¿Cuál es la conexión china con la pesca ilegal y el daño ambiental en el Atlántico Sur de Argentina?

¿Cuál es la conexión china con la pesca ilegal y el daño ambiental en el Atlántico Sur de Argentina?

* En la última década la pesca china en aguas argentinas aumentó 800%.

** Pesqueros chinos tienen presencia con barcos que portan banderas de terceros países y en los límites de la zona económica exclusiva argentina.

*** La estratégica posición del Estrecho de Magallanes y la Antártida incrementa el interés de Pekín por las costas y aguas argentinas.


Juan Manuel Harán

Especial para Expediente Público

Argentina es un Estado marítimo. La costa argentina tiene una longitud superior a los 5.000 kilómetros de extensión. En cuanto a la superficie del mar argentino, alcanza los 2.804.000 kilómetros cuadrados considerando el Mar Territorial, la Zona Contigua y la Zona Económica Exclusiva (ZEE) hasta las 200 millas náuticas. Si a esto se le suman 2.094.000 kilómetros cuadrados correspondientes a los espacios marítimos en las aguas antárticas, el mismo pasaría a extenderse a un total de 4.898.000 kilómetros cuadrados.

Además, se deben contabilizar los 1.785.000 kilómetros cuadrados desde las 200 millas náuticas hasta el límite exterior de la plataforma continental, en donde el país tiene derechos soberanos sobre los recursos del suelo y subsuelo marítimo.

Un dato de la Armada Argentina en su publicación online “Intereses Marítimos“ es que su territorio en el mar duplica a su superficie terrestre, de 2,78 millones de kilómetros cuadrados.

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De allí la importancia que esta gigantesca masa de agua ocupa en su geopolítica, y por supuesto, en la proyección económica de Argentina sobre la explotación de los recursos naturales que esta zona desarrolla, como los de la pesca, que son cada vez más preciados.

Mercado

Tal como refleja el Banco Mundial, en las últimas tres décadas, la producción mundial de la pesca de captura aumentó de 69 millones a 93 millones de toneladas. Durante el mismo período, la producción mundial de acuicultura aumentó de 5 millones a 63 millones de toneladas.

En este proceso, los ingresos en el mercado de pescado y mariscos, refleja Statista, ascendieron a 676.100 millones de dólares en 2024, mientras se espera que el mercado crezca anualmente un 6.49 % de 2024 a 2029.

En comparación global, agrega la fuente, la mayor parte de los ingresos se generan en China (97.000 millones de dólares en 2024).

Esta es una de las causas que sugieren por qué la presencia de la flota china de aguas distantes- que viene acompañada en menor medida de navíos de Corea del Sur, España, Taiwán o Portugal-, ha venido aumentando drásticamente frente a las costas de Argentina, en especial por afuera de la milla 200, donde termina su ZEE.

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Pesqueros chinos en aguas argentinas

Se sabe que, en la última década, las horas de pesca de la flota china en el límite del mar argentino han aumentado un 800%. Esto se desprende del estudio publicado por el Círculo de Políticas Ambientales, basado en datos satelitales de Global Fishing Watch. El informe, además, revela que el esfuerzo pesquero de estos barcos se multiplicó significativamente, alcanzando casi 470.000 horas en 2022 frente a las 59.204 horas que representaba en 2013, cifras que revelan el crecimiento que estos buques han experimentado a nivel global.

Este fenómeno se ha venido consolidando mientras que a nivel mundial se ha visto un aumento del consumo de productos marinos: en la década del 60 era en promedio de 9 kilos por habitante al año y, en la actualidad, se llegó a un promedio de 20,3 kg/hab por año, mientras que se vislumbra que el consumo puede llegar a 24 kg/hab para 2030, según un estudio de 2017 de la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO).

La imponente y voraz flota pesquera china

Si hablamos de influencia, desde el Parlamento Europeo destacan que la flota de pesca distante de China es la más grande del mundo, y por lo tanto, se entiende que produce las mayores consecuencias en el medioambiente e impactos socioeconómicos en países en desarrollo.

Históricamente, el fuerte aumento de las capturas de China coincidió con la expansión de su flota pesquera de alta mar, que comenzó en 1985 cuando los chinos enviaron sus primeros buques pesqueros de alta mar a África occidental, según el reporte del Parlamento Europeo de 2023.

Evaluaciones recientes sobre su escala, estiman que posee entre 1.600 y 3.400 buques, pero otras fuentes como el think tank Overseas Development Institute (ODI) llevan este número a 16,000 embarcaciones en todo el mundo.

Al mismo tiempo, no hay evidencias que indiquen que el gobierno de Xi Jinping tenga un dominio total de la flota de pesca distante china, aunque hay indicios de que existe una relación directa.

Por ejemplo, datos provistos por el Parlamento Europeo estiman que Beijing subsidia con 2.400 millones de dólares anuales a la flota de aguas distantes que opera en las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE) de otros países, y otros 68 millones de dólares a su flota que opera en alta mar.

Otro dato que también caracteriza a esta flota es que la propiedad de los buques que la componen está muy fragmentada entre muchas pequeñas empresas e incluye buques registrados en otras jurisdicciones internacionales, lo cual da muestra de las irregularidades y la falta de transparencia que se encuentra en este segmento de la pesca mundial.

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Bandera prestada

En el caso de Argentina, The Outlaw Ocean Project registró 64 navíos relacionados a capitales chinos que operan con bandera argentina en la ZEE.

No es un número para nada desdeñable si se tiene en cuenta que actualmente las embarcaciones con permiso de pesca vigente ascienden a 508 a nivel nacional, según el medio especializado Argenports, empleando en forma directa a 25.000 personas y a 100.000 si se incluye el empleo indirecto, como reflejan los datos del Ministerio de Economía argentino.

Para hablar de otro caso concreto, es valiosa la información que suministra el reporte “Panamá presta bandera a los pesqueros más depredadores”, una publicación de insightcrime.org que explica cómo las flotas chinas usan la bandera del país centroamericano gracias a una vieja práctica marítima conocida como “banderas de conveniencia”.

Esto quedó evidenciado, entre otras muchas instancias, cuando en 2020 una flota pesquera china fue descubierta cerca de las islas Galápagos en Ecuador, de la cual 250 naves tenían la bandera de Panamá.

Buques chinos

Cimentando esta tesis, The Outlaw Ocean Project demostró que el Estado y las empresas chinas cuentan con “al menos” 250 buques con abanderamiento de otros países, amén de los más de 3.000 que pescan con bandera de la República Popular China.

La estrategia china, según esta publicación, es aumentar su dominio pesquero mediante el “abanderamiento” e incrementar su presencia en los mares del mundo mientras promete limitar su flota de pesca en aguas distantes.

El caso de Panamá ofrece datos sobre este fenómeno. Mucho del atractivo del país centroamericano proviene de su marco fiscal, que constituye un ambiente favorable para los dueños de barcos por su registro abierto y de bajo costo. Además, permite la inscripción de personas de cualquier nacionalidad, e impone pocas barreras a la edad del barco y ofrece exenciones de impuestos para los ingresos generados por navíos de bandera nacional.

El trabajo de insightcrime.org destaca también que los barcos extranjeros pueden estar registrados a nombre de firmas panameñas, lo que brinda anonimato a los dueños de navíos. Esto puede permitirles evadir sanciones, pues las flotas pueden estar registradas con múltiples empresas, una práctica conocida como “barcos asociados”.

Este modelo es lucrativo para Panamá: el citado documento estima que el “abanderamiento” le genera entre US$125 millones y US$150 millones anuales en servicios e impuestos. Y destaca que solo los registros implicaron ingresos por cerca de US$ 87,3 millones en 2021.

Pero la falta de transparencia en el negocio de la pesca no es un asunto que comprometa solo a China, sino que involucra a otros jugadores, en su mayoría europeos, que también operan con flotas en aguas distantes. La ONG Oceana, por ejemplo, denuncia la depredación producida por barcos de Portugal, Grecia, España e Italia frente a las costas africanas “con total opacidad”.

Pesca ilegal no declarada: una amenaza

Durante la temporada alta de pesca, de enero a julio, unos 400 buques se acercan año tras año a la ZEE argentina.

Siendo que la pesca es una importante fuente de exportaciones para el país sudamericano, particularmente en productos como el calamar (Illex argentinus) y la merluza, la pesca irregular disminuye las capturas destinadas al mercado internacional, lo que se traduce en menores ingresos por exportaciones.

Los barcos extranjeros que pescan sin licencia dentro de la zona exclusiva y a pocos kilómetros del área exterior de dicha zona capturan alrededor de un millón de toneladas por año.

En base a ese volumen, estiman que esta práctica representa pérdidas de alrededor de US$ 2.000 millones anuales en ventas de pescado y marisco, según el informe global de la Financial Transparency Coalition (FTC) de 2022.

Para tener una referencia, en base a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina el valor total de las exportaciones del sector pesquero en Argentina en ese año ascendió a 1.823 millones de dólares, es decir, un 10% por debajo de las pérdidas estimadas.

Cifras aumentan

Pero hay cálculos, como los que realizan otros organismos como el Observatorio Malvinas Argentina de la provincia de Río Negro, que ubican las cifras en 20.000 millones de dólares, si se suman las más de un millón ochenta mil toneladas anuales que son capturadas por buques chinos, coreanos, españoles y taiwaneses.

Como se desprende de estas cifras, esta actividad irregular disminuye drásticamente la recaudación fiscal proveniente de impuestos y derechos sobre la producción y las exportaciones pesqueras legales, además de los costos asociados a la lucha contra esta actividad.

Este es un tema del cual alerta Sergio Almada, coordinador del Equipo Interdisciplinario para el Control de los Espacios Marítimos y Recursos (EICEMAR), oficial superior la Prefectura Naval Argentina (PNA) e investigador independiente especializado en crimen marítimo.

Argentina pierde

El experto coincide en que la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (INDNR) afecta los intereses de Argentina, no solo en lo económico sino en su soberanía. El hecho de que estas flotas estén tan cerca del límite de la milla 200 “genera una amenaza permanente de ingreso, ante lo que se debe vigilar los 365 días del año. La Prefectura desgasta sus medios en esos patrullajes”, explicó Almada.

Sobre los gastos involucrados, en 2020 la PNA cobró 86 millones de pesos argentinos (poco menos de 90 mil dólares) a dos navíos que habían ingresado a la ZEE, uno portugués y uno chino, en concepto de multa.

“Tenemos que pensar que el problema es que estén ahí, que el problema no pasa por los ingresos a la ZEE, que suceden muy poco y están bastante controlados hace tiempo”, dijo Almada a Expediente Público.

“El problema es que estén ahí durante meses sin ingresar a puerto, haciendo trasbordos en altamar de sus recursos a través de buques frigoríficos y reefer [contenedores frigoríficos] que retiran su carga, haciéndose de combustible y víveres sin acercase a ningún puerto y capturando las mismas especies que pesca nuestra flota nacional, pero sin ningún plan de manejo y sustentabilidad”, agregó.

Competencia desleal

Así también, desde lo económico las flotas no reglamentadas, al no estar sujetas a los costos de operación, regulaciones y normas ambientales que enfrentan los pescadores legales argentinos, generan una competencia desleal y socavan la rentabilidad de la industria pesquera nacional.

Como cualquier otra actividad no registrada, pone también en peligro la generación de trabajo en blanco y la inversión en el sector. Para Almada, otro grave problema es la afectación de productos en los mercados internacionales, “porque si China tiene muy buena pesca inunda los mercados internacionales con precios poco competitivos para nuestra industria”.

“Asimismo, los subsidios que estos países inyectan en sus flotas de aguas distantes disminuyen los costos operativos, afectando a los empresarios pesqueros argentinos, que, si lo exportan, pierden. Hay una afectación de los intereses nacionales y la economía nacional con recurso que se generó dentro de la ZEE argentina”, describe el especialista.

La falta de Organización Regional

En el artículo, “Escapando del Juego del Calamar en el Atlántico Sudoccidental: Opciones para una Gestión Sostenible de las Pesquerías en Alta Mar”, los expertos Cornell Overfield y Jessica Yllemo explican que “gran parte de alta mar está ahora cubierta por RFMOs para las poblaciones transzonales regionales”. Esto implica que existe cierto acuerdo entre los gobiernos de la zona cercana de proteger la fauna marina mediante una pesca sustentable. Sin embargo, los mismos autores advierten que “el Atlántico sur sigue siendo una laguna evidente”.

Según explican, las disputas territoriales, como la de Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas, han obstaculizado la cooperación internacional, dando lugar a que flotas pesqueras extranjeras, principalmente de China, Corea del Sur, España y Taiwán, exploten estos recursos de manera intensiva, muchas veces, como se ha visto, operando justo fuera de las zonas económicas exclusivas (ZEE) de los países costeros.

Como ejemplo, Overfield e Yllemo explican que «la última víctima ha sido la Comisión de Pesca del Atlántico Sur (CPAS), un foro para el intercambio de datos del que el gobierno de Alberto Fernández se retiró en 2020 como parte de su línea más dura en el conflicto por las Malvinas”.

Disputas territoriales y falta de gobernanza

Si bien aclaran que “a finales de septiembre de 2024, Argentina y el Reino Unido firmaron un acuerdo para restablecer el intercambio de datos pesqueros, lo que quizá indique que los cambios administrativos han abierto la puerta a soluciones prácticas para los problemas pesqueros regionales”.

“Debido a la escasa recopilación e intercambio de datos, los expertos del Centro de Análisis Naval no están seguros de que el actual nivel de pesca sea sostenible, especialmente en el caso del Illex argentinus -calamar de aleta corta argentino-, que convierte a la región en la mayor pesquería de cefalópodos del mundo”, explican en su trabajo para el Centro de Análisis Naval.

Overfield e Yllemo sostienen que “el Atlántico Sur enfrenta una crisis de gobernanza pesquera” y advierten que «sin acciones concretas, los recursos clave, como el calamar argentino, podrían colapsar, afectando la biodiversidad y las economías locales”.

Un paso estratégico y militar

Como explica a Expediente Público el profesor Fabián Calle, académico argentino que integra la universidad UCEMA y el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), actualmente Estados Unidos le presta mucha atención al Atlántico Sur, por la Antártida y por los pasos naturales estratégicos, “que son los únicos lugares por donde pueden pasar los portaaviones nucleares, porque por el Canal de Panamá no caben”.

“Esto se ve en los informes de inteligencia o geopolíticos, de Estados Unidos, que antes estaban muy enfocados en México, Colombia, Venezuela y el Caribe. Esa era la periferia en la que ellos más se centraban, mientras que luego venía la zona andina, y después el Cono Sur”, asegura el académico.

Pero el escenario cambió. Por una parte, en estos últimos 20 años China viene construyendo sus intereses propios en la región Patagónica, como la base de estudios científicos de la provincia de Neuquén, las represas Cóndor Cliff y La Barrancosa, en Santa Cruz, que buscan reiniciar su construcción (están paradas desde enero de 2024), además de capitales en la industria de la pesca, entre otros.

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Yacimientos de aceite y gas

Por otro lado, la ubicación estratégica en Neuquén del yacimiento Vaca Muerta (importante reserva global de shale oil y shale gas), genera una cantidad de proyectos en la zona que atraen a variados jugadores internacionales y potencian inversiones en ferrocarriles (como el tren norpatagónico), y en definitiva, en iniciativas relacionadas al proyecto del corredor bioceánico.

Además, la presencia china en Perú, con el Puerto de Chancay, construido y financiado por China con intervención de la empresa COSCO Shipping, recientemente inaugurado por el propio Xi Jinping en el marco de la cumbre de la Cooperación Asia Pacífico (APEC), marca también el “momentum” que se está viviendo sobre los océanos Pacífico y Atlántico.

Así, el país andino se posiciona como la ventanilla más competitiva para hacer trading entre América del Sur con Asia, por ofrecer servicios de transporte marítimo más baratos y veloces en relación con el Atlántico, como se establece en el estudio “Atacalar en la Nueva Ruta de la Seda” de la Universidad Católica de Córdoba.

Esta investigación de la universidad argentina señala también que se vislumbra un crecimiento de los flujos de importación y exportación de Argentina canalizados a través de Chile. Mientras, el otrora hegemónico puerto de Buenos Aires pierde capacidad operativa desde hace una década, como se informa desde el sitio web especializado Argenports.

La importancia del Estrecho de Magallanes

Otro factor obliga a poner atención en los confines más australes del continente americano: la logística marítima.

Desde la explosión de la pandemia, el mundo del comercio y la industria global están modificándose al ritmo del decoupling de China y el ascenso de nuevos jugadores industriales y de consumo en el Sudeste Asiático y en países como México, que reciben inversión directa extranjera en cifras récord de empresas globales (inclusive de las chinas) como indica El País.

Hoy, es un hecho del análisis financiero que la sequía en el Canal de Panamá y la guerra en Medio Oriente podrían impulsar el flujo marítimo de productos por el Estrecho de Magallanes.

Según un trabajo de Americas Quarterly, el Estrecho de Magallanes se ha vuelto un punto de atención para Estados Unidos ante el aumento de su tránsito marítimo. «En enero y febrero [de 2024], el tráfico se disparó un 25% respecto al mismo periodo de 2023, y un 83% en comparación con 2021, cuando las cadenas de suministro seguían perturbadas por la pandemia», sentencia la publicación.

Por eso, fue muy comentado el proyecto que intentó impulsar China en Tierra del Fuego (la provincia más austral del mundo, ubicada a solo 1,000 kilómetros de la península antártica) a través de la inversión de Shaanxi Chemical Group.

Esta inversión incluía la construcción de una terminal portuaria multipropósito con recinto interno, que permitiría el amarre de embarcaciones de 20.000 toneladas-, y una central eléctrica de 100MW.

Interés de China

Aunque todavía no pudo alcanzar este objetivo, con intentos como este puede vislumbrarse que China busca operar allí un centro logístico que articule sus actividades en la región.

Como dijo a Expediente Público el General de Brigada Oscar Armanelli, decano de la Facultad del Ejército Argentino perteneciente a la Universidad de la Defensa Nacional:

“La propia conformación de un “hub” logístico en Tierra del Fuego, para Argentina, constituye una estrategia geopolítica interna hacia la Antártida. Pero solo podrá construir esa posición si logra mantener una participación en las negociaciones que estarán relacionadas al final del Acuerdo Antártico”.

Las Malvinas en la renegociación de la Antártida

El sur de Argentina presenta varios focos de conflictividad. Además de la creciente presencia China, está el escenario de conflicto permanente con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas, donde Inglaterra emite licencias de pesca para varios países que operan en el Atlántico Sur, además de desplegar fuerzas militares y explotar recursos de su lecho marítimo, según establece el Orinoco Tribune.

Para Armanelli, en este marco, se vislumbra una negociación intensa por la administración de un nuevo Acuerdo Antártico, ante el que se espera más presión de las grandes potencias por hacerse de un lugar mayoritario en la nueva distribución de poder.

En este marco, entiende que Argentina tiene que buscar la colaboración internacional respecto a la composición del nuevo mapa de la Antártida, donde Argentina comparte o tiene superposición de derechos soberanos con Gran Bretaña, pero también con Chile”.

Argentina un obstáculo a la ambición china

Desde una mirada internacional, la presencia de Argentina en la Antártida implica un obstáculo para las grandes potencias. Abreviando sobre esta visión, el profesor Calle comenta: “Recuerdo que una vez le preguntaron a Henry Kissinger, en 1969, ¿qué es Argentina?, y él respondió: “un puñal clavado en la Antártida”.

“Por entonces faltaba mucho para el final del Tratado Antártico, ahora en cambio falta muchísimo menos. Hay quienes piensan que, llegado ese momento, va a ser prolongado, pero yo tengo mis dudas. Obviamente la zona Antártica va a ser disputada por los más poderosos”, concluye el especialista.

La presencia china en el Atlántico Sur refleja su interés estratégico en el Estrecho de Magallanes y la Antártida, regiones cruciales no solo por sus recursos sino también por su importancia geopolítica. Argentina también enfrenta un desafío titánico: proteger sus recursos marinos y su soberanía frente a la creciente presión de una potencia global.

Mientras las aguas del Atlántico Sur permanecen en disputa, la conexión entre China y la pesca ilegal se erige como un símbolo de los complejos problemas que definen la geopolítica y la sostenibilidad en el siglo XXI.