*El presidente de Nicaragua no es reconocido por ser un gran orador, pero sí por sus imprecisiones, errores históricos e incluso falsedades. El 19 de julio de 2021 no fue la excepción. Según pudo verificar Expediente Público, tres de las afirmaciones del discurso de Ortega no son sustentables con los hechos.
Expediente Público
La intervención del presidente Daniel Ortega en la Plaza de la Revolución, este 19 de julio de 2021, duró 39 minutos y puso la nota central al concierto conmemorativo del 42 aniversario de la derrota de la dictadura dinástica de la familia Somoza, y la victoria militar del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) sobre la Guardia Nacional.
Algunos aspectos llamativos de esta actividad fueron la reaparición del sancionado comisionado general Ramón Avellán, el subdirector de la Policía Nacional que fue hospitalizado en junio de 2020, presuntamente por Covid-19, desde entonces sus apariciones públicas fueron limitadas.
Avellán está sancionado por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea por violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. El Departamento del Tesoro estadounidense señaló que el comisionado general ejecutó la llamada Operación limpieza un operativo conjunto de policías y paramilitares destinado a derribar las protestas antigubernamentales iniciadas en abril del 2018.
Ortega se dio el lujo de cambiar al final de su discurso la consigna sandinista durante la guerra civil que era “el pueblo armado jamás será derrotado” y lo sustituyó por “el pueblo armado jamás será aplastado”, escudado por la presencia de los altos mandos militares y policiales.
El mandatario centroamericano mencionó que el acto era transmitido por todos los canales de televisión, pero omitió decir que era porque estaban obligados por el ente regulador Telecomunicaciones y Correos (Telcor), también tenían que transmitir las empresas de televisión por suscripción y las radioemisoras.
La economía según el líder sandinista
Ortega criticó a los empresarios que hacían llamados a no trabajar, en alusión a los paros nacionales de 2018 y acciones similares para presionar por la democratización en Nicaragua. Destacó que en medio de la pandemia que afecta las economías globales, “aquí tenemos una tendencia a ser cada día más estables, más fuertes”.
El Gobierno de Nicaragua, que emprendió una cacería contra opositores desde finales de mayo de 2021, tiene encarcelados por investigaciones de supuestamente “proponer y gestionar bloqueos económicos, comerciales y de operaciones financieras en contra del país y sus instituciones”, al expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, y al presidente ejecutivo del Banco de la Producción (Banpro), Luis Rivas, así como a otros 24 opositores, activistas y trabajadores de organizaciones civiles.
Además, ha incrementado la tasa tributaria y la carga patronal al seguro social, sin tomar medidas suficientes para favorecer al sector privado en medio de la crisis por el Covid-19.
Aun así, Ortega dijo que los empresarios se quejan porque “son miserables”, si les fuera mal cerrarían sus empresas, pero “saben que están ganando”.
Precisó que los organismos internacionales reconocen que Nicaragua va marchando económicamente, ejecutando bien los presupuestos con puestos de salud, hospitales, carreteras, escuelas, actividades productivas y emprendimientos.
“A pesar de todas las agresiones nuestra economía sigue creciendo”, aseguró Ortega.
La realidad de la economía nicaragüense
Efectivamente, las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto en 2021 son estimadas por el Banco Central de Nicaragua (BCN) entre 2.5 y 3.5%, según la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides). Dicho centro proyecta incluso un crecimiento de 3.7%, como lo publicó el primero de junio y este organismo está bajo investigación por el Ministerio Público por supuesto lavado de dinero.
Si bien esto indica un crecimiento de casi seis puntos porcentuales en relación al 2020, la economía nicaragüense decreció en promedio 3 % en tres años seguidos, 2018-2020. Por lo tanto, la afirmación de Ortega es falsa.
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han sido menos optimistas con un crecimiento de 0.2 y 0.9 por ciento, respectivamente.
Por otra parte, la agencia de noticia EFE informó que la inversión extranjera directa cayó 63,8 % en el 2020 al pasar de 503 millones de dólares en 2019 a 182,3 millones de dólares, según el mismo BCN. En 2017 esta cifra llegó a 1.035,4 millones de dólares.
El único organismo multilateral que sostiene la línea crediticia a Nicaragua es el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), del cual es socio, con préstamos por 2,818 millones de dólares para proyectos hospitalarios, carreteras, agua potable, energía y créditos a pequeñas y medianas empresas, entre otros rubros.
Versión de las protestas de Masaya
El presidente llegó a calificar al comisionado general Avellán de “héroe”, porque en su narrativa asegura que el jefe policial “pidió” a sus subordinados “resistir” sin disparar contra los ciudadanos atrincherados durante tres meses en la ciudad de Masaya, ubicada al suroeste de Nicaragua, “y los terroristas volando balas financiados por los yanquis y la oligarquía. Atacando todos los días. Querían que la policía reaccionara y se diese una masacre”.
“Mentira que la policía estaba arrinconada, estaba cumpliendo la orden de resistir sin disparar un tiro. Se resistió y finalmente se les derrotó”, aseguró Ortega la noche del lunes.
Es famosa la imagen del comisionado general Ramón Avellán con una pistola en la mano derecha y un lanza morteros artesanal en la otra, dirigiendo a manifestantes capturados en fila hacia la delegación policial de Masaya. El Departamento del Tesoro lo acusa del asesinato de al menos 107 civiles.
Durante la operación limpieza fue visible el uso de armas de guerra para disolver las protestas, muchos de estos operativos estuvieron dirigidos por Avellán, como testifican sobrevivientes y organismos internacionales de derechos humanos en múltiples informes.
Ortega saludó a Avellán en la plaza, mencionando que “resistió las provocaciones, balazos, muertes”.
Lo afirmado por el presidente nicaragüense es falso. El Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni), conformado por expertos independientes y bajo la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) documentó que “los ataques contra los tranques en los operativos de “limpieza” por parte de la Policía Nacional e integrantes de estructuras paraestatales, que usaron armamento de uso exclusivo del Ejército, causaron la muerte de al menos 27 personas en distintas ciudades del país centroamericano”.
Desde abril del 2018 se documentó el asesinato de al menos 328 nicaragüenses en el contexto de la represión del gobierno dirigido por Daniel Ortega.
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Financiamiento de Estados Unidos
Ortega nuevamente atacó a los Estados Unidos argumentando que quieren someter a naciones como Nicaragua que tienen un punto estratégico, “ahí viene la persecución y lo que hay es el gigantesco recurso del canal”.
Remarcó el lavado de millones de dólares “para sembrar el terrorismo, cuentas en famosas fundaciones, hablamos de millones de dólares para ser utilizados para intentar destruir al pueblo nicaragüense”.
La asistencia de Estados Unidos bajó de 55 millones de dólares en 2007 a 20 millones en 2018, según datos de Usaid y en el caso de la investigación a la Fundación Violeta Barrios, un portavoz de la Usaidmencionó en mayo de este año que “como parte de nuestra supervisión regular (la agencia de cooperación) Usaid ha realizado varias auditorías de nuestro programa con la Fundación Violeta B. de Chamorro. No hemos encontrado evidencia de lavado de dinero o instancia en la que los fondos de Usaid hayan sido desviados por la Fundación para otros propósitos”.
Expediente Público no logró encontrar información oficial de la Fiscalía, el Ministerio de Gobernación (entidad que supervisa a las organizaciones civiles) ni de la Policía que valide las acusaciones del presidente sandinista contra Estados Unidos y su relación con la Fundación Violeta Barrios de Chamorro o cualquier otra asociación, ni tampoco hay documentos oficiales disponibles que demuestren el supuesto financiamiento a las protestas antigubernamentales. Esta afirmación del discurso de Ortega no es verificable.
En cuanto al proyecto del canal interoceánico, desde su concesión en 2014 no se realizaron obras fundamentales y el principal inversor chino Wang Jing quedó en quiebra; en 2019 se venció el plazo para la construcción de dicha megaobra, pero el Gobierno de Ortega se niega a derogar la ley.
Las relaciones con Estados Unidos eran estables antes de las protestas de abril de 2018, en mayo de 2016, Ortega llegó a recibir al jefe del Comando Sur, Joseph Disalvo; particularmente la gestión de la embajadora Laura Dogu fue moderada, como se demuestra en su discurso del 23 de marzo en el encuentro con egresados del diplomado en Liderazgo y Gerencia Política.
“Estoy segura de que ustedes pueden lograr cambios positivos en sus comunidades, dentro de sus partidos y de sus organizaciones. Nicaragua tiene la capacidad de fortalecer su democracia por jóvenes comprometidos como ustedes. La Nicaragua de 2030 está en sus manos. Así que ánimo y muchos éxitos a todos y todas”, indicó entonces la diplomática.
El único miembro del cuerpo diplomático en el acto del 19 de julio de 2021 fue el canciller de Abjasia, Daur Kove, pero nuevamente, a pesar de tratarse de un acto del FSLN, presidieron junto a Ortega y su esposa la vicepresidenta Rosario Murillo, los presidentes de todos los poderes del Estado y los jefes policiales y del Ejército.
“Adjasia, nación pequeña, pero con dignidad que ha sabido defender su autodeterminación, su soberanía y cuentan con la total solidaridad del pueblo nicaragüense”, dijo Ortega.
Esta región, cuya independencia solo reconocen cinco países, tiene apenas 250 mil habitantes y cabe perfectamente en el lago Cocibolca, en realidad, está bajo la influencia de Rusia.