayala.
“Lo que buscan es desarmar a las organizaciones de lucha al interior del poder ejecutivo”, sostiene.
Además, dice Ayala, el discurso de Bukele “es extraño y contradictorio porque esa comunidad LGTBI le sirvió al presidente en su primer mandato para catapultarlo”.
Giro al discurso pro-vida
Nayib Bukele inició su carrera política en 2011 en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la guerrilla izquierdista fundada en 1980 y que se convirtió en un partido de corte socialista tras los acuerdos de paz de 1992.
En 2017 se salió de dicha agrupación para fundar Nuevas Ideas, movimiento con tendencia a centro izquierda y centro derecha.
En febrero de 2024, Bukele viajó a la ciudad de Miami a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés) para sumarse junto a políticos de derecha que respaldan la candidatura presidencial de Donald Trump.
Al finalizar su disertación fue abordado por Catalina Stubbe, la directora hispana de Moms for Liberty, con quien habló sobre su rechazo a la “ideología de género”.
Stubbe subió a sus redes sociales la conversación donde Bukele esgrime que los padres “confían los hijos al sistema educativo para que les enseñen cosas útiles en su vida: biología, matemáticas, cosas importantes para su aprendizaje”.
“Y luego vienen y quieren meterles ideologías, cosas contrarias a la naturaleza (…), contraria a Dios, contraria a la familia”, declaró.
A pesar de esto, El Salvador fue seleccionado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como uno de los países en los que se ejecuta el programa de implementación acelerada de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que implica incorporar 17 metas dentro de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, entre ellas la igualdad de género.
Retroceso en políticas sociales
La feminista Morena Herrera observa con atención la evolución del mandatario salvadoreño que ahora esgrime posiciones conservadoras.
“La actuación del gobernante es a conveniencia en el sentido de que ha ido moviendo su opinión persiguiendo aquellos lugares, aquellas posiciones que le convienen en su estrategia de concentración de poder”, dice a Expediente Público.
Por ejemplo, el Estado salvadoreño enfrenta una demanda ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) porque es uno de los cuatro países de América Latina que prohíbe el aborto sin excepciones, junto con Nicaragua, Honduras y República Dominicana.
“Están destruyendo los avances que habíamos tenido en políticas públicas que tenían protección para los derechos de las mujeres y de las niñas”, dice Herrera.
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El 30 de noviembre de 2021 la Corte IDH condenó al Estado salvadoreño por la muerte de “Manuela”, una madre que sufrió una emergencia obstétrica hospitalaria, pero murió en prisión. El Gobierno de Bukele no ha cumplido ninguna de las medidas de reparación hasta la fecha.
“No están atendiendo las necesidades de las mujeres que viven en condiciones de mayor precariedad y vulnerabilidad”, reclama Herrera.
¿Por encima de las ideologías?
El investigador académico Carlos Cañas-Dinarte, quien denuncia las violaciones a la ley del patrimonio cultural salvadoreño, cuestiona a Expediente Público la imagen que Bukele vendió para llegar al poder.
“Cuando él salió a decir que estaba por encima de las ideologías y que no pertenecía ni a derechas ni izquierdas, eso era falso”, sostiene.
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“Esa indefinición pretendidamente ideológica obedecía a un esquema súper básico de querer presentarse como algo original e innovador, novedoso”. Pero “en la práctica, lo que hemos visto es el surgimiento y la consolidación de un régimen no sólo de derecha como tal, sino además verticalista, militarista, fascista y con una ideología extremadamente conservadora”, dice Cañas-Dinarte.
“Esa puesta en escena a lo Star Wars nazi del 1 de junio forma parte de todo eso. Hay un mensaje ahí detrás desde el punto de vista semiótico”, anticipa.
Menos dinero para salud y educación
Este giro conservador también se manifiesta en la política económica y la administración pública. José Luis Magaña, que encabeza el observatorio Panorama Económico, resalta a Expediente Público que hasta mayo de este 2024 el Gobierno efectuó recortes presupuestarios en educación básica, atención hospitalaria, subsidio al gas propano y energía eléctrica.
En el informe correspondiente a mayo emitido por la Dirección General del Presupuesto, el Ministerio de Hacienda solo informó de la modificación en la asignación de los fondos y de una ejecución del 43.4%.
Magaña destaca que el Gobierno “recortó $35.5 millones de dólares al subsidio al gas, $15.2 millones en subsidio a energía eléctrica, $63.2 a educación básica, $62.3 millones en atención hospitalaria y $37 millones al primer nivel de atención”.
César Villalona, también economista, puntualiza a Expediente Público que “el desmantelamiento del personal en cultura no puede deslindarse de una realidad: el Estado no tiene mucho dinero por el manejo errático desde su apuesta al Bitcoin”.
“La comida se encarece, empeora la salud, el Gobierno actúa al revés de las necesidades de la gente. La medicina amarga que él promete está enfermando más”, opina.