* En el conversatorio “Educar para la Democracia” se destacó la necesidad de restaurar la Universidad Centroamericana (UCA) en un futuro democrático en Nicaragua.
** Amenazas y adoctrinamiento impone el régimen Ortega Murillo en las universidades exponen panelistas que participan en el programa Becas para la Democracia en Nicaragua.
Expediente Público
A un año de la confiscación de la Universidad Centroamericana (UCA) en Nicaragua, gran parte de sus alumnos siguen sin poder retomar sus estudios universitarios.
Los estudiantes que decidieron continuar sus estudios en la renombrada Universidad Casimiro Sotelo enfrentan amenazas, explicó la líder estudiantil y excarcelada política Samantha Jirón en el conversatorio virtual “Educar para la Democracia”.
El diálogo virtual fue organizado el 16 de agosto por el centro de pensamiento Expediente Abierto en el marco del programa Becas por la Democracia en Nicaragua.
“Han sido amenazados, porque no tienen opciones, porque no han podido exiliarse, quizá porque no han querido y otros jóvenes que buscan la posibilidad de salir y educarse, pero no es tan fácil”, manifestó Jirón.
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La líder estudiantil compartió en este conversatorio con el catedrático nicaragüense Óscar René Vargas, exdocente de la UCA, y Ernesto Medina, exrector de la Universidad Americana de Managua (UAM).
Estudiar o sobrevivir en el exilio
La dura y cruel realidad que enfrentan los estudiantes que están en el exilio les deja solamente dos caminos: estudiar o trabajar.
Jirón explicó que es difícil conocer la “magnitud del daño” que el régimen ha hecho a los estudiantes tras el cierre de las universidades y la expulsión que sufrieron aquellos que participaron en las manifestaciones.
Con cifras de la Red Internacional de Derechos Humanos Europa (RIDHE), Jirón explicó que 42,824 jóvenes se vieron afectados con el cierre de las instituciones de estudios superiores en el país centroamericano.
“Esta cifra puede sobrepasar más de 50 mil estudiantes», afirmó Jirón. Agregó que «ni el 10% hemos podido retornar a las universidades».
El no poder regularizar su estatus migratorio, los problemas de registros académicos, convalidaciones y homologaciones de clases, pero sobre todo el tener que decidir entre estudiar o trabajar son algunas de las dificultades o barreras que les impide a los estudiantes regresar a las universidades en el extranjero.
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“No tenemos notas, no tenemos historiales universitarios. Para muchos jóvenes pareciera que nunca pisaron la universidad cuando estaban a punto de culminar sus carreras”, denunció Jirón.
Las universidades en el extranjero exigen documentos apostillados, un servicio que está en manos del régimen. Esta situación que revela que “no tienen humanidad, no tienen conciencia a pesar de lo que hemos vivido los estudiantes” nicaragüenses.
Según Jirón, los jóvenes exiliados se enfrentan a condiciones de “marginalidad y precariedad económica”, lo que provoca que en ocasiones se olviden de sus estudios.
“Ni siquiera es una opción (estudiar), necesitas vivir, pagar una renta, comer”, agregó.
La UCA sinónimo de lucha
Durante el conversatorio los panelistas analizaron los aportes de la educación superior para la democracia y la resistencia frente al autoritarismo que viven los estudiantes y docentes frente al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
El 16 de agosto de 2023, el régimen Ortega Murillo cerró y confiscó la Universidad Centroamericana (UCA), cuyo edificio convirtió en la Universidad Casimiro Sotelo.
La UCA, fundada el 23 de julio de 1960 por la Compañía de Jesús, era de las universidades más prestigiosas en el país centroamericano.
El catedrático y desnacionalizado Ernesto Medina explicó que la UCA siempre fue un “modelo en la búsqueda de tratar de construir instituciones de educación superior que estuvieran comprometidos con Nicaragua”.
“La UCA nunca fue una universidad que estuvo aislada de los problemas de Nicaragua (…). En los últimos años la UCA fue el único espacio universitario realmente libre”, comentó Medina.
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Para el excarcelado político Óscar René Vargas, uno de los 222 desterrados y desnacionalizados el 9 de febrero de 2023 y excatedrático de la UCA, Nicaragua necesita recobrar la democracia, un principio necesario para que la “gente pueda regresar y seguir formándose”.
Época “oscura” para la educación
El cierre de la UCA se enmarca en una serie de acciones por parte del régimen que ha afectado a unas 29 universidades y más de 37 mil estudiantes en Nicaragua, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
A ello se suman denuncias recibidas sobre el adoctrinamiento y la intensificación del proselitismo político al interior de los espacios académicos para imponer el sandinismo como corriente única de pensamiento y de posición política.
“El panorama académico es totalmente oscuro. Estamos viviendo una época oscura para la educación universitaria de los jóvenes en Nicaragua”, añadió Jirón.
Vargas aseguró que la “fuga”, “el destierro” y “la expulsión” de tantos jóvenes y profesionales nicaragüenses pone al país en “un proceso de incapacidad de levantarse económicamente en un corto plazo”.
“El problema fundamental que sufre Nicaragua ahorita es la falta de un capital humano con una formación suficiente para que permita el país arrancar nuevamente (…). Ahí la importancia de regresar a Nicaragua”, afirmó Vargas.
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Vargas, quien a lo largo de la beca de Expediente Abierto investiga sobre el “capitalismo de amiguetes” que sostiene al régimen Ortega Murillo, señaló que a futuro es importante formar “nuevas generaciones con un futuro crítico” que permita un mayor desarrollo.
Ortega convirtió la educación en limosna
Para Medina en una nueva Nicaragua, sin el régimen Ortega Murillo, es importante hacer hincapié en que la educación es un derecho humano y que todos deben recibir una educación de calidad, sin discriminación, y que el Estado tiene la obligación de garantizar este derecho.
“El reconocimiento a la educación es un derecho humano. En Nicaragua el derecho la educación es uno de los que más está sufriendo”, manifestó el catedrático.
Medina es de los 94 nicaragüenses a los que el régimen desnacionalizó en 2023. El exrector considera “Ortega ha convertido la educación como una limosna”.
“Duele en el alma cuando un estudiante agradece” a Ortega y a Murillo por una beca. El gobierno está en la obligación de dar educación y educación de calidad”, reiteró Medina.
Por otro lado, agregó que Ortega “jamás hubiese llegado al poder si no hubiese sido por las universidades” y en la década de los noventa “utilizó la lucha del 6% para mantener los estudiantes en la calle”.
A un año de la confiscación de la UCA, la Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús, recordó que el cierre de esta casa de estudios superiores representa un “daño al patrimonio científico y cultural de Nicaragua”.
El cierre de la UCA, bajo el argumento de que era un centro de “terrorismo”, fue una grave afrenta contra la educación y la libertad de pensamiento en Nicaragua.
“Hoy se cumple el primer aniversario de la impune e injustificada confiscación, por parte del Gobierno de Nicaragua, de la Universidad Centroamericana, sus centros de investigación, bibliotecas, colecciones históricas de documentos, catálogos de recursos naturales, propiedades y recursos financieros”, señaló la Compañía de Jesús en un comunicado.