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La peligrosa labor de ser docente en Honduras

El 20 de septiembre del 2017, Mario Morazán, de 59 años de edad, fue asesinado al interior del Instituto Técnico Honduras (ITH), en Tegucigalpa, donde tenía varios años de trabajar como consejero.

En la mañana de su asesinato, Morazán medió una riña entre dos estudiantes y llamó a los familiares de las menores para que se presentaran al centro educativo. Cuando un hermano de las dos involucradas llegó al recinto, agredió a una de ellas; Morazán procedió a sacarlo del instituto, pero en el portón, el joven le disparó.

El docente falleció camino al hospital, el victimario se dio a la fuga y hasta el día de hoy se desconoce su paradero. El asesinato de Morazán generó consternación y preocupación en el Técnico Honduras.

Uno de los familiares de Morazán le comentó a Expediente Público que el docente tenía una buena relación con los estudiantes, «quería ser amigo de los alumnos, así se comunicaba con ellos de una manera fácil», y recordó cómo el docente les regalaba ropa, juguetes y les ayudaba con becas estudiantiles a los jóvenes.

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Mario Morazán no es el único docente asesinado en el país. De acuerdo a la fundación Comparte, del 2009 al 2017, hubo 79 crímenes en contra de maestros. Debido a la falta de investigación por parte de las autoridades no se tienen respuestas claras que indiquen las razones de los homicidios.

En lo que va del 2018, se contabilizan ocho docentes asesinados.

Desplazamientos por violencia

De acuerdo al informe «El Desplazamiento Forzado Interno en Honduras 2017», realizado por el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), grupos criminales se han infiltrado en los centros de estudios, afectando el funcionamiento del sistema educativo.

«Los miembros de los grupos criminales realizan labores de reclutamiento, vigilancia e inteligencia, promueven la venta de drogas a menores de edad y extorsionan a maestros y estudiantes. Estas prácticas son reconocidas por la Unidad de Prevención de Violencia de la Secretaria de Educación y son consideradas como una amenaza para garantizar el acceso y permanencia en el sistema escolar», explica el informe.

 De acuerdo a la fundación Comparte, del 2009 al 2017, hubo 79 crímenes en contra de maestros. Debido a la falta de investigación por parte de las autoridades no se tienen respuestas claras que indiquen las razones de los homicidios.

El Conadeh señaló que en el 2017, hubo 54 maestros y 35 estudiantes desplazados por la violencia, los casos son muchos más, pero hay dificultades para documentarlos. Asimismo, identificaron a 38 centros en los tres niveles educativos como los más riesgosos para los alumnos y profesores.

De la lista, 12 centros educativos se ubican en el departamento de Cortés, 13 en Francisco Morazán, cuatro en Olancho, dos en Comayagua, Gracias a Dios y Yoro; y uno en Colon, Choluteca y Atlántida.

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En estos centros, los maestros reciben amenazas de muerte u otras intimidaciones, generalmente por los grupos criminales que controlan los barrios y colonias donde se encuentran los recintos educativos.

El caso de Andrés

Andrés es un joven maestro de 30 años, graduado de la Pedagógica en la licenciatura de Lenguas Extranjeras, pero hace siete años renunció a su plaza de trabajo, debido a las amenazas que recibió por parte de uno de sus estudiantes.

«Emprendí el deseo de trabajar en la educación pública del país, por la estabilidad y por el sentido de trabajar con los más necesitados. Cuando recibí mi acuerdo tenía 22 años y trabajaba en una escuela ubicada en Támara, mis alumnos provenían de colonias marginales que fueron reubicadas después del huracán Mitch. Pero a ellos nunca se les dio seguimiento, por lo tanto estos chicos traen ciertas costumbres antisociales», comenta Andrés.

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El exdocente recuerda el caso que marcó su corta carrera como docente, «en una ocasión le llamé la atención a un estudiante por su mal comportamiento, como respuesta, él me dijo que tuviera cuidado, no pasó a más y lo ignoré, pero un día se me acercó y me dijo que tenía que extenderle una constancia de buen comportamiento, decir que él asistía a clases y que era un buen alumno, aunque fuera todo lo contrario, ya que no asistía a clases y cuando llegaba, estaba drogado», recuerda.

El Conadeh señaló que en el 2017, hubo 54 maestros y 35 estudiantes desplazados por la violencia, los casos son muchos más, pero hay dificultades para documentarlos. Asimismo, identificaron a 38 centros en los tres niveles educativos como los más riesgosos para los alumnos y profesores.

«Al principio sentí algo de miedo pero uno de la Pedagógica sale con bastantes valores y ética; entonces yo le dije que no y él se levantó la camisa y pude verle un tatuaje de la mara 18, claro, eso me intimidó y yo le dije aunque fuera marero yo tenía que seguir el régimen de la institución, que no le daría la constancia», relata el joven docente.

Andrés recuerda que en otra ocasión el mismo estudiante se le acercó cuando él estaba en el baño, el joven andaba armado, por lo que se vio obligado a extenderle la constancia, «en ese entonces yo tenía un pequeño negocio de una academia de inglés y tuve que hacerle la constancia con el sello de la academia, porque mi vida estaba en riesgo», comenta.

El problema empeoró cuando jóvenes que no estaban inscritos en la institución, y que iban a centros de rehabilitación social empezaron a exigirle constancias, «estos muchachos las utilizaban para reintegrarse con la pandilla», explica.

Las autoridades del colegio le dijeron que no podían ayudarle, tampoco podían controlar el ingreso de personas externas a su espacio, al no contar con un muro perimetral.

Semanas después, Andrés confrontó al estudiante para decirle que no podía extenderle más constancias, «entonces él me dijo que sabía donde yo vivía, eso me atemorizó más; puse la denuncia en la distrital y las autoridades del colegio no hicieron absolutamente nada, la Policía tampoco. Luego puse la denuncia en la departamental, pero ni siquiera me trasladaron, por lo que tuve que renunciar», comenta.

Centros Educativos donde docentes han solicitado traslado al CONADEH por violencia

N

Centro Educativo

Departamento

Municipio

1

Centro de Educación Básico El Esfuerzo Cortés Choloma

2

Centro de Educación Básica José Antonio Peraza Cortés San Pedro Sula

3

Centro de Educación Básica Nuestra señora de Guadalupe Cortés San Manuel

4

Centro de Educación Básica Dionisio Herrera Cortés Puerto Cortés

5

Centro de Educación Básica Alta Gracia Sánchez Cortés San Pedro Sula

6

Centro de Educación Básica Mirtha Torres de Mejía Cortés San Pedro Sula

7

Escuela República de Suecia Cortés San Pedro Sula

8

Instituto Lempira Cortés San Pedro Sula

9

Centro de Educación Básica San Vicente de Paul Cortés San Pedro Sula

10

Escuela Ing Guillermo Prieto Vélez Cortés San Pedro Sula

11

Garden School y Liceo Centroamericana Cortés San Pedro Sula

12

UNAH-VS Cortés San Pedro Sula

13

Liceo San Juan Francisco Morazán Distrito Central

14

Instituto Saúl Zelaya Jiménez Francisco Morazán Distrito Central

15

Instituto Carlos Roberto Flores Francisco Morazán Distrito Central

16

Instituto Central Vicente Cáceres Francisco Morazán Distrito Central

17

Escuela Monterrey Francisco Morazán Distrito Central

18

Instituto Jesús Milla Selva Francisco Morazán Distrito Central

19

Instituto Héctor Pineda Ugarte Francisco Morazán Distrito Central

20

Instituto Técnico Honduras Francisco Morazán Distrito Central

21

Centro de Educación Básico José María Casco Francisco Morazán Distrito Central

22

Centro de Educación Básica 15 de septiembre Francisco Morazán Distrito Central

23

Universidad José Cecilio del Valle Francisco Morazán Distrito Central

24

UNAH-CU Francisco Morazán Distrito Central

25

Escuela Rubén Darío Francisco Morazán Ojojona

26

Instituto José Cecilio del Valle Olancho Santa Maria del Real

27

Centro de Educación Básico Germán Levi Morales Olancho Juticalpa

28

Escuela Norma Caridad Mejía Olancho Juticalpa

29

Centro de Educación Básica 15 de Septiembre Olancho Juticalpa

30

Centro de Educación Básica Claudio Barrera Atlántida La Ceiba

31

Instituto Polivalente Pompillo Ortega Comayagua La libertad

32

Escuela Dionisio Herrera Comayagua Taulabe

33

Centro de Educación Básica Rotario Buena Vista Colón Tocoa

34

Instituto de Administración de Empresa (INATE) Choluteca Choluteca

35

Escuela Moisés Aguilar Yoro El Progreso

36

Escuela Rosaura Sosa Yoro Olanchito

37

Escuela República de Panamá Gracias a Dios Villeda Morales

38

Centro de Educación Básica República de Argentina Gracias a Dios Puerto Lempira

Condiciones en los centros educativos

Para Andrés se deben de mejorar las condiciones de los docentes que trabajan en instituciones ubicadas en zonas de riesgo, además, explica que muchos padres de familia solo van a los centros educativos a dejar a sus hijos y no les prestan ninguna atención, por lo que el docente se tiene que convertir en «psicólogo y padre al mismo tiempo».

«Este es un problema de raíz, luchar con las maras es complicado, en otros países utilizan la policía comunitaria, pero acá la parte de consejería está muy abandonada», concluyó Andrés.

La inseguridad para los docentes no solamente se vive en el Distrito Central Y San Pedro Sula, según los boletines publicados por el Observatorio de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), la vulnerabilidad que enfrentan los educadores hondureños se presenta en todos los departamentos del país, donde sufren diferentes tipos de violencia, como el acoso, las amenazas, la extorsión y los abusos físicos.

Mario Alas, coordinador del Observatorio de la Pedagógica, explica que realizaron una encuesta en los 18 departamentos, consultando a 2,390 directores.

Uno de los boletines del Observatorio expone el ambiente de trabajo de los maestros, «la caracterización del ambiente de trabajo que presentan los directores de centros educativos de nivel básico muestra una situación crítica: Ingreso de armas blancas (16%), docentes amenazados por sus estudiantes o familiares (18)%, agresiones de estudiantes a docentes (9)% y robos a estudiantes o docentes en el centro educativo (35)%».

La Pedagógica resalta que es difícil desarrollar una labor exigente y rigurosa con los estudiantes, ya que el contexto de violencia atenta contra la seguridad de los docentes. Además, enfatiza que es difícil que los profesores realicen una labor de formación de valores y enseñanzas, si diversos estudiantes tienen la capacidad de intimidar no solo a sus compañeros de clases, sino también a los docentes.

Del total de los directores encuestados, el 18% respondió que en el presente año han sido amenazados uno o más maestros en sus centros de estudios. El 39% de los que respondieron afirmativamente, se encuentran en las Islas de la Bahía; el 25% en Yoro, el 21% en Atlántida y Cortés; y el 20% en Comayagua y Gracias a Dios, siendo estos los seis departamentos con mayor incidencia.

Mario Alas, coordinador del Observatorio de la Pedagógica, explica que realizaron una encuesta en los 18 departamentos, consultando a 2,390 directores.

El 9% respondió que en sus centros educativos, este año habían habido casos de agresiones de estudiantes a docentes. Siendo los mismos seis departamentos arriba citados, los que mostraron las tasas más altas.

«A nivel nacional hay una situación de un contexto laboral muy deteriorado para el docente, no solo ha perdido su prestigio social a nivel global sino que dentro de su contexto de trabajo, el docente se ve presionado e incluso amenazado no solamente por estudiantes que estén relacionados con pandillas, también por familiares de los jóvenes, que no quieren que los estudiantes reprueben», finalizó Alas.