*OEA y Unión Europea desplegaron sus misiones de observación electoral expresando preocupación por los actos de violencia política que se han registrado previo a las elecciones generales del 28 de noviembre.
**Actores locales valoran importancia de presencia de las misiones internacionales, pero aun creen que están en deuda por el rol que tuvieron en las elecciones del 2017, cuando en medio de acusaciones de fraude validaron los resultados que favorecieron al Partido Nacional.
Expediente Público
A pocos días para las elecciones generales del 28 de noviembre en Honduras la atención internacional está centrada en este país centroamericano debido a que son unos comicios considerados “históricos” ante la posibilidad de un nuevo gobernante, ya que son casi 12 años del Partido Nacional en el poder y este proceso electoral podría ser el fin o la continuación de su gobierno. El rol de los observadores electorales, locales e internacionales, es considerado clave para dar la legitimidad a los resultados de las votaciones, según representantes de organizaciones y analistas consultados.
La jefa de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE-UE), Zeljana Zovko, explicó que el proceso electoral de este domingo será transcendental para las futuras relaciones de Honduras con el resto de países del mundo.
“La futura relación de Honduras dependen de unas elecciones pacíficas, transparentes y el Consejo Nacional Electoral toma su responsabilidad”, declaró Zovko tras un encuentro en el que los consejos departamentales y municipales de Cortés y San Pedro Sula brindaron un detalle de las actividades y en la que participaron representantes de todos los partidos.
Hasta el momento el Consejo Nacional Electoral (CNE) ha firmado acuerdos de observación electoral con organizaciones nacionales como el Centro de Estudio para la Democracia (cespad); la Red por la Equidad Democrática en Honduras (REDH); la plataforma juvenil Voto Informado; el Foro Nacional de Convergencia (FONAC); y la Asociación para una Sociedad más Justa.
Como observadores internacionales están: el Consejo de Expertos Electorales en Latinoamérica (CEELA); la Unión Europea (UE) y la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo personal de las misiones ya están desplegadas en el territorio hondureño. Entre la OEA y la UE son 121 personas ya en el país centroamericano.
Según informó la OEA, la Misión la integran 91 especialistas y observadores de 22 nacionalidades que estarán desplegados en 17 de los 18 departamentos. El Jefe de la Misión, el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien arribará este 23 de noviembre a Tegucigalpa, la capital hondureña.
En los comicios electorales del año 2017, según un artículo publicado por France24, se contó con diversos observadores internacionales, dentro de los cuales se mencionan la Unión Europea (UE), el Parlamento Europeo (PE), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE), una decena de defensores del pueblo de Latinoamérica, la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa y delegaciones de Ecuador y Corea del Sur.
Sin embargo, el contar con unos 1,500 observadores internacionales no garantizaron ese año un proceso electoral democrático, debido al denunciado fraude electoral y los actos violentos que marcaron a Honduras, cuando las fuerzas de seguridad reprimieron las protestas con saldo de 23 personas muertas, 60 heridos, detenciones arbitrarias y una desaparición forzada, datos dados a conocer el pasado 16 de noviembre por la Amnistía Internacional en una carta abierta dirigida a los candidatos a la presidencia de la República de Honduras.
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Observadores elecciones 2021
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet demandó que el proceso electoral en Honduras pueda realizarse bajo un ambiente propicio para celebrar unas elecciones en paz y transparentes.
Según Bachelet los votantes “tienen derecho a elegir a sus líderes sin sentirse inseguras, coaccionadas o asustadas”.
En un comunicado señaló que Honduras celebrará elecciones locales, generales y presidenciales en un “contexto extremadamente tenso y polarizado”.
La oficina de Derechos Humanos de la ONU en Honduras ha registrado 63 casos de violencia política, incluidos 29 asesinatos, 14 ataques, 12 casos de comportamiento agresivo, así como siete personas directamente amenazadas y una secuestrada.
“Condeno todos los actos de violencia y hago un llamado a todos los actores para que transmitan sus opiniones y quejas de manera pacífica. La violencia no es, y nunca debería ser, la respuesta”, dijo Bachelet.
En septiembre del presente año, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y el Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica (CEELA), suscribieron un acuerdo de observación para la transparencia de las elecciones generales 2021.
Entre algunas cláusulas de este convenio están: observar el proceso electoral con el objetivo de verificar que su desarrollo sea coherente y en cumplimiento al ordenamiento jurídico vigente en el país centroamericano.
El CEELA pondrá a disposición del CNE personas con conocimiento y experiencia, con el objetivo de contribuir con el desarrollo del proceso electoral general en Honduras, aunque en el acuerdo suscrito no se precisó la cantidad de personal a enviar.
En octubre el CNE convoco a la cooperación internacional para informar sobre los avances de las elecciones generales, donde se expusieron los temas en áreas operativas, logísticas y de sistema, por parte de los directores en Sistemas y Estrategias Tecnológicas del órgano electoral, incluyendo generalidades del proceso, Censo Nacional, Sistema de Transmisión de Resultados Electorales (TREP) y Sistema de Biometría o Lector de Huellas.
Como datos relevantes se dio a conocer que en el Proceso Electoral General 2021 se instalarán 18,293 Juntas Receptoras de Votos (JRV) en 5,755 centros de votación, de las cuales 20 serán para el ejercicio del voto en el exterior y se distribuirán en consulados de Honduras en 14 ciudades de Estados Unidos y en 6 países de Centro América.
Observadores desplegados
Por otra parte, la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (MOE UE) desplegó 30 observadores a largo plazo, los cuales llegaron a Tegucigalpa el 27 de octubre. La misión recibió una capacitación de tres días, primero sobre temas logísticos, sanitarios y de seguridad, y luego sobre el contexto político, marco legal y panorama mediático.
Para la jornada del 28 de noviembre, la misión estará integrada por unos 70 observadores procedentes de países miembros de la Unión Europea.
La MOE UE realizará “una investigación exhaustiva e integral de las elecciones”, sus preparativos, las campañas, así como procedimientos de votación, transmisión y anuncio preliminar de resultados, escrutinio oficial y el periodo poselectoral, según la declaración.
Dos días después de las elecciones, la MOE UE publicará una declaración preliminar que contendrá una evaluación inicial del proceso hasta la fecha. La misión no se pronunciará sobre el veredicto de las urnas, sino que evalúa el proceso electoral en su totalidad, de acuerdo a la información brindada a los medios hondureños.
La misión de observación de la OEA realizó una visita preliminar a Honduras el 26 de octubre hasta el sábado 6 de noviembre para reunirse con autoridades electorales y de los distintos poderes del Estado, así como los candidatos y representantes de la sociedad civil. Desde el domingo 21 de noviembre el personal de la misión se desplegó en los diferentes departamentos del país centroamericano iniciando así su rol de observadores.
Asimismo, se conoce que la misión de la OEA contará con expertos en organización y tecnología electoral, participación política de las mujeres, justicia electoral, voto extranjero y financiamiento político.
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Honduras en momento crucial
El pasado 17 de noviembre los miembros de la Misión Internacional de Observación Electoral de la Unión Europea, donde participaron más de 250 hondureños y 40 observadores internacionales coordinada por el Centro de Estudio para la Democracia (Cespad) y Global Exchange.
La conferencia fue dirigida por Gustavo Irías, director del Cespad; Carla García, miembro de Relaciones Internacionales de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH); Bill Hing, director de la Clínica de Defensa de Inmigración y Deportación; y por el Co-director de Global Exchange, Marco Castillo. Se abordó temas sobre democracia y derechos humanos y sobre el desarrollo del proceso electoral.
El director de Cespad, Gustavo Irías señaló la importancia de las elecciones ya que las denominó como una lucha por la democracia y el autoritarismo, sobre todo que podría modificar la configuración de fuerzas políticas en el Triángulo Norte., como se le conoce a Honduras, El Salvador y Guatemala
Irías señaló su respaldo a la carta enviada por un grupo de congresistas estadounidenses al secretario del Departamento de Estado el 15 de noviembre: “Estados Unidos se ha visto como un observador neutral, creíble e imparcial que apoyará un resultado electoral que sea genuinamente la voluntad ciudadana expresada en las urnas”.
De igual modo, Carla García, miembro de OFRANEH y residente en Estados Unidos manifestó que Honduras se encuentra en un momento crucial para los hondureños que se encuentra dentro y fuera del país.
Sociedad civil atenta
“Cómo mujer garífuna y defensora de derechos, estoy apelando a la democracia. Estamos convencidos que tenemos que vigilar que no exista un fraude, estamos convencidos que tenemos que hacer nuestra parte desde los Estados Unidos para que los gobiernos de todo el mundo entiendan la precariedad que está viviendo el pueblo hondureño”, dijo García.
En cuanto a los observadores que se harán presentes en el proceso electoral, Irías informó que entre estos se encuentras las organizaciones como la OEA y la Unión Europea. A nivel gubernamental se explicó que existe el Foro Nacional de Convergencia (FONAC) que está organizando una observación.
“Habrá una gran diversidad de observadores y miradas de lo que será el proceso mismo y los resultados”, recalcó.
También destacó el amplio movimiento de organizaciones que estarán en el ejercicio de monitoreo de observación el día de las elecciones, el día previo y los días posteriores que serán los más críticos.
Escenarios posibles
Estos procesos electorales podrían enfrentar distintos escenarios posibles; el director Irías manifestó que en el peor de los casos se podrían repetir los hechos suscitados en las elecciones del año 2017. “No quisiéramos repetir esa situación, pero es un riesgo y un posible escenario”.
“El escenario deseable es que haya una salida política a la crisis de la democracia a través de las urnas”, expresó.
A pesar de que en las elecciones del 2017 se contó con observadores internacionales en Honduras se vio envuelto en un supuesto fraude electoral, protestas y violencia. ¿Qué diferencia lograría la presencia de los organismos de observación electoral este 28 de noviembre en varias organizaciones sociales hondureñas temen que se repitan los hechos de violencia política?
Carla García, miembro de OFRANEH, respondió a Expediente Público: “Esta vez puede ser diferente porque el pueblo hondureño ha venido a los Estados Unidos, nosotros estamos llegando hasta el Departamento de Estado y el congreso de EE. UU. y estamos abogando para que en esta ocasión se tomen las decisiones correctas y se apoye al gobierno que realmente sea electo por el pueblo”.
De igual manera, el director de CESPAD, Gustavo Irías como petición a los Estados Unidos pidió que desde el Departamento de Estado no se cometan los mismos “errores” como legitimar elecciones ganadas a base de un supuesto fraude electoral como en el 2017.
Una nueva oportunidad u otro desastre social
Durante un conversatorio organizado por la Red por la Equidad Democrática en Honduras (REDH), sobre la “Conflictividad, desinformación y escenarios político: coyuntura electoral”, el sociólogo Eugenio Sosa, analizó la transcendencia de los comicios del próximo domingo 28 de noviembre.
“Las elecciones son un punto de partida fundamental para pensar cualquier futuro, cualquier porvenir y cualquier situación democrática de un país. La calidad de las elecciones y el tipo de elecciones marca de manera profunda la sociedad y el posible Gobierno que se pueda tener”, expresó Sosa.
Explicó que la democracia en Honduras nunca ha sido “robusta” y que esta ha sido precaria, débil y limitada y en los últimos años ha experimentado retrocesos.
“Las elecciones son de nuevo una oportunidad para que la sociedad pueda enrumbar un camino diferente para resolver los retrocesos democráticos y tratar de dar algo mejor, nunca antes, probablemente en 40 años se había hablado tanto de fraude en Honduras como en la última década, nunca antes se había hablado tanto de compra de votos como en la última década y nunca antes se había hablado tanto de financiamiento bajo ilícito de las campañas como en los últimos procesos electorales”, expresó.
Sosa mencionó que no solo la democracia ha dado un retroceso, también el Estado de derecho. Esto se debe a la corrupción que enfrenta el país centroamericano, la ausencia de transparencia, las críticas en los organismos nacionales e internacionales, las evidencias a las violaciones de los derechos fundamentales y la desigualdad ante la ley.
“Tenemos un Consejo Nacional Electoral que según la última medición del Latinobarómetro tiene el 86.5% de desconfianza, entonces qué certeza y qué credibilidad pueden tener unas elecciones donde el árbitro no tiene ninguna credibilidad o la credibilidad es casi del 15%, o sea nada”, manifestó.
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Legitimidad de los resultados están en juego
En entrevista a Expediente Público, Joaquín Mejía, investigador del Equipo de Reflexión, investigación y Comunicación (ERIC), valoró que la importancia de la presencia de observadores en un proceso electoral radica en darle legitimidad a los resultados, porque se espera que las misiones aprueben o desconozcan que los mismos fueron realizados en base a los estándares internacionales exigidos.
“Cuando nos encontramos en crisis graves de legitimidad democrática, en países como Honduras, donde hay poca confianza en la institucionalidad y que viene arrastrando una crisis derivada del fraude electoral, obviamente las misiones de observación electoral son fundamentales”, manifestó.
Las misiones de observación electoral, refirió Mejía, entre ellas la de la Unión Europea, tienen el objetivo de promover la democracia y los derechos humanos en un espíritu de cooperación entre los países.
En las elecciones 2017 debido al supuesto fraude electoral, la misión de observación electoral se pronunció ante tal situación, luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) oficializara a Juan Orlando Hernández como ganador, la Misión de Observación de la Unión Europea brindó una conferencia de prensa para avalar la declaratoria oficial de las elecciones de Honduras en ese año.
“La misión de la Unión Europea tiene un manual que sirve para constituir y ejercer este proceso de observación electoral y señala que se debe garantizar un enfoque coherente”, explicó.
¿Por qué cito este manual?, se cuestionó. “Porque desafortunadamente la Unión Europea jugó un papel lamentable en las elecciones pasadas durante el fraude electoral, porque lo legitimó”, respondió.
Igualmente, explicó su preocupación debido a que la misión de observación viene constituida por un par de personas que dan “miedo”, esto haciendo contexto a un representante del partido Alternativa para Alemania (AFD) de Alemania, que denominó como ultra derecha. “Este partido está bajo la lupa de los servicios secretos alemanes por su radicalidad además el propio ministerio del interior de Alemania ha afirmado que la extrema derecha es una principal amenaza a la seguridad del país alemán”.
A pesar de que una misión puede garantizar que un proceso democrático sea justo, en un país con tan poca confianza ciudadana en las instituciones, como Honduras “es lamentable, de mal gusto” que la Unión Europea haya incluido en la observación electoral a alguien de extrema derecha que representa un peligro para la propia seguridad alemana”, cuestionó el analista.
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El sociólogo analista, Pablo Carías, expresó a Expediente Público que, al tenerse sistemas electorales débiles, amañados y con poca fortaleza se requiere siempre de observadores internacionales.
Explicó que el papel de los observadores será verificar se hagan de manera transparente, que no haya habido fraude y se hayan realizado con tranquilidad.
“Se podría decir que son invitados de piedra, donde ellos dicen, pero nadie les hace caso. En la práctica seguimos con muchas dudas e incertidumbre, muchos somos testigos de la sospecha de la calidad y las condiciones en que se realizará el proceso electoral”, expresó.
En cuanto al temor de que se repitan los hechos del 2017, expresó sentirse preocupado ya que el proceso se está llevando a cabo con los mismos actores políticos.
“Cuando algo se realiza con las mismas personas, se obtienen los mismos resultados”, mencionó.