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Movimiento sindical languidece en Honduras en tiempos del Covid-19

**Atrás quedaron los días en que el movimiento sindical de Honduras estaba al frente de los procesos de democratización y transformación del país.

***Ahora, su protagonismo parece reducirse a unas cuantas consignas con motivo del 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador, mientras la población obrera atraviesa por una situación de indefensión agudizada por la pandemia del Covid-19.

EXPEDIENTE PÚBLICO

Víctima de “una ofensiva muy bien estructurada del gran capital”, el debilitamiento del movimiento sindical es tal en Honduras, que apenas entre el 6 y 8 por ciento de la fuerza laboral hondureña está sindicalizada, dijo a Expediente Público el director del Centro de Estudio para la Democracia (Cespad), Gustavo Irías.

Hace unos siete años, el porcentaje rondaba el 15 por ciento, según datos de la Central General de Trabajadores (CGT).

El sindicalismo “fue desmantelado por el modelo liberal, específicamente a partir de los años 90” y ahora es un movimiento bastante débil y fragmentado, explica.

Desde hace varios años, su voz “solo se escucha el 1 de mayo y en ese sentido podría afirmarse que, en general, la clase obrera está subordinada al orden de cosas en que vivimos”, afirmó Irías.

A su criterio, esto es un mercado laboral caracterizado por “una terrible precarización” de las condiciones de vida y de trabajo, en el que derechos como el de la sindicalización se han perdido, aunque existan en la ley.

El trabajo por hora, a tiempo parcial e incluso el de tiempo completo, pero pagado “en condiciones bastante miserables”, representan retrocesos para los derechos de los  trabajadores, considera el analista.

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Desarticulados en sus trabajos

La subcontratación y tercerización son “una estrategia bastante fuerte por parte de los patronos” y han tenido mucho impacto en el movimiento sindical, porque “hay trabajadores que ni siquiera saben quién es su verdadero patrono” y eso impide que se puedan organizar, dijo por su parte la coordinadora para Honduras del Centro Solidaridad, María Elena Sabillón.

La Ley de empleos por hora ha venido a desregular el Código del Trabajo, provocando “que los trabajadores pierdan derechos”, entre ellos la organización sindical, añade Sabillón.

El director del Cespad dice también que más del 60 por ciento de la población trabajadora  percibe menos de un salario mínimo o entre uno y dos salarios mínimos como máximo.

“Entonces estamos hablando de condiciones de pobreza, desigualdad, precisamente por la carencia de la fuerza sindical que pueda defender esos derechos”, dice Irías. Esta realidad es más dramática en las zonas rurales, donde la mayoría de los trabajadores reciben menos de un salario mínimo.

Crisis sanitaria y laboral

Para el representante de la Central General de Trabajadores (CGT), Julio Figueroa, la pandemia del Covid-19 ha venido a empeorar las condiciones de los trabajadores hondureños.

Y algunos de los que lograron conservar su empleo, perdieron su casa o pertenencias durante el paso de los huracanes Eta e Iota, en noviembre pasado, indicó el dirigente sindical.

Figueroa señaló que muchos trabajadores han optado por emigrar de sus comunidades y hasta del país.

Las perspectivas no son halagüeñas porque, con un gobierno señalado por corrupción y calificado de “narcoestado”, ninguna empresa querrá venir a invertir a Honduras. Y sin inversión no hay empleo, reflexiona.

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Las consignas perduran

Las consignas de los trabajadores este 1 de mayo serán contra la corrupción y el narcotráfico, dijo el representante obrero.

Aunque la movilización este año será parcial debido a la pandemia, aseguró que saldrán para exigir sus derechos y protestar contra un gobierno que, considera él, es parte del problema que enfrentan los trabajadores hondureños.

Mientras, organizaciones como el Movimiento Colectivo de Obreras y Obreros de Honduras han dicho que pedirán salarios justos, vacunas contra el Covid-19 para todos y detener las suspensiones ilegales de trabajadores.

Aunque en las últimas décadas hubo cierta “destrucción” de las organizaciones sindicales, sobre todo del sector público, lo que ha obedecido a algunas estrategias del gobierno para fusionar instituciones, el movimiento se ha ido renovando, afirma la abogada Sabillón.

El gran poder que tenía el movimiento sindical en general en años pasados “nacía de las instituciones públicas”; sin embargo, se ha fortalecido en sectores como el de la maquila, donde hay unas 45 organizaciones sindicales, y en la agroindustria, señala.

Más recientemente, destaca la asesora sindical, se formó un sindicato de trabajadoras domésticas, algo con lo que diez años atrás “ni soñábamos”.

“Entonces el debilitamiento del movimiento sindical sí se ha concretizado en un cierto sector, como el público; sin embargo los sindicatos siguen luchando por su fortalecimiento y por su subsistencia y negociación positiva”.

Los retos de los trabajadores

Entre los retos que afronta el sindicalismo está el de mantener la unidad, “que en  Honduras se ha logrado en comparación a otros países de la región en donde tienen muchísimas centrales obreras”, algunas de las cuales ni se hablan entre sí, dijo la coordinadora del Centro de Solidaridad.

Además, seguir enfrentando todas las violaciones a los derechos laborales “sistemáticas y reiterativas” que los trabajadores están sufriendo.

Y seguir estableciendo políticas públicas y propuestas de ley a favor de la población, “que ese ha sido uno de los grandes problemas porque los trabajadores, los dirigentes sindicales no son jueces, no son diputados, no crean leyes”, lo que hace complicado lograr cambios, señaló Sabillón.

El sindicalismo hondureño no es el mismo de hace veinte años y mucha gente desconoce “cómo ha crecido”, con organizaciones totalmente diferentes, con jóvenes que se están organizando y negociando sus contratos colectivos, dice. “El movimiento sindical no está muerto y busca cada día fortalecerse”, dijo Sabillón.

Prueba de ello es que “a pesar de las circunstancias de la pandemia, los trabajadores van para la calle”, añadió.

Un logro de hace casi décadas

Pero también la lucha se hace a través de propuestas públicas, como la que hicieron los movimientos sindicales de derogar varios artículos del Código Penal entre ellos los que limitan el derecho a la protesta y la reducción de las penas en delitos contra niños, niñas y mujeres, precisa la coordinadora.

Los analistas coinciden en que la redacción del Código de Trabajo, cuyos antecedentes se remontan a la histórica huelga bananera de 1954, ha sido el principal logro del movimiento sindical del país centroamericano.

Pero la agenda de entonces no se limitaba al beneficio de la clase obrera, dice Irías.

Temas relevantes como la reforma agraria, la democratización política y el estado de derecho eran parte de las demandas en momentos en que la democracia enfrentaba “terribles retrocesos” y en los que el sindicalismo hondureño tenía “una voz bastante fuerte”, añade Irías.

Honduras fue también el primer país en el cual el movimiento sindical utilizó un tratado de libre comercio para denunciar a un gobierno por el irrespeto a los derechos laborales, recuerda Sabillón.

La queja fue presentada en marzo de 2012 por las tres centrales obreras, el Centro de Derechos de Mujeres y varias organizaciones sindicales en el marco del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos con Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta, siglas en inglés). Fue a partir de ese hecho que nació la Ley de Inspección del Trabajo y su respectivo reglamento.

Retroceso de derechos, logros y beneficios

Antes de esa ley, “cuando los patrones violentaban un derecho laboral, les salía mejor pagar la multa” que solía ser muy baja, indicó Sabillón.

El caso expone los logros que se pueden alcanzar a través de la organización sindical. “La única forma de lograr la reivindicación de derechos es a través de la unidad y eso solo se logra a través de las organizaciones sindicales”, sostuvo la también profesional del derecho.

El gran porcentaje de los trabajadores que no ganan un salario mínimo adecuado, carecen de seguro social y padecen condiciones deplorables ”son aquellos que no están organizados”, asegura. 

Pero, reconoció que dentro de muchas empresas que están organizadas siguen ocurriendo violaciones a los derechos laborales, y es peor donde no hay organización.

El incumplimiento del salario mínimo se da en empresas del sector privado “y pasa en los mismos sindicatos estatales, por ejemplo en los mercados municipales”, donde los trabajadores no reciben el pago que manda la ley.

Para Irías, “más allá del movimiento sindical, la población hondureña, los diversos sectores, deben buscar nuevas formas de organización, de reclamar sus derechos”, aunque reconoció que en Honduras el movimiento social y todas las formas de organización en general están “bastante frágiles, muy fragmentadas”.

Es así que en esta nueva conmemoración del 1 de Mayo “nos encontramos con una población trabajadora en situación de alta indefensión, precisamente por la debilidad de organización, de movilización, de presión y de propuestas para defender, mejorar y conquistar nuevos derechos”, dijo el economista.