La Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN) es la entidad administrativa más grande de Nicaragua: ocupa el 23% de todo su territorio. Y esconde el 60% de las reservas de oro del país, estima el gobierno central.
La zona, aún cubierta ampliamente de selvas a pesar de la deforestación masiva de las últimas tres décadas, es hogar de misquitos, mayangnas, creoles, ulwas y mestizos. Contiene además al llamado pulmón de Centroamérica: la reserva Bosawas.
Más de medio millones de nicaragüenses, diversos como diversas las riquezas de su tierra, viven en este territorio de 33,106 kilómetros cuadrados.
Oro, plata, ganado, leche, café, cacao, piña, palma, granos, tubérculos, madera, mariscos, sale de esta zona a los mercados nacionales, acopios, mataderos, graneles y puertos de embarque para la exportación.
El boom de inversiones y exportaciones es celebrado por el Gobierno de Nicaragua, pero para los dueños de esta tierra no significa nada.
Uno de cada tres niños de la región padece desnutrición, gran parte de las comunidades han sido invadidas y los indígenas se quedan sin áreas de cultivo, produciendo en la mayoría de casos para el autoconsumo.
Expediente Público documentó cómo la fiebre de oro, ganado y monocultivos ha dejado en una década más de 60 comunitarios asesinados, miles de desplazados y heridos en conflictos de propiedad, pero, sobre todo, miedo e inseguridad a los habitantes originales de esta región al noreste de Nicaragua.