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Migrantes nicaragüenses: el kilométrico retén en México

*Un equipo periodístico de Expediente Público viajó a Tijuana, México, siguiendo el rastro de los migrantes nicaragüenses.

** Más de 13 mil nicaragüenses estaban en situación irregular en México en el 2021. Cientos permanecen en albergues saturados por el cierre de fronteras a solicitantes de asilo.   


Expediente Público

Miles de migrantes, incluyendo los nicaragüenses, no logran terminar su travesía a Estados Unidos y quedan varados en México o detenidos por sus autoridades. 

La frontera norte mexicana se prolonga por 3,200 kilómetros y la ruta más cercana de la frontera sur con Guatemala a la norte con Estados Unidos es la carretera del Pacífico que tiene una extensión de 1,800 kilómetros, de Tapachula a Reynosa, mientras que la vía Tapachula-Tijuana mide 3,900 kilómetros. 

El boletín de 2021 del Instituto Nacional de Migración (INM) de México reveló que el año pasado detectaron a 13,481 nicaragüenses en situación irregular en ese país a los que se les presentó una alternativa a la deportación. De estos 7,527 fueron salidas voluntarias, mientras otros 4,324 procedimiento continuaban abiertos.  

Además, hubo 1,837 deportaciones y retornos asistidos. Por otra parte, otorgaron a ciudadanos de esta misma nacionalidad, 3,000 visas humanitarias y renovaron 21 más. 

Gustavo Banda, pastor del mayor albergue de Tijuana, el Templo Embajadores de Jesús con más de mil personas, indicó a Expediente Público que pocos migrantes aplican al refugio en México, porque no se lo dan. “La gente de Haití está llegando y traen una visa humanitaria, pero a los centroamericanos, aunque se diga lo contrario, con esta administración de Andrés Manuel López Obrador no les están dando una visa a nuestros hermanos”. 

Los nicaragüenses tampoco aplican mucho a los programas que ofrece México, “la mayoría intenta cruzar ilegalmente. Llegan cada semana, y así como llegan inmediatamente se van”, aseguró Banda.

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María José Juárez, asistente de protección en Tijuana de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), destacó a Expediente Público que en el contexto de movilidad hubo 70 nicaragüenses entre las 4,000 personas que se han hospedado en el programa Hotel Filtro desde junio de 2020, de ellos 15 habían llegado en enero 2022. 

Los hoteles filtros son realmente hoteles alquilados por completo para brindar hospedaje, alimentación y atención psicológica o médica a personas en contexto de movilidad que no tienen lugar para pasar la cuarentena cuando llegan a la ciudad o son retornados de Estados Unidos, y mientras encuentran espacio en otros refugios y se verifica su salud antes de llevarlos a otros albergues. 

La proporción de nicaragüenses, menor que otros nacionales de Centroamérica, muestra relativamente lo que ocurre también en los 17 albergues en Tijuana con los que trabaja OIM, donde los nicaragüenses representan el 10% de las atenciones. 

“Nos da idea que ellos tienen posiblemente otras redes de apoyo en la ciudad, amistades o personas que les brindan alojamiento, porque a través de las líneas de atención al público que tenemos para atender diferentes situaciones. Durante el 2021 atendimos a 700 nicaragüenses pidiendo orientación por atención médica gratuita, recuperar sus documentos de identidad, por asilo en México y recuperar documentos dados por el INM”, informó. 

Los atendidos por la OIM en Tijuana, observan que la mayoría son hombres viajando solos. En segundo lugar, mujeres viajando solas y en menor medida familias, pero «eso nos preocupa porque puede ser una visión sesgada, solo de personas con las que tenemos contacto, pero no descartamos que haya más nicaragüenses o que personas que para no ser localizadas por sus agentes persecutores sobre su ubicación, deciden no usar los servicios de las organizaciones», explic

Rechazan contacto consular 

Las consultas de protección consular han sido mínimas a pesar que se elaboró un directorio. Pocos o ninguno de los nicaragüenses piden información para tramitar pasaportes o partidas de nacimiento, a diferencia de los otros centroamericanos, comentó Juárez. 

La representante de la OIM dijo que, por ejemplo, cuando “mostramos el directorio consular a todos, generalmente la población nicaragüense no desea contactar a su consulado debido a los motivos por los cuales salieron de su país”. 

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Expediente Público consultó con el coordinador general de la Comisión de Ayuda al Refugiado de (Comar), Andrés Ramírez, si la posición política del actual Gobierno mexicano hacia el régimen de Nicaragua, podría ser una razón que atemoriza a los nicaragüenses a acudir a las autoridades y organizaciones mexicanas para pedir refugio, visas o asistencia. 

El Gobierno de López Obrador sostiene una posición de no intervención en asuntos de otros países y con eso ha dejado de apoyar las condenas internacionales contra el régimen de Ortega en Nicaragua. En la Organización de Estados Americanos, México se ha abstenido de votar resoluciones por la situación del país centroamericano.  

“Como Comar tenemos una naturaleza técnica, nosotros no nos basamos en cuestiones ideológicas y políticas, no juzgamos en función de política. No solo los recibimos y los registramos. A juzgar por la cifra, la tasa de reconocimiento de los nicaragüenses es elevada”, aseguró. 

“Si tuviéramos una posición política no estaríamos haciendo el trabajo, tenemos que adherirnos al procedimiento en ley y ahí no se establece un sello ideológico y político, si así fuera no recibiríamos a venezolanos, cubanos y nicaragüense”, agregó el funcionario. 

Nicaragüenses en México 

México es en menor medida un destino más para cientos de nicaragüenses. Andrés Ramírez, coordinador general de la Comar, indicó a Expediente Público que en 2021 tuvieron el mayor número histórico de solicitantes de refugio de todas las nacionalidades. En el caso de Nicaragua fueron 2,922 personas, siendo la novena en número de solicitantes. 

El funcionario explicó que estos datos no incluyen a los que van de tránsito ni a los reportados por el INM y que las solicitudes de refugio de nicaragüenses en México. “Empezaron a tener significado desde el 2018, sobre todo a partir de abril y mayo, tuvimos 1,269 registrados ante la Comar”, dijo. 

Ramírez precisó que en 2019 las solicitudes de refugio de los nicaragüenses fueron de 2,235 subiendo a la séptima posición, y en el 2020 cuando se origina la pandemia, bajó a 802, pero se ubicó en el octavo lugar. 

“En 2021 empezaron a darse cuenta, quienes estaban en México como los que seguían en su país de origen, que la pandemia estaba en todas partes, le tomaron mayor familiaridad, si salían o no salían no iba a dejar de haber pandemia, se enteraron de un programa nacional de vacunación en varios países, que en México está más avanzado que el lugar donde venían las personas. En 2021 toma Joe Biden el poder y hay altas expectativas para las personas que buscan protección internacional de llegar a Estados Unidos”, analizó el funcionario sobre el aumento de movilidad del último año, no solo de nicaragüense, sino, de casi todas las nacionalidades. 

Llegan y se van 

José María García, director del albergue Juventud 2000 en Tijuana, explicó al equipo de Expediente Público que viajó a esa ciudad fronteriza, que “hemos estado atendiendo a grupos no muy grandes de mínimo 25 nicaragüenses, entre hombres mujeres y niños que han llegado buscando asilo y cruzar hacia Estados Unidos”. 

“Muchos de ellos vienen por problema de seguridad o problemas políticos. Aquí la comunidad permanece de forma temporal, buscan otras formas de cruzar, a veces no lo logran y vuelven al albergue”, mencionó. 

A inicios del 2020 habían un promedio de 30 personas de la comunidad nicaragüense en el albergue Juventud 2000, pero debido a que en marzo se expandió fuerte la COVID-19 en todo el mundo, el grupo aumentó a 50 siendo acompañados por hondureños, salvadoreños y guatemaltecos. Esa comunidad permaneció hasta noviembre cuando buscaron dónde acomodarse haciendo grupos de dos y hasta cinco familias que se fueron a rentar, porque perdieron la esperanza de ir a Estados Unidos, por las medidas implementadas por el entonces Gobierno de Donald Trump.

“Ese grupo buscó como muchos otros dónde acomodarse e iniciar a trabajar en Tijuana, habían sido retornados de forma muy constante a territorio mexicano, eran de los “Quédate en México” o Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés). No podemos decir que estaban desesperados, pero perdieron la fe de ser atendidos en Estados Unidos”, sostuvo. 

Refugio Juventud 2000, Tijuana, México.

García refirió que «las cosas cambiaron en 2021», cuando el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden abrió la puerta para las comunidades que fueron rechazadas. «En febrero implementan el programa MPP como medida de ayuda, todas las comunidades que ya estaban acomodadas en diferentes partes de la ciudad y alquilaban y finalmente todos cruzan a Estados Unidos», dijo.

«Te podría decir que toda la gente de la comunidad nicaragüense que estuvieron en este albergue y en otros de la ciudad están residiendo en Estados Unidos, a excepción de los que empezaron a llegar posteriormente, a partir de agosto del 2021 cuando queda cancelada la entrada para recibir ayuda o solicitar asilo”, contó García. 

Mayoría de cruces por el río Bravo 

De los 38,183 encuentros de ciudadanos nicaragüenses en la frontera sur de Estados Unidos, en el último trimestre de 2021, 18,879 se reportaron en el sector del Valle de Río Grande y otros 5,474 en la ciudad Del Río. Esto equivale al 63% de detenciones fronterizas de ciudadanos con esta nacionalidad. 

Valle del Río Grande colinda con Reynosa, en el estado mexicano de Tamaulipas, que a pesar de ser una pujante ciudad industrial, está controlada por los carteles de la droga y se considera una de las más peligrosas de México.   

Además, en el año fiscal 2021, un total de 972 nicaragüenses fueron detectados por la patrulla fronteriza en California y 1,343 en el último trimestre de 2021. 

“Por razones de pandemia estaban siendo retornados rápidamente. No eran deportaciones, porque las deportaciones son a sus países, eran retornos exprés, los recibimos en México, decisiones más unilaterales tomadas por Estados Unidos, ahora va de nuevo una nueva etapa de los MPP , que ha comenzado poco a poco en la frontera, pero no es mi tema, ellos son solicitantes de refugio en Estados Unidos, y están aquí esperando pasar, seguro hay personas nicaragüenses, además de las registradas en Comar”, señaló el coordinador de Baja California de la Comisión, Efrén González. 

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El funcionario explicó que un registro en la Comar o regularizarse protegería a los migrantes, podrían transportarse en los servicios ordinarios y cuando los controlen, podrían mostrar sus documentos, pero “a veces empiezan a desesperarse en el estado de Chiapas porque no hay fuentes de trabajo y la resolución tarda”. 

“La Comisión les previene que no deben salir de donde se les expide la constancia de admisión porque se considera un abandono. Si están en Chiapas, solicitan su refugio y dejan su trámite, ya no tienen esa protección. Para evitar estas situaciones de peligro, pedimos que se mantengan en Chiapas. Corren más inseguridades saliendo de allí sabiendo que no tienen todavía una estancia legal, contratan personas que los pasen o los filtren para no pasar por una autoridad mexicana y ahí se corren riesgos”, comentó. 

Quedarse o esperar en México, tampoco es fácil 

Holvin Delgado salió de Nicaragua en 2018. Es originario de una zona fronteriza de Nicaragua con Honduras, el departamento de Madriz. Vive en el albergue del Templo de Embajadores de Jesús, en un barrio en la periferia de Tijuana bautizado como la Pequeña Haití, por la cantidad de migrantes de ese origen que se asentaron en esta zona a orillas de un cauce. 

Estuvo en Chiapas donde hizo trámites y obtuvo la visa de visitante por razones humanitarias y ahí conoció en el albergue La Magre a su actual pareja, una hondureña. 

“Me vine porque no había trabajo, me tienen una niña allá y por eso tomé la decisión de salir y realmente he ido y regresado. El año pasado saqué mi pasaporte, mis documentos en regla”, sostuvo, porque en Chiapas fue asaltado y le robaron sus documentos, por lo que tuvo que regresar a Nicaragua, donde estuvo un mes antes de volver.  

“En Chiapas conocí a otros nicaragüenses y amigos que estuvieron en Comar, a ellos les dieron el refugio, pero se fueron, no sé si andarán aquí o cruzaron, pero creo que se fueron, pero a mí siempre me ha gustado andar solo”, aseguró.

Parada de buses en el cruce fronterizo San Isydro en San Diego, hacia otras ciudades de California.

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Su pareja partió a Saltillo, un municipio del norte en el estado fronterizo de Coahuila, pero de ahí se trasladó a Tijuana. “Me quedé en Saltillo porque mi papel se me venció, decidí venir y no me querían vender el boleto de bus (por la falta de documentos de estadía legal), pero una persona buena me lo vendió, me agarró Migración en el camino y les tuve que dar dinero para que me dejaran venir aquí”. 

“En Tijuana se gana un poquito más, allá se gana poco; soy honesto, no he hallado un trabajo estable, tengo un trabajo de albañilería, gano 250 pesos al día (12 dólares)”, dijo Delgado, quien no terminó la escuela y trabajó como vulcanizador o acarreador en los mercados.  

Delgado dice que no viaja en caravanas, tampoco su pareja y no desea cruzar a Estados Unidos, “¿a qué puedo ir si creo que allá también se sufre, nunca pensé en cruzar, si allá la renta vale tanto que no se puede pagar y es en dólares y aquí no puedo pagar 2800 pesos que vale una mensualidad?, estoy en un albergue porque no tengo los recursos necesarios para poder alquilar, no tengo a nadie del otro lado, por qué arriesgar mi vida si quiero vivir mucho tiempo”, argumentó. 

Delgado ha encontrado a otros connacionales en los albergues donde le ha tocado pasar. “Si se quedaron aquí o quisieron cruzar, no sé, pero sí hay en México muchos nicaragüenses”, dijo. 

Como ayudante de albañil no se necesitan papeles, pero sí para entrar a una fábrica donde podría ganar más, “no pedí asilo porque no quiero sentirme refugiado, con eso no podría regresar a mi país”, afirmó. 

“Quise tratar en Migración (de regularizarse), pero me pusieron una multa de ocho mil pesos (390 dólares), que no he podido pagar, me dan el documento de regreso y vigente, pero de dónde voy a sacar ese dinero”, mencionó. 

“Pasé legalmente con ellos un proceso y lo acabé, tuve mi Clave Única de Registro de Población (el CURP funcionaba como cédula para nacionales y extranjeros viviendo en México), tenía mis papeles y salgo en las computadoras como ciudadano legal”, aseguró, pero ahora tiene miedo de volver al INM, porque lleva más de un año con los documentos vencidos. 

“Migración está ahí es para ayudar a los centroamericanos, no para hacer dinero”, reclamó.

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