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Doble apuesta del régimen de Daniel Ortega en elección hondureña

*El expresidente Manuel Zelaya no esconde su simpatía por Ortega y otros regímenes populistas, su esposa Xiomara Castro es la aspirante presidencial de la oposición y daría un giro a la izquierda en Honduras.

**Honduras es un aliado inesperado del Gobierno de Nicaragua en plena crisis de legitimidad. El Partido Nacional de Juan Orlando Hernández le permite negocios y se abstiene de condenarlo dentro de la OEA.


Expediente Publico

Un posible triunfo de la opositora del Partido Libre, Xiomara Castro en Honduras, supone un aliado para el presidente de Nicaragua Daniel Ortega, dado los nexos ideológicos con la candidata. Pero no solo tienen en común la narrativa populista, como en Managua, un matrimonio prepara el retorno al poder en Tegucigalpa.

El esposo de Castro es el expresidente Manuel Zelaya, quien salió del poder tras el golpe de Estado en 2009. El también director del Partido Libre no esconde sus simpatías por los gobiernos populistas y es la figura tras el ascenso político de su esposa. Un modelo de poder y confianza en Latinoamérica que se reflejó en los Kirchner en Argentina y en los Ortega-Murillo en Nicaragua.

En una entrevista a Expediente Público, pese a los señalamientos de la comunidad internacional y organismos internacionales por los crímenes de lesa humanidad y las constantes violaciones a los derechos humanos probadas contra el régimen de Daniel Ortega, Zelaya señaló que conoce “el bloqueo y desprestigio hacia Nicaragua y Venezuela” por parte de Estados Unidos, algo de lo que el mismo fue víctima por adherirse en 2008 a la Alianza Bolivariana (ALBA).

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La semana previa a las votaciones, el compañero de fórmula y principal aliado del matrimonio Zelaya Castro, Salvador Nasralla, dijo en la cadena CNN que no conocía la situación de Nicaragua, el país que limita al sur y que desde 2018 está en crisis.

Para los opositores en la alianza de Libre el tema de Nicaragua ha sido tabú durante la campaña, pero también para el gobernante Partido Nacional. De hecho, el Partido Nacional usa la campaña ideológica contra Libre y los Zelaya, pero es un fuerte aliado de Ortega.

El presidente saliente Juan Orlando Hernández es el único mandatario que ha visitado a Ortega en lo últimos años, su gobierno se abstuvo de votar las últimas dos resoluciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) por la irregular reelección de los Ortega-Murillo y diputados, parte de los negocios estatales y privados del régimen en Nicaragua se continúan en Honduras para evitar las sanciones como documentó Expediente Público, además, de los nexos dentro del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la firma de un acuerdo de límites marítimos en octubre.

elecciones Honduras Xiomara Castro
Xiomara Castro, candidata presidencial por el opositor Partido Libre votó en la escuela Álvaro Contreras, ubicada en el barrio El Espino, en el municipio de Catacamas, departamento de Olancho

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Esta cercanía entre Ortega y Hernández da motivos de especulaciones, particularmente porque Nicaragua concedió asilo y ciudadanía a otros expresidentes acusados de corrupción, como son los salvadoreños Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén.

“Lo claro es que Ortega y Hernández tienen la misma ambición autoritaria y obtienen beneficios mutuos, así que queda para el próximo presidente diseñar una política exterior de acuerdo con los intereses del país y no de una persona”, indicó el analista Greco Pérez.

Por su parte, el candidato oficialista Nasry Asfura estaría atrapado en los intereses de los funcionarios de Hernández, “no esperaría mayores cambios, porque está rodeado de la misma gente cuestionada”, argumentó Pérez.

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Sin embargo, el cambio de gobierno no resultaría tan conveniente a Ortega. A juicio del analista internacional hondureño, Greco Pérez, los tiempos cambiaron y un futuro gobierno de oposición necesita el visto bueno de Estados Unidos para sostenerse, dada la crisis económica e institucional que vive ese país.

Irónicamente, la campaña hondureña se ha manejado con menos propuestas y más de campaña sucia por razones ideológicas, donde los principales partidos omiten hablar de la situación de Nicaragua, aunque el Partido Nacional menciona los casos de Venezuela y Cuba para atemorizar a los votantes ante un posible triunfo de Castro, asegura Pérez.

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Para el analista, a pesar de las declaraciones de Zelaya favorables a Ortega, existen hondureños que no están de acuerdo con lo que ocurre en Nicaragua.

“Si pensamos en función de una mejor relación con Nicaragua, no con el mandatario, sino, con el pueblo, creo que Honduras se va a convertir en el vaso comunicativo entre la comunidad internacional y Estados Unidos, porque Costa Rica les cerró las puertas”, sostuvo.

A Nicaragua la única vía que le queda para no quedar aislada es Honduras y hay una gran necesidad de reiniciar las relaciones con Estados Unidos, donde ha sido enjuiciado por los nexos con el narcotráfico, un hermano del presidente.

“Hay una tarea grande para saber manejar esa situación, si logran una elección transparente, no debería brindar un apoyo irrestricto al gobierno de Nicaragua, no como se hace actualmente, sino, apoyar la democracia. Creo que habrá una necesidad de diseñar una política exterior clara”, agregó.

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“Creo que las condiciones han cambiado desde que Zelaya salió del poder. Para atraer más votantes se hicieron declaraciones en temas como la constituyente, establecer relaciones con China, porque Honduras está en medio de una situación ideológica, sino, geopolítica, con El Salvador con su relación con China y Ortega con su relación con Rusia, Venezuela y Cuba”, dijo Pérez.

“Cualquiera que llegue al poder tendrá que reestablecer las relaciones con Estados Unidos y eso va a limitar mucho, no es tiempo que hay recursos que puedan fluir como en el caso del socialismo del siglo XXI y Hugo Chávez, la pandemia ha venido a agravar eso”, aseguró.

La presidencia de Joe Biden, el problema migratorio y del crimen organizado y la deuda externa, son problemas que limitan al futuro presidente por la necesidad de renegociar deudas, buscar inversiones y financiamiento.

Precisamente, a pocas semanas de las elecciones, Biden nominó finalmente a una embajadora para Honduras, Laura F. Dogu, quien ejerció el mismo puesto en Nicaragua entre 2015 y 2018. El puesto estuvo vacante en los últimos cuatro años.