Entre los hechos más relevantes del año recién pasado está la renuncia del presidente boliviano Evo Morales, tras intentar amañar los resultados electorales del 20 de octubre de 2019, las protestas ciudadanas y la postura de los militares que revivió en muchos el fantasma de los golpes de Estado. Al iniciar el 2020, la situación de Bolivia continúa polarizando la opinión pública en la región.
En cambio, en Nicaragua a pesar de las protestas iniciadas en abril de 2018, Daniel Ortega continúa en el poder desde hace 13 años, respaldado por los aparatos de seguridad y justicia y un régimen que se sostiene por medio de violaciones masivas y flagrantes a los derechos humanos.
Más allá de las discusiones sobre la salida de Morales de la presidencia y su asilo en México, con el posterior sorpresivo e ingrato traslado a Argentina, su mismo partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), ha consensuado con la oposición la anulación de las elecciones irregulares y su repetición en 2020, asimismo, la creación de un nuevo Tribunal Electoral imparcial e independiente.