En los últimos años la República Popular de China (RPC) ha desatado una campaña global para lavar su imagen represiva, autoritaria y carente de libertades. Un amplio estudio de Freedom House muestra que no se trata de presentar solo noticias positivas o censurar las críticas a su sistema, sino, una muy sofisticada estrategia que incluye la cooptación de las élites nacionales y locales en todo el mundo, incluyendo América Latina.
El mensaje va más allá de los medios e integra los negocios y las embajadas chinas que actúan como agentes de presión para ejercer censura, autocensura e incluso comprar periodistas.
Si bien, muy pocos latinoamericanos no se convencen de los mensajes de bondad de la cooperación china y sus medios de difusión, particularmente por el efecto de la pandemia originada en la nación asiática, los regímenes autoritarios resultan más agresivos a la hora de desarrollar estrategias de estrangulamiento al periodismo independiente y las voces críticas, apoyados por las estrategias del gigante comunista.
Expediente Público presenta tres artículos sobre los principales hallazgos del estudio “Influencia Mediática Global de Pekín 2022”, realizado entre 2019 y 2021 en 30 países de todo el planeta.