*El diplomático nicaragüense Arturo Mcfields tomó la palabra en una sesión virtual para denunciar “con miedo” las violaciones de derechos humanos del gobierno de su país.
**Cancillería nicaragüense vive un ambiente de “zozobra” tras revelación de embajador Arturo Mcfields.
***Guillermo Belt, exfuncionario internacional de la Secretaría General de la OEA, dijo a Expediente Público que este es un acto sin precedentes.
Expediente Público
El representante permanente de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo Mcfields Yescas, en una reunión virtual del Consejo Permanente denunció este 23 de marzo al régimen del presidente Daniel Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo, y se refirió a ellos como “dictadura”, una situación sin precedentes que tendrá repercusiones a nivel diplomático y que revela la incomodidad interna de los funcionarios nicaragüenses, según coinciden fuentes consultadas por Expediente Público.
Mcfields dijo tomar la palabra en nombre de los más de 177 presos políticos y más de 350 personas que fueron asesinadas en el contexto de la represión estatal en contra de las manifestaciones ciudadanas de 2018.
“Tomo la palabra en nombre de los miles de servidores públicos de todos los niveles, civiles y militares, de aquellos que son obligados por el régimen de Nicaragua a fingir, a llenar plazas y repetir consignas, porque si no lo hacen pierden su empleo. Denunciar la dictadura de mi país no es fácil, pero seguir guardando silencio y defender lo indefendible, es imposible”, agregó Mcfields durante su intervención.
Y agregó: “Tengo que hablar, aunque tenga miedo, tengo que hablar, aunque mi futuro y el de mi familia sean inciertos, tengo que hablar porque si no lo hago, las piedras mismas van a hablar por mí”.
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El embajador nicaragüense realizó esas declaraciones durante una sesión virtual del Consejo Permanente de la OEA en la que conmemoraban el Día Mundial del Síndrome de Down.
Denuncia inédita en la historia de la OEA
Guillermo Belt, exfuncionario internacional de la Secretaría General de la OEA, explicó a Expediente Público que en sus casi 40 años de servicio a este órgano hemisférico jamás ocurrió una situación similar en la que un embajador denunciara a su gobierno en el seno del Consejo Permanente.
“Yo no recuerdo otro caso parecido de una renuncia, que es una denuncia al mismo tiempo, en plena sesión del Consejo (…). Estos son diplomáticos serios que no quieren permanecer al servicio de un régimen que hace cosas que en la diplomacia no se estilan, no se usa. El régimen está actuando en una forma sumamente violenta en términos diplomáticos también, porque se han producido declaraciones del régimen totalmente reñidas con la práctica diplomática”, mencionó Belt.
Tras la denuncia pública, en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua hay un “silencio sepulcral”, y se activó un mecanismo de investigación con miembros de la Juventud Sandinista, organización del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
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“Casi que prohíben que estén platicando en grupos de personas, y siempre andan jóvenes de la Juventud Sandinista supervisando, desde dentro (de la Cancillería) no tienen acceso a redes sociales. La tensión es enorme ya que al parecer no tenían idea de ese zarpazo de Mcfields (…). Un ambiente de zozobra entre los que no son totalmente adeptos al régimen”, confió una fuente a Expediente Público.
Belt explicó que lo que ocurrió en el Consejo Permanente de la OEA fue un “éxito total” para Mcfields.
“Nunca, yo por lo menos, en todos los años que trabajé ahí, he visto algo parecido (…) Resulta que Antigua y Barbuda que es muy influyente en el grupo Caricom, y tiene un embajador con mucha experiencia parlamentaria en foros de este tipo, lo que hizo fue apoyar la declaración de Mcfields en términos muy fuertes”, mencionó Belt.
Las revelaciones de Mcfields
En su intervención que duró poco más de cinco minutos, Mcfields relató que previo al anuncio del 19 de noviembre de 2021 en el que Nicaragua renunció y denunció la Carta Democrática de la OEA trató de mediar sin éxito con otros funcionarios del régimen a favor de un grupo de personas presas políticas.
“En ese encuentro yo sugerí que se considerara liberar al menos a unos veinte presos políticos de la tercera edad y a otros veinte reos comunes, cuya salud merecía y merece especial consideración. Esto sería, le dije, algo humanitario y políticamente inteligente ya que nadie debe morir en la cárcel y menos siendo inocente o por falta de atención médica adecuada”, recordó Mcfields.
A su comentario, le respondieron: “No vamos ni a tomar nota de ese comentario, porque vos sabes lo que puede pasar y recordá a la derecha, mientras más se le da más quiere”, dijo el diplomático.
El político nicaragüense y ex funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo, Edmundo Jarquín, dijo a Expediente Público que la postura de Mcfields tendrá una “enorme trascendencia” frente a las constantes violaciones de derechos humanos ocurridas en Nicaragua desde 2018.
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“El Consejo Permanente debería proceder a una convocatoria extraordinaria de cancilleres para absorber esta denuncia, analizar y proceder de conformidad con esta denuncia. Yo creo que es un acto moral de consecuencias políticas frente a la enorme violación de los derechos humanos y de la democracia que hay en Nicaragua”, mencionó Jarquín.
Mcfields denunció que, Nicaragua desde 2018 es el “único país de Centroamérica donde no hay periódicos impresos, no hay libertad para publicar en redes sociales, no hay organismos de derechos humanos, no existen partidos políticos independientes ni elecciones creíbles, no existe separación de poderes sino poderes fácticos”.
Además, denunció las confiscaciones de las universidades privadas y la cancelación de 137 oenegés en el país, entre organizaciones “católicas, evangélicas, ecologistas, Operación Sonrisa y la lista sigue creciendo”.
¿Cuándo llegó Mcfields a la OEA?
Tras graduarse como periodista en la Universidad Centroamericana (UCA), Mcfields ejerció en medios de comunicación como Radio Maranatha, La Prensa (cuyas instalaciones están confiscadas por el régimen en la actualidad) y Canal 12 de televisión, donde hizo un reportaje a la familia Ortega y Murillo que le habría hecho congraciarse con Rosario Murillo.
Es hijo del destacado poeta David Mcfields y es originario de la Costa Caribe nicaragüense. Su carrera diplomática inició como agregado de prensa en Estados Unidos en el año 2011, pero fue escalando posiciones hasta ser nombrado representante permanente con rango de embajador, reemplazando en el cargo al embajador Luis Exequiel Alvarado Ramírez el 26 de octubre de 2021.
Denuncia en medio de caos en servicio diplomático
La diplomacia nicaragüense ha sufrido múltiples cambios en las últimas semanas. El 10 de marzo de 2022, el régimen autorizó remover y dejar sin efecto el nombramiento de Orlando Tardencilla en el cargo de representante permanente ante la oficina de la Organización de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales con sede en Ginebra, Confederación Suiza.
Tardencilla también ostentaba la representación de Nicaragua ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
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En esa misma fecha, el exvicecanciller Valdrack Ludwing Jaentschke Whitaker fue separado por enésima vez de un cargo público, esta vez como embajador de Nicaragua en Honduras.
El 22 de marzo se publicó que María Michelle y María Fernanda Gutiérrez Gaitán, hijas del diputado sandinista sancionado por la comunidad internacional Wálmaro Gutiérrez, habrían renunciado a sus cargos como consejeras de la misión permanente de Nicaragua ante la Organización de las Naciones Unidas con sede en Nueva York y en la embajada de Nicaragua en la Confederación Suiza, respectivamente.
“Los cambios y la convulsión en Cancillería y su personal diplomático es algo constante. Por lo general, esto sucede por una pésima planeación de la política exterior del país, que además es más familiar y dinástica”, confió a Expediente Público un experto en Relaciones Internacionales, que prefiere mantener el anonimato para evitar represalias.
El manejo de la diplomacia del régimen en los últimos años es de tipo «clientelar y familiar» para asegurar “fidelidad absoluta”, mencionó el experto.
“No hay un cuerpo diplomático capaz, ni entrenado, ya que, además, no hacen el trabajo que deberían”, agregó la fuente.
Según Belt, lo que ocurre en la diplomacia nicaragüense es resultado de la inconformidad que viven los funcionarios.
“Estamos viendo un movimiento de varios miembros del cuerpo diplomático que no están conforme con lo que está ocurriendo, cada vez menos conforme con lo que está ocurriendo y cada vez sienten más incómodos representando un régimen que está violando todas las normas, incluyendo las normas de la diplomacia”, dijo Belt.
Consecuencias a futuro para Mcfields
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua en una nota trató de guardar distancia de Mcfields aduciendo que su representante ante la OEA “debidamente acreditado” es Francisco Campbell Hooker.
“El señor Arturo Mcfields no nos representa, por lo cual ninguna declaración suya tiene validez”, señaló el ministerio de Relaciones Exteriores.
El abogado penalista y ex fiscal departamental del Ministerio Público de Nicaragua, Boanerges Fornos, señaló que a partir de su declaración el régimen podría redirigir sus acciones en contra de Mcfields, acusándolo de al menos tres delitos entre ellos “menoscabo a la integridad nacional”.
“No deberían acusarlo, pero como sabemos que estamos gobernados por un régimen que no respeta las leyes a Arturo Mcfields le pueden imputar varias cosas, y lo pueden acusar, es un hecho que sí, aunque no deberían, pero pueden hacerlo viendo cómo ha actuado la Fiscalía”, dijo Fornos.
Según Fornos, el régimen podría fabricar una acusación amparándose en la polémica Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y Autodeterminación para la Paz, Ley 1055.
“Le pueden querer imputar el menoscabo a la integridad nacional diciendo que aprovechándose de su condición de embajador ante la OEA realiza actos que tienden a menoscabar la independencia o la soberanía del Estado de Nicaragua, pero eso lo tienen que fabricar porque eso que hizo Mcfields no es delito, eso se lo garantizo”, mencionó Fornos.
Basado en el análisis del jurista, el régimen podría apelar a otra de sus leyes represivas como es la Ley de Ciberdelitos, Ley 1042, específicamente el artículo 30 que se refiere a la “propagación de noticias falsas”.
“Van a decir que él con ese mensaje y su condición de embajador envió un mensaje que constituye ciberdelito”, explicó Fornos.
Por último, el régimen podría invocar que constituye un delito que compromete la paz como el referido en el artículo 413 del Código Penal que establece “actos hostiles” quien comete “actos ilegales o que no estén debidamente autorizados por el gobierno nacional”.
“No es que solo se haya expuesto públicamente con una posición política, sino que respaldó una resolución relacionada a Ucrania que, de alguna forma, el régimen puede asumir que eso va a alterar su relación bilateral con Rusia, porque al fin y al cabo él es un embajador”, explicó Fornos.
Reacciones internacionales
El secretario de Estado de los Estados Unidos Antony Blinken publicó en Twitter que “elogiamos el coraje del embajador McFields al dar voz a los millones de compatriotas nicaragüenses que esperan un retorno a la democracia”.Del mismo modo, el secretario general de la OEA Luis Almagro reaccionó y dijo que “valoramos el coraje del Embajador de #Nicaragua Arturo McFields Yescas y su compromiso con los valores de a @OEA_oficial. Ésta es la posición éticamente correcta”.
Otras personalidades en las redes sociales y medios de comunicación de todo el mundo también comentaron el hecho, entre ellos, José Vivanco de Human Rigths Watch, el obispo auxiliar de Managua Silvio Báez o la congresista de Florida María Salazar.
El embajador de EU en la OEA Bradley Freden felicitó a Mcfields en las redes sociales “por su valentía al renunciar a su cargo como embajador de #Nicaragua ante @OAS_official en un discurso denunciando el historial de derechos humanos de la dictadura Ortega-Murillo, afirmando que ya no podía apoyar al régimen”.
Seguida a la intervención de Mcfields, el representante permanente de Uruguay ante el Consejo Permanente de la OEA, Washington Abdala, solicitó la palabra y calificó lo sucedido como de “relevancia mayor”.
“No tengo más que palabras de respeto por lo que acaba de hacer el embajador de Nicaragua. Yo solo tengo palabras de respeto por lo que acaba de hacer el embajador de Nicaragua, primero porque ha calificado a su país de dictadura, razón en la coincidimos”, dijo Abdala.
Las delegaciones de Argentina y México fueron los únicos que evitaron hacer referencia a la declaración de Mcfields, aduciendo que “tomarían nota” para informar a sus ministerios de Relaciones Exteriores.