*Dos tercios de asesinatos contra defensores de los derechos humanos ocurren en América Latina, según informe de Freedom House
**Nicole Bibbins Sedaca, vicepresidenta ejecutiva de Freedom House, estimó que desde 2006 se ha visto “la mayor disminución de libertad» en países como Venezuela y Nicaragua.
***Informe de Freedom House refleja también la represión transnacional, que consiste en personas que atentando contra exiliados.
Expediente Público
La persecución, acoso y criminalización de los defensores de derechos humanos y sus organizaciones en países como Nicaragua, Cuba y Venezuela plantea nuevos retos en la región, incluso donde hay democracias que no están exentas de abusos contra este gremio, plantearon expertos en un panel virtual promovido por la fundación Freedom House, con sede en Washington DC.
El evento tuvo como eje la discusión del reporte “Defendiendo a los defensores y activistas de derechos humanos y de la democracia en América Latina”, un estudio con entrevistas y grupos focales publicado este 3 de febrero, en el cual se revela el clima de inseguridad y acoso contra este grupo, e incluye dos estudios de casos de exiliados, como son los promotores nicaragüenses en Costa Rica y los venezolanos en Colombia.
La región no solo plantea retos por los abusos a los derechos humanos, sino también, porque los mismos defensores se convierten en víctimas. Algunos han sido asesinados y otros viven el exilio, por eso los expertos invitados por Freedom House para comentar la investigación en un webinar, sostienen que las estrategias futuras merecen enfoques más integrales de protección, no solo física, también económica, social, legal y sicológica.
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Nicole Bibbins Sedaca, vicepresidenta ejecutiva de Freedom House, indicó que brinda un enfoque regional muy amplio para proteger a los defensores de derechos humanos y a los activistas pro democracia en América Latina, y aunque es una labor exhaustiva, ve este informe como un punto de partida para evaluar futuros criterios de trabajo y nuevas entradas para crear oportunidades a los afectados.
El estudio es el primero en su género, es el primer análisis amplio de apoyo para programas de relocalización y estrategias para proteger el trabajo de los defensores, aseguró Bibbins. Para el estudio se realizaron casi 80 entrevistas con fuentes claves, dos estudios de caso de Venezuela y Nicaragua donde los defensores de derechos humanos se han refugiado en Colombia y Costa Rica, e incluye experiencias de Freedom House de las últimas dos décadas, mencionó Bibbins.
La vicepresidenta ejecutiva de Freedom House mencionó que más de la mitad de los países de la región experimentan declives en libertades y democracia. Indicó que su fundación ha visto desde 2006 “la mayor disminución de libertad en el hemisferio occidental en Venezuela y Nicaragua, los defensores de derechos humanos y los activistas pro democracia ven retos extremos que incluyen intimidación, acoso y ataques físicos y legislaciones que criminalizan su trabajo”.
“América Latina es el continente más peligroso del mundo en cuanto a los defensores de derechos humanos, representando tres cuartas partes de asesinatos de defensores de derechos humanos del mundo”, precisó.
Gerardo Berthin, vicepresidente del programa internacional de Freedom House, fue el moderador del evento, en el cual participó la defensora Wendy Álvarez, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +, quien presentó con su propio testimonio la realidad de los exiliados en Costa Rica. Aunque ella como miles de exiliados tiene “la necesidad de retornar a nuestro país porque nuestra mente y corazón están en Nicaragua”, no hay condiciones de retorno.
En el caso de los médicos o estudiantes de Medicina que descontinuaron estudios por el alto costo, hay retornos, pero bajo permanente miedo y vigilancia estatal. Los que permanecen en el exilio, no tienen una inserción sencilla, pero hay una comunidad muy grande de nicaragüenses en Costa Rica.
Hay grupos que se han organizado por departamento, en el caso de los indígenas está el bloque Costa Caribe de Nicaragua que trata de promover sus costumbres, organizando comidas típicas o bailes, aseguró Álvarez.
Por otro lado, el informe refleja también la represión transnacional, ya que los refugiados han recibido amenazas de operadores políticos o paraestatales, personas que han llegado a Costa Rica y cometido atentados contra exiliados, por lo cual se requiere investigación profunda, para saber quién es o son los que comenten estos actos”.
Álvarez consideró que los exiliados merecen protección por actos de agresión en el país receptor y que es muy importante que los activistas logren conectar con las instituciones del Estado para esclarecer estos casos.
Protección integral, pide Freedom House
Jonathan Eoloff, gerente de programa para América Latina del American Bar Association, y uno de los investigadores que trabajaron en el informe, explicó que el primer hallazgo del estudio, fue que existe la necesidad de un enfoque holístico de protección de los defensores, así como de su seguridad, más allá de la física. “Una mujer que entrevisté, mencionó a un colega guatemalteco que la seguridad es una estrategia, la protección es un derecho”, recordó.
“No es un enfoque único que debemos considerar para los defensores. Existe una demanda por parte de ellos y la sociedad civil por servicios legales y sicosociales. En muchos de nuestros países la demanda supera la oferta”, agregó.
Las iniciativas más exitosas son las vinculadas a proyectos locales y regionales, donde pueden recomendar acciones específicas, establecer y mantener contacto con otros defensores y pueden explicar con la familia y comunidad, género, identidad y cultura, sus carencias, también está la necesidad de incluir a estos defensores en todo el proceso de reubicación, ya sea permanente temporal, interno o exilio y acompañarlos en la solicitud de asilo o refugio, precisó.
Eoloff indicó además que las iniciativas de reubicación también deben tener un enfoque más integral. En las entrevistas con defensores descubrieron que estos necesitaban seguimiento permanente, servicios sociales y de integración, atención médica, bienestar, servicios de migración, situación temporal, estatus o permiso de trabajo.
“Hay que preguntarles también si quieren continuar su trabajo, aunque estén ubicados fuera del país, esa es una decisión que deben tomar ellos, porque quizá necesitan descanso por sus niveles de trauma, el bienestar es esencial”, consideró.
Miriam Kornblith, directora senior para América Latina y el Caribe, de la National Endowment for Democracy (NED), precisó que para los defensores de derechos humanos, “el peligro no solo se refiere a amenazas física o verbales, espionaje, intromisión de actividades, realmente significa poner en riesgo la vida”.
La crisis de derechos humanos impide que los defensores ejerzan su labor con el mínimo de protección, además que bajo el alarmante deterioro en esta materia, se suma la débil infraestructura de protección. “Hay muchas carencias en cuanto a prevención de ataques y protección una vez que los ataques ocurren, poca protección en términos de infraestructura física, menos la legal y sicosocial”, agregó Kornblith.
Pandemia y migración agravan crisis
«La pandemia nos ha tocado a todos y ha agregado extrema incertidumbre a los defensores y activistas, porque muchos gobiernos han reducido el movimiento y limitado la libertad de expresión y reunión argumentando cuarentenas», manifestó Bibbins.
Por otro lado, la migración y los desplazamientos han llegado a niveles sin precedentes que incluyen a los defensores, de acuerdo a datos del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
“Muchos defensores de derechos humanos están teniendo que tomar decisiones difíciles de autoexilio. Cuando no se sienten seguros, van a países vecinos con frecuencia y con la pandemia esto se ha hecho peor”, dijo.
Periodistas como defensores
El estudio y los expositores ampliaron el concepto de defensores de derechos humanos, al incluir a otros profesionales, particularmente los periodistas, además de médicos que atendieron emergencias en Nicaragua, cuando los hospitales públicos cerraron las puertas.
Celeste González, directora del Centro para Periodismo Fronterizo y Global, recordó que la región es también la más peligrosa para los periodistas, particularmente México donde ya han ocurrido tres asesinatos solo en el inicio de este año.
González reconoció la necesidad de enfoques transnacionales, particularmente porque con la migración y el exilio se plantean nuevos retos para la protección de estas personas y los apoyos se centran en ciudadanos del país de origen.
“En Nicaragua los periodistas buscan refugio en Costa Rica, esto es de importancia porque estamos en el proyecto Mundo de Periodistas que estudia más de cien países, está en su tercera ronda, y por primera vez vamos a ver a los periodistas en Costa Rica”, mencionó.
“Hemos visto proliferación y surgimiento de redes locales y regionales en México, grupos como Periodistas de a Pie, se unen para apoyarse y acompañarse, dan capacitación y crean visibilidad de ataque en distintas partes del país”, dijo.
USAID: Cooperación más amplia y permanente
Peter Natiello, administrador adjunto senior de la Agencia de Asistencia para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID), manifestó que “necesitamos a estas personas para controlar la crisis de gobernanza en América Latina”.
Las encuestas de la Universidad de Vanderbilt y del Latinobarómetro revelan que dos tercios de ciudadanos consideran que la democracia es el mejor sistema de Gobierno, pero curiosamente solo un 40 por ciento consideró estar satisfecho con la democracia. Estas son las cifras más bajas desde que comenzaron a hacer estos estudios, recapituló Natiello.
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“Usaid entiende las situaciones y estamos comprometidos por fortalecer los gobiernos, luchar contra la corrupción, proteger los derechos humanos y trabajar con socios regionales”, sostuvo.
“Debemos trabajar para lograr la democracia, trabajar para la Cumbre de las Américas en junio, que nos da una oportunidad para demostrar la voluntad política y aumentar la cooperación regional. Estamos comprometidos con la gobernanza democrática en la región”, dijo.
“En Nicaragua debemos tener activismo democrático a larga data”, aseguró. A pesar del deterioro institucional que se presentan en este país, como en Cuba y Venezuela, Natiello aseguró que están trabajando con la sociedad civil, y en Centroamérica se creó el sistema de alerta temprana y con grupos vulnerables como los defensores de derechos humanos.
Trabajo de defensores es fundamental
Kornblith, representante de NED, sostuvo que “se está abordando a los defensores no solo como víctimas, sino, como agentes de cambio, eso queda muy bien reflejado en los dos casos de estudio (Nicaragua y Venezuela), uno puede apreciar y admirar el coraje, su compromiso, su búsqueda para su comunidad y las víctimas, esa visión de concebirlos como agentes de cambio y enfatizar su carácter proactivo, es muy importante, y agrega un elemento conceptual, de acción que es muy importante para abordar estos problemas de manera sólida”.
Mary Lawlor, relatora especial para defensores de derechos humanos de las Naciones Unidas, consideró que los defensores se encuentran en situaciones de riesgo en todas partes del mundo, pero en el caso de América Latina, el problema ha sido persistente.
La relatora tuvo 53 comunicaciones formales entre 2020 y 2021, en las que se pide a diferentes Gobiernos respuestas formales del Estado y actores de la región. “Sabemos que hay muchas violaciones en los derechos humanos en otras partes de la sociedad, los defensores ayudan a la colaboración entre organizaciones de derechos humanos y la sociedad civil, pero estoy muy perturbada porque estoy tratando de participar con tantos defensores como puedo en la región”.
Sin embargo, los aspectos de protección que más se requieren, solamente los pueden responder los mismos defensores de derechos humanos, porque “son ellos los que establecen las necesidades y dificultades”, dijo.
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Un desgarrador testimonio
Wendy Álvarez, defensora del Colectivo Nicaragua Nunca+, explicó en el seminario su experiencia personal como exiliada y defensora. “Salís como si has cometido un delito y vas huyendo, en realidad, esta huida, es la posibilidad continuar con vida, con libertad, no es la típica salida de una persona que se logra despedir de su familia, no hay tiempo para despedirse de nadie”, dijo.
“Pasamos mucho tiempo pensando en la temporalidad del exilio, será por un mes, por tres meses, nos venimos dando cuenta que en el caso de Nicaragua la represión es permanente, intensa y se mantiene”, continuó.
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“Esta misma pregunta que me hago, la hacen todos y todas los que hemos tenido contacto, hemos escuchado historias de otros defensores y periodistas, que dicen que vienen por un mes, la realidad es que nos vamos quedando más tiempo porque la represión continúa”, dijo.
Los exiliados se integran a la vida en otro país, a pesar de la separación de parejas, hijos, familiares y trabajo, del mismo modo son blanco de críticas porque salieron. “Vemos con la salida un duelo interno, un sentimiento de pérdida, lo dimos todo y pusimos en peligro nuestra familia”.
“Trabajar con los defensores tiene que ver con la protección física, la seguridad emocional, mental, seguridad económica. Se pierde todo cuando deja a su país. Antes de la salida, han ocurrido, situaciones de amenazas, por la criminalización. Hay una situación de violencia política que pasa por nuestra salud mental, se da el exilio, se abren más oportunidades, pero esta información (sobre lo que vivieron) debe ser conocida”, indicó.
“Una de las acciones que me han ayudado a mí y al equipo es poder seguir ayudando a la defensa de derechos humanos desde el exilio, ampliar nuestras voces con otras organizaciones, sentir que la dictadura no cumplió con su objetivo de acabar con los defensores de derechos humanos”, exclamó Álvarez.