*Un reconocido activista opositor cubano dice que la sociedad ha obtenido su primera victoria y que hay una ventana de oportunidades para la democratización de la isla.
**Los cubanos han dejado de creer el discurso oficial de que todo es culpa del embargo económico estadounidense y señalan al régimen por sus dificultades.
***“El comunismo es un sistema fallido”, afirmó el presidente de EE.UU., Joe Biden, cuya administración estudia opciones para restablecer el servicio de internet que fue suspendido por el gobierno cubano para frenar las protestas.
Expediente Público
Manuel Cuesta Morúa siempre ha generado resquemor entre sus amigos opositores por ser “demasiado optimista” y ahora tiene razones para creer que tiene razón para serlo. Este activista opositor, licenciado en Historia y coordinador de la Plataforma Nuevo País, ve las protestas del pasado domingo 11 de julio con “esperanzas y energía viva” y asegura que “la rebelión no ha sido aplastada”.
En una entrevista con Expediente Público, desde La Habana, con dificultades propias del corte del servicio de Internet y redes sociales que ha impuesto el régimen, Cuesta Morúa, de 59 años, cree que el domingo se abrió “un camino de esperanza para el cambio democrático más temprano que lo tarde que muchos imaginamos”.
Cuesta Morúa fue detenido el domingo 11 de julio por agentes de seguridad cubano y estuvo en detención por 24 horas.
El activista describe la situación de la isla en “una tensa calma, aunque hay algunos conatos de protesta en localidades muy específicas, barrios en las afueras de la ciudad, barrios marginales”.
“El gobierno ha desplegado una racha de detenciones alrededor de cinco mil personas han sido contabilizadas hasta ahora que han sido detenidas en las últimas 24 o 48 horas para llevarlas a declarar en un juicio sumario, eso se acaba de anunciar. Pero se mantiene en el país la esperanza y la energía viva que despertaron esta jornada de protestas del 11 de julio que fue en más de 50 ciudades”, señala Cuesta Morúa, quien también es portavoz del grupo político Partido Arco Progresista.
Lea además: Protestas en Cuba: “La gente ha dicho basta”
El régimen de la isla sorprendió el miércoles 14 de julio al anunciar el levantamiento de restricciones de importación y la exoneración de impuestos a alimentos, artículos de aseo y medicinas por parte de los viajeros cubanos que eran sometidos a feroces revisiones, confiscaciones de sus productos y altos aranceles de importación.
Para Cuesta Morúa, la decisión de las autoridades cubanas “ha sido tomada como una primera victoria”.
“Lo que sucede es que estas medidas que el gobierno acaba de tomar ya habían sido solicitadas por muchos autores de la sociedad civil con el propósito de que se estableciera un corredor humanitario como respuesta a la crisis de la pandemia, que se combina con la crisis de alimentos reforzada desde varias perspectivas: de alimentos, una crisis de seguridad alimentaria inmensa, de recursos, de abastecimientos, aunado a un apartheid económico que estableció el gobierno cubano a partir del nuevo ordenamiento de la economía cubana”, explica el activista.
“De modo que esta concesión ha sido tomada como una primera victoria y una demostración que la presión ciudadana funciona”, subraya Cuesta Morúa.
El análisis de este opositor señala que la manifestación masiva ha mostrado “que la gente tiene claro que no fueron unas protestas del hambre y de las necesidades sino también unas protestas de la libertad y que esto no debe enmascarar la necesidad de demandas de más apertura política, de reformas fundamentales que respeten el derecho a la libertad de expresión, de asociación, y todas las libertades democráticas y fundamentales que se han venido solicitando y pidiendo durante muchos años en Cuba”.
Lea también Cubanos salen a las calles exigiendo vacunas, libertad y fin del comunismo
“La rebelión no está aplastada”
-“¿La rebelión continúa? ¿No ha sido aplastada?”, le consultó Expediente Público.
“No está aplastada. Definitivamente no está aplastada”, sentencia categóricamente.
Cuesta Morúa recuerda que Cuba es “un estado totalitario” y la rebelión y las protestas masivas no pueden ser organizadas con éxito como se hace en sociedades que aunque sean autoritarias, tienen espacios para organizar protestas sociales.
Para este dirigente opositor “estas protestas sociales espontáneas fueron lo mejor que ocurrió porque permitió lo que no habría permitido propuestas organizadas: que en más de 50 ciudades y pueblos se expresara gente pidiendo libertades, entonando Patria y Vida, y demandando cambios fundamentales”.
“Esa rebelión que viene desde abajo sucede por primera vez en la historia de Cuba, que simultáneamente une en el espacio de demandas a sectores muy diversos, generaciones muy diversas”, señala Cuesta Morúa.
Puede leer: ¿Es posible un nuevo consenso en la política de EE.UU. hacia Cuba?
¿La Seguridad sorprendida?
Una pregunta que muchos se hacen fuera de Cuba es cómo en un estado totalitario como ese, un estado policíaco de control y espionaje, con una Seguridad del Estado omnipresente, no se dio cuenta de las protestas que se estaban gestando.
Cuesta Morúa tiene una explicación: “Fue por el divorcio que tiene la clase política y todas sus instituciones con la realidad del país. Los servicios de inteligencia han dedicado todo su energía y tiempo para los grupos de la sociedad civil, pero no tienen ni han tomado en cuenta toda la información del estado de malestar, del malestar social, del malestar de la cultura para decirlo como un concepto, que existe en Cuba”.
Según el activista, el régimen cubano subestimó la capacidad de la sociedad para responder y sobre estimó su capacidad para mantener todavía el discurso de la revolución.
“(Los funcionarios del régimen) Han vivido durante mucho tiempo de esta realidad alternativa y, por lo tanto, no les llega bien en esa burbuja de la realidad alternativa, la información profunda de la sociedad cubana”, explica Cuesta Morúa.
Según el opositor, otro error del régimen ha sido creer que a los cubanos solo les interesan las demandas de tipo material.
“Esa ha sido una narrativa construida durante mucho tiempo y ellos la han creído fundamentalmente. Nunca han pensado que puede haber una demanda de libertades desde el ciudadano común, desde el fundamento de las bases populares de la sociedad cubana, es por eso que los coge por sorpresa”, sostiene.
Por eso -explica Cuesta Morúa- las manifestaciones se dan en principio no en grandes ciudades como La Habana o Santiago de Cuba, sino en ciudades donde hay un clima de confianza mucho más sólido entre los habitantes de esas regiones: “hablamos de San Antonio de los Baños, donde ahí se conoce por generaciones la gente. Y hablamos de Palma Soriano, que fue uno de los lugares de la región oriental, donde se levantaron. A partir de ahí se genera un contagio que llevó la protesta a más de 50 ciudades y pueblos de todo el país”.
La gente ya no cree en que la culpa es de Estados Unidos
Otro factor que Cuesta Morúa señala es que los cubanos han dejado de creer el discurso de que el embargo económico estadounidense a la isla -el bloqueo, como lo llama el discurso oficial cubano- es el responsable de todos los males de la sociedad isleña.
“Los cubanos ya saben que su principal obstáculo está en el gobierno cubano. Eso lo probaron con mucha claridad después del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos con la administración Obama. Por un lado, desde la administración Obama hubo una oferta a la pequeña y mediana empresa que fue rechazada absolutamente por el gobierno cubano, y eso fue un primer mensaje que tuvieron los cubanos”, señala.
El otro factor que responsabiliza al régimen es la cantidad de impuestos confiscatorios que el gobierno cubano ha establecido para los trabajadores en la pequeña y mediana empresa.
“Si usted quiere estimular la prosperidad inicial de un sector emergente, se supone que usted tenga una política impositiva flexible, los cubanos se dieron cuenta que estos eran impuestos confiscatorios para impedir que se convirtieran en clase media sólida”, señala Cuesta Morúa.
El activista señala un tercer factor y es “el obstáculo a las relaciones familiares”.
“Muchos cubanos iban a Miami, a Lima, iban a Nicaragua o Haití, a hacer grandes compras y el gobierno cubano se las confiscaba en los aeropuertos, no les permitía entrar grandes cargas enviadas por los familiares para generar su propia prosperidad. Todo esto fue una especie de coctel molotov que dio el mensaje de que el principal obstáculo no está en los Estados Unidos, está en Cuba”, advierte.
Para Cuesta Morúa hay un cuarto factor de responsabilidad del régimen y es el de la agricultura.
“Para desarrollar la agricultura en Cuba ciertamente no hace falta los Estados Unidos, solo una política sensata, abierta, flexibilizadora, nos tendría ahora todas las mesas llenas pues se produce en la tierra cubana, todo esto ha llevado al cubano de a pie a tener una claridad de que el obstáculo no está en las políticas de Estados Unidos, sino en la política del gobierno cubano”, afirma.
¿Qué viene en Cuba?
Según Cuesta Morúa, pese a la represión y aparente cese de las protestas, “viene un momento muy interesante para Cuba”.
“La sociedad cubana ha respondido, y en un punto clave que es la quiebra en la confianza del ciudadano en el modelo que representa el gobierno y eso abre unas ventanas amplísimas con cristales muy claros de oportunidad para articular una alternativa que es en lo que estamos trabajando muchos ahora”, señala Cuesta Morúa.
El dirigente opositor recuerda que recientemente fue creado el Consejo para la Transición Democrática en Cuba que une alrededor de 30 organizaciones políticas, de la sociedad civil, activistas independientes, y que tiene el propósito de “desarrollar una agenda para conectar con la sociedad y proponer una serie de pasos, un plan de acción que nos lleve a la democratización, a una democratización estratégica, pensada y ordenada”.
“Ahora se abre una oportunidad inmensa porque el pueblo cubano se ha expuesto. Yo creo que es la hora de trabajar duramente”, dice Cuesta Morúa.
“Yo creo que se abre un camino de esperanza para el cambio democrático más temprano que lo tarde que muchos imaginamos”, subraya.
El internet sigue cortado
Lo que sí sigue ocurriendo en la isla es que el régimen ha cortado el internet móvil, incluyendo las redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, que fueron claves en las movilizaciones del domingo tanto para convocarse como para transmitirse por todo el país y contagiar las movilizaciones.
“Apenas hay servicio de internet móvil por horas y por lugares”, dice Cuesta Morúa.
La entrevista de Expediente Público con el activista sufrió las fluctuaciones del corte del servicio y la señal era irregular.
Precisamente este jueves 15 de julio, la congresista estadounidense por la Florida, María Elvira Salazar, demandó a la administración de Joe Biden proporcionar alternativas de internet a los cubanos para impedir el apagón informativo.
Salazar recordó que los estadounidenses inventaron el internet y saben cómo amplificarla desde el espacio y exhortó a que el gobierno proporcione capacidades de VPN para escapar del sistema de vigilancia chino de internet que utiliza el régimen.
La respuesta vino horas después por parte del presidente Biden.
Dijo en rueda de prensa el mandatario estadounidense luego de un encuentro en la Casa Blanca con la canciller alemana, Angela Merkel.
Biden anunció que EE.UU. estudia si tiene “la capacidad tecnológica” para “restablecer” el acceso a internet a los cubanos, luego que la dictadura cortara el servicio tras las masivas protestas del domingo.