* El relanzamiento del Libro Blanco que recoge 20 testimonios de estudiantes de universidades de Nicaragua a quienes el régimen le arrebató el sueño de graduarse, fue presentado en Costa Rica.
** 147 estudiantes en total fueron expulsados ilegalmente en seis universidades públicas por su vinculación a las protestas en 2018.
Expediente Público
En 2018, el año que estallaron las protestas sociales en Nicaragua, Yasuri Potoy cursaba el último año de la carrera de enfermería en el Politécnico de la Salud (Polisal), de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua).
Cuatro meses después, en agosto de 2018, la expulsaron de la universidad como consecuencia del apoyo que brindó a los heridos de la represión en Nicaragua. Potoy era integrante de la “brigada médica”.
Potoy, de 28 años, quien se identifica como una mujer transgénero afirma que se desmoronó emocionalmente el día que conoció de su expulsión, misma que iba acompañada con una “orden de no acercarse al recinto” y una campaña de desprestigio en su contra en redes sociales.
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“Antes del 2018 mi sueño, meta y aspiración era terminar mi carrera al ser parte de la comunidad LGTB. Al ser una mujer trans, era una cuestión de derecho en medio de tanta desigualdad, de tanta discriminación, estigma y prejuicios. Lo miraba como esa reivindicación”, reconoce Putoy.
Su testimonio es uno de 20 que después de cinco años recoge el “Libro Blanco Evidencias de un Estado totalitario: violaciones de los derechos humanos en universidades públicas de Nicaragua”.
Las organizaciones relanzaron el Libro Blanco el 27 de octubre en San José, Costa Rica.
Estudiantes y docentes expulsados
El libro recoger los testimonios de 147 estudiantes arbitrariamente expulsados de las universidades como parte de la estrategia de represión a la rebelión cívica de abril de 2018.
Además, evidencia que al menos 108 docentes también los expulsaron de las universidades.
Las acciones se llevaron a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua), UNAN-León, Facultad Regional Multidisciplinaria (FAREM-Carazo), FAREM-Estelí, FAREM-Matagalpa, y FAREM-Chontales.
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El Libro lo presentó por Miurel Guadalupe Cuarezma García, Nairoby Olivas, Gustavo Lanzas y Yasuri Potoy, universitarios víctimas del régimen Ortega-Murillo quienes actualmente viven en el exilio.
La investigación estuvo coordinada por el Observatorio Nicaragüense de la Violencia del Centro de Estudios para la Gobernabilidad y la Democracia (Cegodem).
«Estamos del lado correcto de la historia cuando (…) Se estarían cumpliendo cuatro años de haberme graduado, quizá estaría vistiendo la bata blanca de enfermería y brindando servicio a la población”, afirmó Potoy durante la presentación del Libro Blanco.
Jóvenes se reinventan en el exilio
El documento expone violaciones al derecho de educación y la forma en que el régimen, en complicidad con la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), viola la autonomía universitaria, que han “utilizado a su conveniencia para justificar las arbitrariedades cometidas”.
Miurel Guadalupe Cuarezma García era estudiante del tercer año de la carrera de Contabilidad en la Facultad de Ciencias Económicas, en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (RUCFA). Tras su expulsión dejó “muchos sueños truncados”.
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En el proceso de retomar sus estudios, Cuarezma García se enfrenta al estrés postraumático que le ocasionó la expulsión. “En Nicaragua se ha atropellado la libertad académica”, afirma la joven universitaria.
La activista de derechos humanos, Alexa Zamora, explicó que el Libro Blanco es un mecanismo de documentación para evidenciar las violaciones a los derechos humanos a través de los testimonios de los estudiantes.
“La violación sistemática de los derechos humanos de diversa índole están reflejados acá, en el libro, son palpables», señaló Zamora en la presentación.
En un futuro lo pueden utilizar en un proceso de justicia y reparación a las víctimas.
Cárcel y exilio
En 2018, los recintos universitarios se convirtieron en focos de resistencia en la lucha con el régimen.
Los estudiantes fueron los primeros en manifestarse en contra de una reforma a la seguridad social en el país.
Tras el surgimiento de protestas a lo interno de los recintos universitarios y posteriores tomas de las universidades, las autoridades universitarias y los miembros de UNEN adoptaron medidas «radicales y extremas”.
Ellos se encargaron de levantar listas para proceder con la expulsión definitiva de los jóvenes.
En 2019, Christopher Nahiroby Olivas Valdivia se exilió tras permanecer en prisión. Era estudiante de derecho en la Unan-León cuando se involucró en las protestas.
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Retomar sus estudios en el exilio solo ha quedado en un “sueño”. “He tenido que iniciar de nuevo mi vida, redescubrirme, iniciar nuevos sueños. Absolutamente todo ha sido un poco complicado”, afirma.
La expulsión de los estudiantes, que se llevó a cabo sin ningún procedimiento administrativo, le siguió el cierre de varias universidades en Nicaragua.
Esos recintos fueron el epicentro de las protestas sociales de 2018, lo que revela que lo ocurrido fue parte de la represión ejecutada por el régimen como sucedió en otros sectores de la sociedad nicaragüense.