Nicaragua dispone de 300 centros tecnológicos, pero solo 45 de estos son públicos y ofrecen Bachillerato Técnico, Técnico General y Técnico Especialista para el 2% de la población nicaragüense que opta por continuar sus estudios en esta modalidad y que corresponden a tres grandes sectores: Industria y Construcción, Comercio y Servicios, y Agropecuario y Forestal. Algunas de las 60 carreras en la oferta educativa técnica de Nicaragua son Electricidad, Finanzas, Turismo y Hotelería, Automotores, Pesca, Metal Mecánica, Forestal y Veterinaria.
En el año 2019 se alcanzó una matrícula de 37,620 estudiantes, y para el año 2020 se previó disponer de 32,500 cupos para que los jóvenes accedan a educación profesional técnica gratuita de acuerdo a los datos del Marco Presupuestario de Mediano Plazo (MPMP), del Presupuesto General de la República 2019.
El V informe sobre el Estado de la Región en 2016, sobre Centroamérica, arrojó que de los 5.4 millones de jóvenes de 15 a 24 años, el 60% de ellos estaba fuera del sistema educativo, el 36% trabajaba en puestos con baja remuneración, el 29% se dedicaba a estudiar y el 23% no estudiaba ni trabajaba.
Para que un joven nicaragüense pueda acceder, de forma directa y casi segura, a una beca completa para estudiar una carrera en uno de los 45 centros del Instituto Nacional Tecnológico (Inatec), debe tener como requisito no el deseo de aprender ni ganas de superarse o mostrar su necesidad económica, sino un carné de militante de la Juventud Sandinista (JS), organización juvenil del partido gobernante, el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN); al menos así lo señalan los estudiantes de Jinotega consultados en el estudio “Educación técnica y desarrollo local: La visión de los jóvenes en tres municipios de Nicaragua”, realizado por Expediente Público (EP).
“Primero me fui al Inatec de Matagalpa y me pidieron el carné de la Juventud Sandinista. Al siguiente día me fui al de Jinotega, porque yo soy de San Rafael del Norte y me pidieron el aval político de mi barrio, deserté de la idea y me puse a pensar que con esa política Sandinista jamás iba a poder estudiar una carrera técnica porque a mi no me gusta andar en nada de eso”, expresó uno de los estudiantes durante uno de los grupos focales realizados por los investigadores de Expediente Público sobre Educación Técnica y Desarrollo Local.
POBRE EDUCACIÓN PARA LOS MÁS POBRES
A pesar de la propaganda populista del régimen y la acogida que tiene la educación técnica entre los jóvenes de escasos recursos, el Inatec es una de las instituciones del Gobierno de Nicaragua que menos recursos obtiene del Presupuesto General de la República (PGR), así lo refiere el estudio de EP, al recopilar datos entre 2002 y 2019 del Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP).
El estudio de Expediente Público señala que entre 2002 y 2007 la partida para educación técnica del presupuesto nacional promedió el 0.19% del gasto total, aunque entre 2008 y 2016 aumentó a un promedio de 0.44%; esto se dio, por una fuerte inversión en infraestructura para distintos centros de capacitación y educación técnica adscritos al Inatec. La investigación identificó que dichas inversiones se dieron por los fondos de cooperación provenientes de países como Gran Ducado de Luxemburgo, Japón, Suiza, Taiwán, y de la Unión Europea a través de Acuerdo de Delegación a la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (Aecid). Posteriormente, entre 2017 y 2019 el promedio del gasto para Inatec nuevamente vuelve a bajar a un 0.06%.
Inatec, como ente descentralizado, tiene la potestad de recibir donaciones e ingresos propios por los servicios brindados en los mismos centros tecnológicos (como venta de muebles, servicios automotrices, entre otros), así como el aporte del 2% de las empresas privadas. Sin embargo, todos los recursos asignados para Inatec en comparación con el gasto total del Ministerio de Educación (Mined) representan apenas entre el 10.3% y 13% de su ejecución.
En el estudio se señala que “la gestión institucional tiene desafíos que vencer para lograr una mejor implementación de las tareas institucionales frente a los propósitos del Modelo Nacional de la Educación Técnica y Profesional, sobre todo en materia de promoción, atención a la demanda y cobertura”.
Rafael Meza, director del Instituto Tecnológico Juan Bautista Arrién, un centro privado de la capital Managua, señala que en Nicaragua no hay política de rendición de cuentas ni datos presupuestarios actualizados, y en las pocas cifras que se han podido recopilar en los últimos años, se refleja “una subejecución, nunca se ejecuta la cantidad total que se proyecta”. Este es uno de los indicadores que demuestran que en la educación técnica de Nicaragua se invierte muy poco en relación al aprovechamiento del bono demográfico, dice el educador.
Lo recomendable de inversión pública en educación en el país es un 7% del Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo, Meza considera que s es 7% del Producto Interno Bruto (PIB), sin embargo para Meza“hay un desequilibrio en cuanto a la inversión que se está dando, en Nicaragua con costo y se llega a invertir lo mínimo recomendado en educación” agregó.
Para la Dra. Josefina Vijil, experta en educación, la etapa del bono demográfico –que en Nicaragua termina en el 2030- es el período donde la población en edad de dependencia es menor que la población que trabaja y explica como en el Sudeste asiático se aprovechó en mejorar la educación, para que cuando la población menor entrara trabajar pudiera acceder a empleos de mejor calidad y salario, y esto redundó en beneficio de los trabajadores, sus familias y el país, Nicaragua no lo hizo.
“Nicaragua casi está terminando su etapa de bono demográfico y no ha hecho inversiones serias en Educación Técnica, la calidad de la educación sigue estando por los suelos, y la Universidad perdió su autonomía y la posibilidad de ser un agente de educación de calidad” agregó Vijil.
El desequilibrio en la inversión de la educación técnica, como lo llama Meza, tiene raíces desde el inicio de la década del 2000, cuando en Nicaragua el presupuesto total destinado a la formación técnica profesional, a pesar de haber incrementado en algunos años en cuanto a montos totales, ocupó los últimos lugares en la región de Centroamérica y el Caribe, de acuerdo a una investigación realizada por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el 2014.
Aunque no existe ninguna prueba o fuente documental de que estas obras hayan sido identificadas por INATEC o por el Gobierno Central y estén respondiendo a las necesidades locales. El estudio de Expediente Público advierte que el mayor riesgo para la educación técnica es que sus recursos provienen de donaciones extranjeras que pueden ser retiradas en cualquier momento, además, “los fondos de cooperación han sido significativamente orientados a la mejora de la infraestructura física y tecnológica de los centros de formación”.
Por ello se necesita en primer lugar monitorear la ejecución física y análisis de la inversión presupuestaria y posteriormente el Inatec debe optimizar los fondos presupuestarios asignados, a través de planes de acción más efectivos y eficientes refiere el estudio en cuanto a la inversión en la educación técnica.
LA BRECHA ENTRE LA EDUCACIÓN TÉCNICA Y UNIVERSITARIA
Por varios años ha existido un desbalance en la preferencia de una carrera técnica y universitaria por los jóvenes nicaragüenses entre 18 y 30 años. La Encuesta de Medición de Nivel de Vida, realizada en el 2014 por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), reveló que menos del 3% de la población mayor de 24 años tiene algún año de educación técnica, mientras el 14% tiene educación universitaria.
La diferencia es notable, y para el economista y experto en desarrollo local, Luis Murillo, este desbalance se debe a que el sistema educativo es demasiado tradicional, “el gobierno, la familia y la misma persona siempre están apostando por carreras universitarias como Economía, Derecho, Medicina, desaprovechando el potencial que tiene cada territorio, y prueba de ello es cuando un recurso humano con buen potencial para poder desarrollar su municipio, no se queda porque no tiene muchas oportunidades, y se concentra principalmente en estudiar en la capital Managua”.
En Nicaragua, 1.27 millones de sus pobladores son jóvenes entre 15 y 25 años y solo el 16% de ellos en ese rango de edad tiene acceso a educación universitaria y el restante no. Esto significa que la mayoría de la juventud no tiene acceso a educación profesional, y el Cosep (Consejo Superior de la Empresa Privada) lo ha notado en el nivel educativo de las personas que trabajan en las empresas, donde solo el 12% ha alcanzado un título universitario, según lo manifestaron en un apartado editorial de su página web.
“Tenemos que alinear la oferta técnica existente con la demanda que están requiriendo las empresas. De nada sirve tener 100, 200 o 300 centros técnicos si no están produciendo lo que se está requiriendo en el mercado,” señalan los empresarios.
Debido a la oferta limitada de trabajadores con competencia técnica siendo esta uno de los requisitos en las empresas, el Cosep destaca la importancia de que tanto el Inatec como los centros privados y universidades deben jugar un “papel más beligerante y mejor enfocado” en vigorizar la formación técnica. “Tenemos que alinear la oferta técnica existente con la demanda que están requiriendo las empresas. De nada sirve tener 100, 200 o 300 centros técnicos si no están produciendo lo que se está requiriendo en el mercado”, expresan.
Hasta marzo del 2018, alrededor de 203,000 estudiantes estaban matriculados en las 59 universidades públicas y privadas del país, el 61% eran mujeres, mientras el Informe de Liquidación del PGR 2019, registra que Inatec tenía en 2019 un total de 37,620 jóvenes matriculados en los diferentes niveles de educación técnica, sin embargo, no se conocen datos más recientes sobre la matrícula de estudiantes en los más de 300 centros técnicos del país, de los cuales solo 45 pertenecen al Estado.
Inatec en cambio dice tener en 2020, un total 34,749 plazas en sus 45 centros, 25,000 en las escuelas municipales de oficios, 15,000 en escuelas técnicas rurales, 62,000 cursos de capacitación a trabajadores de empresas que aportan el 2%, 18,330 cursos de idioma e informática, 52,103 cursos libres o modulares, 7,000 cursos virtuales, entre otros.
Sin embargo, el proyecto de mayor alcance de Inatec es el programa político del gobierno en el campo, denominado Hambre Cero, que consiste en la entrega de un “bono alimentario”, es decir, la donación de una vaca, una cerda, gallinas, un gallo, materiales para hacer corrales y alimentos para dichos animales. En este programa y según el gobierno estarían participando en 2020 unas 87,000 personas.
“Una población joven y sin acceso a educación universitaria, hace imprescindible priorizar la educación técnica como una opción para los jóvenes que están laborando y que no han logrado estudiar una carrera universitaria”, y quienes aún no trascienden al mundo laboral, señala el Cosep.
A nivel latinoamericano, Nicaragua ocupó el último lugar junto a Costa Rica en el 2011 con 9% de participación de la educación técnica profesional en la matrícula total de educación superior, siendo superado entre el 2010 –2015 por países como Chile (45%), Colombia (37%), Perú (32%) entre otros, según datos oficiales del año 2017 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, (Cepal).
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Para Meza, el director del Centro Tecnológico privado, “Invertir en educación técnica ayudaría a que las personas encuentren su camino y carrera profesional en otro espacio que no sea meramente una licenciatura”.
LA OFERTA Y DEMANDA EN EL MUNDO TÉCNICO
Según los anuarios de estadísticas publicados por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), la matrícula de estudiantes de educación técnica pasó de 17,717 en 2006 a 8,035 en el 2012, Esta reducción del 55% se debió principalmente al cambio de política gubernamental enfocada en programas de capacitación y habilitación de los centros educativos. Desde esa caída en la matrícula, el Inatec al parecer replanteó su estrategia como lo señala la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Ecnómico y Social (Funides) en el estudio “Priorizando la educación técnica en Nicaragua”, ya que en 2015 inicia un crecimiento anual de la matrícula, pasando de 29,945 estudiantes en 2015 a 37,620 en 2019, según cifras de los Informes de liquidación del PGR.
Según Luis Murillo, experto en desarrollo local, la oferta de educación técnica debería de aportar elementos para lograr el desarrollo local, y eso no sucede sin antes realizar un análisis del potencial local que tienen los territorios que permita redireccionar los recursos educacionales. “Por ejemplo en Nicaragua los municipios de tienen potencial grande de ganado porcino, sin embargo, en el IPSA (Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria) solo hay 7 técnicos (calificados), y no dan abasto para las 153 municipalidades”, agregó.
Por otro lado, el poder político, administrativo y financiero de los municipios del país, que se había establecido constitucionalmente y por medio de la Ley 40 o Ley de Municipios, empezó a centralizarse y la autonomía de los gobiernos municipales de Nicaragua se anuló con el retorno al poder de Daniel Ortega.
El sociólogo Manuel Ortega Hegg, señala que, especialmente en el ámbito administrativo, “se obliga a los gobiernos locales a ser ejecutores de la política y los planes del gobierno central en el territorio, relegando a segundo plano el propio plan municipal”.
EL RUMBO DE LOS RECURSOS FINANCIEROS PARA INATEC
Históricamente, los institutos técnicos se financian mayormente con fondos captados a través del 2% que deben pagar las empresas a dicha institución, con lo que se adquiere derecho a capacitación y actualización de los trabajadores de las mismas.
Entre las opciones educativas que promueve el Inatec están la capacitación a mujeres beneficiarias de los programas productivos Hambre Cero y Usura Cero, certificación a trabajadores de los diferentes sectores con experiencia laboral y sin título (continuidad educativa), capacitación a trabajadores de las empresas aportantes del 2%, cursos de capacitación y habilitación para las personas discapacitadas.
Del 2014 a 2019, el gobierno ha implementado la Estrategia Educación Técnica en el Campo, y según lo asegura, han egresado 98,129 personas y se han aplicado 66 tecnologías agropecuarias.
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Por otro lado, de acuerdo con los informes del PGR en el periodo 2014-2018, las transferencias de capital del gobierno central a Inatec son principalmente para la ejecución de proyectos de inversión en infraestructura; y entre 2016 y 2018 es más visible la ejecución anual de obras de infraestructura para los mismos centros tecnológicos que aparecen referidos en los informes de ejecución de años consecutivos, es decir, en más de un mismo ciclo presupuestario aparecen los mismos beneficiados, tal y como se señala en el estudio que acompaña este reportaje.
Sin embargo, no existe evidencia ni información oficial que haga indicar si la inversión en la habilitación, mejoramiento, reemplazo y equipamiento de los centros tecnológicos en esas zonas obedezca a necesidades locales identificadas por el Inatec o el gobierno central en el Plan Nacional de Desarrollo Humano 2012-2016 o del Programa Nacional de Desarrollo Humano 2018-2021 como la gestión educativa participativa y descentralizada.
Lo que sí puede afirmarse es que los proyectos de infraestructura para la capacidad instalada física destinada a la formación técnica profesional responden al Objetivo Estratégico del Mined: “Mejorar progresivamente los ambientes en su infraestructura, instalaciones y equipamientos, así como los recursos didácticos, y tecnologías de la información en los establecimientos de ETFP (Educación Técnica y Formación Profesional)”.
El Inatec es el que ofrece formalmente educación técnica en el país, sin embargo, no hay una estrategia seria de formación ni de gestión de estadísticas para planificar y responder a las demandas de desarrollo, “es necesario tomar como base una política de técnico para poder desarrollar el país en función del desarrollo local”, finaliza Murillo.