A 40 años del primer levantamiento de grupos contras, a finales de 1979, que fueron miembros del Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN y posteriormente nutrido de una masa campesina del norte y sur del país, siguen en pie a pesar de los múltiples esfuerzos por desaparecerlos y la constatación de que miles han muerto con el apoyo del Estado nicaragüense. Esta situación se recrudeció con el ascenso al poder del sandinismo con Daniel Ortega a la cabeza y a pesar de haber llevado como fórmula, durante el primer periodo de su mandato que ya cumple 13 años, al exdirectivo de la contra, Jaime Morales Carazo (2006-2011). Las constantes divisiones de sus miembros, la desaparición de su partido y la alianza de algunos con el FSLN, y con otros partidos de tendencia liberal, no han logrado borrarlos de la historia de lucha por lo que ellos consideran sus ideales: lograr una Nicaragua democrática que respete la constitución y el estado de derecho. Miles han sido, al lado de los estudiantes, los que se han levantado en contra de Ortega desde abril de 2018 y son asesinados impunemente en este periodo. Su base social sigue intacta en sus zonas de influencia. En muchos municipios han logrado ser parte de los gobiernos locales con éxito, pero también han perecido, sufren asedio y persecución. Para ellos, la lucha por la libertad no tiene descanso mientras exista el autoritarismo del sandinismo.