*El comisionado Sánchez Velázquez, director de la Policía de Honduras critica la militarización de la seguridad pública, en entrevista con Expediente Público.
**Recuerda su salida en 2017 de la dirección de la policía comunitaria por criticar el enfoque violatorio de derechos humanos.
Expediente Público
En entrevista con Expediente Público el comisionado Gustavo Sánchez Velázquez, director de la Policía Nacional de Honduras desde febrero de 2022, uno de los funcionarios públicos más influyentes en la vida diaria de los hondureños, conversa sobre su retorno a la institución, seguridad, corrupción y narcotráfico.
A la gestión de Sánchez están atentos cada hondureño y la comunidad internacional. Sus decisiones no son ajenas para ninguna persona en este país centroamericano, donde la tasa de homicidios es considerada epidémica por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sánchez es doctor en Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad de Belgrano, en Buenos Aires, Argentina. También estudió un máster en Gestión de la Educación en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM), Tegucigalpa, Honduras.
En 2017 fue separado de la dirección de Policía Comunitaria por denunciar a lo interno de la institución las violaciones a los derechos humanos que cometía la Policía Nacional en el conflicto poselectoral, fue enviado a Washington por dos años como agregado policial, pero no retornó al país tras conocer de riesgos contra él y su familia.
– ¿En qué estado encontró a la institución?
Primero, nos encontramos con una ley nefasta (Ley Orgánica de la Secretaría de Seguridad y la Policía Nacional), que le quitaba todas las responsabilidades y las atribuciones al director general de la Policía. Ese es un instrumento legal de maniatar a la institución policial.
Otra estrategia para maniatar a la Policía fue la depuración, donde se fue el 35% de las fuerzas, ojo, algunos tenían que haberse ido, pero ya existen los mecanismos legales para hacerlo, pero en ese proceso se fueron funcionarios policiales muy buenos, con mucha capacidad y experiencia.
Otro gravísimo problema que tenemos son los esquemas mentales de nuestros funcionarios policiales en el uso de la fuerza, ese problema tenemos que arreglarlo de dos maneras, actualizando nuestro manual de uso de la fuerza, y capacitando a nuestros funcionarios para remover los esquemas mentales del uso de la fuerza. Tenemos que seguir los parámetros del uso de la fuerza, siguiendo la línea de las Naciones Unidas. De hecho, los jefes policiales que no utilizaban la fuerza indiscriminada eran amenazados con ser relevados o despedidos.
Pero también encontramos fortalezas, como la creación de algunas escuelas de formación, de toda la estructura física institucional, aunque son instalaciones construidas para varones, a pesar que el 17% de nuestro personal son mujeres. Nuestro objetivo es que las mujeres sean el 35% de las fuerzas policiales, lo ideal sería el 50%, pero ninguna policía del mundo está constituida así.
– Por primera vez en la historia del país, un policía, Ramón Sabillón, está al frente de la Secretaría de Seguridad. ¿Qué significa esto para esta institución?
Mucho, generalmente nosotros tuvimos militares al frente de la Secretaría de Seguridad y el militar está entrenado para la guerra. Pero en las calles no hay guerra, a los ciudadanos no podemos tratarlos como nuestros enemigos. Si nosotros estamos enfermos buscamos un médico, entonces si vamos a hablar de seguridad ciudadana, tenemos que hablar con policías y con expertos en el tema, es cuestión de ciencia.
– ¿Está de acuerdo con los analistas que dicen que la Policía Nacional ha sufrido un proceso de remilitarización?
Totalmente de acuerdo. Pero no solo ha sido un proceso de remilitarización de la Policía, va más allá, es un proceso de remilitarización de la sociedad. La Constitución de la República delimita las funciones de las instituciones, y en todos los países del mundo sabemos que las Fuerzas Armadas resguardan la soberanía nacional y la alternabilidad en el poder, todo lo que tiene que ver con la seguridad interior y ciudadana del país corresponde a la Policía Nacional.
-En esa línea, ¿cuál es su valoración sobre la Policía Militar del Orden Público?
Yo diría que más allá de la Policía Militar, muy poca gente habla de la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA), que es la paralela que se creó a la Policía Nacional. Lo que fue un gravísimo error, porque el Estado no puede atacar al propio Estado. La Policía fue víctima de una estrategia maquiavélica para capturar al Estado de Honduras y sus instituciones.
-Varios exdirectores de la Policía han sido señalados o acusados por la justicia hondureña o estadounidense por temas relacionados al crimen organizado, ¿estos casos hablan de una infiltración del crimen organizado y de una corrupción sistemática adentro de la Policía en la última década?
Los medios de comunicación de Honduras pueden hablar sin ningún problema de la corrupción en la Policía, esta es la única institución donde se puede hablar de corrupción. Pero esto no es exclusivo de la Policía. Acabamos de capturar al general Juan Carlos Bonilla, eso demuestra nuestra disposición para actuar en el cumplimiento de las órdenes demandadas de los tribunales competentes y también para investigar lo que debemos de investigar. En los próximos meses que salgan a la luz otros casos, nos vamos a dar cuenta de que la corrupción no es exclusividad de la Policía.
-Como sociólogo y como director de la Policía, ¿coincide usted con quienes dicen que en la última década en Honduras se montó un narcoestado donde la Policía y los militares fueron piezas claves?
Definitivamente que sí. El Estado fue maniatado, sus instituciones fueron cooptadas, fueron colocadas piezas claves para mantener esta estructura, piezas que están por ahí vigentes y que están armando algunas estrategias para conseguir que la estrategia de seguridad ciudadana de nuestra presidenta y su plan de Gobierno fracasen. Estamos hablando que hay mucha plata de por medio, muchísimos intereses, el crimen es una industria grande, enorme, multimillonario y que ahorita que se siente amenazada, van a hacer ciertas acciones para intentar colocar algunas piezas clave como ha sucedido en el pasado.
-Al enfrentarse a este sistema de crimen organizado ¿usted corre riesgo?
Siempre hemos corrido riesgo. Obviamente este ha crecido por el cargo que ahora ostentamos.
-En un medio de comunicación usted mencionó que los últimos cuatro años que vivió en el extranjero eran un autoexilio, ¿a qué se debió este autoexilio?
En 2017, durante la crisis política yo me desempañaba como director de la Policía Comunitaria y reclamábamos permanentemente a lo interior las acciones que se estaban haciendo violatorias a los derechos humanos, entonces fuimos apartados del mando, solicitamos nuestra baja y se nos envió a Washington como agregado policial, allá estuvimos dos años. Luego logramos recabar alguna información y sabíamos que estábamos en riesgo, entonces decidimos retornar a Estados Unidos por mi seguridad y la de mi familia.
-Es de suponer que no todo el accionar de la policía en los últimos 12 años fue negativo, ¿qué considera que debe de continuar de las gestiones pasadas?
Fíjese que no solo en la Policía, la institucionalidad del Estado está ahí, está viva. A pesar de todo, la institución policial es fuerte y desarrollamos una resiliencia a todos los procesos externos de intervención, ojo, con esto no quiero decir que no tengamos problemas de corrupción en la Policía Nacional, sí tenemos problemas de corrupción, sí tenemos problemas de infiltración del crimen organizado, tenemos miembros que pertenecen o son afines a algunas pandillas, miembros que trabajan para algunos carteles del narcotráfico, eso no lo vamos a negar, pero lo vamos a combatir con los instrumentos que nosotros tenemos. No es posible que la institución responsable de la seguridad ciudadana sea incompetente para capturar a los delincuentes uniformados que tenemos dentro de la institución, eso es inconcebible, poco a poco los vamos ir haciendo.
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– ¿No es necesario iniciar otro proceso de depuración policial?
No, no es necesario, lo que pasa es que no ha habido voluntad, uno para cumplirlo y dos siempre ha habido un interés de mantener a la Policía en zozobra, para que otras instituciones asuman funciones que la Constitución de la República no se las da.
-Y qué hacer con esos sectores infiltrados adentro de la Policía, ¿cómo depurarlos a lo interno?
Los vamos a combatir, el que está metido en el crimen organizado se va a investigar, se va a capturar y poner una orden en los tribunales competentes. Debemos investigar muy bien estos casos para que vayan fundamentados y no vengan las posteriores demandas para nosotros.
-En los últimos años hubo una importante reducción en la tasa de homicidios. Primero, ¿es real esta reducción en la tasa de homicidios? Y segundo, ¿Qué planes tiene la Policía para seguir bajando esta tasa?
La reducción es real, desgraciadamente para medir a un país en materia de violencia y criminalidad hablamos de la tasa de homicidio, pero hay un montón de otros factores y condiciones que afectan la problemática de violencia y criminalidad, más allá del homicidio.
En materia de seguridad, vimos un descenso pronunciado, creo que, en el 2016, ¿qué cambió ese año para ese descenso? Fue el control con las nuevas cárceles, porque desde las cárceles se ordenan muchos delitos como el sicariato y especialmente la extorsión.
En estos momentos la extorsión nos está causando muchísimos problemas. Están apareciendo ciertos grupos que no existían hace más de un mes en el tema de extorsión. En los próximos días que la Policía asuma la Fuerza Nacional de Antimaras y Pandillas, nos vamos a dar cuenta qué está sucediendo. Es un proceso difícil que va a ser largo y sostenido.
-En la práctica, ¿Cómo volver comunitaria a la Policía?
Está delimitado en el plan estratégico de la nación, el plan de Gobierno de nuestra presidenta habla de una Policía comunitaria. Nuestros proyectos operativos están siendo adecuados para garantizar ese proceso. Vamos a entrar a un proceso de capacitación con el apoyo de los organismos cooperantes de países amigos. Eso es muy importante, ya que el 90% de nuestro presupuesto se va en sueldos y salarios, queda muy poco para la inversión y el equipamiento. Por eso hubo una Tasa de Seguridad, pero con esa tasa se drenaban fondos que jamás llegaban a la Seguridad, de hecho, eran las menos beneficiadas, entonces vamos a un proceso ambicioso de capacitación de nuestros funcionarios y funcionarias policiales, para impulsar el principio de la filosofía comunitaria.
-Recientemente la nueva embajadora estadounidense, Laura Dogu, dijo que una de sus prioridades será colaborar para mejorar la Seguridad en Honduras, ¿qué líneas le gustaría mantener o modificar del apoyo que recibe la Policía desde Estados Unidos?
Con Estados Unidos siempre hemos tenido muy buena relación como institución policial, ellos cooperan con sus agencias federales en materia de equipamiento y de capacitación. Pero en los últimos años también se había descompuesto esa relación, entonces estamos recomponiendo y repotenciando la relación, estamos alineando ciertos objetivos estratégicos, creo que vamos a trabajar muy bien, en este corto mes ha habido muchas reuniones de coordinación, nos van a ayudar mucho en el tema de género, que es muy importante para nosotros.
– ¿El cambio de Gobierno ha supuesto una reconfiguración del crimen organizado en Honduras?
Más allá del cambio de Gobierno yo creo que hay un cambio de sistema, este nuevo Gobierno ha generado muchísima esperanza a lo interno de la institución. Por ejemplo, el último año teníamos una deserción de 100 funcionarios policiales por mes, pero en enero y febrero esta deserción se fue para abajo.
Obviamente el crimen es una industria que produce muchísimo dinero y cuando se les enfrenta y se les ataca, se reinventa, siempre intenta ir un paso más adelante que nosotros. No descartamos que haya una reconfiguración en el crimen organizado, pero nosotros estamos preparados para enfrentarlo, la institución en este momento está fortalecida. Estamos siendo más efectivos en el decomiso de la droga, por ejemplo, hasta a mediados de marzo ya decomisamos la tercera parte de la droga que se decomisó el año pasado. Estamos preparados para enfrentarlos y combatirlos.