Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

** En Venezuela, si no ocurre un fraude, la oposición tendría que esperar seis meses para tomar el poder, lo que abre un periodo incierto bajo el régimen de Nicolás Maduro.

* Los sufragios sin oposición ni observadores independientes buscan legitimidad internacional y muestran el control de los regímenes autoritarios, según Transparencia Electoral.


Expediente Público

Las elecciones bajo regímenes autoritarios tienen la función de mostrar a la comunidad internacional el control férreo del poder, activar la maquinaria de control social interno e incluso realizar purgas partidarias, explica Leandro Querido, fundador de Transparencia Electoral.

Eduardo Repilloza, director general de Transparencia Electoral, destaca que las votaciones en Venezuela, Cuba y Nicaragua se presentan como una “democracia” distinta, por lo que las dictaduras y otros regímenes autoritarios insisten en realizar sufragios, aunque sus resultados sean inaceptables por la falta de condiciones competitivas.

En Cuba, se afirma que hay una “democracia descentralizada” que va de lo local a lo nacional, pero en realidad hay 470 candidatos del Partido Comunista para igual número de cargos parlamentarios.

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Parece que no tiene sentido que un régimen de partido único, como en Cuba, realice elecciones, pero las hacen porque buscan legitimarse internacionalmente como un tipo de democracia, en Venezuela la llaman `democracia participativa y protagónica´, sostuvo Repilloza.

Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

Los representantes de Transparencia Electoral dieron estas declaraciones en el foro Condiciones Electorales bajo Regímenes Autoritarios, realizado a finales de junio en Asunción, Paraguay. En este evento se presentaron los resultados preliminares del Informe Preelectoral – Elecciones Presidenciales Venezuela 2024.

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Venezuela: las peores condiciones electorales

Querido explicó que para unas elecciones íntegras debe haber un Estado de Derecho que afiance los derechos humanos, una autoridad independiente y autónoma, competencia multipartidaria y financiamiento transparente. Sin embargo, ninguna de estas condiciones existe en Venezuela, que tendrá votaciones el próximo 28 de julio.

Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

Indicó que Venezuela ya no es solo un autoritarismo competitivo, como en las últimas elecciones más o menos justas de 2012. Ahora, la oposición está criminalizada, con líderes presos y una autoridad electoral que “no disimula” su parcialidad.

Además, la observación es sesgada y se seleccionan “amigos” de Rusia y Nicaragua, que son “observadores a la carta” y “sólo llegan a aplaudir”.

Sin embargo, Querido respondió a Expediente Público que “cuando hay alguna condición de cambio posible hay que aprovecharla”.

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“Una movilización popular muy grande pidió un cambio de régimen. Con esto, la oposición se ha terminado de unir a pedido de esa mayoría notable de venezolanos y venezolanas,” argumentó.

Por otra parte, es muy difícil invitar a la ciudadanía a votar con la incertidumbre sobre el reconocimiento de los votos. Pero es importante que después del 28 de julio, independientemente del resultado, la ciudadanía entienda que el chavismo seguirá en el poder por otros seis meses, recordó Repilloza.

Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

Venezuela: ¿efecto colateral en Nicaragua?

Querido considera que este fenómeno que se está dando en Venezuela podría replicarse en Nicaragua. “Creo que Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo deben estar muy preocupados con lo que está pasando en el país aliado”.

“Más allá del contexto restrictivo y autoritario, hay una posibilidad de cambio de régimen y, bueno, esperemos que eso ocurra, por el bien de Venezuela y por el bien de su gente,” sostuvo.

Repilloza explicó también a Expediente Público que en el caso de Venezuela sí hay gran incertidumbre, porque los partidos políticos y la ciudadanía reconocen que las elecciones no son libres ni justas, pero participan como un acto de resistencia.

Además, es una estrategia para generar oportunidades y provocar errores dentro del régimen.

“Es importante que esa presión continúe”, afirmó.

Venezuela, en el espejo de Nicaragua en 2021

“El caso de Nicaragua muestra una recesión democrática y un deterioro del Estado de Derecho drástico, muy grave y rápido. Lo que pasó en Venezuela en 20 años, en Nicaragua pasó en dos,” dijo Repilloza a Expediente Público.

Por otra parte, lo que está pasando en Venezuela tiene un escenario parecido al de Nicaragua en 2021, cuando se intentó ir a elecciones sin garantías, indicó.

“La oposición nicaragüense entendió que quizá las elecciones no hay que invisibilizarlas, aunque suceda en estos contextos autoritarios. Hay que aprovecharlas de alguna manera, porque igualmente van a suceder”, dijo.

Estas elecciones “son una oportunidad para hacer acto de resistencia, son una especie de canal institucional que las dictaduras dejan abiertas para tratar de llenar un poco de legitimidad,” continuó el experto.

La sociedad civil y los partidos pueden mostrar en estos comicios las condiciones de esas elecciones en detalle y generar oportunidades de incidencia, tratando de provocar errores en ese mecanismo autocrático que rige ahora en Nicaragua y Venezuela, para forzar o ceder, provocando algún cambio en algún momento, argumentó Repilloza.

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¿Tiene sentido ir a sufragios en Nicaragua?

Federico Rabino, director de la Fundación Fernando de la Mora, con sede en Paraguay, reconoce a Expediente Público que, a diferencia de Venezuela, en estos momentos no hay posibilidades de elecciones transparentes en Nicaragua.

El régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo ha realizado sufragios nacionales, municipales y regionales en 2021, 2022 y 2024. Las próximas votaciones presidenciales y parlamentarias serán en 2026.

Las elecciones en Venezuela son una prueba para derrumbar el autoritarismo

“Aquellos Estados en donde no se encuentran garantizados los procesos electorales, la misma oposición se encuentra siendo perseguida constantemente, o no hay libertad alguna, o incluso hay persecución de estratos sociales como el religioso. La población votará hasta que se pueda generar un proceso de cambio real,” sostuvo Rabino.

En estos momentos, “en Nicaragua las personas no quieren hablar de política por miedo, por no saber en quién confiar. Ese sería el mismo escenario social en el cual tienen que ir a votar”.

“Al fin y al cabo, por miedo o desconfianza de quién le pueda llegar a traicionar, terminaría el régimen de Ortega volviendo a ganar. Es un escenario de mucha incertidumbre, pero eso no quiere decir que no cambiará, porque todo régimen que se sostiene con la violencia es un régimen débil en el fondo,” argumentó Querido.

Querido considera que el régimen de Daniel Ortega se ha mostrado más cerrado que el de Maduro, particularmente en materia electoral. De hecho, “no hay ningún vestigio o actitud de parte del Gobierno de Nicaragua para demostrar un mínimo de apertura”.

“Vemos que hay ciertas características que lo asocian con el caso venezolano, pero inclusive son más radicalizadas: muchos presos políticos, mucha gente que debió abandonar Nicaragua,” agregó el experto.

“No vemos ningún escenario de apertura, y en el caso nicaragüense, lo que complica un poco más es que la oposición no se ha unido como se ha unido en Venezuela,” concluyó.