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Dimas: De destacado guerrillero sandinista a precursor de la contrarrevolución

Pedro Joaquín González, alias Dimas, no fue Guardia Nacional ni murió en combate como afirmó el primer gobierno sandinista en septiembre de 1980, a través de información publicada en los medios nacionales de la época. Sí fue el primero en caer en una operación de inteligencia de la Seguridad del Estado del Ministerio del Interior, el Ejército y la Policía, creados luego del triunfo de la revolución de 1979.  

Posteriormente, el trabajo de infiltración para ejecutar asesinatos selectivos, sería un método para exterminar a los principales líderes de la también llamada Resistencia Nicaragüense que se desarmaron una vez terminada la guerra en 1990.   

La estrategia de engaño para aniquilar a exmiembros de la contra también sería una constante tras el regreso de Daniel Ortega a la presidencia en 2007, que ya alcanza más de 4personas asesinadas en el norte, según conteo de la base de datos de Expediente Público. 

El primer jefe contra  

Dimas enfrentó a los sandinistas en momentos que estos celebraban su primer año en el poder con la presencia del entonces presidente de Cuba Fidel Castro. En julio de 1980 los medios de comunicación nacionales de la época publicaron que atacó el puesto de la Policía del municipio de Quilalí, Nueva Segovia, a 263 kilómetros al norte de Managua. El lugar fue considerado desde ese momento como un bastión de la contrarrevolución. Asimismo, González fue el primer jefe del comando sandinista de ese mismo municipio en el recién instalado gobierno revolucionario. 



A pocos meses del triunfo de la llamada Revolución Popular Sandinista muchos exguerrilleros campesinos ya se habían desencantado de las políticas del nuevo Gobierno por considerarlas autoritarias, a pesar de la derrota del régimen somocista, que había dirigió el país desde 1934 hasta julio de 1979 

“A finales de 1979, se produjeron las primeras manifestaciones de elementos armados en contra de la revolución, que se autodenominaron Milicias Populares Anti-Sandinistas (MILPAS). Estaban conformadas, en su mayoría, por excombatientes insurreccionales descontentos con el proceso revolucionario, pero muy pronto fueron desarticuladas”, según la Memoria del Ejercito 1979-2009. 

“Muchos de los principales comandantes de línea de la contra fueron MILPAS o chilotes (mazorca de maíz tierno), entre otros Tigrillo, Douglas, Franklin, Coral, Rubén, Denis, Cinco Pinos, OmaroKalimán, Fernando y Rigoberto”, cuenta el libro La Contra, de Jaime Morales Carazo, exmiembro del directorio de la Resistencia Nicaragüense exvicepresidente de la República como fórmula de Daniel Ortega en el periodo 2007-2011. 

Sin embargo, Pedro Joaquín González “Dimas” es reconocido como el primer comandante de la contra; retomó las armas frente a sus excompañeros de lucha por considerar que el sandinismo estaba asumiendo políticas erradas” y para mostrar su desacuerdo con el jefe del ejército sandinista, Humberto Ortega, quien repartió los cargos en la institución, así como por la intención de importar el modelo de Cuba, según se desprende de un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos. 

Su osadía le costó la vida el 19 de septiembre de 1980. 

Los primeros contras no eran de la Guardia Nacional 

Según el testimonio publicado por Morales Carazo, las MILPAS se agruparon inicialmente en 1980 de manera independiente a lo que sería la conformación de la contra en Honduras en 1981donde sí participaron elementos de la extinta Guardia Nacional. Afirma que entre ambos grupos “no existía conexión alguna” en los primeros años del levantamiento armado en contra del sandinismo”. 

El levantamiento en armas de exmiembros de la guerrilla de origen campesino en contra de la revolución se da a inicios del año 1980 y a escasos seis meses del primer aniversario del triunfo revolucionario, según registra la Memoria del Ejército de Nicaragua 1979-2009. Esta afirmación rompe el mito imperante y dicho hasta la saciedad sobre que la contra era integrada desde siempre únicamente por exmiembros de la Guardia Nacional que sirvió a la familia Somoza.  

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El desconocimiento de parte de la dirigencia sandinista de la cultura, idiosincrasia, religiosidad, apego a la tenencia de la tierra de modelo privado y el reclutamiento de los jóvenes campesinos al servicio militar de parte del gobierno revolucionario, contribuyeron al enfrentamiento militar que dejó al final de la década de los 80 entre 30,000 y 50,000 muertos. 

Posteriormente, se dio la devastación de la economía, principalmente por las propias políticas del sandinismo y por el embargo de Estados Unidos, país que apoyó decididamente a la contrarrevolución o Resistencia Nicaragüense, en la década de los 80, mientras Cuba y el bloque de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) apoyaban al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) con armas y asesoría militar a los cuerpos de seguridad pública, en el contexto de la Guerra Fría. 

Sin embargo, los primeros brotes de inconformidad surgen del seno del sandinismo y retoman el nombre de las Milicias Populares Antisomocistas (MILPAS), convertidas en frentes antisandinistas en la zona norte del país, organizadas y lideradas por González, un campesino nacido en Matagalpa (departamento de la zona norte del país) en 1945 quien fuera uno de los principales guerrilleros cercanos del comandante sandinista, German Pomares “El Danto, uno de los principales jefes del Frente Sandinista, miembro de su directorio en los años 70 muerto en combate el 24 de mayo de 1979, en la ciudad de Jinotega, ubicada a 145 kilómetros al norte de Managua. 

La estrategia de propaganda del recién instaurado gobierno encabezado por el FSLN fue la de denigrar a todo el que se opusiera a su sistema autoritario y es así que inicia una campaña de desprestigio del otrora líder guerrillero, que a escasos meses del triunfo de la revolución identifico el camino adverso a los intereses de los campesinos que había tomado el sandinismo.  

Para justificar su posterior asesinato, Dimas fue calificado por sus excompañeros de lucha como delincuente. 

El diario oficial del FSLN, Barricada, publicaría después de su asesinato: “El excombatiente Dimas, al momento del triunfo de la revolución popular sandinista, quedó a cargo del comando de Quilalí. Por su prepotencia cometió una serie de abusos y arbitrariedades denunciadas por la población, por lo cual no fue incorporado a las filas del Ejército Popular Sandinista”, se leía en una nota de la edición del 21 de septiembre de 1980.

No obstante, los exlíderes de la contra que conocieron Dimas aseguran que este no estaba de acuerdo con algunas políticas de la dirección del FSLN, debido a que no veía con buenos ojos cómo el sandinismo imitaba el sistema comunista de Cuba. 

La primera acción fue contra una estación policial  

Según los diarios sandinistas Barricada y El Nuevo Diario, cuando Dimas junto a unos 11 hombres, la mayoría con uniformes militarles y otros de civil, se tomaron el comando policial de Quilalí, mataron a cuatro personas, hirieron a otros y realizaron algunos asaltos.  

Morales Carazo en su libro, expresa, por otro lado, que la intención del ataque fue para sustraer las primeras armas para la lucha. Lo que confirma que en un inicio la contra no contaba con financiamiento de Estados Unidos. 

“Entre los sujetos que atacaron la estación de Policía fue visto comandando el grupo a Pedro Joaquín González, cuyo seudónimo en la guerra era Dimas, excombatiente del FSLN, que por su indisciplina fue expulsado de la organización, Dimas conoce muy bien la región, pues peleó allí durante varios años”, destacaron los medios de comunicación del Gobierno. 

El hecho fue en julio de 1980, cuando el presidente cubano viajó a Nicaragua en el marco de las celebraciones del primer año de revolución sandinista. “No sé qué pretende (Dimas), quizás deslucir la llegada de nuestro hermano Fidel Castro, por el contrario eso le da fuerza a nuestro pueblo, va a convertir a nuestro pueblo en un ejército aguerrido”, dijo Tomás Borge a El Nuevo Diario, en julio de 1980, tras el ataque del exguerrillero.

El levantamiento de Dimas y su grupo cuando no había ayuda de Estados Unidos 

Dimas se unió al FSLN en 1972, convirtiéndose en comandante durante siete años. Es descrito como un hombre bajo, regordete, barba cerrada, y un fiero luchador, de un agudo sentido común; recibió poca educación formal al igual que Pomares, quien habría cursado hasta tercer grado de educación primaria.  

Los medios de propaganda del Frente Sandinista lo describían como un forajido y cruel contrarrevolucionariopero quienes lo conocieron lo recuerdan como un campesino de buen corazón y enemigo de las injusticias, cualidades que compartía con su excompañero de armas Germán Pomares, según se desprenden de declaraciones recabadas en la base de datos de Expediente Público. 

A pesar que se le acusó oficialmente de oponerse a la cruzada de alfabetización que se desarrolló a nivel nacional en 1980, algunos entrevistados excontras y habitantes mayores de la zona de influencia de los MILPAS, afirman que se oponía al método politizado que se usaba para enseñar a leer y escribir a centenares de miles de analfabetos en aquellos años, estimados en un 52% de la población. 

Un exalfabetizador de la zona de Pantasma, quien pidió omitir su nombre, contó a Expediente Público que en 1980 fue interceptado por un grupo de MILPAS, cuando daba clases en su finca y le preguntaron si él enseñaba a leer o daba instrucción política. El respondió que no y que podían preguntar a los campesinos que alfabetizaba. Afirma que le aclararon que ellos no se oponían a que les enseñaran a leer y escribir a los campesinos, pero sí a instruirlos en la doctrina del comunismo 

La mayoría de los comandantes excontras que sobreviven aceptan a Dimas como “padre” de la contrarrevolución. “Realmente él fue el primero que se manifestó contra la revolución. Habíamos otros, pero realmente él fue el primero”, dijo el comandante Rubén, Óscar Sobalvarro, según la versión de la revista Magazine de La Prensa de abril de 2018. 

Cuando Dimas se toma el comando de Quilalí para abastecerse de armas, Estados Unidos era gobernado por Jimmy Carter (1977-1981), quien fue el mandatario que suspendió el apoyo militar al régimen de la familia Somoza y apoyó la creación de un gobierno nicaragüense que integraba políticos y guerrilleros sandinistas. 

El miércoles 23 de julio de 1980 aproximadamente las 6:30 de la mañana una camioneta roja entró al municipio con 10 hombres vestidos de verde olivo y dos de civil. Van armados con escopetas, rifles 22, una M-16 y hasta una bomba. Se dirigen hacia el comando de Policía donde solo encuentran a tres policías y cuatro civiles. 

La acción fue algo rápida y sencilla. La Policía quedó tomada por los armados y luego una parte de ellos se dirigió a las calles de abajo de Quilalí, donde se toparon con un grupo de policías que regresaban de cumplir una misión. Se inició un tiroteo. Los pobladores cerraron las puertas de sus casas y las calles quedaron desiertas. Los periódicos reprodujeron los informes oficiales sobre la toma de Quilalí: dos heridos (el policía Justo Pastor Ibarra y un civil que estaba detenido). 

Asimismo, se menciona que cerca de Quilalí, entre la noche anterior a la toma y el día siguiente a la misma, otros grupos de armados dieron muerte a tres personas en lugares distintos: un policía, una brigadista de salud y un colaborador del FSLN. 

Primer contra asesinado con métodos de inteligencia militar  

“El Ministerio del Interior confirmó ayer que el principal cabecilla de bandas contrarrevolucionaria del norte del país, Joaquín González (Dimas) fue aniquilado el 19 de septiembre junto a su lugarteniente de apellido Tinoco, y otros más, en un encuentro que tuvieron con tropas de la Seguridad del Estado, el Ejército Popular Sandinista (EPS), y Milicias Populares Sandinistas. El combate se dio en las proximidades de Quilalí, departamento de Nueva Segovia”, señala una publicación de El Nuevo Diario de ese mes. 

Otras versiones señalan que Dimas, junto a otros combatientes contras fue muerto gracias a una trampa organizada por miembros de la incipiente Seguridad del Estado, la Policía y el Ejército. 

“Dimas, quien figuró como segundo del comandante guerrillero Germán Pomares ‘El Danto’, pereció según comunicado oficial del Ministerio del Interior el sábado 19 de septiembre de 1980”, destacó el Nuevo Diario. Este medio no dijo que fue en combate.

Una versión de los hechos que comparten Morales Carazo y la Revista Envío, describe que Mamerto Herrera, amigo cercano y compadre de Dimas, y con quien había luchado tiempo atrás, fue quien le tendió la trampahabía dicho que se uniría a la causa, por lo que el jefe guerrillero confiado fue a visitarlo a la comunidad de San Bartolo, en Quilalí, junto a Esaú Tinoco Meza, su joven guardaespaldas.  

Hay testimonios que afirman que Herrera y Dimas conversaban, cuando de pronto el compadre anfitrión dijo que necesita salir, tiempo después aparecieron miembros del Ejército Popular Sandinista y de la Seguridad del Estado, quienes ejecutaron a Dimas, muriendo acribillado junto a su guardaespaldas, según información recabada en la base de datos de Expediente Abierto. 

En un comunicado del Ministerio del Interior, se dijo a los medios que Dimas murió en combate junto a su guardaespaldas y que el resto de su tropa huyó hacia Honduras. Antes de su muerte, Lenin Cerna, jefe de la Dirección General de la Seguridad del Estado (DGSE), denunció que Dimas realizaba «fechorías», en la zona fronteriza con Honduras. 

Este sería el primer asesinato selectivo hecho por el sandinismo por medio de la infiltración y uso combinado de la fuerza pública y castrense. Laejecuciones se mantuvieron luego del desarme de la contra en 1990, ya concluida la guerra, tuvo situaciones parecidas a las acciones identificadas para aniquilar a Dimas.  

Sobre estos casos Expediente Público ha publicado La guerra silenciosa: asesinato de rearmados en Nicaragua. 

Un ejército disperso que logró la unidad 

Desde el levantamiento de Dimas hasta la concreción de la ayuda militar de Estados Unidos a la contra, más decididamente en 1984, las filas se iban nutriendo con campesinos descontentos en la zona norte y algunos jóvenes de las ciudades, quienes sin más pertrechos que sus cuerpos se sumaban a aquel ejército irregular. 

“La gente se nos unía, yo me asusté que una vez en El Mojón, que queda como a doce kilómetros de Jinotega, íbamos apenas como quince comandos (reclutas) sobre la carretera y cuando volteamos a ver iban más de cien detrás de nosotros y nos reunimos con ellos, les preguntamos: ¿por qué vienen detrás de nosotros?, es que nos queremos unir a la contra, nos decían, estaban sembrando repollos por ahí y nosotros les dijimos regrésense y nos dijeron: nosotros no nos queremos quedar con esta gente (los sandinistas). Y nosotros no hallábamos cómo cuidar a estas más de cien personas y no sabíamos cómo la íbamos a apertrechar”, cuenta a Expediente Público German Zeledón, alias comandante “Enano”. 

Según se desprende de la información recabada sobre este grupo que peleó contra los sandinistas, la Resistencia Nicaragüense no fue un grupo uniforme, sí tenía características similares en su composición de mayoría campesina, pero durante los 10 años que duró la guerra fue integrada por un tipo de combatientes en el sureste del país que fueron exguerrilleros sandinistas del Frente Sur y por exbeneficiarios del sistema de colonias campesinas que había creado el somocismo con su reforma agraria de mediados de los años 70 en Chontales y Río San Juan, al centro y sureste del país, respectivamente.  

Estas diferencias, entre cómo y qué tipo de gente se unían a la contra, se debía a que en los primeros años de la guerra (1980-1984) mientras los campesinos se levantaban en las montañas del norte, en Honduras se hicieron los primeros campamentos de entrenamiento de exmiembros de la Guardia Nacional, para entrar a Nicaragua y la Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) minaba los puertos del país. 

Uno de los temas que plantea la complejidad de la lucha de este grupo se refiere a sobre cómo algunos lograron entrenarse fuera del país y luego entraban a dirigir las tropas a lo interno. El comandante Enano cuenta que cuando recibieron entrenamiento en Estados Unidos, les ofrecieron quedarse como oficiales al ver la disciplina, entrega y rendimiento que mostraban durante el adiestramiento. Con orgullo reconoce que ninguno se quedó, todos entraron al país a cumplir con su ideal de liberar a Nicaragua del “comunismo” y por lograr la democracia. 

Desde el punto de vista militar, los 116 comandantes de la contra que se graduaron como tales en el fragor del combate describen sus movimientos de una zona a otra y cómo atravesaron el país de un extremo a otro para lograr golpear al ejército sandinista. Comandantes del norte afirman que durante largos periodos recorrieron desde Jinotega (frontera norte) hasta Río San Juan (frontera sur) y luego volvieron a los límites con Honduras. 

La prueba de esta peregrinación armada, fue el logro de la unidad de todas las fuerzas en 1987 cuando se conforma la Resistencia Nicaragüense, pues comandantes del sur afirman cómo los más experimentados comandos del norte llegaban a apoyarlos en su zona ya que la guerra en los departamentos de Chontales y Río San Juan tomó fuerzas a mediados de los años 80 cuando ya los norteños llevaban peleando cinco años. 

El ejército de 30 mil campesinos que peleó contra 134 mil soldados 

El ejército reconoce que llegó a tener en 1986, el nivel mal alto de efectivos militares, un total de 134,000Excomandantes de la contra afirmaron a Expediente Público que ellos llegaron a sumar un ejército de 30,000 personas, entre las distintas fuerzas que se organizaron en todo el país y en los campamentos de Honduras, de los cuales, según la Memoria del Ejercito 1979-2009 únicamente permanecían a lo interno del país 4,500 comandos en 1989. El ente armado, al indicar este número inferior al que afirman los excomandantes de la contra, se contradice cuando en la misma publicación asevera que se desmovilizaron 22,413 comandos en 1990 y 54,446 familiares y se destruyeron 17,883 armas. 

Aun cuando los números del ejército no calcen, lo cierto y comprobado es que la contra combatió con una proporción mucho menos al poderoso ejército sandinistadesde muy temprano, en 1980, partir de los primeros brotes del levantamiento campesino en el norte, el comandante Tomás Borge dijo que coincidía con el comandante de la revolución y viceministro del Interior en aquellos años, Luis Carrión, que se necesitaban 300,000 hombres armados para combatir a la contrarrevolución, según una publicación de El Nuevo Diario de agosto de 1980. Esa suma tampoco la lograron con el Servicio Militar Patriótico (SMP)