El exsubsecretario de Estado, Elliot Abrams, fustiga la falta de acciones contundentes hacia la dictadura de Daniel Ortega de parte de la administración de Joe Biden y dice que el régimen se vale de eso para intensificar su ola de represión.
EXPEDIENTE PÚBLICO
La administración de Joe Biden presta poca atención y hace muy poco ante la feroz ofensiva de Daniel Ortega a los opositores nicaragüenses, es algo que sabe el dictador y le alienta a generar mayores olas de represión. Esa es la dura crítica que hace el influyente político y diplomático estadounidense, Elliot Abrams, en una columna publicada en The Council of Foreign Relations, un tanque de pensamiento especializado en política exterior y en los asuntos internacionales estadounidenses.
“A pesar de todos los discursos sobre la importancia de los derechos humanos, la administración Bidense mantiene al margen mientras la democracia es aplastada en Nicaragua”, escribió Abrams, exsubsecretario de Estado en las administraciones republicanas de Ronald Reagan, y también un cercano asesor del presidente George W. Bush para Estrategia de Democracia Global.
En en artículo titulado “Biden y la democracia en Nicaragua” critica duramente la indiferencia de la administración norteamericana y la nula mención de la situación en el país centroamericano por parte de la vicepresidenta Kamala Harris durante su visita a Guatemala y México en los recientes días de esta semana.
“La democracia se está destruyendo en Nicaragua. Este ha sido el proyecto a largo plazo de Daniel Ortega, el dictador del país, que constantemente ha socavado todas las instituciones independientes allí. Ha atacado a la prensa libre, ha tomado el control de los tribunales de justicia. Está impidiendo elecciones libres”, dice.
En este momento, su forma de manejar las próximas elecciones presidenciales es simplemente arrestar a todos los que se oponen a él, expone Abrams quien también fungió como enviado especial para Venezuela entre 2019 y 2020.
“Se ha prestado poca atención a estos desarrollos en la prensa estadounidense, o por la administración Biden. Durante su visita al vecindario de, Centroamérica, la vicepresidenta Harris no dijo nada”, subraya el exfuncionario estadounidense, un amplio conocedor de los temas centroamericanos desde los años 80.
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Harris estuvo en Guatemala y México a inicios de la semana precisamente mientras ocurrían las capturas de cuatro precandidatos presidenciales -Cristiana Chamorro, Arturo Cruz, Félix Maradiaga y Juan Sebastián Chamorro- y otros reconocidos opositores nicaragüenses, así como citas judiciales a reconocidos periodistas críticos de la dictadura.
Abrams cita a los influyentes diarios estadounidenses The Washington Post y The New York Times en sus informes sobre Nicaragua.
“Como lo expresó el Washington Post en un articulo muy poco común sobre la represión en Nicaragua, “el gobierno del presidente Daniel Ortega ha llevado a cabo arrestos radicales de sus principales rivales en las elecciones de noviembre, en una aguda escalada de la represión política en Nicaragua”, cita Abrams.
También menciona lo publicado por The New York Times: “Se ha detenido a candidatos de la oposición. Las protestas han sido prohibidas. Y los partidos políticos han sido descalificados. Apenas unos meses antes de buscar la reelección, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha llevado a su país a un paso de convertirse en un estado de partido único, reprimiendo a la oposición en una medida no vista desde la brutal represión de las protestas contra el gobierno en 2018, dicen los expertos. Los movimientos agresivos de Ortega presentan un desafío inesperado para el gobierno de Biden, que ha hecho del fortalecimiento de la democracia en Centroamérica uno de los pilares de su política hacia la región”.
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Pide más acción y menos tuits
Abrams menciona los comentarios del secretario de Estado, Antony Blinken, cuando anunció los informes nacionales del Departamento de Estado de este año sobre prácticas de derechos humanos: “El presidente Biden se ha comprometido a volver a poner los derechos humanos en el centro de la política exterior estadounidense, y ese es un compromiso que yo y todo el Departamento de Estado nos tomamos muy en serio. Usaremos todas las herramientas de nuestra diplomacia para defender los derechos humanos y responsabilizar a los perpetradores de abusos”.
Y luego cuestiona su coherencia: “¿En serio? Ciertamente no lo sabría juzgando las reacciones de Blinken o de toda la administración ante la represión en Nicaragua. Sin comentarios de parte de Biden, Harris, Blinken, Sullivan del Consejo Nacional de Seguridad”.
Blinken incluso se reunió con el canciller orteguista, Denis Moncada Colindres, durante su visita a Costa Rica la semana pasada, precisamente mientras la ola de represión iniciaba y ya había sido arrestada Cristiana Chamorro.
Abrams también fustiga ácidamente las últimas publicaciones sobre Nicaragua al denunciar las detenciones de los aspirantes presidenciales.
“La creciente represión contra los líderes políticos y de la sociedad civil de Nicaragua esta noche, incluido el arresto de @Jschamorrog y muchos otros, exige una respuesta internacional urgente », tuiteó Julie Chung, subsecretaria interina para asuntos del hemisferio occidental, utilizando el identificador de Twitter de Chamorro.
“El Régimen de Ortega es responsable del bienestar de los detenidos. Deberían ser liberados de inmediato”.
“Pensemos en eso. Es un tuit, ni siquiera una declaración. No proviene de un funcionario de la administración, sino de una diplomáticao de carrera que se encuentra en un puesto interino. De los nombrados y confirmados por Biden en el Departamento de Estado, nada. Hicieron el mínimo esfuerzo. Créditos a la Sra. Chung por hablar, pero debería ser obvio que esta no es la forma de obtener la liberación de nadie de prisión. Ellos «deberían ser liberados». ¿Y si no lo son?”, les increpa duramente Abrams.
Y va más allá: “Si la administración fuera seria, vería acción en la Organización de Estados Americanos (OEA) y las Naciones Unidas. Vería un esfuerzo por reunir a las democracias latinoamericanas y lograr que la Unión Europea y los británicos hablen con nosotros”.
“Lo que Ortega concluirá cuando la reacción en Washington sea un tuit es que la administración de Biden no está muy interesada. Y la represión se profundizará”, advierte Abrams.
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El exdiplomático ironiza que “es cierto que los funcionarios de la administración están ocupados, por ejemplo, con el viaje del presidente a Europa” pero les señala que “eso no es excusa”.
“La verdad es que después de todas las conferencias de los funcionarios de la administración de Biden sobre cuán profundamente se preocupan por los derechos humanos, están fallando gravemente en esta prueba”, señala Abrams.
“Hay una oposición política democrática dedicada y valiente en Nicaragua, tan peligrosa para Ortega que ha llegado a la conclusión de que debe encarcelar a posibles candidatos en su contra. Tenemos aliados con los que trabajar. Ya es hora de que la administración adopte una política —utilizando diplomacia, sanciones, organismos multilaterales y declaraciones firmes de altos funcionarios— para salvar la democracia en Nicaragua”, insiste Abrams.
La última acción de la administración Biden fue sancionar a la hija de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Camila Ortega, y otros tres altos funcionarios: Leonardo Ovidio Reyes Ramírez, presidente del Banco Central de Nicaragua; Julio Modesto Rodríguez Balladares, general del ejército y director ejecutivo del fondo de pensiones en inversiones de las fuerzas militares; y Edwin Ramón Castro Rivera, diputado de la Asamblea Nacional.
Pero según Abrams, “no hay evidencia de un esfuerzo serio, a pesar de todos esos discursos sobre cómo el presidente Biden se ha comprometido a volver a colocar los derechos humanos en el centro de la política exterior estadounidense».
Version original del artículo en inglés publicado en: The Council on Foreign Relations (CFR)