Pese a las políticas públicas establecidas por algunos gobiernos de la región que promueven una mayor participación política de las mujeres, todavía existen diversos retos que deben afrontar a lo interno los partidos políticos, no solamente en lo normativo, también en lo cultural.
El mapa “Mujeres en la política:2020”, creado por la Unión Interparlamentaria (UIP) y ONU Mujeres, detalla que, en Centroamérica, en los cargos ministeriales, nombrados a partir del 1 de enero del 2020, Honduras representa el 33%, El Salvador 47%, Costa Rica 50%. Siendo Guatemala el país más bajo de manera porcentual con el 13% y Nicaragua el más alto con un 58%.
En el caso de Honduras, la experta Ana Maritza López, oficial de programa del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, con sede en Honduras, explica a Expediente Público que, pese a la evolución en los últimos años de la participación política de la mujer, todavía existen algunos pantanos a lo interno de los partidos políticos por mejorar para que las mujeres tengan un acompañamiento en sus organizaciones.
“Tradicionalmente, las mujeres solo han sido observadoras en los procesos electorales y son la fuerza que garantiza que la base de los partidos políticos se sume al voto, pero no han sido tomadas en cuenta para cargos de elección popular”, señala López, al destacar que en muchas oportunidades los puestos de elección popular ofrecidos a las mujeres han sido de relleno o poco relevantes; son pocas las mujeres diputadas o las mujeres alcaldesas.
Ahora, con los cambios en la nueva ley electoral, la relación de la participación política de la mujer tiende a equilibrarse un poco más y serán más visibles en la aspiración a cargos de elección popular. Se refiere a la figura de paridad y alternancia en la nueva ley electoral que fuera aprobada por los congresistas hondureño en octubre de 2020.
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Para garantizar que los hombres y mujeres participen en iguales condiciones, los partidos políticos deben aprobar internamente, una política de género e igualdad de oportunidades, cuyo cumplimiento debe ser supervisado por el Consejo Nacional Electoral (CNE). En cuanto al principio de paridad, las nóminas para los cargos de elección popular, en todos los niveles electivos deben estar integradas en un cincuenta por ciento por mujeres y en un cincuenta por ciento por hombres.
López hace énfasis que la sociedad civil debe realizar un acercamiento con los partidos políticos para brindar un mejor apoyo y poder incidir en políticas públicas que permitan hacer valer los derechos de los grupos subrepresentados en el país.
Señala que existen instituciones que se han acercado a las comisiones (legislativas), pero no tienen la suficiente fuerza y beligerancia, tampoco cuentan con el reconocimiento de las mujeres políticas para que las representen en estos espacios, y se debe hacer un trabajo de cabildeo más coordinado para contar con el respaldo de estos sectores políticos, entre ellos las mujeres políticas y las parlamentarias.
La construcción de espacios que fortalezcan la participación política de las mujeres pasa por el fortalecimiento interno de los partidos, es decir, la definición de reglas claras, y dentro de ellas se encuentra el tema del financiamiento. Dentro de la deuda política que se les cancela a los partidos políticos, existe un porcentaje destinado a fortalecer la participación de la mujer, éste antes era del 10% del total de la deuda política, pero con la nueva ley electoral pasó a un 15%.
Pero las mujeres de los partidos políticos se quejan porque no ven el uso y destino de esa partida presupuestaria. “Ninguno de los partidos político tiene un plan de capacitación para las mujeres, sino que, hasta hace poco, las Secretarías de esos institutos políticos, están supervisando nuevamente esa política, pero no han logrado aun definir los programas a ejecutar”, explica López.
En general, en los partidos políticos existe un protocolo, pero no una regla, por ende, es fácil que el dinero que ingrese a las arcas del partido sea utilizado para otros fines, acotó.
Desde el Instituto Holandés, explica, están capacitando a las mujeres y a quienes integran las juntas directivas de los partidos políticos acerca de la importancia de crear protocolos y reglamentos a lo interno de cada partido, y de esa manera asegurar la participación de los grupos de mujeres y otros subrepresentados.
La representante del Instituto Holandés dijo que uno de los programas que impulsan se llama “La academia de parlamentarias”, en donde las capacitan en técnicas políticas, estrategias de incidencia y comunicación política, oratoria y elaboración de propuestas o iniciativas de ley en el parlamento, en especial en aquellas relacionadas con una visión inclusiva de género. El tema del Presupuesto de la República es uno en el cual han sido formadas para que apoyen iniciativas orientadas a fortalecer áreas sensibles como salud reproductiva, por ejemplo.
Las mujeres políticas y también las que se desempeñan en cargos de elección popular deben afrontar el machismo en sus partidos políticos, y dentro de ello la violencia política. Al respecto, la socióloga nicaragüense, Isabel Torres, detalló a Expediente Público algunas medidas que los partidos políticos deben tomar para prevenir este tipo de violencia.
Para entender los patrones de violencia política, se debe aclarar que las mujeres están asumiendo un rol importante en la representación política, y según Torres, ese logro tiene una serie de costos: las mujeres son más castigadas en sus gestiones, por ejemplo, de manera histórica los hombres han tenido malas actuaciones en sus cargos, siendo acusado de corrupción y otros delitos. Pero, “si esto sucede con las mujeres, el imaginario popular define que no debe haber más mujeres en la representación política y siguen eligiendo hombres que han tenido deficiencia en su gestión política y pública”, expresa la socióloga.
Patrones de violencia
Las manifestaciones de violencia en la vida política y pública hacia las mujeres son las mismas en el mundo, no solo en la región, pero cambian los contextos y el nivel de gravedad en cada una de ellas, por ejemplo, en América Latina lamentablemente el tema de la violencia hacia las mujeres en la política es puesto en agenda por Bolivia y posteriormente por Ecuador, donde el secuestro y la agresión física hacia las mujeres indígenas que aplicaban a puestos en las municipalidades y regiones más rurales, ha sido muy frecuente, comenta la experta.
En una mirada regional, destaca como México es una de las naciones donde las expresiones de violencia política hacia las mujeres son fuertes y una de las manifestaciones más evidentes es la violencia psicológica que generalmente va acompañada de campañas orientadas a desprestigiar a las mujeres que entran al ruedo de la política o a la esfera pública.
Los medios de comunicación, sostiene, son un canal de este tipo de expresiones pues al desconocer en qué consiste la violencia política, otorgan grandes despliegues a la forma de vestir o de peinarse de las mujeres que participan en la política, buscan ridiculizarla o justificar las agresiones que pueden ser objeto cuando luchan por ejercer el derecho a la palabra en sus parlamentos.
“Todo este tipo de manifestaciones, las vemos normales: los piropos, el toqueteo, y no es posible que una mujer que es diputada al igual que sus compañeros de cámara, no se le dé la palabra cuando está pidiendo su derecho, hablar en las sesiones, se la dan cuando han hablado una serie de hombres. Hay una serie de irrespetos”, agrega.
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Principios de Igualdad
Para Torres, uno de los desafíos de los partidos políticos es impulsar, a lo interno, principios de igualdad y no discriminación que permitan disminuir el riesgo de la violencia política y si busca competir en la representación del poder desde una visión integral de género, estos son pasos a considerar para avanzar en políticas inclusivas que potencien mejor a la mujer, y, por ende, a sus instituciones políticas.
“Pueden ser efectivo para las mujeres que integran el partido político y en realidad para mejorar la calidad de la actuación democrática interna de los partidos político y las personas”, sostiene Torres.
Torres indica que los partidos han incluido en sus estatutos y los reglamentos, sobre el respeto de los derechos humanos, igualdad y no discriminación y no violencia. También han establecido mecanismo de auto regulación como protocolos internos de actuación, pero en la mayoría de ellos, esos enunciados no se cumplen.
Para la especialista en Comunicación Política, Virginia García Beaudoux, la democratización interna de los partidos políticos siempre es para ellos un desafío, y dentro de ello, dar espacios de más participación a las mujeres, significa romper patrones y visiones patriarcales que les han seguido por décadas, pero deben entender los cambios y las demandas de calidad y mejor representación que reclama la democracia.
Especialista también en liderazgo y perspectiva de género, García explica a Expediente Público que las mujeres en diversos países exponen los mismos obstáculos que tienen que enfrentar cuando quieren liderar y hacer política, no importa si son jóvenes, mayores, de un partido oficialista o de uno de oposición.
Las mujeres, sostiene, deben vencer no solo los obstáculos familiares, también demostrar sus capacidades de liderazgo y de hacer política, ya que, en la cultura latinoamericana, la percepción es que solo los hombres son líderes.
Las brechas de género siguen siendo evidentes y los partidos políticos, se han concebido como clubes privados para hombres, donde las mujeres no son bienvenidas, de ahí la importancia de tejer alianzas con organizaciones civiles, los mismos partidos políticos e instancias de cooperación internacional para empezar a romper esos muros machistas de los institutos políticos. Aquí el Estado debe jugar también un rol protagónico para impulsar políticas públicas de apertura e inclusión, afirma la experta.
Estos procesos, sostiene, no son fáciles, pero poco a poco las mujeres han ido ganando espacios y avanzando en su afán por reducir la desigualdad de género. Señaló que según el Economic Forum, que mide las brechas de género en cuatro categorías: Educación, Trabajo, Salud y Política, el área en donde se ve un poco más de avance es la Política.
Pero, aun así, agrega, “si seguimos el ritmo de avance actual, tomaría exactamente 95 años en alcanzar la igualdad”, sentencia.
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Dentro de los avances, la experta en comunicación política, liderazgo y perspectiva de género, resalta el tema de las leyes, entre ellas las relativas con la paridad.
Sin embargo, es necesario avanzar en otros estadios como lo cultural, “educar desde la infancia en otros parámetros”, y aquí hace una mirada al papel que juegan las agencias de publicidad cuando diseñan sus mensajes para vender productos. Esos mensajes deben dejar atrás esas ideas preconcebidas de que la mujer solo sirve para cuidar bebés o atender las labores domésticas del hogar, y que solo los hombres pueden tener derecho a comprar vehículos o productos financieros, cuestionó.
Hay que comunicar de otra manera y comenzar a transmitir otras imágenes para acompañar mejor los procesos de paridad y los procesos culturales, opina la experta.
Medios y violencia política
En el caso de Honduras, la violencia política contra las mujeres es una de las situaciones que desalienta su participación en la política. mismas. Dicha violencia es representada usualmente en los medios de comunicación y se caracteriza por el lenguaje sexista, el morbo, la descalificación del discurso y la discriminación en los espacios de opinión pública o los destinados a consignar sus propuestas, entre otros aspectos. La burla o la denigración es muy común cuando las mujeres deciden optar por la participación política, señalan los estudios de monitoreo sobre violencia política que realizan los organismos de mujeres en el país.
Para afrontar esta situación, las especialistas en la materia, Isabel Torres y Virginia García, coinciden que existen alternativas, que los medios de comunicación pueden seguir para evitar el sensacionalismo con las mujeres en los temas políticos.
En el marco de la libertad de expresión y acceso a la información, Torres explica que se puede regular el comportamiento ético tanto de los partidos políticos y los medios de comunicación. “Los medios tienen la capacidad de decidir y así en muchos países lo han hecho, códigos éticos de conducta interna donde en primer lugar se tome conciencia que muchas formas de proyectar la noticia no son las adecuadas y que no solo están proporcionando información veraz y efectiva, si no están lesionando derechos de las personas”.
La prensa y los periodistas, deben tomar conciencia del rol que juegan y necesitan una formación interna y rápida que permita abandonar los sesgos en la información. Esa visión también es compartida por Virginia García, al apoyar la idea de campañas públicas de sensibilización que permitan desmitificar la participación de las mujeres en la política y en donde los medios abran sus agendas a escuchar y analizar sus propuestas.