OPS insiste que el Gobierno sandinista no facilita datos sobre el comportamiento de la pandemia o las variantes del virus que circulan en el país.

Lenta vacunación contra el Covid-19 en Nicaragua y usada como campaña electoral

*OPS insiste que el Gobierno sandinista no facilita datos sobre el comportamiento de la pandemia y tampoco informa las variantes del virus que circulan en el país centroamericano.  

**Esta semana la jornada de vacunación comenzó a los mayores de 45, pero la misma fue en desorden. 

**A médicos que critican el manejo de la pandemia se les amenaza con la Ley Especial de Ciberdelitos. 


Expediente Público

Largas filas de personas buscando la vacuna contra la Covid-19 se registraron esta semana en varios centros habilitados por el Ministerio de Salud (Minsa) para inocular a los mayores de 45 años en Nicaragua, una jornada que inició bajo la sombra de un clima de persecución contra médicos que han sido críticos con el manejo de la pandemia.

El hospital Alemán Nicaragüense, ubicado al norte de Managua, la capital, es uno de los centros donde se observaron aglomeraciones como resultado de la falta de un plan de acción para aplicar las vacunas contra virus en orden a la población.

“Es importante resaltar las aglomeraciones que es contraproducente” para frenar la ola de contagios, dijo a Expediente Público el doctor Javier Núñez, vocero de la Unidad Médica Nicaragüense, una organización integrada por médicos disidentes que tuvo que cerrar sus oficinas por el asedio y amenazas de detención por parte del régimen de Daniel Ortega.

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Las escenas se han replicado en varias ciudades del país centroamericano. En Jinotepe, al sur del país, contiguo la estación de bomberos de esa ciudad, los pobladores mayores de 45 años empezaron a formarse en fila desde la noche del domingo. El puesto habilitado por el Minsa en esa ciudad abrió a las 07:00 de la mañana, pero las dosis asignadas se agotaron en veinte minutos, según denuncias de la población.

“Es política y fotografía de periódico para decir que están haciendo (la) vacunación, pero en ese programa que tiene el Gobierno no se está haciendo nada ni se está garantizando ningún tipo de inmunidad de protección social”, señaló a Expediente Público Álvaro Ramírez, médico epidemiólogo nicaragüense radicado en Irlanda.

En los centros de vacunación el personal sanitario usa vestimenta con el slogan de la campaña de Daniel Ortega y Rosario Murillo, quienes buscan la relección, él por cuarta ocasión consecutiva y ella para un segundo período como vicepresidenta.

En las últimas semanas el Minsa registro un incremento sostenido de casos de contagios, pero no refiere en sus informes si están circulando otras variantes del Sars-CoV-2, que causa el Covid-19, pese a que las autoridades sanitarias de Costa Rica confirmaron, el pasado 20 de julio, a 16 personas contagiadas con la variante Delta y una de ellas aseguró haber viajado a Nicaragua.

“Las vacunas lo único que hacen es prevenir las formas severas en algún porcentaje de la población lo que no disminuye el riesgo de infección y más ahora con las nuevas variantes que se están encontrando, incluyendo la variante Delta. Hay otras variantes que están en estudio en Inglaterra que son más agresivas en términos de complicaciones, entonces, lo único que se está haciendo con este programa de inmunización en Nicaragua es logrando unas portadas y una atención periodística para la campaña electoral”, enfatizó Ramírez.

El 2 de marzo de 2021, Nicaragua inició con un “Programa de vacunación voluntaria” principalmente a personas con insuficiencia renal, hemodiálisis, programa oncológico y problemas cardiológicos. Se inició con la aplicación de 6,000 dosis de la vacuna Sputnik V que fueron donadas a Nicaragua por la Federación de Rusia el 23 de febrero.

En la primera semana de abril se amplió a los adultos mayores de 60 años que tuvieran cualquier patología como diabetes, hipertensión o afecciones cardíacas. En esta etapa proyectaron aplicar 167, 500 dosis entre el 06 y el 30 de abril de 2021, según datos del Minsa.

Posteriormente, el 3 de mayo de 2021 empezaron a poner la primera dosis al “personal de salud, de primera línea, y también al personal de migración, ejército, policía, aduana, unidades de salud públicas y privadas”.

A partir del 7 de mayo de 2021, los mayores de 55 años fueron incluidos en el calendario de “vacunación voluntaria”, que se extendió hasta el 7 de junio pasado para las personas que estaban en este rango de edad.

La cuarta jornada de vacunación inició el pasado primero de julio en la cual el personal de Salud empezó a aplicar la primera dosis de la vacuna Sputnik V a mayores de 50 años. Mientras que el pasado 2 de agosto iniciaron con la población que tiene 45 años lo que provocó una asistencia masiva de personas en los centros de atención habilitados por el Minsa.

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Rodrigo Amador, de 45 años, originario de la capital se presentó el segundo día de la jornada al hospital Alemán Nicaragüense. La fila ya era como de 500 personas cuando llegó a las 5:00 de la mañana, dijo Amador.

“Fue relativamente rápido y ordenado, ya tipo diez de la mañana estábamos listos. De allí había que esperar un tiempo prudente por si no teníamos algún síntoma”, explicó Amador a Expediente Público.

Inmunización para la campaña electoral  

A este ritmo las autoridades de Salud planean tener inmunizado a un 70% de los nicaragüenses antes de que concluya el 2021, según destacó el pasado 30 de junio el secretario general del Minsa, Carlos Sáenz, después de supervisar en el hospital Antonio Lenin Fonseca la aplicación de la segunda dosis del fármaco ruso Sputnik V.

“Pronto vamos a recibir más vacunas y vamos a continuar con el siguiente despliegue en la siguiente fase”, mencionó Saénz a medios oficialistas.

De la vacuna rusa Sputnik V han llegado por lo menos 296,000 dosis según datos recopilados por Expediente Público, obtenidos a partir de información oficial. El más reciente lote procedente de Rusia llegó el pasado 16 de julio.

A la fecha no se conoce un dato oficial de cuántas personas han sido vacunadas en Nicaragua con la Covishield o Sputnik V, que son las disponibles.

El epidemiólogo Ramírez explicó que para hacer un programa de vacunación “serio” se necesitan por lo menos entre seis y ocho millones de dosis.

“Con 60 mil dosis, 500 mil dosis, no estás vacunando ni estás desarrollando ningún tipo de inmunidad de rebaño pasiva que se tienen con las vacunaciones, entonces, todo lo que están haciendo con esas 60 mil dosis que dicen que llegan de AstraZeneca solo son 30 mil personas. El país necesita vacunar por lo menos al 70 y 80 por ciento de la población para obtener un nivel de inmunidad aceptable”, explicó Ramírez.

La desinformación sobre lo que realmente pasa con la pandemia en el país centroamericano es una política de Estado.

“Las vacunas lo único que hacen es prevenir las formas severas en algún porcentaje de la población lo que no disminuye el riesgo de infección y más ahora con las nuevas variantes que se están encontrando, incluyendo la variante Delta. Hay otras variantes (del Covid-19) que están en estudio en Inglaterra que son más agresivas en términos de complicaciones, entonces, lo único que se está haciendo con este programa de inmunización en Nicaragua es logrando unas portadas y una atención periodística para la campaña electoral”, enfatizó Ramírez.

OPS no recibe información  

El aumento de casos de COVID-19 empezó en abril, después de las vacaciones de Semana Santa, una época en la que el régimen de Ortega convocó a más de seis mil actividades en todo el territorio nacional como parte del Plan Verano 2021.

En las últimas 17 semanas, el Minsa refleja un incremento sostenido de nuevos “casos confirmados”.

Además, en pleno rebrote del coronavirus, el 19 de julio los sandinistas también promovieron más de cinco mil actividades de concentración masiva para celebrar el 42 aniversario de la revolución, sin importar el riesgo de contagio.

En su informe correspondiente al 3 de agosto, el Minsa refiere solamente que hubo una persona fallecida y 383 nuevos casos de COVID-19. Según el informe, el país acumula 10,034 casos positivos y 196 fallecidos desde el 20 de marzo de 2020.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) desconoce los datos específicos sobre la pandemia, debido a que las autoridades no brindan reportes como lo hacen otros países de la región Latinoamericana.

“Lamentablemente la OPS no tiene elementos suficientes para valorar cuál es el estado de la pandemia en Nicaragua, es por ello, que en nuestro sitio en el cual se reporta cuál es la situación en todos los países, por división administrativa y con tendencias, hay reportes de todos los países y Nicaragua está en blanco”, afirmó el doctor Ciro Ugarte, director de Emergencias en Salud de agencia de Naciones Unidas, en conferencia este 4 de agosto.

Aseguró Ugarte que la OPS ha solicitado al Minsa toda la “información desagregada” disponible de la pandemia en cumplimiento del Reglamento Sanitario Internacional, pero no consigue los datos.

“Esperamos que esto ocurra lo más pronto posible (obtener la información) de tal manera que la población se beneficie también del aporte no solo del Gobierno y de las instituciones públicas en Nicaragua, sino de todas las otras que pueden contribuir a reducir el número de casos y fallecidos y reducir el impacto a la economía”, insistió Ugarte.

La OPS entregó hace un mes material para hacer tamizaje molecular con el fin de detectar las variantes de preocupación del nuevo coronavirus, pero el Minsa todavía no informa sobre el proceso de identificación, explicó el gerente de Incidencia para COVID-19, Sylvain Aldighieri en la misma conferencia de prensa.

“No hemos recibido todavía el informe sobre la detección de variantes de interés o de preocupación en Nicaragua, pero es importante tomar una perspectiva subregional y mencionar que, gracias a las muestras compartidas de los países de América Central, en el marco de la red OPS, ha sido posible demostrar en los países de América Central la circulación de las variantes de preocupación”, dijo Aldighieri.

La variante Delta solo se ha logrado demostrar que está circulando en Costa Rica, señaló el experto de esta organización.

Los funcionarios de la OPS no respondieron las consultas de Expediente Público referidas a la persecución contra los médicos nicaragüenses.

Nicaragua en la cola de la región

Según datos recopilados por el Our World in Data, un sitio de la Universidad de Oxford en Reino Unido, Nicaragua es el último país en Centroamérica que no muestra avances en la proporción de personas vacunadas.

Al 16 de julio de 2021, este sitio muestra que solamente el 2.5% de las personas están completamente vacunadas contra la COVID-19 y un 1.36% está solo parcialmente inoculado.

Costa Rica es donde hay más avances en la región con un 17% de su población vacunada, mientras que el 34% de los costarricenses se les ha aplicado de forma parcial la vacuna.

Entre mayo de 2020 y marzo de 2021 Nicaragua recibió siete préstamos de organismos multilaterales para combatir la pandemia de la COVID-19, por un monto total de 523.1 millones de dólares, pero tampoco se conoce información oficial transparente que muestre en qué se han gastado.

Silenciar a médicos independientes

Los últimos ciclos de vacunación se desarrollaron bajo la sombra de un clima de persecución contra médicos que han sido críticos con el manejo de la pandemia.

La Dirección de Regulación Sanitaria y la Dirección de Asesoría Legal del Minsa ha citado por lo menos a cuatro médicos en el último mes a quienes se les ha advertido que estarían violando la polémica Ley Especial de Ciberdelitos, si no se ciñen a la información oficial relacionada a la situación del coronavirus.

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El cirujano José Luis Borgen, dirigente de la Unidad Médica Nicaragüense; el infectólogo Carlos Quant; el neumólogo Jorge Miranda y la especialista en Oncología, Luz Indiana Talavera, fueron citados por esta dirección del Ministerio de Salud.

La Ley Especial de Ciberdelitos fue promovida por los diputados del régimen en la Asamblea Nacional. Entró en vigor el 30 de diciembre de 2020 y castiga con cárcel “la propagación de noticias falsas y/o tergiversadas que produzcan alarma, temor, zozobra en la población o a un grupo o sector de ella o a una familia”.

Un médico que habló con Expediente Público en calidad de anonimato por temor a represalias, dijo que quienes no comparten el discurso oficial están en amenazados por las autoridades.

“¿Qué futuro tenemos los profesionales de la salud que no estamos alineados con el Gobierno? El único futuro es que si nosotros hablamos y decimos lo que en realidad está pasando en el sistema de Salud o vamos presos, o quedamos sin licencia, o cualquier otra cosa nos puede suceder”, afirmó el galeno.

En Nicaragua desde el inicio de la pandemia el Gobierno no orientó adecuadamente a la población sobre las medidas preventivas, no cerró fronteras como en otros países de la región y tampoco suspendió las clases de forma presencial.

Un grupo de médicos de forma independiente creó el Comité Científico Multidisciplinario (CCM) para el abordaje del coronavirus, pero debido a las amenazas constantes contra el gremio cerraron el sitio web y suspendieron sus cuentas en redes sociales.

“Si te llaman y te dicen que aquí no podés hablar nada, que no podés llamar a la población a tener las medidas básicas de seguridad, entonces, qué somos. ¿No somos profesionales? Simplemente nos impiden hablar porque ese es el mandato que está desde la vicepresidencia a todos los niveles, que nos tienen que callar de cualquier manera”, denunció el médico que prefirió omitir su nombre.

El 28 de julio los diputados sandinistas aprobaron un decreto de cancelación de la personalidad jurídica de 24 oenegés, entre ellas 15 asociaciones médicas que estaba integradas por especialistas que han criticado el manejo de la pandemia COVID-19 en Nicaragua.

Entre las oenegés afectadas hay asociaciones de especialistas en cáncer, diabetes, neumología, nefrología, infectología, anestesia y menopausia. El Centro de Desarrollo y Promoción Social (CEPS) del doctor Leonel Argüello, uno de los médicos que más ha cuestionado la pandemia figura en esta lista.