* Durante un foro organizado por el William J. Perry Center en Washington D.C, el embajador y exministro colombiano de Defensa, Juan Carlos Pinzón, advirtió de la profundización de los lazos entre el crimen organizado y gobiernos latinoamericanos.
* El embajador colombiano en Washington cree que el régimen de Daniel Ortega es un claro ejemplo de nexos con el crimen organizado.
Expediente Público
El crimen organizado está ampliando su influencia en toda America Latina y está muy posicionado en Mexico, naciones de Centroamérica e incluso países hacia el sur del continente, alertó durante un foro del William J. Perry Center en Washington D.C. el 9 de marzo, Juan Carlos Pinzón, exministro colombiano de Defensa y actual embajador de su país en Estados Unidos.
“El crimen organizado está ampliando su influencia en toda America Latina. Ya no es solo un problema de Colombia. Están muy posicionados en Mexico, naciones de Centroamérica, incluso países hacia el sur. Cada vez más el crimen organizado está involucrado en trata de personas, tráfico de drogas, minería ilegal, uso ilegítimo de recursos marítimos, etc”, analizó Pinzón.
Durante el V Foro Anual sobre Desafíos de Seguridad en América Latina, el diplomático sostuvo que “el crimen organizado ha penetrado casi todos los gobiernos latinoamericanos en algún tipo de relación, por historia o presencia. Es un grave desafío”, subrayó Pinzón quien fue parte del panel que analizaba el papel de los militares en la seguridad interna de los países.
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El esecialista sostuvo que “el crimen organizado está más fuerte y organizado que nunca y los grupos están por encima de los gobiernos”.
“Los gobiernos latinoamericanos tienen conexiones con la criminalidad, (tienen) relaciones de corrupción y sinergias de actividades con tráfico de drogas”, enfatizó Pinzón.
El exministro también expresó su preocupación por la legalización de los capitales del crimen organizado y el poder que tienen de corromper a la sociedad.
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El caso nicaragüense
Pinzón, quien también es profesor visitante en la Universidad de Princeton en EE.UU, dijo que “tenemos que abrir nuestros ojos y entender que muchas cosas que están sucediendo en America Latina tienen relación con el crimen organizado”.
“Adicionalmente, la competencia global por el poder está conectada con el crimen organizado y tiene el propósito y efecto de debilitar la democracia como la conocemos en el hemisferio”, subrayó Pinzón.
El diplomático citó como un ejemplo dramático la situación actual de Nicaragua.
“La conexión del régimen nicaragüense con los cárteles colombianos es un ejemplo. Además de eso, la movilización inmediata para tener una base rusa en ese territorio. Segundo, hacer un giro para una relación muy estrecha con China. Para el pueblo nicaragüense es una situación desastrosa, con violaciones de derechos humanos”, ejemplificó Pinzón.
Militares y seguridad interna
Pinzón se refirió también al tema del uso de los militares en la seguridad interna y explicó que en el contexto colombiano tuvieron que hacerlo “para enfrentar a la organización terrorista más grande, la más prolífica, con una enorme dotación de fondos, las FARC”.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) eran un grupo guerrillero involucrado en narcotráfico y otra serie de actividades de crimen organizado. En 2016 a través de acuerdos de paz, se logró la desmovilización del grupo considerado terrorista por varios países.
El exministro explicó que el Gobierno de Colombia también tuvo que confrontarse con los herederos de diferentes carteles de droga y también con bandas delincuenciales y grupos paramilitares.
“El tipo de poder que se requería para que un policía pudiera operar indicaba necesidades tácticas, cierto equipamiento, para poder actuar. Mi experiencia es que si necesitas confrontar amenazas, necesitas asegurarte que el Estado tenga las capacidades y habilidades que permitan enfrentar esas amenazas”, insistió Pinzón.
Deficiencias fundamentales
Para la profesora Vanda Felbab-Brown, académica de Brookings Institute y experta en crimen organizado, “la región sufre de deficiencias fundamentales”.
Uno de esos aspectos es que las fuerzas policiales no han logrado superar muchas reformas establecidas existentes gracias a Estados Unidos y otros países.
“Es una insuficiencia de capacidad institucional”, señaló Felbab-Brown. Entre esas carencias están la ausencia de capacitación y la falta de desarrollo de capacidad entre las fuerzas policiales.
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Según la académica, un problema recurrente en América Latina es que la violencia y la criminalidad es mayor en magnitud, en comparación al sudeste asiático por ejemplo, no solo en el tráfico de drogas sino por la mayor violencia registrada en el continente.
“Esas altas tasas de criminalidad y baja capacidad de investigación en las fuerzas policiales hace que se recurra a los refuerzos militares”, sostuvo.
Felbab-Brown puso de ejemplo a Chile y Costa Rica que enfrentan grupos criminales más diversificados y eso explica el aumento de homicidios.
Al respecto, el embajador Pinzón expresó su preocupación de “ver personas que nunca han tenido educación, entrenamiento o capacitación, manejando la seguridad en comunidades enteras a mi país”.
El caso salvadoreño
La política de seguridad del presidente salvadoreño Nayib Bukele también fue parte de los temas discutidos en el panel ante las preguntas del público.
Felbab-Brown sostuvo que “la película la hemos visto muchas veces antes. Lo que hace el presidente Bukele es súper mano dura con esteroides”.
La académica reconoció que Bukele ha logrado bajar la violencia porque ha logrado interrumpir las comunicaciones entre las maras en las cárceles y sus miembros en las calles.
“Esto puede generar un gran apoyo y el presidente se ve muy popular en Centroamérica y ha sido adulado en otros lugares en el continente, por ejemplo, en Ecuador”, reconoció Felbab-Brown.
Sin embargo, la académica advirtió que “tenemos que luchar contra esos flagelos sin violentar los derechos humanos”.
“No debe ser una política violentar derechos humanos”, sentenció.
William Godnick, académico del William J. Perry Center, dijo sobre el caso salvadoreño que “estamos conscientes de la popularidad de este tipo de soluciones”.
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“Hemos visto lo que hace (Bukele), la gente puede sacrificar un poco de libertades por seguridad”, sostuvo Godnick.
Sin embargo, Godnick afirmó que hay que buscar cómo garantizar el debido proceso legal en El Salvador.
Por su parte Pinzón planteó el dilema que “es muy difícil ver que los peores delincuentes de una nación reciben todo tipo de beneficios”,
Pinzón sostuvo que ese giro de enfoques y de lógica sobre la seguridad, está ocurriendo en toda America Latina
“Cuando tienes un dictador, un líder terrorista, que recibe todos los beneficios, ¿qué va a pensar el siguiente delincuente? ¿Querrá lo mismo? No hablo solo de mi país sino a nivel regional”, se preguntó Pinzón.
“Cuando uno trae estos temas a la mesa, eso complica la vida de las instituciones latinoamericanas, el rol de la impunidad básicamente”, señaló.
Sin embargo Pinzón advirtó que “los agentes estatales deben entender que puedan desempeñarse hasta donde permita la ley, pero si se extralimitan, tienen que pagar”.