La República Popular China se ha convertido en un repentino aliado del presidente salvadoreño Nayib Bukele tras las críticas estadounidenses a su gestión. Pero el gigante asiático ya lleva más de una década quitándole aliados a Taiwán en la región, ofreciendo megaobras y bajo señalamientos de promesas incumplidas, pactos con elites corruptas y poca transparencia en sus proyectos.