Doctor Giammattei: el médico que no curó problemas de Guatemala

Doctor Giammattei: el médico que no curó los problemas de Guatemala

*Centro de Atención Integral Materno Infantil (CAIMI) en El Estor, Izabal, es un ejemplo de las condiciones del sistema de salud que se replican a lo largo de Guatemala. 

**A pesar de que municipalidad y donantes invirtieron más de medio millón de dólares en mejoras en el CAIMI, el edificio no ha sido entregado y el personal sanitario atiende en sala de eventos de la alcaldía. 

*** Las expectativas eran elevadas dentro del gremio médico respecto a una mejora en el sistema de salud con el inicio del mandato de Alejandro Giammattei. Sin embargo, tras cuatro años, las condiciones precarias persisten.


Luisa Laguardia / Expediente Público

María, originaria de la aldea El Aguacate, del municipio del Estor, Izabal, al este de Guatemala, tiene 15 años de edad. Tenía siete meses de gestación cuando rompió fuente sin dimensionar la odisea que le esperaba para poder concebir a su primogénito.  

Inició con dolores de parto a las once de la noche en su casa, su esposo, su mamá y sus tres hermanos iniciaron con los preparativos para llevarla al médico.  

“Me pusieron en una hamaca que colgaron de dos palos de escoba porque yo ya no podía caminar y la aldea esta incomunicada, así lograron bajarme del monte durante dos horas a un lugar donde ya hay taxis”, narró la adolescente.  

Sin embargo, luego de las dos horas cuesta abajo y al llegar a la central de transporte, el taxi más barato les cobró 700 quetzales, unos 90 dólares, para llevarlos al Centro de Atención Integral Materno Infantil (CAIMI), y era el único dinero con el que contaban.

Lo que padecen los pacientes en Guatemala

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Después de dos horas de camino en taxi y cuatro horas de trayecto en total, sin dinero, con miedo, pero con mucha ilusión de tener a su hijo en sus brazos, María y su familia llegaron por fin al centro de salud.  

Al tomarle los signos vitales la futura madre se encontraba deshidratada, con la presión ligeramente alta y con trabajo de parto prematuro.  

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“Yo la revisé, pero al ver el cuadro completo sabía que la tenía que referir, porque el bebé era prematuro, ella venía casi desmayada después de ese trayecto y no aguantaría el parto y nosotros no contamos con quirófano, menos desde el traslado a un salón municipal por el remozamiento del centro”, manifestó a Expediente Público, Giovani Sajxché, ginecólogo del CAIMI.

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CAIMI en El Estor, ejemplo del desastre en Guatemala

“Tenía miedo, yo no quería perder a mi bebé y el doctor me dijo que no me podía atender y yo sentía que ya no tenía fuerzas para más”, narró entre lágrimas la menor.  

El doctor Sajxché, les explicó que, de complicarse el parto, ellos no contaban con sala de operaciones, anestesia y oxígeno para poder cubrir la emergencia y aumentaban el riesgo de perder a los dos.  

La familia que salió de El Aguacate llena de ilusiones y con 725 quetzales para cubrir los gastos que tendrían, quedaron desolados y llenos de temor de perder a los dos integrantes de su familia.  

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El médico llenó la hoja de referencia para enviar a la paciente al hospital regional de Puerto Barrios, Izabal, a otras dos horas de camino. Sin embargo, el CAIMI, tiene solo una ambulancia, la cual está en mal estado y sin presupuesto para gasolina, por lo que no la pueden utilizar.  

Mientras Marta Cuc, tenía dolores de parto y cuatro centímetros de dilatación, su familia hablaba con el personal médico para buscar como realizar el traslado y que la madre y su hijo no tuvieran riesgo de morir.  

Sin combustible, pero generosos 

Buscaron la Cruz Roja acompañados de una enfermera. La institución accedió a brindarles el servicio de ambulancia, pero tenían que pagar 700 quetzales para la gasolina del vehículo ya que no tenían. 

“Fue en ese momento que sentí que iba a perder a mi hija y mi nieto”, recordó la madre de la primigesta.  

La familia contaba únicamente con 25 quetzales, no podían costear la gasolina de la ambulancia y de pedir ayuda a los familiares, el dinero llegaría posiblemente cinco horas más tarde debido a la falta de estructura vial que conecte las aldeas con los pueblos.  

“No sabía que hacer, pero sí sabíamos cómo equipo que no podíamos dejar morir a la paciente y su bebé”, narró Yolanda Matus, enfermera de turno.  

El médico de turno puso 300 quetzales, Matus 75 y el resto del equipo del centro de salud colaboró con lo que tenía cada uno para conseguir gasolina.  

La joven fue trasladada y tuvo a su bebé prematuro, pero recuerda lo vivido como historia de terror y lamentó, que estos profesionales no cuenten con la infraestructura y utensilios necesarios para poder ayudar a la gente que llega al centro. A pesar de las dificultades, Marta, logró tener a su bebé y los dos volvieron a casa. 

Ni baños tienen 

La historia de esta familia es una de las muchas que llegan a diario al CAIMI y que se replican a nivel nacional. El personal de salud de los diferentes centros y hospitales nacionales se quejan de la paupérrima situación de la red hospitalaria.

“A nosotros nos trajeron al salón municipal, luego de que nos sacaran del Centro a finales del 2021. Se supone que 4 millones de quetzales (511 mil dólares) han gastado en el remozamiento y lo que se pudo ver es que el Centro no tiene puertas, el quirófano solo le raparon el musgo y pintaron, pero no corrigieron el problema de filtraciones”, explicó con molestia Matus.

Según el personal médico, las reparaciones y remozamiento no están bien hechas y por eso se han negado a volver al Centro ya que, de hacerlo, estarían aceptando que los trabajos están terminados cuando siguen sin cumplir las condiciones básicas para operar. 

Tampoco cuentan con las necesidades mínimas para el personal ni para los pacientes en el salón municipal.  

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Una sala para atender los partos

“Desde que estamos en el salón no contamos con sanitarios, porque no sirven y si nosotros o los pacientes deben necesitamos ir, debemos de pedir permiso y socorro a negocios cercanos o en casas para poder utilizar los sanitarios”, narra Leonel Coc Caál, enfermero del CAIMI.  

El Centro de Salud llevado al salón municipal solo cuenta con una mesa para atención de parto, rodeada de una estructura de hierro y sábanas siendo su importancia de atención la maternidad y la pediatría como su mismo nombre lo especifica “Centro de Atención Integral Materno Infantil”. 

Este centro, al igual que el resto de Guatemala, no cuentan con la mayoría de los medicamentos como antibióticos y según sus declaraciones, han llegado al extremo de no contar con alcohol y gazas ni siquiera para atender las emergencias más pequeñas.  

A veces solo pueden dar acetaminofén para el dolor. 

Esfuerzos insuficientes 

Según cifras de la Fundación Libertad y Desarrollo, en menos de cinco años la demanda de servicios de salud pasó de 10 millones de consultas en 2015 a 19.3 millones de consultas en 2016, a 29.1 millones en 2020 lo que colapsó el sistema de salud ese año.

Este incremento se debe no solo a la epidemia de la Covid-19, también a otras enfermedades como el dengue y la malaria. 

Para el 2020, cuando Giammattei asumió el gobierno la cobertura era de 0.4 médicos por cada 10 mil habitantes. 

En enero de 2023, Guatemala cuenta con 0.9 médicos por cada 10 mil habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de aumentar, sigue por debajo de lo recomendado por la OMS que es de 3 médicos por cada mil habitantes.

Solo el Instituto de Seguridad Social (IGSS) brindó más de 3 millones de consultas en 2023. Esta cifra no incluye hospitales nacionales ni centros de salud.

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¿Cuánto se invirtió en el sector salud?

Guatemala es el país a nivel Latinoamérica con menor gasto público en salud con un 37.21% seguido por Honduras con un 45.9% mientras que, El Salvador, Costa Rica, Panamá y Nicaragua están por encima del 60% siento Costa Rica el que más invierte en esta cartera con un toral de 75.1%.  

La administración de Giammattei aumentó el gasto en salud un 50%, siendo el único gobierno que ha logrado mantener el presupuesto de salud por encima de los 10 mil millones de quetzales (unos 1,279.7 millones de dólares)

Pero ese aumentó se dio solo a partir del Covid-19, por lo que expertos consideran que no fue un cambio de fondo a la política social. 

En 2023 se destinaron unos Q12,032 millones, alrededor de US$1,539 millones que representa el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, calculado en US$75 mil millones. Cifra por debajo del promedio regional que es de 3.8%, y la más baja de Centroamérica, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). 

La herencia hospitalaria

A pesar de que el gobierno del Alejandro Giammattei ha sido uno de que más invirtió en este sector, también es de los que más señalados de corrupción. Para la cobertura de la población durante la pandemia del Covid-19, el gobierno inauguró cinco hospitales temporales de los cuáles solo uno quedó abierto y se especializó en la atención infantil.

Giammattei inauguró dos hospitales regionales. Uno en el departamento de Chimaltenango y otro llamado Santa Bárbara, ubicado en Morales, Izabal.

Ambos hospitales fueron visitados por diputados como Aldo Dávila del partido VOS y Evelyn Morataya que se han destacado en el Congreso por fiscalización. En ambos casos, se descubrieron compras anómalas y desabastecimiento de personal y medicamentos.

En el caso del hospital de Chimaltenango y a pesar de que existen centros de salud con condiciones precarias, el Ministerios de Salud y Asistencia Social, decidió comprar 84 sillones para masajes sobrevalorados, por un precio de Q7.3 millones equivalentes a casi US$1 millón.

Hospitales nuevos con problemas

En el caso del hospital de Santa Bárbara, a tan solo meses de su inauguración, se denunció que no contaban con médicos ni medicinas a pesar de haber tenido una inversión de Q1.8 millones, equivalentes a poco más de US$230. Esta fue una de las obras que inauguró el entonces diputado y candidato a la presidencia del partido oficialista, Manuel Conde Orellana.

El hospital de Santa Bárbara se inauguró el 22 de agosto de 2022 y supuestamente beneficiaría a los 400 mil habitantes de la región de Guatemala.

Y en el caso del Hospital San Juan de Dios, uno de los dos únicos hospitales generales en Guatemala, se presentó una crisis porque durante cinco días consecutivos hubo fallas en la energía eléctrica.

Para el exdirector médico del Hospital Nacional Roosevelt, Maynor Herrera, “es lamentable y dolorosa nuestra situación como salubristas, ayudamos cómo podemos, pero las condiciones son inhumanas, tanto para el gremio de salud como para los pacientes”.  

El galeno, comentó a Expediente Público que esto se debe a la poca y mala gestión del presupuesto, trámites burocráticos, corrupción a todo nivel institucional. Pero sobretodo, a la falta de voluntad política y alta demanda del servicio de salud, y de no empezar a invertir más dinero y dirigir bien las obras el sistema de salud y el acceso a la misma, seguirá siendo una crisis permanente.  

*Omitimos nombre real y de familiares por tratarse de una menor de edad.