* Italia no renovó sus acuerdos comerciales con China dentro de la Franja y la Ruta de la Seda, un golpe a los intereses de Xi Jinping en Occidente.
** La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, anunció que abandonaba el proyecto porque los resultados obtenidos no cumplen con las expectativas de Roma.
*** La decisión ofrece una lección a los países latinoamericanos para que evalúen los riesgos del endeudamiento a largo plazo con Beijing sin obtener beneficios a cambio, señalan expertos.
Eric Lemus y Yarely Madrid / Expediente Público
El Gobierno italiano de Giorgia Meloni sacudió los cálculos de su homólogo chino, Xi Jinping, tras declinar seguir en el proyecto global asiático que no logró satisfacer las expectativas prometidas sino que solo acarreó más deuda.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda es un programa estratégico de China para conectarse con el resto de Asia, Europa y África, en lo que muchos denominan la nueva “ruta de la seda” en referencia al camino utilizado en la antigüedad y divulgado por los viajes en el siglo XI del comerciante veneciano Marco Polo.
En 2017, el presidente de China presentó la iniciativa en América Latina como la “extensión natural de la Franja Marítima” con promesas de proyectos ferroviarios y portuarios.
Los datos del Centro de Desarrollo y Finanzas Verdes (GFDC) de la Universidad de Fudan en Shanghái, China, dan cuenta de la adhesión de países como El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba, Panamá, Venezuela, Guayana, Surinam, Ecuador, Perú, Chile, Bolivia y Argentina.
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China solo busca proveedores
La editora de la plataforma periodística Diálogo Chino en México y América Central, Alejandra Cuéllar, explicó a Expediente Público que el propósito de Beijing con el hemisferio tiene que ver con el interés por obtener materias primas y los alimentos.
“El desarrollo de la población, el aumento de salarios y consumo en general en China ha dado pie a una gran demanda de materias primas”, explicó Cuéllar.
La inversión de China en temas de infraestructura tiene el objetivo de exportar la materia prima latinoamericana de manera más eficiente, en opinión de la editora.
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Italia desiste de promesas chinas
Matteo Angioli, asesor político del senador Giulio Terzi y secretario general del Comité Mundial para el Estado de Derecho del Senado de Italia, en entrevista con Expediente Público, dijo que el Gobierno de Meloni fundamentó su decisión en los pobres resultados que obtuvo hasta el momento.
“La idea era aprovechar el impulso que estaba teniendo China, y el crecimiento chino que innegablemente estaba allí, para desarrollar el bienestar económico, el perfil económico de Italia”, explica Angioli.
“Por eso que el entonces primer ministro Giuseppe Conte aceptó dar pasos más grandes que otros países, que tenían acuerdos bilaterales, al decidir intensificar la relación con un Memorando de Entendimiento para unirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, añade.
“Las expectativas eran mucho más altas que las posibilidades reales y la realidad actual (…) La balanza comercial es muy clara. Las exportaciones italianas con China aumentaron unos pocos miles de millones, mientras que China aumentó el doble”, fustiga Angioli.
A China no le importa cómo ingresa
Para el político, “Italia dio ejemplo al retirarse del Memorando de Entendimiento. Sabemos que China está tratando bilateralmente con cada uno de los 27 países miembros de la Unión Europea”.
“En América Latina particularmente no hay mucha diferencia sector por sector en términos de si son inversiones de ‘La Franja y la Ruta’ o proyectos económicos. De hecho, tienden a ser bastante similares”, dice Matt Schrader, investigador en Capitol Hill y del International Republican Institute.
Schrader, quien participó en agosto en el encuentro “Analizando la influencia de China en Centroamérica” organizado por Expediente Abierto, observa que si un país no está adherido a “La Franja y la Ruta” no es impedimento para que decidan invertir en proyectos de infraestructura.
“Realmente no importa si tiene esa etiqueta”, dijo a Expediente Público.
Lo más atractivo es la opacidad
El consultor en seguridad y experto en geopolítica de IBI Consultant, Douglas Farah, anticipa a Expediente Público que generalmente los países latinoamericanos promueven el acercamiento chino porque no exigen “ninguna contraparte en cuanto a corrupción o cómo se maneja realmente el dinero”.
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“China ha abierto las puertas para que gobiernos como el de Nayib Bukele en El Salvador o de Xiomara Castro en Honduras se abracen de ese proyecto porque no conlleva ninguna responsabilidad fiscal de transparencia”, recuerda Farah.
“Entonces el costo real que uno está viendo ahora en países como Ecuador, Brasil o Argentina donde una vez ya incrustados en esto no se pueden salir por las medidas que han acumulado. Uno ve cómo se van rompiendo las represas eléctricas que hicieron los chinos en Ecuador mientras el país está endeudado por proyectos que no sirven”, ejemplifica.
Meloni se distancia
El Gobierno de Roma era el único país del G-7, las economías industrializadas del mundo, que admitió el programa en 2019 con el objetivo de abrir nuevas rutas comerciales, como en el pasado.
Sin embargo, en la campaña previa a su mandato, Meloni adelantó que el trato no era beneficioso a los intereses italianos.
“En el caso específico de Italia hay un deseo de desvincularse del proyecto chino que, si lo comparamos, es más imperialista que cualquier cosa que haya hecho EE. UU. en los últimos 50 años. Y a la vez, librarse del peso enorme que conlleva endeudarse con los chinos y el costo en términos de vida democrática, corrupción y etcétera”, opina Farah a Expediente Público.
Las razones de Italia
El sociólogo italiano Tiziano Breda, investigador del Instituto de Asuntos Internacionales (IAI, por sus siglas en italiano), destaca dos razones principales que explican la negativa de Italia a renovar el convenio con el gigante asiático.
“A pesar de las promesas de cooperación comercial, de beneficio económico en general, Italia no ha visto en estos años particulares diferencias respecto a las relaciones ya establecidas con China y que ya datan de varias décadas y que ya son fuertes en términos de importaciones y exportaciones”, resalta Breda.
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“La otra evaluación y más importante es la política a partir del hecho de que esta iniciativa -por mucho que se pinte como económico y comercial- claramente es una de las puntas de lanza de la política exterior china en su proyección global y en su ambición para establecerse como potencia global”, dijo a Expediente Público.
“Renovar esa cooperación con China podría haber sido mal vista e interpretada como un elemento de tensión innecesaria con Washington en este momento donde Europa necesita mucho a EE. UU” a raíz de la invasión rusa a Ucrania, argumenta el investigador italiano.
El costo del impacto ambiental
Un informe presentado en febrero de 2023 por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revela que proyectos mineros, petroleros, hidroeléctricos, y de represas y ferrocarriles de 11 empresas chinas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Venezuela y Perú fueron llevadas a cabo en ecosistemas frágiles.
El documento muestra que las empresas chinas no han hecho los esfuerzos necesarios para evitar impactos ambientales significativos en Latinoamérica.
La realidad es que el grave impacto ambiental de los megaproyectos dentro de la Franja y la Ruta es uno de los factores más criticados contra el gobierno de Xi Jinping, a lo que respondió con el discurso de una “China más ecológica” o verde.
Alejandra Cuéllar dice que China si bien invierte recursos en el desarrollo de tecnologías de energías renovables, la minería sigue dándose de manera tradicional y a nivel de proyectos de infraestructura “hay mucho camino por recorrer”.
El mayor riesgo: sobreendeudamiento
Los investigadores de la universidad estadounidense de Standford, Michael Bennon, y Francis Fukuyama explican en su artículo “El camino de China hacia la ruina” cómo “La Franja y la Ruta” pone en peligro a países en vías de desarrollo que quedan prácticamente atrapados en un sobreendeudamiento.
La deuda es tan grande que los países son “incapaces de garantizar la financiación de futuros proyectos e incluso de pagar el servicio de la deuda ya acumulado”.
El riesgo de hacer tratos con empresas chinas es muy grande para países de Centroamérica porque no son economías fuertes, tienen poca capacidad de pago y, en su mayoría, tiene altos niveles de corrupción, que a su vez los hace frágiles, opina la editora de Diálogo Chino.
“A veces los países se dejan deslumbrar por las grandes cantidades de dinero que ofrece China cuando al final no estás viendo que realmente vas a tener que pagar ese dinero y a qué término”, afirma Cuéllar.
De hecho, Breda del IAI recuerda a esta revista que las razones de China sobre Centroamérica radican en el interés por desplazar a Taiwán del istmo, fortalecer su presencia diplomática y, por encima de todo, “para consolidar un sistema infraestructural de rutas de comercio en el cual China tenga más influencia que EE. UU.”.
Un país que busca oportunidades
El periodista Eduardo Ulibarri, quien trabajó en el servicio exterior costarricense, recuerda que China “mira para cualquier región del mundo donde considere que tenga oportunidades económicas y geopolíticas”.
Ulibarri, que dirigió el periódico La Nación en los años noventa, rememora a Expediente Público que hasta cuando Costa Rica “rompió el naipe” Centroamérica era una región pro-Taiwán.
El reconocimiento de China no se da por razones ideológicas, sino más bien “es una actitud absolutamente transaccional, de quién me da más”, opinó el también exdiplomático.
Respecto a la decisión de Italia de salir de la Franja y la Ruta, Ulibarri cree que se debe a que la Unión Europea está más preocupada de los avances de China para convertirse en potencia hegemónica.
También está el hecho del acercamiento de Italia a Estados Unidos, una “alianza sólida” que la misma Giorgia Meloni afirmó a inicios del 2023.