*Analistas explican el complejo rompecabezas cubano después de las protestas del 11 de julio en la isla: demandas de libertades, componentes económicos y hasta problemas raciales.
**El régimen castrista, encabezado por Miguel Díaz Canel, impuso «Las nuevas normas jurídicas en materia de telecomunicaciones”, ley que formaliza la represión digital, castigando el uso de redes sociales en el recrudecimiento de la censura.
EXPEDIENTE PÚBLICO
La explosión de protestas en Cuba el pasado 11 de julio tiene diversos componentes como la búsqueda de libertades, la profunda crisis económica, la pésima atención de la pandemia de Covid-19 y la marginalización de la sociedad afrocubana. Así coincidieron un grupo de expertos durante el foro “Prospectos para la Democracia en Cuba”, organizado por el Centro para Estudios Estratégicos Internacionales, con sede en Washington, Estados Unidos (EE.UU.).
“Es un hito para Cuba, es un hito para América Latina, para el hemisferio y para el mundo, por eso el pueblo cubano salió a las calles el 11 de julio desde los barrios más marginados de la isla, lugares predominantemente afrocubanos”, señaló Amalia Dache, académica afrocubana especializada en educación, en activismo y temas raciales de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos.
Para Deborah Ullmer, directora regional para América Latina y el Caribe del Instituto Nacional Demócrata, las protestas pacíficas en Cuba el 11 de julio se encuentran entre las manifestaciones más grandes de la isla en los últimos años y muchos observadores cubanos se refirieron a un antes y un después de esa fecha.
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Armando Chaguaceda, académico cubano de la Universidad de Gothenburg en Suecia, sostiene que en Cuba hay un cambio psicosocial y se está venciendo el miedo al régimen, en medio de un descontento creciente.
Estos tres analistas ven con optimismo las consecuencias de las protestas del 11 de julio y la posibilidad de cambios en el mediano plazo en la isla, gobernada por el Partido Comunista desde 1959.
Dache sostiene que “la democracia está en el horizonte y comenzó con la salida del pueblo cubano a las calles porque la libertad comienza con la mente, una vez que la mente está libre. Todo lo demás sigue y con el apoyo de la comunidad internacional, particularmente de la Estados Unidos, esto pronto podría convertirse en una realidad”.
Un punto particularmente subrayado por los analistas es el surgimiento del Movimiento San Isidro, grupo social y artístico que reclama libertad de expresión y creación, surgido como protesta ante la imposición del decreto 349 que limita las actividades artísticas y culturales en la isla.
Sus líderes, artistas afrocubanos en su mayoría, han sido encarcelados, entre ellos Luis Manuel Otero y Maykel Osorbo.
Por eso Dache -cuyos padres fueron presos políticos en Cuba- insiste que hay que ver la perspectiva racial en las protestas.
“Tenemos que entender que si nos preocupamos por los temas de justicia social y justicia racial como nos importaron en los últimos tres años (en Estados Unidos), entonces deberíamos preocuparnos por lo que está pasando en Cuba, un país de mayoría afrocubana, ¿no? así que creo que es algo que debe ser muy sensitivo cuando pensamos en lo que sigue, las consideraciones políticas, los avances y cómo las dinámicas raciales en juego son realmente un factor en el levantamiento y los llamados al cambio”, explica Dache.
Clamor por libertad y crisis económica
Deborah Ullmer subraya que durante los últimos meses “hay una energía cívica creciendo en torno a los llamados a la libertad y la frustración sobre el régimen y la profundización de la crisis humanitaria provocada por el Covid”.
Ullmer cita estadísticas que demuestran que un 70% de personas encuestadas critican la gestión gubernamental de la crisis económica, un descontento mayor a la encuesta anterior -seis meses antes- que tuvo una tasa de poco más del 50% de descontento.
“Otros datos también apuntan a un repunte en los llamados a la libertad, el Observatorio Cubano de Conflictos registró aproximadamente 600 protestas ciudadanas en Cuba durante los últimos meses”, afirma.
Según Ullmer, la implementación del decreto 349 que habría limitado severamente la libertad artística, “ha despertado el deseo de los cubanos de disfrutar de las mismas libertades y derechos democráticos que otros en todo el hemisferio, incluidos aquellos que tradicionalmente no están involucrados en la promoción de los derechos humanos y las libertades dentro de Cuba, como los artistas y las organizaciones religiosas”.
“A través de la música y otras formas de arte han podido conectar con la población y sus frustraciones a las recientes protestas”, explica Ullmer.
La directora regional del Instituto Nacional Demócrata apunta que el acceso a Internet por teléfono celular en la isla ha servido como una herramienta para ayudar a conectar a los cubanos con el mundo exterior.
Ullmer subraya la necesidad de apoyar a la sociedad civil, al Movimiento San Isidro, a periodistas independientes, activistas, deben ser reconocidos en formas multilaterales, que tengan la oportunidad de expresar sus puntos de vista y ser tomados en cuenta por la comunidad internacional.
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La ola de represión y el Covid
Armando Chaguaceda advierte que la ola de represión que se vive en Cuba es proporcionalmente peor que otras situaciones similares en el resto del mundo.
“Vivimos una ola de movimientos autocráticos en el globo, con diferentes ideologías y diferentes orientaciones políticas”, recuerda Chaguaceda y cita los casos de Irán, Bielorrusia o Nicaragua, donde se ha reprimido fuertemente protestas pacíficas.
“Cuba ha hecho lo mismo para reprimir las protestas, pero las protestas en Cuba han dejado más personas en prisión que en otros países, en proporción a su población”, señala el académico cubano.
“Si uno compara las protestas de Navalny en Rusia o las de Argelia, tenemos más de 700 presos políticos, incluyendo adolescentes golpeados por policías y fuerzas civiles, sin derecho a abogados. La represión continúa, pero también el enojo de la población”, advierte Chaguaceda.
Sin embargo, para Chaguaceda hay razones para creer que a mediano plazo “habrá un mayor compromiso de cambio en Cuba”.
Un aspecto de mucha preocupación para este académico cubano es el tema del Covid, que ha desnudado la crisis sanitaria del propagandizado sistema de salud de la isla.
“Tenemos que ver toda la foto del contexto, es el colapso del modelo económico, al mismo tiempo ha sido agravada la parálisis de las reformas de mercado, el impacto económico de la pandemia, y el efecto de las sanciones estadounidenses han afectado la economía y mostrado la incapacidad del estado”, señala Chaguaceda.
El académico señala que el régimen cubano puso énfasis y fondos para el desarrollo de una vacuna propia, mientras rechazaba los donativos de la plataforma Covax, financiado por la comunidad internacional para donar a países pobres,
“Han descuidado el resto de la infraestructura, el sistema de salud está en crisis, la gente se está muriendo y el gobierno rechaza la recepción de ayuda humanitaria hacia la isla”, explica Chaguaceda.
“La mayoría de la gente conoce a alguien que ha sufrido esta situación que es muy triste”, enfatiza.
Chaguaceda exhortó a Estados Unidos y a otros países de la comunidad internacional a promover la ayuda humanitaria y la donación de vacunas a través de Cáritas o la Cruz Roja a la isla.
“Ninguna de esas iniciativas va a negar el autoritarismo del gobierno ni abandonará al pueblo cubano que aspira a la democracia”, expresó.
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¿Se puede ser optimista?
En medio de la actual situación cubana, Juan Cruz, especialista en temas cubanos, con una carrera en el servicio público de más de 30 años, se pregunta ¿cómo es posible que seamos optimistas?
“Yo intento ser un poco más comedido y cauteloso con respecto a los desarrollos en la isla”, explica.
Cruz señala que los expertos en temas cubanos se han visto sorprendidos por los hechos del 11 de julio.
“Al igual que la primavera árabe, los expertos han sido sorprendidos por estos hechos que nadie hubiera podido imaginar hace unos meses”, dice Cruz.
Este experto señala el hecho que las protestas iniciaron primero en zonas remotas de la isla y luego se extendieron a la capital, difundiendo la información a través de Internet y hasta volcando vehículos policiales.
“Debemos tener cuidado. ¿Cómo interpretamos correctamente las cosas? ¿qué significa eso exactamente? ¿Cuál es el peligro que ni sobreestimamos ni subestimamos en el impacto de estas manifestaciones?, señala.
Según Cruz, hay que resaltar el verdadero valor de lo que está sucediendo en Cuba.
Pero Cruz también señala que los hechos del 11 de julio podrían provocar una discusión con el liderazgo actual en el régimen, en la cúpula del Partido Comunista y las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
“Me gustaría pensar que hay una discusión que podría tener lugar en el liderazgo del régimen”, dijo Cruz.
Esa discusión podría ser relacionada hacia las expresiones de hambre y bienestar de la población y al hecho que la revolución se suponía que debía cuidar a la gente.
“¿Cómo puedes culpar a las personas por haber fracasado? La revolución les ha fallado”, indica Cruz.