*El analista de política exterior china, Parsifal D’Sola, director de la Fundación Andrés Bello, consideró que ese acercamiento con tintes comerciales tiene más bien fines geopolíticos.
** Federico Hernández, analista político salvadoreño, enfatizó que las negociaciones de un posible Tratado de Libre Comercio (TLC) son negociaciones que desde ya carecen de transparencia por parte del Gobierno de Nayib Bukele.
***El economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Ricardo Castaneda, alertó que ese acuerdo comercial beneficiaría a las empresas chinas y no a las salvadoreñas.
Expediente Público
El Gobierno de Nayib Bukele inició de forma “rápida” negociaciones con la República Popular China para firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC), proceso que por ahora deja por fuera a los grupos económicos salvadoreños que demandaron su inclusión. A juicio de algunos analistas este proceso carece de transparencia y se trata de una movida de carácter geopolítico del gigante asiático en la región.
Federico Hernández, analista político salvadoreño, explicó a Expediente Público que cualquier apertura a nuevos mercados siempre es bienvenida, sin embargo, el inicio de estas negociaciones deja muchas “interrogantes en el aire” y están enmarcadas en un proceso poco transparente.
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“Quienes deben ser protagonistas en el diseño y confección de este tipo de tratados son los usuarios. Quienes van a ser impactados para bien o para mal en este caso, son los empresarios de cualquier tamaño. Lo que preocupa es el hermetismo con el que nuestro gobierno siempre maneja estas cosas. De repente un día nos levantamos con que ya no existía el TLC con Taiwán”, señaló Hernández.
El pasado 9 de noviembre, durante un donativo hecho por China para aliviar la crisis económica en El Salvador, Bukele anunció que iniciaron las conversaciones «para firmar lo más pronto posible un TLC entre China y El Salvador».
Estados Unidos, considerada la primera economía del mundo, constituye el principal socio comercial de El Salvador. Los datos del Sistema de Estadísticas de Comercio de Centroamérica (SIECA) muestran que, en 2021 la pequeña nación centroamericana vendió US$1,564.75 millones al mercado estadounidense, mientras que sus exportaciones a China alcanzaron apenas US$74.49 millones.
Para Hernández, cualquier acuerdo comercial con China reviste una “circunstancia compleja” para El Salvador.
“En la medida que China es un gigante económico, tiene un mercado demasiado grande, y es difícil evitar que China agobie al empresario salvadoreño con productos que tienen precios absolutamente risibles y que puedan eventualmente sacar del mercado a los empresarios nacionales. Se dice muy fácil voy a exportar a China, pero es complicado, no es fácil”, enfatizó Hernández.
Intereses geopolíticos de China
El Salvador fue el tercer país centroamericano en romper relaciones diplomáticas con Taiwán. El 21 de agosto de 2018, durante la administración de Salvador Sánchez Cerén dio sus primeros pasos para acercarse a China.
En 2017, antes del rompimiento con Taiwán, El Salvador exportó a la isla US$53.38 millones, mientras que a China lo exportado ese mismo año apenas representó para el país centroamericano US$46.85 millones, según datos del Sistema de Estadísticas de Comercio de Centroamérica.
A los pocos meses de asumir la presidencia, en diciembre de 2019, Nayib Bukele viajó a China para consolidar esos lazos y junto al mandatario chino, Xi Jinping, firmó una serie de acuerdos de «una gigantesca cooperación no reembolsable» que beneficiaría a distintos sectores.
El analista de política exterior china, Parsifal D’Sola, director de la Fundación Andrés Bello, explicó a Expediente Público que esas negociaciones sobre un posible TLC son una “movida geopolítica”.
“Es una forma de presionar a Estados Unidos para obtener beneficios que vayan en pro de los intereses de El Salvador (…) China en su política frente a Latinoamérica buscan minimizar y no verse inmiscuidos en tensiones con Estados Unidos o en la política exterior de Estados Unidos frente a la región”, señaló D’Sola.
Los principales intereses de China en América Latina son de índole económico y eso ha desatado una tensión geopolítica, incluso con el mismo Estados Unidos.
“Para Estados Unidos puede representar un reto geopolítico, incluso una amenaza a la seguridad regional (…) cuando se ve desde el punto de vista local varía muchísimo”, manifestó D’Sola.
TLC beneficiaría a empresas chinas
Pese a la oportunidad que se le presenta a El Salvador de obtener mejores oportunidades comerciales más allá de sus mercados tradicionales, según D’Sola está comprobado que los países que firman acuerdos comerciales con China inicialmente ven un incremento en sus exportaciones, pero después de unos meses regresan al “estándar previo a la firma del TLC”.
“Más allá de un beneficio de relaciones públicas, ya sea para el gobierno local o para China, no tiene un impacto fundamental en los lazos económicos entre ambos países”, insistió D’Sola.
El director de la Fundación Andrés Bello insistió que está demostrado que las actividades y la forma de hacer negocios de las empresas chinas no van en beneficio de la población o el país donde operan.
“Las compañías chinas tienden a adaptarse a las situaciones locales en lugar de pujar por transparencia, eso fue el caso de Venezuela por la falta de supervisión, por la obscuridad en las negociaciones y la falta de institución y Estado de derecho, ahí están los resultados, efectivamente fueron catastróficos”, dijo D’Sola.
El economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Ricardo Castaneda, reconoce que es muy poco lo que El Salvador exporta a China.
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“Un Tratado de Libre Comercio no beneficiaría principalmente a las empresas de El Salvador, sino a las empresas chinas y creo que sobre eso es importante tener presenta lo que sucedió con otros tratados de libre comercio donde El Salvador u otros países de Centroamérica siempre están en desventaja de poder negociar ese tipo de tratados”, dijo Castaneda.
Se necesita transparencia
Al respecto, Federico Hernández expresó que es una iniciativa “poco realista” y para llegar al mercado chino, El Salvador debe ofrecer un “producto muy novedoso”.
“Yo no veo, por ejemplo, a China consumiendo todo el parque cafetero salvadoreño, ellos ya tienen suficiente café. No veo qué tipo de productos salvadoreños puedan competir con la cantidad de productos que de todas partes del mundo están consumiendo los chinos. Lo que sí veo es la posibilidad real de que nuestro país sea inundado con productos chinos, que puedan eventualmente desplazar del mercado a los propios productores nacionales”, manifestó Hernández.
Para que esas especulaciones tengan una respuesta, según Hernández, el presidente Bukele debe dialogar con los sectores económicos del país.
“Lamentablemente no vemos esa transparencia por ningún lado. Todos los Tratados de Libre Comercio que se han firmado a la fecha, hasta la llegada de este gobierno, todos tuvieron como contraparte protagónica al sector privado y es la primera vez que tenemos un gobierno que hace estas cosas a puerta cerrada y lo preocupante es que cuando los políticos hacen estas cosas a puertas cerradas, es que suelen equivocarse de manera grave”, insistió Hernández.
Gráfico Las prebendas de China a El Salvador
De los países que en Centroamérica mantienen relaciones diplomáticas con China, Costa Rica firmó el 8 de abril de 2010 su propio TLC con el gigante asiático, mientras que Panamá lo hizo el 12 de junio de 2018.
D’Sola insiste que a la vista de las negociaciones que iniciaron en El Salvador se necesita una institución local que “vele por los intereses de la población” para que haya transparencia en el manejo de los fondos.
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“Eso perjudica a cualquier potencial competidor internacional o local que desee participar de esos potenciales proyectos, porque todo esto se negocia Estado a Estado, detrás de puertas no hay un espacio para la participación de otros actores y China, sin duda, va a ver eso como una oportunidad para la participación de sus propias empresas”, dijo D’Sola.
¿TLC a cambio de qué?
Tras la visita de Bukele, la potencia asiática ofreció todo tipo de proyectos a El Salvador incluido un estadio y una biblioteca.
A inicios de noviembre, en un evento en Madrid el vicepresidente salvadoreño, Félix Ulloa, en declaraciones a Bloomberg, dijo que China ofreció comprar la deuda externa del país centroamericano.
“China ofreció comprar toda nuestra deuda, pero debemos andar con cuidado”, dijo el vicemandatario.
La administración de Bukele intenta reorganizar su deuda externa y actualmente, cuenta con alrededor de US$670 millones de dólares en bonos con vencimiento el 24 de enero de 2023.
Inicialmente debía pagar US$800 millones en enero, pero tras un proceso de reventa de los bonos, solo logró obtener US$133 millones, que representa el 16% de su deuda, por lo que todavía debe conseguir US$666.9 millones.
A septiembre de 2022, la deuda externa salvadoreña ascendía a US$11,470.42 millones, según estadísticas el Banco Central de Reserva de El Salvador.
El pasado 8 de noviembre, sin embargo, el ministro de Hacienda, Alejandro Zelaya, negó conocer que China haya ofrecido comprar la deuda externa de El Salvador, como lo dijo el vicepresidente Ulloa a la agencia especializada en noticias económicas Bloomberg.
“Eso es gravísimo, China ya ha comprado en Asia y en África deudas externas y lo que ha hecho prácticamente es quedarse con esos países en sus manos. Que el vicepresidente haya dicho eso y luego haya tenido que salir a desmentirlo a mí me preocupa, porque tenemos un gobierno que lamentablemente no se ha caracterizado por el manejo veraz de su narrativa política y económica”, manifestó Hernández.
Para Castaneda, es importante tener presente que la situación financiera de El Salvador sigue siendo complicada.
“Tiene compromisos de pagos de deudas que tiene que hacer en los próximos años y por eso la importancia de poder establecer reformas fiscales integrales que permitan mejorar la actual situación”, puntualizó.
El Salvador tiene poco que ofrecer
La Corporación de Exportadores de El Salvador (Coexport) reconoció a través de un comunicado que un posible TLC con China representa una oportunidad, debido a que el “comercio puede verse beneficiado” y en particular las exportaciones. No obstante, es reto dado que los productos que exporta el país centroamericano “realmente son pocos”.
El Salvador exporta principalmente azúcar, café, desechos y desperdicios de aluminio, algunos artículos de confección y textiles, asegura la Coexport.
“Debe considerar seriamente nuestras asimetrías para no dejar en desventaja a nuestro sector productivo, más aún es buscar cómo fomentar nuevas inversiones que permitan fabricar productos que ingresen a dicho continente u otros mercados”, refirió la Corporación de Exportadores de El Salvador.
Para la Coexport no se debe descuidar los mercados naturales de El Salvador que son Estados Unidos y Centroamérica.