*Reportero de guerra Jon Lee Anderson considera que la presión de Estados Unidos al régimen de Daniel Ortega es insuficiente.
** “Cualquier cosa que puede hacer la oposición cívica para visibilizar Nicaragua, es digna y hay que apoyarlo”, afirmó.
Expediente Público
“Lo que está pasando en Nicaragua es una preocupación mayor para todos lo que la conocen. Pensar que hace 40 años hubo una revolución sangrienta ¿para que terminara así?”, expresó el reporte Jon Lee Anderson, reconocido corresponsal de guerra.
Expediente Público entrevistó al reportero y cronista estadounidense en el marco del XI Festival Gabo de periodismo, en Bogotá, Colombia, a inicios de julio.
Jon Lee Anderson escribe para medios como The New Yorker, Times, The Guardian, El País o Le Monde, también es autor del libro biográfico “Che: una vida revolucionaria”, así como “La caída de Bagdad”, “Guerrillas” y “El dictador, los demonios y otras crónicas”, por mencionar algunos títulos.
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¿Qué opina sobre lo que pasa en Nicaragua?
Lo que está pasando en Nicaragua es una preocupación mayor para todos lo que la conocen, o sea, pensar que hace 40 años hubo una revolución sangrienta ¿para que terminara así? Después de combatir contra una dictadura, alguna de la gente que fue parte de esa revolución, arrebataron lo que se forjó de una Nicaragua democrática para devolverle una tiranía cruel, despótica y mediocre, me parece lo más triste.
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Es muy preocupante el hecho de que ya no hay periodismo, que hay una campaña activa para aislar a Nicaragua del mundo, contra la iglesia, contra el clero, contra la libertad de expresión, en aras de la consolidación de la fortuna de una sola familia. Es lo más triste de ver e indignante observar desde afuera. Pienso que es aborrecible lo que está pasando en Nicaragua y que el mundo debería de tenerlo más en sus mirillas y en sus preocupaciones.
¿Qué opinas sobre sobre los pasos que está dando la oposición y la sociedad civil en relación al régimen de Ortega?
Tengo entendido que hay obviamente una oposición cívica dentro de Nicaragua, que se tiene que mantener muy invisible, pero que la mayoría de lo que vemos de activismo cívico o de oposición nicaragüense obligadamente se tiene que ejercer desde afuera o bien de Costa Rica, México, España u otro país, porque no los permiten tener vida propia a lo interno.
Pero sí pienso que todos debemos ayudar a que Nicaragua vuelva a la comunidad de naciones con los procedimientos civilizados de comportamiento por parte de sus gobernantes en aras de su ciudadanía. Creo que cualquier cosa que puede hacer la oposición cívica para visibilizar Nicaragua más y para ayudar a los que están afectados por las imposturas de la primera pareja y su Policía, es digna y hay que apoyarlo.
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¿Cree que esta lucha cívica y pacífica sea un camino permanente en Nicaragua, teniendo el régimen de su lado al Ejército y la Policía?
Vamos a ver.
¿Qué recomendaría a los periodistas nicaragüenses que están clandestinos o en el exilio?
Tienen mi solidaridad y mi compasión. Que se cuiden. Que intenten mantenerse vivos e intactos para poder seguir trabajando como periodistas, que se esfuercen para hacer llegar la verdad de lo que está ocurriendo a sus conciudadanos que no tienen ese acceso o que están absorbidos por sus realidades. Tienen toda mi solidaridad por su valentía.
¿Qué consideraciones tiene sobre Daniel Ortega y Rosario Murillo?
No sé qué les pasa. Considero que ellos son algo así como la pareja rumana Ceaușescu, se han vuelto despóticos, dictatoriales, alocados, cretinos, o sea, no tienen un discurso que ayude a los nicaragüenses y los lleve a un nuevo porvenir. Se han cambiado de lema no sé cuántas veces ahora. Creo que son cristianos y solidarios, ¿socialista todavía queda? Si fueran puros y santitos sería otra cosa, pero tengo entendido que han repartido la economía entre sus hijos, o sea, eso no es socialismo.
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Socialismo es cuando lo repartes con toda la población. Y a mí me consta que buena parte de la población sigue siendo tan pobre y analfabeta como antes de la Revolución Sandinista. ¿Qué pasa con ellos? ¿Qué pasa con la gente campesina? ¿De qué manera están transformando Nicaragua? ¿Acaso han acabado con la pobreza? ¿Acaso ya no hay turismo sexual de abuso de los menores nicaragüenses? Todo eso sucede en Nicaragua. Yo no sé para qué quieren estar en el poder, ¿para seguir mandando a la gente en su pobreza? Es una cosa muy triste y cruel. Es como algo de la Edad Media.
¿Qué piensa de las alianzas que tienen con Irán, Rusia y China?
Es como política de Kinder (jardín infantil), es decir, “quiero halar la barba de tío Sam, así que me voy a amistar con sus enemigos, a ver qué. Y estos me van a dar algo, porque yo voy a sacudir el puño a Washington”. Es cretinez, eso no es Revolución, eso es una cosa burda y no va a ayudar a Nicaragua al final.
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No es que Nicaragua sea el patrocinador de estas cosas, pero sí en el caso de El Salvador, como Guatemala y Honduras. Esto es como un germen que se está multiplicando, ¿hay en la política internacional algún error al tratar el tema de Ortega muy tarde?
Sí, yo creo sí. Él (Ortega) se valió de la posguerra fría para hacer sus pactos al interior de Nicaragua. Casi todo el mundo se acurrucó en la cama del poder con él, hasta sus antiguos enemigos, el arzobispo (Miguel Obando) y el sector privado, o sea, muchas mezquindades y gente de interés avara cooperaron para que Ortega volviese al poder y se volviera el absolutista que es, junto con su mujer.
Había un esfuerzo por parte de Estados Unidos de no volver a intervenir como lo había hecho en los años 80. Creo que Estados Unidos se sintió “quemado” y con razón, por su política antidemocrática con los Contras en su momento, y eso favoreció a Ortega, porque sabía que, bueno, “no me van a meter otra Contra, entonces aquí tengo el campo libre”.
A alguna gente que había estado en el Gobierno norteamericano, les he planteado eso. No le gusta oírlo, pero es verdad. O sea, esto es en parte un producto del comportamiento norteamericano del pasado, de las malas decisiones tomadas, hacer una Contra cuando pudiera haber, quizás echarse al sandinismo original al bolsillo y haber prevenido que lo más militantes llegasen al poder. Y dejaron que Ortega y Murillo llegaran al punto que han llegado, por decisiones erradas de no querer ser vistos como país intruso en los asuntos de otro país. Al final, los que pagan los platos rotos son los nicaragüenses.
¿Qué piensa de la política actual de la administración de Joseph Biden, la Ley Renacer y la NICA? ¿Cree que eso tenga algún efecto real?
En general no soy muy devoto de las sanciones. Es como (imponer) sanciones, en lugar de tener una política, y realmente es demasiado difícil transar con esto: así que “voy a sancionar a tres tipos”. No es una política que nos lleve muy lejos castigar a unos cuantos a que no puedan ir a Disney World. No sé si eso es una política propia de un país como Estados Unidos.
¿Cómo se presiona a una dictadura a nivel internacional?
Se presiona combatiéndola. El sandinismo adquirió fama mundial y apoyo mundial, porque empuñaron las armas contra Somoza.
¿Un combate más político podría ser?
[Se encoje de hombros]