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INTRIGAS Y LUCHAS INTERNAS DE PODER TAMBIÉN AFECTARON A LA MACCIH

**Situaciones que ocurrían al interior de la Misión y las relaciones tensas con Luis Almagro, provocaron la renuncia en 2018 de Juan Jiménez Mayor, exvocero de la Misión; en una carta enviada al secretario Almagro denunció: “Lo que no podemos permitir que haya corrupción en la Maccih

VII entrega de VIII


La Misión de Apoyo contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (Maccih) fue considerada una propuesta gubernamental que ingresó a Honduras al amparo de una especie de complicidad política entre el presidente Juan Orlando Hernández y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.

El 19 de enero de 2016, el presidente Hernández dijo que la firma del convenio entre su Gobierno y la OEA representa “el punto culminante de un proceso de diálogo que ha generado fuertes expectativas en toda la sociedad hondureña”.

Sólo dos años después de haber iniciado su gestión, el vocero peruano, Juan Jiménez Mayor, renunció en 2018 y denunció que Almagro le había retirado su apoyo. Posteriormente, Jiménez Mayor fue sustituido por Luis Guimarães Marrey, quien anunció el 9 de mayo de 2019 que “desde el principio, cuando yo acepté la invitación, quedó claro que yo estaría aquí por un año, nadie es insustituible, lo importante es la institucionalidad de la Misión que está firme”, declaró a los medios de prensa Marrey, al tiempo que descartó versiones de los medios de prensa locales que atribuían su salida a diferencias con el secretario general de la OEA, Luís Almagro.

“No hay ningún problema, tengo el apoyo total de la OEA, del secretario Almagro y (…) aquí trabajamos con libertad. La Misión va a continuar con las personas que están aquí y con quien el secretario designe en mi lugar”, dijo Guimarães, un destacado fiscal brasileño que retornó a su antiguo puesto de trabajo.

INTRIGAS Y LUCHA DE PROTAGONISMO

Un exempleado de la Maccih, habló con Expediente Público y reveló algunos detalles sobre la renuncia del jefe anticorrupción Juan Jiménez Mayor, lo que deja en evidencia una serie de conspiraciones por parte de la abogada uruguaya Marta Pachiotti con el apoyo incondicional de su compatriota y amiga Beatriz Otero, quienes fueron ubicadas en puestos influyentes cargos dentro de la Misión.

Luis Almagro reclutó personalmente a Marta Pachiotti, designándola directora del Observatorio de Justicia Penal de la Misión. Sin embargo, dentro de la propia Misión, mucha gente señaló que Pachiotti no tenía la menor idea de cómo funcionaría el área que le asignaron. Su desacierto hizo que eventualmente se convirtiera en un obstáculo para el funcionamiento básico del observatorio.

“El personal de la Maccih trabajó muy fuerte, tomando en cuenta los retos y limitaciones que tenía, como el número de personal que había, los instrumentos legales que tenían a su disposición, la oposición de los grupos de poder; hicieron bastante y si bien es cierto, el problema de la corrupción no pasa por una institución, ya que es demasiado grande como para creer o aspirar que se va erradicar con una institución. El objetivo de la Maccih, no era por sí sola erradicar todo la corrupción, sino que vino a sumar dentro de todo lo demás que se necesita en el país para vencer este flagelo, ya que para eliminar la corrupción por completo, pasa más allá de lo que podían hacer las cincuenta personas que trabajábamos allí”, comenta el experto que laboró en la Misión.

En octubre de 2016 —recuerda— se le impone al vocero Juan Jiménez, dos empleadas que no eran de su confianza, que no fueron elegidas por él para ocupar el cargo de coordinación del Observatorio de Justicia Penal: Pacchiotti trabajó como embajadora y Directora General de Asuntos Económicos Internacionales, en el tiempo que Luis Almagro se desempeñó como Ministro de Relaciones, teniendo una relación de amistad muy cercana desde esa época, y esa fue la razón por la que Luis Almagro decidió colocarla como Coordinadora del Observatorio, a pesar de que la experiencia de Pacchiotti estaba en temas de derecho administrativo y tributario.

Pacchiotti trajo a su amiga y compatriota Beatriz Otero, y estas personas llegan a ser las personas de confianza de Luis Almagro a lo interno de la Misión. Es por eso, que “se convirtieron en su sombra… en sus ojos y oídos dentro de la institución, y aunque en los primeros meses tuvieron una buena relación con Jiménez, en poco tiempo entraron en un conflicto de manera directa con él por considerar que Jiménez hacía un mal trabajo para el cual ella (Pacchiotti) estaba mejor calificada”, aseguró.

UN MILLÓN DÓLARES

El presupuesto del Observatorio era el más grande que tenía como unidad la Maccih: un millón de dólares y según la doctora Pacchiotti, Juan Jiménez estaba interesado en hacer uso de ese presupuesto para destinarlo al trabajo de otras unidades.

Jiménez expresaba que él podía manejar esos recursos según las prioridades. En el Observatorio hubo hasta 8 funcionarios en terreno, pero hasta 4 más que estaban en Washington siendo pagados con el presupuesto del Observatorio, sin que se supiera exactamente sus funciones, y sin mostrar resultados aparentes que justificaran la prioridad de su contratación. Mientras que en otras unidades como la de investigación no contaba con el personal suficiente todavía, y las unidades de seguridad pública o la unidad de reforma, había nada más dos o tres personas haciendo todo el trabajo; pero dando mejores resultados que el Observatorio.

El vocero estaba mucho más interesado en que ese presupuesto fuera designado para la unidad de investigaciones, debido a la mala planificación e improvisación con la cual se estaba manejado el Observatorio, que básicamente lo único que había logrado con todo ese presupuesto, fue crear un sitio web, que tardaba mucho tiempo en lograr consensuar el contenido que se autorizaba subir al mismo, y por consiguiente el contenido terminaba resultando irrelevante y desactualizado al momento de finalmente subirse, afirmó el experto.

“A criterio del vocero, no había un observatorio, ya que su expectativa con el Observatorio, es que este fuera un espacio en el que la sociedad civil tuviera beligerancia e incidencia política para alertar al resto de la población de las trabas que tenía la Maccih para poder hacer efectivamente su trabajo de investigación de actos de corrupción. Pero  lo que había era una página web y no era posible que para una página web se necesitara un millón de dólares, además de tener en esa unidad de ocho a doce personas. Cuestionaba cuáles serían los resultados, producto y efectividad que podía tener una página web para el combate a la corrupción, cuando a él como vocero lo estaban presionando para que diese resultados con la investigación de los casos”.

La visión de Jiménez Mayor contrastaba con la de Pacchiotti que manejaban esta área como su propiedad y cuyos fondos eran exclusivos y quería darle uso discrecional, enfocándose más en temas de diseño e imagen de la página web, puras cuestiones de forma recuerda el experto. La funcionaria, en la búsqueda de una razón de ser del observatorio, efectuó varias giras al interior del país para empaparse de la realidad nacional y entablar contactos con sectores de sociedad civil, pero la suerte no le sonrió como esperaba, pues en ese entonces la Misión era vista con recelo por la ciudadanía que pedía una instancia como la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

Las opiniones estaban divididas, comenta, y hubo quienes no le creían, pero otros le dieron el beneficio de la duda. Así se recolectó información valiosa sobre el tema de justicia penal, datos, números de condenas, casos de corrupción, entre otros, que permitió efectuar una sistematización con buena información, lo cual fue bueno, pero no era suficiente para justificar el presupuesto otorgado al Observatorio dijo el especialista al recordar su tiempo y experiencia en ese trabajo.

Recuerda que se trabajó en unas encuestas de percepción para aplicarlas a miembros del Poder Judicial y de la sociedad civil, y esos enfoques de nuevo abrieron grietas entre Jiménez y Pacchiotti. El vocero de la Misión exigía que la información subida a la página web fuese acompañada de rigor académico y científico para publicarla en la plataforma, y aunque el especialista considera que existía la capacidad técnica en el Observatorio para hacerlo, la coordinadora del Observatorio no contaba con la capacidad técnica para dar el visto bueno necesario. Por lo que prefería ordenar que se presentara la información de manera “más rosa, ligera”, más “amigable”. Por lo que todo el esfuerzo terminaba siendo invisibilizado en la página web.

El lanzamiento de la plataforma se fue posponiendo, la información recolectada y sistematizada, también. La página finalmente fue lanzada a nivel nacional entre los meses de agosto y septiembre 2017, en tres rimbombantes eventos públicos que coordinó Pachiotti, en contra del criterio de austeridad con que manejó la Misión su vocero Jiménez Mayor.

Luego, se produjeron recortes presupuestarios y dieron por terminado el contrato de dos miembros del Observatorio de terreno, más no a los de Washington. Sin embargo, otros funcionarios de terreno prefirieron mejor renunciar, porque consideraron que su trabajo no fue valorado ya que la coordinadora del Observatorio era una persona sin criterio técnico para el cargo y con una personalidad que no admitía recomendaciones ni sugerencias. Por lo que optaron a buscar mejores oportunidades fuera del Observatorio y de la Misión.

El tema del Observatorio fue uno de los conflictos a la interno de la Maccih, pues Pachiotti, amparada en el respaldo de Luís Almagro, decía en sus reuniones con sociedad civil que el Observatorio era un ente descentralizado, independiente de las líneas de la Misión y hasta insinuó que su presupuesto, una vez concluida la Misión podría manejarse conjuntamente con sociedad civil. Fueron promesas que entusiasmaron a más de alguna organización, pero esos y otros aspectos no estaban dentro de los planes de la OEA, y más bien crearon falsas expectativas que torpedearon a lo interno la gestión que venía haciendo Jiménez Mayor, aseguró el consultado.

El 14 de marzo de 2018, trasciende en la prensa local que el secretario de la OEA, Luís Almagro, comunica a la Misión la decisión de aceptar la renuncia de Pachiotti, luego de ser acusada de xenofobia y racismo por parte de uno de los integrantes de la Misión, el exprocurador peruano anticorrupción, Julio Arbizú y respaldado por las organizaciones defensoras de derechos humanos de pueblos indígenas y afrohondureños.

COMISIÓN ESPECIAL

La cámara legislativa hondureña creó a mediados de diciembre 2019, una comisión inter partidaria para que evaluara los resultados de la Maccih durante sus cuatro años.

La comisión la presidieron los diputados Felicito Ávila, acompañado de Denis Castro Bobadilla, Leonor Osorio, Walter Chávez, Juan Carlos Ávila, Sergio Figueroa, Erik Alvarado, Tomás Ramírez, Francisco Paz y Dennis Castro Bobadilla.

La comisión legislativa analizó el convenio, funcionamiento, objetivos y resultados alcanzados; además del financiamiento, presupuesto y forma de ejecución de la Maccih.

Sin embargo, el informe de la evaluación, leída por Tomás Zambrano, secretario del Congreso Nacional, mostró falta de colaboración y poco respaldo al fortalecimiento de las instituciones encargadas del combate a la corrupción como con el legislativo.

Al respecto, Luis Redondo, legislador hondureño del Partido Innovación y Unidad, Pinu, habló con Expediente Público.



LEY DE SECRETOS

La presidenta Comisión Nacional de Banca y Seguros, (Ethel Deras) que actualmente estuvo en la comisión -según Redondo- fue una de las que no permitió que se renovara el convenio, pero, le sorprende que haya firmado montones de contratos de los narcotraficantes y no firmara el tratado a través de la Ugar-Maccih, que dirige Lidia Estela Cardona, procuradora general: protegida y querida abogada que pone Juan Orlando Hernández para todo; no pudieron hacer que ella firmara algo que era obligatorio ya que les molestó que en una denuncia que hizo la Misión mencionara a un banco por lavado de activos.

Por otra parte, el legislador expresa que no hubo voluntad legislativa para poder derogar la Ley de Secretos. La Maccih lo que hizo fue que se sentó con el Ejecutivo, con la contraparte: Ugar-Maccih.

De acuerdo con Redondo, la Maccih dio unos lineamientos al Congreso Nacional, pero al hemiciclo llegaron otros. Yo lo constaté siendo miembro del junta parlamentaria de la Misión. En otras palabras, trastocaron lo que se había concordado con la Misión y el Ejecutivo. Nunca se cumplieron la Ley de Secretos que fue solicitada por los organismos internacionales y diferentes embajadas.

Respecto a la Ley de Colaboración Eficaz, explica Redondo, que permite que los testigos o los cómplices puedan reducir penas o puedan repartir los daños a cambio de dar información para llegar a los autores intelectuales. El diputado ejemplificó el caso del ex director del Seguro Social, Mario Zelaya. “Es uno de los “gatos” que ha dicho un montón, en cuanto al robo del Seguro Social.

En el caso de Berta Cáceres,  hay que preguntarle a Juan Orlando Hernández entonces porque no quiso que estos ordenamientos internacionales investigaran. Y sobre el hermano del Presidente-Redondo manifiesta- que “habría que preguntarle al fiscal general: por qué nunca hizo una investigación contra Tony Hernández, enjuiciado por narcotráfico en Estados Unidos. Entonces por qué no abre una acusación contra el bufete de Juan Orlando y Juan Antonio, que pusieron a dos colombianos que estaban presos por narcotráfico en Gracias (Lempira) y el fiscal suyo, el señor Óscar Chinchilla había anunciado un montón de denuncias. Se salieron y se escaparon los hombres y no quedaron en la cárcel; él los defendió”, afirmó.

Para el parlamentario, si no existieran estos corruptos, las líneas de investigación hubiesen sido sin precedentes en el país. Como lo dijo Jiménez Mayor: “son tan imbéciles, porque se podía seguir la trayectoria del dinero cuando utilizaban los cheques, cuando utilizaban el sistema bancario”.

Listen to «¿Qué provocó el fin de la misión anticorrupción de la OEA en Honduras? Parte 2» on Spreaker.

El diputado de Cortés finalizó la entrevista ampliando que todas la institucionalidad del Estado: Ugar-Maccih, Instituto Nacional Penitenciario, Tribunal Superior de Cuentas, Corte Suprema de Justicia, Comisión Nacional de Banca y Seguros, incluyendo al Fiscal General, que no presentaron todas las acusaciones que agarraba la línea de investigación que mandaba la Misión sino que las dividían como en 20 líneas de investigación para que no pudiesen tener resultados; se convirtieron en criminales.

LOS RASGUÑOS QUE SACARON PUS

Pese a las intrigas palaciegas que viviera a lo interno la Maccih, durante y posterior a la época de Jiménez Mayor, los expertos creen que la Misión hizo esfuerzos destacados en el tiempo asignado en el país, de ahí que era importante que siguiera otros cuatro años más.

Alejandro Kafati, economista del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras (Fosdeh), estima que la Misión debió seguir para “continuar revelando redes de corrupción y sobre todo enjuiciar; eso era lo que esperaban los hondureños”.



A criterio de Kafati, la Misión nunca pudo tener un protocolo de colaboración con el Congreso Nacional y es ahí donde se produce la primera traba contra esa entidad. Lo demás, se cuenta las leyes y reformas penales de blindaje y el informe de “evaluación” hecho por el legislativo en el cual dan el tiro de gracia a la Maccih, solo vino a ratificar las incomodidades generadas por esta instancia internacional de acompañamiento a la lucha contra la corrupción y la impunidad en el país.

En el caso del Fosdeh, dijo que ellos en su lucha contra la corrupción y la impunidad eran del criterio que, en el caso de la desaparecida Ufecic, se tuviera un presupuesto “etiquetado” y no parte de la “caja” que maneja el Ministerio Público, pues el dinero se reparte entre todas las unidades, pero es indispensable un rubro directo para este tipo de casos y trabajos especializados que llevaba la unidad. Ellos esperan incidir para que esa etiqueta presupuestaria se logre concretizar con la Uferco.

Para Kafati, en medio de las adversidades internas y externas que afrontó la Maccih, el haber judicializado 13 casos en tres años y obtener una condena, es una señal positiva que debe ser altamente valorada.

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