43 aniversario de la revolución Nicaragua

Excontras: Daniel Ortega acabó con el mito de “la revolución” en Nicaragua

*Las violaciones de derechos humanos y los abusos del sandinismo en Nicaragua, en los 80, eran disculpados por la comunidad internacional, la izquierda y académicos.

**El sandinismo siempre fue represivo y antidemocrático. Ortega, ahora, le da la razón histórica a la Contra, dicen excomandantes de la Resistencia Nicaragüense.


Expediente Público

Cada 19 de julio en Nicaragua se escriben notas sobre el aniversario de la que se llamó Revolución Popular Sandinista. Es el día que concluyó oficialmente la guerra que llevó a la caída de la dictadura de la familia Somoza.

La “revolución” en Nicaragua, además del triunfo de la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en 1979 y sus aliados políticos, para los exmiembros de la Contra señala una década de los ochenta controlada por un régimen partidario que terminó apropiándose de la función estatal, cometiendo abusos y tomando partido en un conflicto global dentro de la Guerra Fría, a favor del comunismo, lo cual provocó una nueva guerra civil. 

Este año, el régimen de Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo, no ha convocado a una actividad masiva en alguna de las plazas mayores de Managua. Desde el 2020 celebra este aniversario con un grupo reducido de funcionarios y simpatizantes.

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Las otrora convocatorias masivas e invitaciones a relevantes dirigentes de la izquierda internacional, ahora solo son cartas de apoyo de regímenes similares que han caído en el aislamiento, como Cuba, Yibuti o movimientos de la izquierda más radical, como los Partidos Comunistas de Chile, Perú o Uruguay.

Expediente Público entrevistó a dos líderes del movimiento armado de la década de los 80 que se opusieron a esa “revolución”, y que fueron parte de una organización que en su momento fue tildada de terrorista y mercenaria, por el apoyo que recibieron de Washington, una narrativa que hasta hoy ocupa el sandinismo contra los opositores, ahora desarmados.

Los falsos ideales

Henry Zelaya, médico y excomandante de la Contra, indicó que, aunque algunos comandantes sandinistas tenían la idea de convertir a Nicaragua al comunismo, como ahora, ese nunca fue el ideal y los valores del pueblo nicaragüense.

“Algunos que fomentaron la revolución, ya sabían a qué iban. No hay sorpresa, sino sorprendidos. Somoza dijo que estaba luchando contra el comunismo y después lo iban a aclamar, pero nadie le creyó», señaló.

Agregó que «los jefes de la revolución lo sabían, y querían emular a Fidel Castro en sus invasiones en África, querían superarlo y convertir a toda Centroamérica en comunista. Ahí nace la ayuda al Frente Farabundo Martí (guerrilla salvadoreña), movimientos de izquierda y guerrillas en Honduras y Guatemala”.

Excomandante de la Contra

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Luis Fley, excandidato presidencial y exjefe del Estado Mayor de la Resistencia Nicaragüense, asegura que aún antes de 1979 el FSLN vendió  ilusiones a los nicaragüenses, diciendo que habría progreso, pero “eso fue un engaño y una traición”. 

“43 años después estamos peor que en 1979, con una dictadura más sanguinaria, más represiva, más violadora de derechos humanos, que no escucha las resoluciones de la comunidad internacional, e ilegítima, porque los ciudadanos se quedaron en su casa” en las últimas elecciones de 2021. 

Fley repite que no hay nada que festejar el 19 de julio. “Quien celebre algo está confundido, podemos llamarlo loco, porque no se puede celebrar que existan 190 presos por criticar al gobierno, que miles vivan en el exilio, huyendo y sufriendo; ni se puede celebrar que el salario no ajusta para sobrevivir”.

Excontra

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“La historia le está dando la razón a los campesinos que se alzaron en armas por la traición que nos hicieron creer, que Nicaragua sería mejor cuando se fuera Somoza. Lo que vino fue peor: represión, encarcelamiento, confiscación, exilio. Lo que vemos ahora es una repetición de los acontecimientos de los 80”, sostuvo Fley desde el exilio.  

“La persecución contra la iglesia católica se dio en los 90, y crearon la iglesia popular alineada con ellos, que al final de los 90 desapareció y todos los que dirigían esa iglesia se dieron cuenta que fueron utilizados, se dieron cuenta que habían hecho algo contrario a la iglesia”, argumentó.

“La historia nos está dando la razón y el que no está de acuerdo, que investigue y compare el comportamiento de Daniel Ortega con el de Anastasio Somoza Debayle y el cambio que tuvimos en 1990”, dijo.

“El pueblo nicaragüense en los 80 estaba embriagado e hipnotizado por los sandinistas, que la revolución era la salvación y el país sería próspero. Pero se ocultaba la perversidad de convertir a Nicaragua en un estado comunista alineado a la Unión Soviética, como lo está ahora”, criticó Fley.

De nuevo Rusia

Rusia era el principal impulsor de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que apoyó a los sandinistas militarmente en la guerra contra la Resistencia Nicaragüense. Actualmente, el presidente Vladimir Putin, tiene una alianza estratégica con Ortega que incluye asistencia militar, inteligencia, telecomunicaciones y vacunas.

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Zelaya también consideró que “siempre tuvimos la razón desde un principio. La Contra, con los campesinos, nunca aceptamos que los sandinistas harían algo bueno. Los estudiosos, graduados, los que estuvieron en universidades, ya tenían influencias comunistas de Rusia y siguen pensando en hacerle la guerra al imperio yanqui, y esas locuras que les metieron en las universidades. El campesino que no había pisado una universidad sabía que no era así. Las personas en Nicaragua con menos nivel educativo tuvieron más sagacidad”.

El armamento que llegó a tener el FSLN en los ochenta no se puede comparar con el armamento que tuvo Somoza. También “le dieron más armas a ellos de las que dio Ronald Reagan (presidente de Estados Unidos de 1980 a 1988) a nosotros. Nunca habíamos visto esos tanques voladores (helicópteros soviéticos MI), las katiushas (lanzacohetes); las minas que pusieron, más de 800 mil y a pesar de eso, el campesinado se defendió y por eso no pudieron controlar todo el país y gracias a la Contra no pudieron controlar Centroamérica. Hicimos un papel mayor del que pudimos haber hecho y somos la única agrupación que tenía la razón desde un principio”, recordó Zelaya.

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Lucha fue por la democracia

Ante el desgaste de la guerra civil y la caída del bloque comunista mundial que apoyaba a los sandinistas, el primer gobierno de Ortega se vio obligado a convocar a elecciones libres y observadas por la comunidad internacional, las cuales ganó una concertación de partidos opositores encabezados por Violeta Barrios.

Fley sostuvo que luchó para recuperar la democracia en 1990, pero esta se perdió por los pactos políticos. “Nos preocupa el futuro de Nicaragua. A este rumbo vamos a más pobreza, exilio y cárcel.”

En 1990 había once mil prisioneros, campesinos y guardias que se habían rendido a la Cruz Roja y los engañaron. Les dieron 30 años de cárcel, mientras los trabajadores del campo estaban presos por colaborar con los Contras, porque encontraron huellas de botas en sus terrenos, porque regalaron o vendieron una vaca. “Ahora solo tenemos, gracias a Dios, 190 prisioneros, pero el gobierno ha ajustado el sistema represivo”.

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Sin la Contra no hubiera sido posible el cambio de 1990, sostuvo Fley. “Ortega no se hizo demócrata de la noche a la mañana. Hizo su juego de entregar el poder y dar elecciones libres porque no tenía alternativa, seguiríamos en guerra o lo hubiéramos derrotado”, afirmó.

Peor que Somoza

La caída de una dictadura como la de la familia Somoza, que gobernó Nicaragua durante cuatro décadas, ahora se ve igualada con el 43 aniversario del ascenso del FSLN al poder, con un lapso intermedio de gobiernos electos democráticamente.

La presencia de Ortega por más de cuatro décadas, supera a la dictadura que derrocó el FSLN y sus aliados, porque la familia Somoza dividió el poder entre tres de sus miembros, mientras la familia del actual mandatario apenas repunta desde 2007, cuando volvió al poder.

Para Zelaya, el sandinismo no tiene comparación con el somocismo. “Pensábamos que Somoza era lo peor que podíamos tener, pero no pensamos que alguien podría superarlo con creces en los primeros diez años del sandinismo. La dictadura sandinista ha sido diez veces más cruenta, arbitraria y controladora”.

A su criterio, para los nicaragüenses “la medicina resultó peor que la enfermedad”. Reconoce que el régimen de Somoza no fue democrático, pero hoy en día “tenemos más represión, más atraso, pésima economía, familias destruidas. Definitivamente, eso no es democracia, el resumen es que la medicina para la enfermedad que teníamos es peor, el pueblo no pensó, tenía esperanza, pero rápido en los primeros años se disiparon y comenzó el dolor y las muertes”, afirmó.

Influencia de Cuba

Por otra parte, metieron agentes extranjeros, la idea del comunismo cubano, ruso, meterse en un pleito Este-Oeste que terminó pagando el pueblo: más de 60 mil muertos en el servicio militar y 50 mil en la Contra, según cálculos del entrevistado.

Actualmente, a pesar que no hay una guerra civil, Zelaya considera que el daño es sicológico y económico. “Nunca tuvimos tanto exilio, por algo la gente huye, por muy joven que seas estás claro que esas cosas son pésimas para Nicaragua y ojalá que en un momento dado podamos componer el rumbo, porque vamos mal”.

Fley ve este aniversario como una fecha que para la mayoría del pueblo de Nicaragua significa mucho dolor, sacrificio, un desequilibrio familiar, arbitrariedades que se pensaban superadas, pero se magnificaron los males para el país.