*Analistas alertan de las consecuencias políticas y económicas que puede traer para El Salvador el no condenar la invasión rusa a Ucrania.
**Consideran también que el uso del Bitcoin para evadir las sanciones rusas, puede traer graves consecuencias al país.
***El comercio entre Rusia y El Salvador representa menos del 1% del total de exportaciones, según las estadísticas del Banco Central de Reserva de El Salvador, mientras el 40% va a Estados Unidos.
Expediente Público
El Gobierno de Nayib Bukele se aleja cada vez más de la histórica afinidad con los Estados Unidos y lo ha mostrado en los últimos días al abstenerse de votar contra la invasión rusa en Ucrania en cada foro internacional donde ha tenido oportunidad, advierten analistas salvadoreños.
El Salvador no votó en la resolución de condena hecha por la Organización de los Estados Americanos (OEA) y se abstuvo en la aprobada por la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 2 de marzo, que condenaba la invasión y demandaba el fin del conflicto.
“Yo creo que la abstención le ha confirmado a Estados Unidos que El Salvador no es un aliado y como no es un aliado, muchos beneficios que Estados Unidos les da aliados podrían revisarse”, advirtió el académico salvadoreño Ricardo Valencia, profesor asistente de la Universidad estatal de California en Fullerton, en declaraciones a Expediente Público.
Para Valencia, “la razón del abstencionismo (salvadoreño) es simplemente una revancha con Estados Unidos”.
“No hay razones comerciales, ni militares, ni geopolíticas. El Salvador casi no comercia con Rusia, los pertrechos militares los importa de Estados Unidos y sus relaciones culturales y financieras las tiene con Estados Unidos. Mi percepción es que el presidente sabe muy poco de historia y geopolítica para entender cómo los bloques regionales funcionan en conflictos globales”, explicó Valencia.
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El comercio bilateral entre Rusia y El Salvador es ínfimo, según las estadísticas del Banco Central de Reserva de El Salvador, menos del 1% del total de exportaciones se destinan a Rusia. En contraposición, casi el 40% va a Estados Unidos.
La posición oficial: silencio
Ni el presidente Bukele ni la cancillería salvadoreña han emitido una posición oficial al respecto. El partido oficialista, Nuevas Ideas, se negó a acompañar un minuto de silencio en la Asamblea Legislativa -donde es mayoritario- para las víctimas del ataque ruso en Ucrania.
El único funcionario que ha defendido públicamente la posición gubernamental es Félix Ulloa, el vicepresidente de la República.
“No deberíamos de nuevo pequeños países como los nuestros estar tomando partido por uno y otro bloque… Yo creo que el presidente en su momento tomará la decisión adecuada pero, repito, tomar partido cuando el mundo está haciendo un ‘deja vu’ de lo que fue la guerra fría… que afortunadamente terminó cuando se cayó el muro de Berlín”, dijo Ulloa en un programa de televisión el 2 de marzo.
Un día después, en una reunión entre los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la Comunidad del Caribe (Caricom), Ulloa abogó porque “en el caso actual de la Federación Rusa y de la República de Ucrania, se continúen los esfuerzos de diálogo y ensayen todos los métodos e instrumentos por la vía diplomática para encontrar una solución pacífica a ese conflicto”.
Ahí Ulloa recordó “que cada Estado es libre de tomar sus propias decisiones. No estamos de acuerdo en que existan presiones para la toma de esas decisiones y menos aún cuando atentan contra la soberanía y la integridad de los Estados”.
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¿El bitcoin tras la decisión?
Para Ricardo Valencia, Bukele mira el conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia “como una oportunidad de posicionar el Bitcoin como una alternativa a las sanciones”.
“En eso podría basarse su reunión con Putin planeada para junio. Pues estamos en un conflicto que trastornará todo el sistema de relaciones internacionales y las políticas pasan a ser mundiales como en la Guerra Fría” explicó Valencia.
Bukele anunció desde diciembre que visitará Rusia en junio próximo.
Valencia advierte que “si Bukele es imprudente y temerario en convertir su esfuerzo de los Bitcoin Bonds un mecanismo para lavar dinero de sanciones a Rusia, no tengo duda que Estados Unidos, Europa y sus aliados responderán”.
Bukele anunció en noviembre una emisión de mil millones dólares en bonos Bitcoin, en momentos que se aleja un posible acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar la deuda salvadoreña.
Según Valencia, las respuestas de Estados Unidos y la Unión Europea “pueden ser bastantes graves: desde colocar a El Salvador en lista negras en el lavado de dinero y financiación de terrorismo hasta suspensión del SWIFT (el mecanismo financiero internacional de transferencias bacnarias)”.
Para Valencia no hay duda que el Congreso de Estados Unidos autorizará que Estados Unidos certifique a El Salvador sobre si está o no haciendo lo suficiente en el lavado de dinero después de la adopción del Bitcoin, una iniciativa de tres senadores estadounidenses, incluyendo el influyente demócrata Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
“Si antes de la invasión era bastante probable que esa propuesta firmada por los senadores Menendez, Risch y Cassidy fuera aprobada, después de la abstención de Bukele en la ONU y sus tweets sugiriendo que el Bitcoin sirve para evadir sanciones parece un hecho”, subrayó Valencia.
“Mi percepción es que el presidente sabe muy poco de historia y geopolítica para entender como los bloques regionales funcionan en conflictos globales. Cree que los Bitcoin bro son expertos en geopolítica”, agregó.
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“Decisión absurda”
Para el historiador salvadoreño, Carlos Cañas Dinarte, un académico residente en Barcelona, España, “el país ha adoptado la peor posición que debía haber hecho”.
“Está alineado en el bando de los que se abstuvieron y en este caso estás en contra, ese es el problema. La abstención suena a estar en contra”, dijo Cañas Dinarte a Expediente Público.
El historiador calificó la posición salvadoreña como una “postura ingenua, poco creíble y poco sensible, fruto del desconocimiento absoluto de cómo se manejan las relaciones internacionales multilaterales y la diplomacia”.
“La neutralidad no significa hacerse el tonto, el bobo, voltear a ver para el otro lado, la neutralidad es una situación legal, diplomática, que se emite por decreto y sobre todo se ratifica ante los organismos internacionales o sea es una condición diplomática”, afirmó.
Cañas recordó los antecedentes históricos de El Salvador en las dos guerras mundiales. En 1914, el presidente Carlos Meléndez Ramírez decretó la neutralidad del país durante toda la Primera Guerra Mundial. “Fue una acción diplomática que se le comunicó a todas las partes en conflicto, desde los Estados Unidos hasta el imperio Austrohúngaro y todo el mundo”, recordó.
En la Segunda Guerra Mundial, el dictado Maximiliano Hernández Martínez, decretó la guerra contra Japón, Alemania e Italia en diciembre de 1941, tras el ataque a Pearl Harbor “y esa fue la forma que el país se puso en el bando de los Aliados y dejó de estar en una aparente neutralidad que ya duraba dos años”, relató Cañas.
Una posición absurda
“En diplomacia hay fórmulas y maneras de hacer las cosas, y la única forma era oponerse a los intereses imperialistas y expansionistas de Putin y entonces yo creo que el país ha apostado a una posición absurda, al límite, que tendrá consecuencias, en el ámbito internacional, como dijo Josep Borrell, el canciller de la Unión Europea, que se van a acordar de los que no estuvieron a su lado en esta crisis”, advirtió el historiador.
Cañas coincidió con Valencia que “hay un interés de no verse a favor de Estados Unidos” y lo calificó como “una decisión absurda que se lleva entre los pies a los aliados, que tienen gente que vive en Ucrania”.
“Se ve fatal que El Salvador en el ámbito internacional no aparezca en las votaciones o vota abstención, este no es un tema pequeño, estamos a las puertas de una situación que podría detonar una tercera guerra mundial, una guerra nuclear”, subrayó.
Sufriría la economía de El Salvador
El analista y abogado salvadoreño, Roberto Burgos, ve el voto de abstención de El Salvador como “una clara apuesta de la administración Bukele por el unilateralismo, es decir, la prevalencia de la simple voluntad estatal sobre las obligaciones propias del derecho internacional y sobre la opción de soluciones diplomáticas ante escenarios de crisis”.
“Al Gobierno de Bukele al igual que al de Putin, no le gusta ni los foros globales ni acepta la existencia de límites en el ejercicio del poder”, dijo Burgos a Expediente Público.
El segundo efecto que ve Burgos es el aislamiento regional y el posicionamiento dentro del bloque minoritario de países opuestos políticamente a los Estados Unidos, “ignorando con ello los vínculos históricos y políticos que, para bien o para mal, unen a El Salvador con ese país”.
Burgos recordó “la existencia de una economía que depende de las remesas y de una administración pública que en las áreas de salud, seguridad y defensa sigue dependiendo de suministros estadounidenses”.
Revisar el DR-CAFTA
La otra consecuencia ya fue anunciada esta misma semana por el senador Bob Menéndez y es revisar el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos con Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA) y esta vez incluyendo a El Salvador junto a Nicaragua en el mismo paquete.
“Tenemos que mirar los Tratados de Libre Comercio porque son tratados no solo basados en un carácter comercial, sino con referencia respeto de valores puntuales que no existen en Nicaragua, están en gran riesgo en El Salvador, así que vamos a tener que reconsiderar eso y la política nuestra en general hacia esos países”, dijo Menéndez ante periodistas el miércoles. Menéndez subrayó que estos países sentaron su postura de “apoyo” a Rusia, en contraposición a la condena de la gran mayoría de países del mundo y latinoamericanos que apoyan la democracia y la libertad de Ucrania.
El historiador Cañas Dinarte lo explicó así: “La abstención suena a estar en contra y eso va tener algún tipo de consecuencias, como lo dijo el senador Bob Menéndez, van a pedir la revisión del Tratado de Libre Comercio, va a afectar los intereses del país”.
Para Roberto Burgos, “la apuesta de Bukele es equivocada y muy pronto el peso de una comunidad internacional mayoritariamente unida en un solo bloque contra una guerra de agresión, trasladará la crisis global a escenarios locales, donde el actuar de gobiernos como el actual, traerá repercusiones negativas para sus habitantes, ya sea en temas migratorios, económicos o diplomáticos”.
“Mejor no involucrarse”
El sociólogo y politólogo salvadoreño, Antonio Martínez Uribe defendió la tesis del abstencionismo y el alejamiento de El Salvador de las posiciones cercanas a Estados Unidos.
“Lo que quieren es que El Salvador vote con Estados Unidos y votar a favor no es consecuente con la política de El Salvador con Rusia y China”, afirmó Martínez Uribe a Expediente Público, miembro fundador del Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades.
Según Martínez Uribe “en esta nueva geopolítica, en que Estados Unidos ya no es la fuerza hegemónica y Biden no es un líder que está a la altura de las circunstancias en el mundo, mejor abstenerse y no involucrarnos en los problemas de otros países”.
Martínez Uribe cree que Rusia está en su derecho de “defender su seguridad internacional”
“Este no es un problema de Rusia y Ucrania sino de Rusia frente a la OTAN, que la conforman más de 30 países alineados con Estados Unidos y que quieren que Ucrania pertenezca a la OTAN”, sostuvo.
“Votar a favor de esas resoluciones es votar contra Rusia, es conveniente que enviemos una señal de que no podemos estar siempre jugando alineados con los intereses de Estados Unidos”, insistió.