*Las dificultades que han atravesado los habitantes de la Costa Caribe de Nicaragua incluyen: la barrera lingüística y cultural, el colapso de hospitales, baja accesibilidad a vacunas y una masiva desinformación sobre el tema de la pandemia.
**El Minsa no ha publicado ningún registro sobre la cantidad de fallecimientos, contagios o recuperaciones de Covid-19 en la Costa Caribe.
***El porcentaje de vacunación en esta región es incierto, pero según especialistas puede que sea menor al resto del territorio nacional, debido a la ubicación geográfica de los municipios y a la estigmatización sobre la pandemia.
Expediente Público
Aunque las afectaciones tras la pandemia por Covid-19 fueron evidentes a lo largo de todo el territorio nicaragüense entre 2020 y 2021, la región de la Costa Caribe de Nicaragua, una zona generalmente relegada por el Estado, se enfrentó a una serie de dificultades particulares.
La desatención estatal se ve reflejada a través de la ausencia de un registro sobre muertes y contagiados en esta zona por parte del Ministerio de Salud (Minsa), la poca cantidad de centros hospitalarios, la falta de campañas de concientización en el lenguaje de las comunidades indígenas y afrocaribeñas así como el desconocimiento del porcentaje de vacunados en esta zona (que, en adición, se sospecha es menor al resto Nicaragua.
En noviembre del 2020 esta zona fue fuertemente azotada por dos huracanes (Eta y Iota) que causaron destrozos en toda el área del caribe. Los dos huracanes dejaron en daños y pérdidas económicas por 738.6 millones de dólares, según las estimaciones oficiales presentadas en su momento.
Según un documento de la “Organización de Naciones Unidas para la alimentación y la agricultura” titulado “La República de Nicaragua, llamado urgente de asistencia”, alrededor del 40% de los afectados por los huracanes en Centroamérica eran nicaragüenses, principalmente de los territorios indígenas de la región autónoma de la Costa Caribe Norte, Triángulo Minero, entre otros sectores poblacionales.
Estas catástrofes naturales, que destruyeron los hogares y los centros de empleo de miles de familias caribeñas, ocurrieron simultáneamente a una situación pandémica que estuvo atestada de problemáticas como: barreras de lengua y cultura, escasez de centros hospitalarios, colapsos de los pocos hospitales en la región, bajo porcentaje de vacunación, estigmatización, entre otros.
Precario sistema de salud
Un ejemplo de los colapsos sufridos por los centros hospitalarios lo atravesó el Hospital Nancy Batch u Hospital Nuevo Amanecer en Bilwi, (ubicado en el municipio de Puerto Cabezas, en la Costa Caribe Norte), que mostraba la precariedad de su sistema desde que, afirmó a Expediente Público Limborth Bucardo, miskito e integrante de la organización indígena Prilaka, buscaron ocupar el espacio de los servicios higiénicos para colocar enfermos de padecimientos comunes.
La pandemia empeoró el deterioro de la situación.
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Resulta imposible negar la desatención estatal en la región de la Costa Caribe. El Ministerio de Salud (Minsa) no cuenta con un registro de la cantidad de fallecidos, contagiados o recuperados en el territorio caribeño constató Expediente Público en los informes semanales de la institución.
Lo más cercano a ello fue una nota de prensa del sitio web del Minsa que comunicó el 24 de agosto del 2021, la realización de una “visita de acompañamiento para constatar la atención que reciben las familias en la Costa Caribe Sur”, y que repleta de politización contrasta con los datos compartidos en el Observatorio Ciudadano Covid 19 Nicaragua.
El Observatorio ha documentado el fallecimiento de 266 personas en la zona caribeña y 775 casos confirmados de Covid-19, aunque reconoce las limitantes para obtener información que permita conocer la magnitud real de la crisis sanitaria en esa zona.
La problemática de la barrera lingüística
Otra de las grandes dificultades que se presentan en los centros de salud de la Costa Caribe es la barrera lingüística, pues según indicó a Expediente Público el doctor José Antonio Delgado, experto en salud pública, es imposible brindar atención a los habitantes de comunidades indígenas y rurales si el personal sanitario habla únicamente español.
“Si yo soy médico que habla español y ni siquiera sé que existe el mayangna o el miskito y me voy al hospital de Bluefields a dar consulta, me va a llegar una persona del Tortuguero o de la Cruz de Río Grande y a lo mejor viene de una comunidad que solo habla miskito o mayagna, va a tener dificultades para expresarse conmigo y eso va a ser una barrera”, explicó.
El médico nicaragüense señaló que, en adición, esta barrera idiomática dificulta el acceso al conocimiento sobre el Covid-19 para los pobladores de las comunidades indígenas que no dominan el español, ya que solo un porcentaje muy bajo de los medios informativos sobre la pandemia se encuentra en las lenguas maternas de las comunidades indígenas.
“Los mensajes se mueven en español. Los médicos deberían estar promoviendo un mensaje ‘Lávate las manos’ en mayangna, o en miskito. Pero como no lo conocemos, no nos lo enseñaron. Ni siquiera sabemos dónde se aprende”, expuso.
Si bien la existencia natural de esta barrera idiomática es innegable, resulta indispensable destacar la negligencia por parte del estado, que no se molestó en trabajar por su abolición.
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De igual forma Bucardo aseguró: “una gran parte de la población es indígena miskito, mayangna, afrodescendientes por ejemplo el creol, el garífuna, el rama, en donde se necesita desarrollar campañas en su lengua materna, en donde se explique sobre la realidad de la pandemia. Pero casi no existe eso por parte del Estado”.
La fuerza de la desinformación en la Costa Caribe
El doctor Delgado agregó que, si bien la escasez de información sobre el Covid-19 y su desarrollo en Nicaragua fue una constante para todos los pobladores del país, los habitantes de la Costa Caribe fueron víctimas de una desinformación mayor.
En primer lugar, la falta de medios de comunicación (en español) que masifiquen información sobre el virus SARS CoV 2: “son pocos los canales que entran a la zona del Caribe. Hay zonas del Caribe que incluso ven canales costarricenses”.
Esto, adicional al hecho previamente mencionado sobre la baja difusión de campañas de vacunación y medidas de contención en las lenguas maternas de las comunidades indígenas.
Como consecuencia, muchos habitantes de la Costa Caribe desconocen aspectos importantes sobre el Covid –19 y la gravedad de la enfermedad, lo que los ha conducido a tomar decisiones imprudentes una vez que han presentado síntomas de contagio o tras el fallecimiento de algún familiar.
“Mucha gente moría y sus familias, por ejemplo, y los médicos al morir, los envolvían e hicieron fosas comunes para enterrarlos y los familiares se iban en manadas, les quitaban el cadáver, lo llevaban a su casa y lo velaban. Lo quitaban de la envoltura, lo cambiaban de ataúd y haciéndole la vela común”, explicó Bucardo, quien agregó que esto aceleró el contagio.
Para el doctor Álvaro Ramírez, epidemiólogo nicaragüense, es primordial recordar la “estrategia” de ocultación sobre los datos reales de contagio y fallecimientos por Covid – 19 que ha mantenido el Gobierno de Daniel Ortega y al que no ha sido ajena la Costa Caribe. Este factor dificulta que los pobladores conozcan cuál es el desenvolvimiento real de la enfermedad en la región, incluso más que en la zona central o del pacifico.
El obstáculo de la diversidad cultural
Existe además una barrera cultural que los médicos de las regiones del centro y pacífico no están preparados para enfrentar: “no entendemos por qué la gente allá bebe agua del río. Prácticas de algunas medicinas tradicionales que no se conciben como médicos occidentales, en el sentido de la medicina occidental”, señaló Delgado.
Además, abordó la incomodidad que sienten algunos pobladores de la zona basada en la persona que los atiende en el centro de salud u hospital: “Todavía tenemos en la región, gente que no va al centro de salud porque quien atiende es un hombre y aunque a veces sea una mujer, están acostumbrados a que los atiende la matrona, la partera”.
Otro aspecto importante a mencionar respecto a la cultura de los pobladores de la Costa Caribe es el uso de la medicina tradicional, ya que algunos trataron de curar a sus familiares desde sus hogares a través de remedios caseros o naturales. Por ello, los pobladores acudían a los centros hospitalarios como un último recurso, lo que dificultaba o imposibilitaba su recuperación del virus.
“Aquí la gente usa mucho lo que son las medicinas tradicionales y la gente tenía miedo de ir al hospital porque había mucha incertidumbre. Entonces prefirieron no ir al hospital y usaron las medicinas tradicionales que jugaron un rol muy importante”, aseguró Bucardo.
Nuevamente, no existieron campañas o mensajes que educaran a los habitantes de la Costa y los instruyeran sobre por qué el Covid-19 es una enfermedad que no es adecuado tratar con remedios caseros, lo que desembocó en que algunos pacientes ingresaran con síntomas avanzados al centro hospitalario y finalmente, fallecieran.
Tal es el caso del familiar de Guermina Brown, quien, en una entrevista para Expediente Público, aseguró que la persona contagiada dentro de su hogar falleció tras haber sido tratado con medicina natural sin que esta lograra curar la agresiva enfermedad.
“La verdad que nosotros estábamos tratando en la casa, pero lo que faltaba era llevarlo al hospital, por eso es que él se murió, si hubiera ido rápidamente al hospital hubiera vivido. Con medicina tradicional estuvimos tratando, pero se empeoró más porque era diabético, tenía presión alta y se le complico más”, explicó.
El colapso del hospital regional
Tras la detonación de los rebrotes de Covid-19 en el país, la mayoría de los centros hospitalarios nicaragüenses colapsaron y fueron incapaces de cubrir la demanda de contagiados. El hospital regional Nuevo Amanecer en Bilwi, que desde antes demostraba su precario sistema de salud, sufrió la misma situación.
Según indicó Bucardo, el Covid-19 empeoró el contexto hospitalario. La medida de creación de salas exclusivas para atender el virus, no fue suficiente para cubrir la demanda de personas que necesitaban atención médica.
“La cantidad de oxígeno que tenía el hospital no era suficiente. No llegaba ni al 30% de cobertura. El oxígeno se priorizo a los pacientes graves y aquellos que iban medio grave no eran atendidos. No está capacitado el hospital y venían tal vez pacientes de otros municipios, porque es la cabecera regional de la comunidad”, explicó.
El colapso de este hospital es una prueba de la fragilidad del sistema de salud de la Costa Caribe. “La dificultad del Covid-19 en la Costa Caribe está primero relacionada a la capacidad de los servicios de salud en la Costa Caribe, que no son tan avanzados ni tan disponibles como lo sería en la Costa del Pacífico”, concordó el doctor Ramírez.
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Bajo porcentaje de vacunación
En cuanto al tema de la vacunación, el doctor Delgado explicó que, a pesar de que no es completamente seguro debido a la falta de datos, lo más probable es que el porcentaje de vacunación en la Costa Caribe sea menor que en las demás regiones.
“La parte cultural puede hacer que mucha gente no confíe en la vacuna. Conocen menos, tienen menos información y al tener menos información la gente no se va a vacunar”, desarrolló.
Bucardo señaló que este tipo de rechazo es más común en las comunidades indígenas o zonas rurales.
“Es un tabú. Muchísima gente, principalmente la de la zona rural, se rehúsan a vacunarse porque dicen que ahí viene, la nueva orden mundial, el 666, y etcétera”, explicó. Agregó que esta estigmatización es solo una prueba más de la desinformación tan profunda que existe sobre este tema en la Costa Caribe.
También influye la ubicación geográfica de los municipios de la Costa Caribe. Según el doctor Delgado, un ejemplo de esto es la comunidad indígena Amak que está a ocho horas de Boca de Ayapal, y Boca de Ayapal está a siete horas de Managua.
La movilización hasta ahí es compleja, porque se necesitaría otro tipo de logística, como transporte aéreo. La accesibilidad se convierte en un problema junto a las distancias.
Otra problemática con el tema de la vacunación es la politización que el tema adquirió en la Costa del Caribe, gracias al régimen Ortega Murillo, “el tema de la vacuna fue parte de la campaña electoral por parte del gobierno, se usó mucho el tema de las vacunas para hacer sus propagandas políticas”, señaló Bucardo.
El miembro del movimiento PRILAKA explicó también que en esta región es común el rechazo a las vacunas rusas y a las vacunas cubanas. Por el contrario, la aceptación a las vacunas europeas y americanas es notoria, a pesar de ello, son los inoculantes que menos llegan a la región del Caribe.
Esto quiere decir que, quienes quieren vacunarse no pueden hacerlo porque las vacunas que generan confianza entre la población son insuficientes, mientras que aquellas con las que los habitantes de la Costa Caribe no quieren inmunizarse, son las más numerosas.