* Varios de funcionarios públicos manejan un discurso confrontativo que podría elevar aún más el nivel de conflictividad en Honduras.
** Peligro de que arrecie la violencia política, indican analistas. ONU advierte de aumento de ataques contra periodistas.
Expediente Público
“En el actual gobierno nos hemos encontrado con algo inédito que no había ocurrido anteriormente, desde que volvimos a la era democrática (en 1982), y es ese discurso confrontativo, descalificativo y estigmatizante de muchos funcionarios”.
Esta es la opinión que dio a Expediente Público el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras (CPH), Osman Reyes, en relación con la narrativa polarizante que ha marcado los dos primeros años del Gobierno de la presidenta, Xiomara Castro.
Medios de comunicación, organizaciones de sociedad civil, oposición política y hasta representantes diplomáticos hacen señalamientos al actual gobierno se han topado con la reacción intolerante y agresiva de funcionarios públicos.
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«Ya cállate»
Uno de los ejemplos más concisos es el «ya cállate», con el que el asesor del Gobierno, Gilberto Ríos, respondió en X (antes Twitter) a una publicación con el mensaje de la embajadora de Estados Unidos, Laura Dogu, para que el Congreso Nacional elija al fiscal general con los 86 votos que manda la ley.
“Pareciera que muchos funcionarios ven el discurso y el tono que toman como una justificación a defenderse de quienes, dicen, no están legitimados para plantear cuestionamientos”, dijo a Expediente Público el analista político Rafael Jerez.
A su criterio, el riesgo es que los niveles de conflictividad en Honduras, que ya son altos, escalen todavía más.
Más concretamente, el riesgo de esa retórica, que alcanza niveles que podrían calificarse en algunos casos como discurso de odio, es la conflictividad y el surgimiento de episodios de violencia política, como ocurrió en los dos procesos electores de 2013 y 2017 en los que se registró cerca de un centenar de homicidios.
El discurso polarizante no ha sido exclusivo del actual Gobierno de Honduras, pero “tendríamos que esperar otra conducta”, dijo también Jerez al recordar que durante su campaña política, Castro se presentó como una alternativa más democrática frente a la “narcodictadura” del presidente Juan Orlando Hernández.
Al estilo de Bukele
El discurso polarizante del gobierno de Castro retoma el del presidente de El Salvador Nayib Bukele, cuya popularidad está acompañada de una comunicación hostil a sus críticos.
“Hay muchos políticos en la región que lo están retomando, Colombia, Argentina, Ecuador, Honduras, es decir, mucha gente de la sociedad de estos países admira muchísimo el presidente Bukele”, declaró a Expediente Público la académica e investigadora de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), Amparo Marroquín.
Ante el bombardeo de información que experimenta la mayoría de las sociedades, el cerebro activa mecanismos de defensa inconsciente que son más emocionales, dijo.
“Si usted no puede procesar toda esa información, usted va a irse intuitivamente a donde la emocionalidad le llama”, explica, y un elemento muy emocional tiene que ver los discursos del bien y el mal, de los buenos y los malos.
Funcionarios de Honduras intolerantes
De allí que esos discursos apelan mucho más a los sentidos y a las emociones que a la racionalidad.
Marroquín analizó que cuando un líder legitima discursos de odio puede llevar a ejercicios de odio en la vida cotidiana, como se vio en Estados Unidos con el discurso de Donald Trump en contra de los migrantes.
Marroquín recordó que tras estos mensajes hubo varios asesinatos, abusos y legislaciones que permitían que los niños migrantes estuvieran en jaulas pequeñas.
“El gran problema es que cuando un líder social que tiene mucha aceptación legitima un discurso de este tipo, eso conlleva abusos sociales de parte de las autoridades”, como ha ocurrido en El Salvador.
Desde el fin de la guerra civil no había tantos habeas corpus y recursos de amparo como en la actualidad, “y eso tiene que ver con las consecuencias de este tipo de discurso”.
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Momento complejo para la prensa
Con la llegada de Castro al poder se invirtieron los papeles de algunos medios de comunicación, aquellos que durante la gestión de Hernández denunciaban la corrupción ahora se acomodan al poder.
Mientras los medios que suelen hacer contrapeso informativo son acusados de haber sido “cómplices” de la “narcodictadura”, según la narrativa que emplea el gobierno de Castro cuando las publicaciones no le son favorables.
“No están haciendo uso de su derecho a réplica, de su derecho a aclarar o de publicar su propia versión, sino que lo que están haciendo es atacar al periodista y atacar el medio”, dijo el presidente del CPH.
Reyes señaló también que han llegado al extremo de tomar el trabajo periodístico publicado, copiarlo y ponerle un sello de “fake news”, lo que a la larga genera confusión y le va restando credibilidad al periodista.
ONU: periodistas de Honduras vulnerables
El análisis trimestral sobre la Libertad de Expresión en Centroamérica y el Caribe de la organización Artículo 19 recoge las declaraciones al respecto de la relatora para la libertad de expresión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Irene Khan.
“Calificar la información crítica de noticias falsas no solo socava y deslegitima a los periodistas, sino que también los hace más vulnerables a amenazas y ataques”, se lee en el documento.
El presidente del CPH dijo también que la confrontación desde los altos puestos del gobierno se va trasladando escalonadamente hasta las bases del partido oficial, incluidos los denominados colectivos de Libre, que han agredido a periodistas en la calle con insultos y violencia física.
Parte del discurso contra los periodistas es que “no se dijo nada durante el período de gobierno anterior, que se es cómplice de la narcodictadura, que los periodistas somos tarifados, que los medios de comunicación eran cómplices del régimen anterior y una serie de cosas”.
Entonces, “no se tiene ya ni la confianza ni la libertad de trabajar como antes” y muchas veces los periodistas se callan por el temor a ser agredidos, a ser objeto de escarnio a través de las redes sociales, “hay un alto nivel de autocensura y eso no lo podemos nosotros negar”, reconoció.
Los ataques al CNA
Para contrarrestar la “desinformación” en su contra el gobierno de Castro mantiene activa una maquinaria de medios oficiales, entre ellos el canal 8, que dedicó en noviembre de 2022 un amplio espacio en su página digital al informe del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) sobre la Tasa de Seguridad administrada por el gobierno anterior.
Pero cuando el CNA publicó un informe del primer año de Castro y otro en mayo sobre nepotismo fue acusado por la mandataria de guardar silencio ante la “narcodictadura”, en una narrativa a la que se sumaron varios de los funcionarios, incluyendo la precandidata presidencial Rixi Moncada, y el hijo de Castro, Héctor Zelaya.
«Mientras la dictadura llenaba sus bolsillos con contratos lesivos de corrupción público-privada, y aprobados por ese régimen, el CNA guardó un silencio cómplice”, declaró Castro al respecto. Calificó de “infamia y manipulación” el informe que en el que esa organización “se dedicó a denigrar funcionarios del Estado y a nuestras familias”.
¿Estrategia electoral?
El CNA presentó más de 140 denuncias contra funcionarios del gobierno anterior, que los de Libre “reconocían y alardeaban, apoyaban y celebraban”. Que hora pretendan desconocer esa realidad es un mensaje incongruente, tendencioso y malicioso, dijo el coordinador del Observatorio de Política Criminal del CNA, César Espinal.
“Hay poca tolerancia y eso genera que lleven a cabo ese tipo de discursos” y hasta acciones un poco agresivas y amenazantes, sostuvo Espinal.
Al CNA buscan encasillarlo, así como a su directora, Gabriela Castellanos, como si perteneciera al Bloque de Oposición Ciudadana (BOC), entre cuyos integrantes está el Partido Nacional, para atacarlos, acotó.
Esto, como parte de “una serie de estrategias que van a ese nivel en torno a este preludio de las elecciones que se vienen en el próximo año (2025)”.
¿Discurso de odio?
Aunque no hay una definición universal del discurso de odio, la ONU lo define como cualquier tipo de comunicación o comportamiento “que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, en otras palabras, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad».
El Gobierno de Honduras, los destinatarios de ese “discurso de odio” son todos aquellos que lo critiquen y a quienes ven como enemigos.
“Libre sin enemigos no existe, y si no existen los construye”, expresó en una carta pública la socióloga y exrectora de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Julieta Castellanos, una reconocida figura pública que también ha sido objeto de ataques en la presente administración.
Para Iris Alas, del Laboratorio Ciudadano, no es exagerado hablar de discurso de odio en el actual gobierno.
“Desde el principio del mandato, diferentes funcionarios del gobierno han estado dando diferentes discursos de odio, incluso hacia las mujeres”, recordó.
Mencionó las declaraciones del entonces ministro de salud, José Matheu, de que la aprobación de la Píldora Anticonceptiva de Emergencia (PAE) provocaría “desenfreno sexual”, y del alcalde de San Pedro Sula, Roberto Contreras, de que prefería “cien mil veces” portar la bandera garífuna que una de la diversidad sexual.
Estos temas terminan en discurso de odio, consideró Alas, quien recordó también la marcha contra la “ideología de género” realizada en julio de 2023, que provocó que la presidenta Castro vetara la Ley de Educación de Prevención de Embarazo Adolescente.
Las organizaciones feministas “estuvieron trabajando en ella por años y en un solo día, en una marcha, prácticamente derrumbaron todo ese trabajo”, dijo Alas.
Estrategia en redes sociales
Aunque en el discurso polarizante hay caras visibles de funcionarios, Jerez se preguntó qué papel tienen las granjas de bots que pagan los políticos y si se destinan a ese fin los recursos del Estado.
“Hay una cantidad de bots impresionante, que reaccionan también para ahogar a la oposición y lo mismo ocurría en el gobierno anterior”, apuntó.
Reyes, del CPH, también expresó que hay una estrategia completa a través de redes sociales para generar campañas de odio sistemáticas y permanentes, “inician con un insulto, inician con una agresión, y después son replicadas masivamente”.
Alas dijo que esas operaciones de influencia incluyen justamente el discurso de odio que busca polarizar las opiniones.
“Las prácticas que se han tenido a lo largo de todos estos años no han cambiado y lastimosamente no hemos visto interés en querer cambiar ciertas prácticas, especialmente en esa parte de querer manipular la opinión pública”, finalizó.